lunes, 1 de diciembre de 2025

El ilusionista.

Arturo Balderas Rodríguez
El lamentable ataque a dos soldados de la Guardia Nacional en la ciudad de Washington es sintomático de la tensión que se vive en algunas ciudades estadunidenses debido a la militarización de sus calles ordenada por el presidente Trump. Era de esperarse que los roces entre la población civil y los miembros de la guardia civil derivaran en confrontaciones debido al rechazo que existe por la infortunada e innecesaria orden presidencial. La única forma de entender una decisión tan impopular es la necesidad que tiene de distraer la atención de la sociedad sobre una cuestión elemental: la carestía, que ha ocasionado que su popularidad continúe su tendencia a la baja. Según apuntan los observadores políticos en Estados Unidos, hay que evitar caer en el ilusionismo con el que el presidente pretende disimular o esconder la precariedad y los problemas por los que las mayorías atraviesan cotidianamente.
El ataque a los miembros de la Guardia Nacional fue perpetrado por un ciudadano de origen afgano que había colaborado con la inteligencia estadunidense durante la ocupación de Afganistán, y se acogió a la política de asilo y protección que se ofreció a quienes, de una u otra manera, colaboraron con las fuerzas armadas. El presidente no perdió la oportunidad para insistir en su xenófoba actitud, y la de su asesor en materia de migración, Stephen Miller, sobre los peligros que representa la población inmigrante en Estados Unidos. En respuesta al ataque a los miembros de la Guardia Nacional, el presidente ordenó una “pausa permanente” a la migración proveniente de los países del tercer mundo, (no especificó cuáles), y la revisión del estatus de los miles que llegaron al país en el marco de la política migratoria de su antecesor. Además, agregó que terminará con todos los apoyo que se otorgan a miles de asilados políticos, quienes, según él, “alteran la tranquilidad en el país, y son incompatibles con la civilización occidental.” (Reuters, 27/11/25). Así, de un plumazo puso nuevamente en una situación angustiosa a los miles de inmigrantes que viven, trabajan y estudian en todos los rincones del país.
Advirtió que el ataque será la justificación para apelar las órdenes de una docena de jueces que han ordenado en diversos estados que el ejército regrese a sus cuarteles, debido a la inconstitucionalidad en el uso de las fuerzas armadas para patrullar las calles sin que exista una condición extrema para ello.
En otro acto de ilusionismo y distracción sobre los problemas esenciales por los que atraviesa su gobierno, se congratuló por el bombardeo y destrucción de una decena de embarcaciones que supuestamente transportaban drogas de Venezuela a Estados Unidos. Escaló su política de amenazas al gobierno del presidente venezolano, Nicolás Maduro, por considerarlo un mandatario ilegítimo. Refrendó sus intenciones de desembarcar tropas estadunidenses en suelo venezolano, con el supuesto fin de restaurar la democracia en aquella nación. Independientemente de la cuestionable forma en que Maduro se religió, diversos especialistas le han advertido que proceder de esa manera violaría el derecho internacional y la soberanía de una nación, y que por añadidura, históricamente se ha probado la inconveniencia e inutilidad de promover la democracia de la forma en que él pretende.
Al fin de cuentas, para Trump es necesario proseguir inventando excusas para distraer la atención de los ciudadanos de su país. El problema de fondo es que sus decisiones conforman un panorama tenso e incierto sobre el rumbo en que el país navega, en un mar donde todo existe, menos la tranquilidad.

Aumento en el nivel del mar, grave omisión de la COP30
Iván Restrepo
Sin acordar “hojas de ruta” para abandonar los combustibles fósiles y poner fin a la deforestación, terminó recientemente en la ciudad de Belén la COP30 sobre el cambio climático. No se incluyó en el texto final a los hidrocarburos ni el carbón. Ni compromisos o plazos concretos para su eliminación progresiva. Un triunfo de los más de mil 600 lobistas asistentes, voceros de las trasnacionales petroleras y carboníferas, especialmente de Estados Unidos, aliados con India, Rusia y Arabia Saudita.
Rescatable de esta cumbre, el acuerdo de establecer un mecanismo sobre la transición justa; de triplicar el financiamiento para la adaptación los próximos 10 años y reconocer los derechos de los pueblos indígenas, en especial sobre la tierra y sus conocimientos tradicionales.
