Ap
27 de diciembre de 2025 14:30
Familias palestinas desplazadas viven en una "ciudad de tiendas" sobre la arena en el campo de refugiados de Khan Yunis, en el sur de la Franja de Gaza, el 27 de diciembre de 2025. Foto Afp
Deir Al-Balah, Franja de Gaza.- Niños descalzos jugaban en la arena fría mientras miles de personas desplazadas en Gaza preparaban tiendas de campaña desgastadas el sábado para otra ronda de lluvias invernales.
Algunas familias en la ciudad central de Deir al-Balah dijeron que han vivido en tiendas de campaña casi dos años, o durante la mayor parte de la guerra entre Israel y Hamas que ha devastado el territorio.
Padres reforzaban las tiendas desgastadas con viejos trozos de madera o inspeccionaban los bordes desgarrados de agujeros en las lonas. Dentro de los hogares oscuros, la luz del día a través de pequeños agujeros brillaba como estrellas.
Madres luchaban contra la humedad, colgando ropa sobre postes o cuerdas para secar al viento entre los aguaceros que convierten los caminos en charcos. Una madre apartó a un niño pequeño de un parche de alfombra enmohecida.
“Hemos vivido en esta tienda durante dos años. Cada vez que llueve y la tienda se derrumba sobre nuestras cabezas, intentamos poner nuevos trozos de madera”, comentó Shaima Wadi, madre de cuatro, desplazada de Jabaliya en el norte. “Con lo caro que se ha vuelto todo, y sin ningún ingreso, apenas podemos permitirnos ropa para nuestros hijos o colchones para que duerman”.
El Ministerio de Salud de Gaza, parte del gobierno dirigido por Hamas, ha informado que decenas de personas, incluido un bebé de dos semanas, han muerto de hipotermia o tras el colapso de casas dañadas por la guerra debido al clima. Las organizaciones de ayuda han pedido que se permita la entrada de más refugios y ayuda humanitaria al territorio.
Los trabajadores de emergencia han advertido a las personas que no permanezcan en edificios dañados. Pero con gran parte del territorio reducido a escombros, hay pocos lugares para escapar de la lluvia.
“Recojo nylon, cartón y plástico de las calles para mantenerlos calientes”, dijo Ahmad Wadi, quemando los materiales o usándolos como una especie de manta para sus seres queridos. “No tienen cobertores adecuados. Hace mucho frío, la humedad es alta y el agua se filtra por todas partes. No sé qué hacer”.
Se espera que el primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, visite Washington en los próximos días mientras negociadores y otros discuten la segunda etapa del alto el fuego que entró en vigor el 10 de octubre.
Aunque el acuerdo se ha mantenido en su mayoría, su progreso se ha ralentizado. Los restos del último rehén tomado durante el ataque liderado por Hamás el 7 de octubre de 2023, que desató la guerra, aún están en Gaza. Los desafíos en la próxima fase del alto el fuego incluyen el despliegue de una fuerza internacional de estabilización, un cuerpo de gobierno tecnocrático para Gaza, el desarme de Hamás y más retiradas de tropas israelíes del territorio.
Padres reforzaban las tiendas desgastadas con viejos trozos de madera o inspeccionaban los bordes desgarrados de agujeros en las lonas. Dentro de los hogares oscuros, la luz del día a través de pequeños agujeros brillaba como estrellas.
Madres luchaban contra la humedad, colgando ropa sobre postes o cuerdas para secar al viento entre los aguaceros que convierten los caminos en charcos. Una madre apartó a un niño pequeño de un parche de alfombra enmohecida.
“Hemos vivido en esta tienda durante dos años. Cada vez que llueve y la tienda se derrumba sobre nuestras cabezas, intentamos poner nuevos trozos de madera”, comentó Shaima Wadi, madre de cuatro, desplazada de Jabaliya en el norte. “Con lo caro que se ha vuelto todo, y sin ningún ingreso, apenas podemos permitirnos ropa para nuestros hijos o colchones para que duerman”.
