jueves, 18 de diciembre de 2025

El peso frena racha ganadora, rebota el petróleo y retroceden las bolsas.

Monedas de un peso mexicano y dólares estadunidenses en imagen de archivo. 
Foto Cuartoscuro   Foto autor
Clara Zepeda
17 de diciembre de 2025 16:55
Ciudad de México. Tras cinco ganancias consecutivas y dos de ellas con cierres por debajo de los 18 por dólar, el peso mexicano cedió ante su similar estadunidense al ubicarse en 18.0154 por dólar spot, lo que implicó una depreciación diaria de la moneda nacional de 0.36 por ciento.
Este miércoles, la divisa mexicana fue presionada por el fortalecimiento del dólar, debido a las comprás internacionales que se dieron por las dudas sobre el camino que seguirá la Reserva Federal (Fed), previo al dato de inflación de Estados Unidos este jueves y a casi dos semanas de cerrar el año.
Asimismo, el tipo de cambio en México, que operó entre un máximo de 18.0500 unidades y un mínimo de 17.9740 unidades, espera que este jueves el Banco de México (BdeM) recorte la tasa de referencia, la que determina el costo del crédito al que se financian empresas y personas, un cuarto de punto porcentual, hasta 7 por ciento.
La inesperada subida en la tasa de desempleo en Estados Unidos apuntala los síntomas de debilidad en el mercado laboral estadunidense. Ahora el mercado espera el IPC de Estados Unidos. Los analistas prevén un repunte del 3.1 por ciento, un nivel que reduciría el margen para recortes adicionales de las tasas de interés.
Así, el índice DXY, que mide el comportamiento de la moneda estadunidense frente a una canasta de seis divisas internacionales, avanzó 0.24 por ciento, a 98.03 unidades, lo que también se reflejó en la depreciación del 83 por ciento de las divisas emergentes, según datos de Monex.
Este jueves será para los bancos centrales de Inglaterra, la Unión Europea, Japón y México que darán a conocer sus últimas decisiones de política monetaria del año.
Petróleo rebota
El correctivo del martes en el mercado del petróleo provocó nuevos mínimos en el barril de Brent y del WTI muy por debajo de los 60 dólares, en previsión del impacto que tendría un eventual fin de la guerra en Ucrania.
En la jornada de este miércoles, el precio del crudo rebotó, con la escalada de tensión entre Venezuela y Estados Unidos como principal catalizador alcista.
El precio del barril de Brent del mar del Norte, para entrega en febrero, subió 1.29 por ciento, hasta los 59.68 dólares. Su equivalente estadunidense, el barril de West Texas Intermediate (WTI), para entrega en enero, subió 1.21 por ciento, hasta los 55.94 dólares.
No está claro cuántos petroleros se verán afectados, cómo impondrá Washington el bloqueo y si Donald Trump recurrirá a la Guardia Costera para interceptar buques como hizo la semana pasada.
La medida estadunidense elevó la tensión geopolítica, por lo que diversos commodities retomaron su movimiento alcista del año (oro, plata y platino). El oro ganó 0.90 por ciento, a 4 mil 371.20 dólares la onza. La plata subió 0.84 por ciento y el platino, 2.29 por ciento.
A mitad de la semana, los mercados accionarios de Estados Unidos y México cotizaron con pesimismo ante una toma de utilidades, principalmente en empresas relacionadas con distintas partes de la cadena de inteligencia artificial, tras algunas noticias corporativas y la continua aparición de nuevos competidores, en Estados Unidos.
Por su parte, el Nasdaq retrocedió 1.81 por ciento, a los 22 mil 693.32 enteros; el S&P 500 retrocedió 1.16 por ciento, a 6 mil 721.51 puntos y el Dow Jones cayó 0.47 por ciento.
El Índice de Precios y Cotizaciones (IPC) terminó la jornada con una contracción de 1.14 por ciento, alcanzando una racha negativa de tres sesiones, para cerrar hasta los 62 mil 511.80 puntos.
Entre las 35 emisoras que integran el índice, 25 cerraron en terreno negativo, destacando los retrocesos de La Comer, Gentera y Kimberly, mientras que GAP, Alsea y Peñoles registraron los avances más relevantes.

Lula amaga con romper pacto entre Mercosur y la UE si no se firma
Luiz Inácio Lula da Silva, presidente de Brasil. Foto Afp / Archivo Foto autor
Reuters y Xinhua
17 de diciembre de 2025 17:53
Brasilia. El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, advirtió este miércoles que si el acuerdo de libre comercio entre el Mercosur y la Unión Europea (UE) no se aprueba “ahora”, no se hará “mientras sea presidente”.
“Ya les avisé: si no lo hacemos ahora, Brasil no hará ningún otro acuerdo mientras yo sea presidente”, sostuvo.