Casi en paralelo, se conoció un estudio en el cual se denuncia que más de 5 mil 500 instalaciones que almacenan o manipulan desechos industriales, combustibles, efluentes y residuos en Estados Unidos están en riesgo de inundarse antes de 2050 por el aumento del nivel del mar. También afectaría a casi la mitad de los puertos y terminales de combustibles fósiles existentes, una tercera parte de las plantas de energía, casi una cuarta de las refinerías y poco más de una quinta de plantas de tratamiento de aguas residuales. No fueron incluidos oleoductos ni que se presenten huracanes más frecuentes e intensos, como lo fueron Katrina, Rita y Harvey, que provocaron derrames tóxicos.
El 80 por ciento de esas instalaciones se ubican en siete estados: Luisiana, Florida, Nueva Jersey, Texas, California, Nueva York y Massachusetts. Pero ninguno de sus centros de población costeros ha iniciado obras para mitigar los efectos del aumento del nivel del mar. Lo más que se tiene son proyectos para ciudades como Nueva York, Miami, Tampa, Boston, Nueva Orleans, Los Ángeles, San Francisco y San Diego.
Las comunidades más afectadas de esas y las demás urbes costeras son habitadas por familias de bajos ingresos, en especial las afroamericanas y/o hispanas. También por migrantes con niveles más altos de aislamiento lingüístico. La periodista Dorany Pineda, de la agencia Associated Press (AP), fue una de las que difundió las partes centrales del estudio, financiado por la Agencia de Protección Ambiental durante el mandato de Joe Biden, y publicado en Nature Communications.
Una de las autoras, Lara J. Cushing, profesora en el Departamento de Ciencias de la Salud Ambiental de la Universidad de California, en Los Ángeles, afirmó que el objetivo central del estudio fue “anticiparnos al problema mirando hacia el futuro”. Y, por ende, llamar la atención de las instancias oficiales sobre los problemas citados, a fin de que tomen urgentemente las medidas necesarias que permitan “mitigar los riesgos e incrementar la resiliencia”. Advertencia muy oportuna, pues seguirá la contaminación mundial y, con ella, el calentamiento de los mares, debido fundamentalmente al modelo energético basado en la quema de carbón, petróleo y gas.
Pero el problema que originaría el aumento del nivel del mar en los siete estados del vecino país se extiende también a naciones vecinas. En el caso de los ubicados en el océano Atlántico, sería nocivo para México, Cuba y los países caribeños. Las corrientes marinas se encargarían de llevar al Golfo de México, por ejemplo, los tóxicos existentes en las más de 5 mil 500 instalaciones que almacenan o manipulan desechos industriales, combustibles, efluentes y residuos de alta peligrosidad para el medio ambiente y la salud pública.
Igual sucedería con el litoral que México tiene en el océano Pacífico. Los residuos provenientes del vecino estado de California afectarían a, por lo menos, cinco entidades: Baja California, Baja California Sur, Sonora, Sinaloa y Nayarit. Y además, al acuario del mundo: el Golfo de California.
A ese peligro potencial se agrega el que ninguno de los centros urbanos ubicados en los más de 11 mil kilómetros costeros de México cuenta con programas para mitigar el aumento del nivel del mar. Tampoco los centros urbanos, los complejos industriales, especialmente los petroquímicos, las zonas portuarias ni los polos turísticos más importantes.
Es una grave omisión que se arrastra desde hace décadas, pese a las numerosas advertencias de los científicos y los centros de investigación sobre los efectos negativos que ocasionará dicho aumento.

México SA
Reaparece López Obrador // Apoyo total a Sheinbaum // México, libre y soberano
Carlos Fernández-Vega
▲ AMLO reapareció en la escena pública para darle su respaldo a Claudia Sheinbaum, a quien considera “la mejor Presidenta del mundo”.Foto La Jornada
Andrés Manuel López Obrador reapareció en la escena pública, sacudió el tablero y puso a temblar a muchos: desde La Chingada, por medio de un video, el ex mandatario anunció la publicación de su más reciente libro, Grandeza, y de pasadita “mató” toda especulación: no recorrerá la República para promocionar su obra, porque “no puedo presentarlo en las plazas públicas; me gustaría mucho, pero, ¿saben qué? ya me retiré de la actividad política y la Presidenta es la que conduce y lo está haciendo muy bien; no hay que dividirnos, hay que estar muy juntos, unidos”.