El Ministerio de Salud de Gaza, parte del gobierno dirigido por Hamas, ha informado que decenas de personas, incluido un bebé de dos semanas, han muerto de hipotermia o tras el colapso de casas dañadas por la guerra debido al clima. Las organizaciones de ayuda han pedido que se permita la entrada de más refugios y ayuda humanitaria al territorio.
Los trabajadores de emergencia han advertido a las personas que no permanezcan en edificios dañados. Pero con gran parte del territorio reducido a escombros, hay pocos lugares para escapar de la lluvia.
“Recojo nylon, cartón y plástico de las calles para mantenerlos calientes”, dijo Ahmad Wadi, quemando los materiales o usándolos como una especie de manta para sus seres queridos. “No tienen cobertores adecuados. Hace mucho frío, la humedad es alta y el agua se filtra por todas partes. No sé qué hacer”.
Se espera que el primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, visite Washington en los próximos días mientras negociadores y otros discuten la segunda etapa del alto el fuego que entró en vigor el 10 de octubre.
Aunque el acuerdo se ha mantenido en su mayoría, su progreso se ha ralentizado. Los restos del último rehén tomado durante el ataque liderado por Hamás el 7 de octubre de 2023, que desató la guerra, aún están en Gaza. Los desafíos en la próxima fase del alto el fuego incluyen el despliegue de una fuerza internacional de estabilización, un cuerpo de gobierno tecnocrático para Gaza, el desarme de Hamás y más retiradas de tropas israelíes del territorio.
Más de 71 mil palestinos han sido asesinados por la ofensiva de Israel en Gaza
Al exterminio se suma el aumento de abortos espontáneos y la destrucción de embriones en los centros de fertilidad
▲ Miles de desplazados habitan un campamento instalado sobre la arena de Jan Yunis, ubicada al sur de la franja, donde enfrentan la embestida de un invierno inclemente.Foto Afp
Sputnik, Ap y Europa Press
Periódico La Jornada Domingo 28 de diciembre de 2025, p. 22
El Cairo. La cifra de palestinos asesinados por la ofensiva israelí desde el inicio de la guerra el 7 de octubre de 2023 llegó a 71 mil 266, mientras que los heridos son 171 mil 219, informó ayer el ministerio de Salud de la franja de Gaza. Asimismo, las autoridades palestinas declararon la región como zona de desastre por el bloqueo israelí y denunciaron una estrategia de Tel Aviv contra la reproducción palestina, entre cuyos resultados se encuentran el gran aumento de abortos espontáneos y la destrucción de embriones en los centros de fertilidad.
De la cifra de muertos, 414 corresponden a las víctimas desde que entró en vigor el alto el fuego del 10 de octubre, y en cuanto a los heridos, son mil 142; únicamente en las últimas 48 horas, al menos 29 palestinos perdieron la vida y otros ocho fueron evacuados a hospitales en la franja.
El impedimento israelí para la entrada de agua y combustible al enclave y la destrucción de más de 150 kilómetros de carreteras y 70 pozos de agua y plantas de tratamiento, así como la falta de materiales de mantenimiento y la acumulación de toneladas de desechos, favorecen la propagación de enfermedades y representa una grave amenaza para la salud pública de los gazatíes, publicó Middle East Eye.
El índice de natalidad en el enclave palestino registró una caída de 40 por ciento, en tanto que los abortos espontáneos registraron un aumento importante en comparación con el año pasado, expuso Munir al Bursh, director del ministerio de Salud gazatí, tras añadir que se observó una disminución en el peso de los recién nacidos.
Bursh denunció que los datos muestran “una estrategia israelí planificada” dirigida contra la reproducción palestina. Según informes de la Organización de Naciones Unidas (ONU), las ofensivas israelíes contra centros de fertilidad, entre ellos el Basma, destruyeron alrededor de 4 mil embriones.