“Voy a Foz do Iguaçu con la expectativa de que digan ‘sí’ y no digan ‘no’, pero si dicen que no, vamos a ser duros de aquí en adelante con ellos”, agregó Lula durante una reunión de balance anual con sus ministros.
“El dato concreto es que nosotros, desde Brasil y desde el Mercosur, trabajamos mucho para aceptar ese acuerdo y transmitir una idea en este momento en el que hay un presidente de Estados Unidos que quiere debilitar el multilateralismo y fortalecer el unilateralismo”, subrayó.
Según Lula da Silva, el acuerdo serviría “para mostrar al mundo que una población de 722 millones de habitantes y un PIB de 22 billones de dólares estaban haciendo un acuerdo para defender el multilateralismo”.
Italia se sumó este miércoles a Francia al solicitar aplazar el tratado comercial entre ambos bloques, cuya firma Brasil pretende que tenga lugar durante una cumbre el sábado en la ciudad brasileña de Foz do Iguaçu.
También este miércoles, la UE alcanzó un acuerdo provisional para establecer controles a las importaciones de productos agrícolas resultantes del pacto con el Mercosur, lo que podría satisfacer algunas quejas de los críticos del acuerdo, según comentó la presidencia danesa.
La UE y el bloque formado por Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay concluyeron en diciembre las negociaciones para crear el mayor acuerdo comercial de la historia de la UE en términos de recortes arancelarios, unos 25 años después de que se iniciaron las negociaciones.

FIFA repartirá sólo 5% de su botín
Rumbo al Mundial 2026
▲ Ante el repudio por los altos costos de las entradas, Gianni Infantino busca atajar los reclamos con el anuncio de las remuneraciones para el torneo de 48 selecciones.Foto Xinhua
Erendira Palma Hernández
Periódico La Jornada   Jueves 18 de diciembre de 2025, p. a10
Una cifra récord de 727 millones de dólares serán repartidos como parte de los premios económicos del Mundial 2026, donde al menos por participar en la primera ronda cada selección tendrá asegurada la cantidad de 10.5 millones de dólares, mientras el campeón recibirá 50 millones. El anuncio llega justo después de una ola de críticas en contra de la FIFA por parte de los aficionados debido a los altos costos de los boletos para el primer certamen de 48 selecciones.
Si bien la FIFA se ufana del monto histórico en premios, las cifras son lejanas respecto de los 11 y 14 mil millones de dólares que el organismo espera generar por el Mundial en México, Estados Unidos y Canadá –que retendrá casi en su totalidad el organismo–, el doble de los 5 mil 700 millones que obtuvo en Qatar 2022, de acuerdo con reportes del propio organismo.
Las ganancias que tiene proyectadas el ente dirigido por Gianni Infantino se basan en el pago por los derechos de televisión, patrocinios, así como por la venta de boletos, los cuales han sido señalados de tener costos elevados que van desde 60 dólares (mil 77 pesos) para la fase de grupos hasta 6 mil 730 dólares (125 mil 960 pesos) para la final, aunque esas cifras han cambiado por una tarifa dinámica.
Pese a la cifra récord, el monto de los premios que entregarán en la Copa 2026 se queda por deba-jo de lo que se otorgó en el Mundial de Clubes 2025, donde se repartieron mil millones de dólares y el Chelsea se llevó 125 como campeón del certamen.
Sin embargo, la cantidad que se entregará el próximo año es muy superior a los 110 millones de dólares que se repartieron en el Mundial Femenil de Australia-Nueva Zelanda 2023.
El organismo rector del fut-bol detalló que de los 727 millones de dólares aprobados por el Consejo de la FIFA, 655 serán repartidos como parte de los premios entre los 48 participantes. La cifra representa 50 por ciento más en comparación con los 440 millones que se otorgaron en Qatar 2022, donde el monarca Argentina se embolsó 42 millones, al tiempo que se entregaron 9 millones a los equipos en la fase de grupos, más 10 mil dólares para cada futbolista por día.
Ahora, sólo por clasificar al Mundial, la FIFA dará a cada federación un millón 500 mil dólares para cubrir gastos de preparación, mientras los países que culminen entre los puestos 33 y 48 recibirán nueve millones de dólares. Esto significa que todas las federaciones participantes tienen garantizados al menos 10.5 millones de dólares.
Los equipos que terminen entre los lugares 17 y 32 recibirán 11 millones, mientras los puestos del 9 al 16 ganarán 15 millones. El organismo rector del futbol mundial también entregará 19 millones de dólares a quienes terminen entre los peldaños 5 y 8.
Los semifinalistas recibirán 27 millones de dólares, al tiempo que el tercer lugar se llevará 29, mientras el subcampeón obtendrá 33.