Y no sÓlo mandó al mismo destino que el nombre de su rancho a quienes (propios y extraños) han esparcido esa versión, sino que dejó en claro las únicas causas que eventualmente lo llevarían a salir a las calles y regresar a la actividad política: “si atentan contra la democracia, para defenderla a ella (a Sheinbaum); si hay intentos de golpe de Estado, si la acosan, entonces sí, pero no creo que eso pase; y para defender la soberanía de México, porque nuestro país es libre, independiente, soberano, no somos colonia de ningún país extranjero”.
Dado que el video lo difundió desde su rancho, López Obrador metió un chingadazo a sus detractores: “no soy caudillo” ni pretende “hacerle sombra a la Presidenta” ; por el contrario, a ella hay que respaldarla “mucho, mucho, mucho”, porque “todavía es temporada de zopilotes; hay buitres y halcones”.
Y la presidenta Sheinbaum se dejó querer: “estoy muy contenta; somos un solo movimiento, con mucha unidad; queremos mucho al presidente López Obrador; a nosotros ahora nos toca conducir los destinos de la nación con orgullo de pertenecer a este gran movimiento y además orgullosos de nuestro pueblo. Un aplauso desde aquí, con todo cariño, hasta Palenque”.
La reaparición pública de López Obrador, así sea en video, provocó no pocos sudores y entripados en la ultraderecha autóctona y sus adláteres, quienes suponen que con sus marchitas pedorras y su grupito de porros van a tumbar a uno de los gobiernos más sólidos de la historia nacional.
Se transcriben los últimos pasajes del mensaje de López Obrador: “tenemos la mejor Presidenta del mundo. Vean cómo son los jefes de Estado en otros países y comparen. Además, fiel al pueblo, a los principios de la transformación, sosteniendo que sólo el pueblo puede salvar al pueblo. ¿Van a salvarlo los de arriba, los ambiciosos, los que están enfermos de poder y de dinero? No: es el pueblo el que salva al pueblo. Y con el pueblo todo y sin el pueblo nada. Es el que manda en la democracia. Y por el bien de todos, hasta de los ricos, primero los pobres. Si no se atiende a la gente humilde, no se logra la paz; la paz es fruto de la justicia, y nosotros tenemos paz y hay estabilidad política. Nada más que, como puede más el sectarismo, el dogmatismo, el fanatismo de nuestros adversarios, que el sentido común, no internalizan nada de lo que se ha hecho y se va a seguir haciendo. Y hay que apoyar mucho, mucho, mucho a la Presidenta, porque todavía es temporada de zopilotes, y hay buitres y halcones; aquí no (en su rancho), aquí hay pajaritos. Por eso hay que apoyarla.
“Los conservadores dirán que no, que el mejor presidente es el de la mano dura, mezcla de Franco con Pinochet, con Díaz Ordaz, con Salinas, que convierta el país en una cárcel; una gente que no le tiemble la mano; mano dura, dictadura. Acabo de leer una declaración de un presidente, como un mes antes, de que hubo una elección en el sur de nuestra América, de que él no iba a darle ningún apoyo a los discapacitados, porque ése era un problema de los discapacitados y ellos tenían que resolver su problema. Así son los conservadores. Así piensan. Recuerdo que Fox decía: para qué darles pensión a los adultos mayores, que había que ponerlos a trabajar. Ese es el pensamiento conservador. Nosotros pensamos distinto, porque el Estado tiene una responsabilidad social; el gobierno no puede incumplir con su responsabilidad social; el gobierno tiene como objetivo garantizar el bienestar y la felicidad del pueblo, no estar al servicio de una minoría rapaz.”
Las rebanadas del pastel
¿Cómo “combate” Trump el narcotráfico? Fácil: indulta a un ex presidente hondureño condenado a 45 años de cárcel en Estados Unidos por introducir 500 kilogramos de cocaína; militariza una zona del Caribe y, hasta ahora, asesina a 83 personas por “trasiego de drogas”; amenaza con invadir Venezuela para “detener” el envío de enervantes a su país, y presiona a México y Colombia. Eso sí, en su territorio no mueve un pelo, y la droga inunda a Estados Unidos, mientras el número de adictos crece a paso veloz.
Twitter: @cafevega   cfvmexico_sa@hotmail.com