El Tricolor buscará mínimo 19 millones de dólares
Así, en caso de que la selección mexicana alcance al menos los octavos de final, instancia que había sido su límite hasta antes del Mundial pasado, donde fue eliminada en la fase de grupos, podría recibir por lo menos 15 millones de dólares. Si logra avanzar a cuartos de final, la ronda que ha sido la meta del Tricolor desde 1986, podría obtener unos 19 millones de dólares.
“Ojalá que la selección obtenga una buena participación y los recursos que gane los destine en la fuerzas básicas, que mire hacia el futuro”, dijo Rafael Lebrija, ex directivo del futbol mexicano.
“Con los precios que están cobrando, al menos se beneficia un poco a los equipos, lo importante es que ese dinero se aproveche y se invierta en fuerzas básicas, instalaciones y buenos sueldos para los preparadores”, agregó Emilio Maurer, quien fuera integrante de la Federación Mexicana de Futbol.

Récord en la importación de granos, revela el GCMA
Hasta noviembre suman 43.6 millones de toneladas
Braulio Carbajal
Periódico La Jornada   Jueves 18 de diciembre de 2025, p. 12
Entre enero y noviembre de 2025, México registró importaciones por 43 millones 600 mil toneladas métricas de granos y oleaginosas, un nivel sin precedente desde que existen registros, revelan datos oficiales recopilados por el Grupo Consultor de Mercados Agrícolas (GCMA).
Dicha cifra, revela un reporte del organismo privado, es 2 por ciento superior a los 42 millones 700 mil toneladas reportadas en el mismo periodo del año pasado. Este volumen consolida a México como el segundo importador mundial de granos y oleaginosa, sólo por debajo de China.
No obstante, el valor total de las importaciones disminuyó 4.9 por ciento, reflejo de un entorno de menores precios internacionales, particularmente en maíz, frijol y trigo.
El principal producto importado por México fue el maíz, con 22 millones.400 mil toneladas en los primeros 11 meses del año, un récord que además es 2.2 por ciento superior a los 21 millones 900 toneladas del mismo lapso de 2024.
En este rubro, México se posiciona como el importador número uno a nivel global de maíz amarillo y blanco, condición que subraya la relevancia estructural de este grano en la dieta y en la producción pecuaria nacional.
Destaca el incremento de 310.7 por ciento en las importaciones de maíz blanco, que pasaron de 216 mil toneladas en 2024 a 887 mil toneladas en 2025, consolidando la dependencia externa para el consumo humano directo. Por su parte, el maíz amarillo registró una ligera contracción de 0.8 por ciento, asociada a ajustes en la demanda del sector pecuario.
“El récord de importaciones observado a noviembre de 2025 confirma que la seguridad alimentaria de México depende crecientemente del mercado internacional, más que del fortalecimiento de la producción nacional”, indicó Juan Carlos Anaya, director general del GCMA.
Mayor dependencia
Explicó que sin un cambio estructural en la política agroalimentaria que impulse productividad, competitividad, acceso a tecnología, financiamiento e infraestructura, el país continuará profundizando su dependencia externa, particularmente en maíz, granos forrajeros y oleaginosas, con impactos directos en la estabilidad del abasto, los precios internos y la seguridad alimentaria nacional.
En los demás granos y oleaginosas destaca que el trigo panificable mostró estabilidad en volumen, aunque su valor disminuyó 6.8 por ciento, en línea con la corrección de precios internacionales; el sorgo presentó un crecimiento extraordinario, con importaciones que pasaron de 33 mil toneladas en 2024 a 914 mil toneladas en 2025, impulsadas por una mayor demanda del sector pecuario.
La soya en grano disminuyó 4.5 por ciento en volumen y 12.3 por ciento en valor, mientras en pasta aumentó 14.8 por ciento en volumen, confirmando la dependencia estructural de insumos proteicos importados; en tanto, el aceite de soya mostró una leve contracción en volumen (0.8 por ciento), aunque su valor aumentó 12.5 por ciento, y el arroz se mantuvo prácticamente sin cambios en volumen, pero su valor cayó 22.1 por ciento.
Un caso particular es el del frijol, cuyas importaciones cayeron 32 por ciento al pasar 388 mil toneladas a 261 mil toneladas.

El clivaje de la despoblación
En México, la tasa nacional promedio en 2024 es menor a 1.5 hijos. Por tercer año consecutivo el número absoluto de recién nacidos ha descendido. Foto Cuartoscuro Foto autor
Ilán Semo/ I
18 de diciembre de 2025 00:02
Es raro observar que un libro de sociología devenga un best seller. Paul y Anne Ehrlich lo lograron en 1968. The Population Bomb (La explosión demográfica) vendió 3 millones de ejemplares en cinco años de circulación. El texto comienza con una advertencia que, en la época, fijó percepciones sociales, climas intelectuales y científicos y políticas de Estado: “La batalla por alimentar a la humanidad está perdida. En los años setenta, el mundo atravesará por hambrunas devastadoras; millones de gentes morirán por falta de alimentos”. 
Los Ehrlich llegaban a conclusiones severas: India colapsará, Inglaterra desaparecerá en el año 2000, la esperanza de vida en Estados Unidos descenderá a 42 años. En 1972, el Club de Roma predecía –en el informe sobre Los límites del crecimiento– que, si la explosión poblacional mantenía su crecimiento, se agotarían en un par de décadas las reservas mundiales de oro, cobre, plata, mercurio y petróleo. 
De las cifras demográficas derivaba explicaciones (hoy inverosímiles) sobre el origen de la pobreza, la naturaleza de las guerras y las dictaduras políticas. Robert McNamara, antiguo secretario de Defensa de los presidentes Kennedy y Johnson, podía afirmar, desde el Banco Mundial: “En múltiples formas, el crecimiento desaforado de la población representa un peligro mayor que las armas nucleares”. 
Fue también él quien dispuso de cientos de millones de dólares para implementar políticas de control de natalidad alrededor del mundo. A medio siglo de distancia, todas estas predicciones fantásticas se multiplican como imágenes pasadas y ruinas de una tentación apocalíptica. La explosión demográfica de la segunda mitad de siglo XX no sólo no acabó con la humanidad, sino que la llevó a encontrar caminos insospechados para perseverar. 
Hoy, la impresión que dan las grandes metrópolis es que el crecimiento de la población continúa. Las muchedumbres se agolpan, la gente se hacina. Cierto, pero en términos estadísticos es sólo una impresión. Y, además, está equivocada. En los últimos dos años, los demógrafos han detectado un fenómeno extraño e inesperado: por donde se le vea, el planeta está en vías de su despoblamiento. Nicholas Eberstadt estima que es un viraje tan global y severo que el mundo está ingresando en un nuevo periodo de la humanidad: la era de la despoblación. 
Nadie lo vio venir, llegó de manera silenciosa y está progresando a pasos acelerados. Afecta a los países más ricos y también a los más desfavorecidos. Más que una tendencia general es una realidad generalizada. Según las estadísticas de la ONU, en 2015 la fertilidad femenina disminuyó a nivel global a la mitad de la cifra de tres décadas antes. Y la mayor parte de la población actual vive hoy en áreas donde las tasas de mortalidad son mayores que las de la natalidad. 
Acaso Eberstadt se equivoca cuando afirma que la humanidad no tiene memoria de un acontecimiento similar. La conquista española liquidó a más de 60 por ciento de la población indígena en la región del Anáhuac. La peste del siglo XIV redujo a menos de la mitad de sus habitantes a los pueblos de Europa central. El holocausto exterminó, por lo menos, a 45 por ciento de las comunidades judías, una cifra que aún no se ha recuperado. La diferencia es que hoy son las mujeres mismas las que han decidido reducir su deseo de procrear. 
Las cifras son asombrosas. Para mantener el equilibrio poblacional, se requiere que cada mujer de una sociedad tenga, por lo menos, 2.1 hijos. En el Lejano Oriente, Japón está 40 por ciento por debajo de esa tasa; China 50 por ciento; Taiwán, 60 por ciento y Corea del Sur, ¡65 por ciento! Esto significa que su número absoluto de habitantes ya está disminuyendo. En el Sudeste Asiático, las cifras son similares. El caso mas impactante es el de India, con una tasa de reemplazo ya negativa. En la cultura en la que menos se esperaría, el Islam, las noticias no son distintas. Irán e Irak están perdiendo población. En el Cercano Oriente sólo dos pequeñas naciones muestran tasas de natalidad ascendentes: Palestina e Israel. La muerte y la guerra no parecen inhibir a las parejas. En Europa, esta tendencia comenzó hacia los años ochentas. En Francia, el año pasado nacieron el mismo número de bebés que en 1806. Su tasa de natalidad es, junto con la de Rusia, la más baja del Viejo Continente.
En América Latina, la tendencia es más acentuada. En Bogotá y la Ciudad de México, las mujeres tienen menos de un hijo en promedio. Eso significa que muchas de las jóvenes actuales ya no conocerán la experiencia de los nietos. En México, la tasa nacional promedio en 2024 es menor a 1.5 hijos. Por tercer año consecutivo el número absoluto de recién nacidos ha descendido. La única región en el mundo que muestra un crecimiento sostenido son los países de la región subsahariana. En un futuro próximo, la humanidad será cada día más africana. 
¿Cuáles son las posibles explicaciones de este súbito cambio global? ¿Qué teorías dan cuenta de ello? ¿Cuáles serán sus consecuencias sociales, políticas y psicológicas?