Persecución a comunicadores
El Sindicato de Periodistas Palestinos denunció que los asaltos a familiares de comunicadores, por parte de las fuerzas de Tel Aviv, se convirtió en un patrón constante y organizado a lo largo de 2023, 2024 y 2025.
El Comité de Libertades contabilizó las muertes de al menos 706 familiares de profesionales de la comunicación en el enclave costero durante esos años, y enfatizó que la escala y la consistencia de las agresiones exponen que no son resultado aleatorio de tiempos de guerra.
En las cifras, afirmó el gremio, se observan a cientos de niños, mujeres y ancianos que fueron abatidos por el trabajo periodístico de algún familiar.
En Cisjordania reocupada, colonos israelíes atacaron la comunidad de Al Malih, en el norte del valle del Jordán, donde un menor fue golpeado durante el asalto, comunicó Nidal Awda, director de ambulancias y servicios de emergencia en Tubas.
El ministro de defensa de Israel, Israel Katz, aseguró en un boletín que la operación militar continuaba en Qabatiya, después de que la policía dijo que un atacante palestino embistió su coche contra un hombre y luego apuñaló a una joven en el norte de Israel antier por la tarde. Ambos murieron.
“Los coordinadores de inteligencia interrogaron a los sospechosos sobre el terreno y, junto con las Fuerzas de Defensa de Israel, realizan un ejercicio de mapeo para preparar la demolición de la vivienda del terrorista”, sostuvo un mensaje militar publicado en su página web.
Hamas se prepara para elegir a un nuevo líder, aunque descartó “la celebración de elecciones generales antes de que la guerra termine por completo”, de acuerdo con declaraciones de fuentes cercanas a la organización islamita, reportó The Times of Israel.
El medio detalló que los candidatos principales son Khaled Mashaal, ex líder del movimiento de resistencia islámica, y Khalil al Hayya, actual jefe del buró político de Gaza.
Represión en Italia
Andrea Cegna*
28 de diciembre de 2025 00:04
La reciente ofensiva represiva del gobierno de Giorgia Meloni en Italia no es un exceso coyuntural ni una simple concesión al electorado más conservador. Es, por el contrario, una forma de gobierno coherente con la fase actual del capitalismo global y profundamente conectada con las derechas que hoy gobiernan en distintos puntos del mundo.
El desalojo de dos centros sociales históricos y simbólicos como Leoncavallo (Milán) y Askatasuna (Turín), la declaración de una ofensiva general contra los centros sociales, así como la ilegalización de la huelga general por Palestina del 3 de octubre de 2025 y la aprobación de nuevas leyes de seguridad y normativas contra los rave parties, no son hechos aislados. Estas medidas cumplen varias funciones simultáneas: cierran filas con la base social de la derecha, producen imaginarios de orden y de enemigo interno, atacan directamente las formas de reproducción material y simbólica del conflicto social y, al mismo tiempo, desvían la atención mediática de decisiones económicas y sociales que continúan protegiendo los mecanismos de extracción y acumulación de riqueza mediante la explotación, la guerra y la privatización del espacio público.
Nada de esto es excepcional. Es la misma lógica que opera cuando Trump declara “terroristas” a los movimientos antifascistas; cuando Milei convierte al feminismo y al ecologismo radical en enemigos discursivos y políticos; cuando Orbán criminaliza a quienes luchan activamente contra el fascismo en Hungría; o cuando, en Ecuador, Chile y Argentina, se persigue y reprimen las luchas de los pueblos originarios.
Se trata de derechas que se presentan como defensoras de la soberanía nacional, pero que en realidad actúan en red y, una vez en el gobierno, no hacen otra cosa que garantizar la continuidad del capitalismo y reforzar su paradigma financiero.
El nacionalismo y la identidad nacional son armas electorales que se utilizan para garantizar el sistema-mundo capitalista.
Muchas veces leemos sobre una “crisis” de la democracia liberal. No se trata de una crisis: la democracia liberal ha fracasado porque se ha transformado en garante de los intereses del capital y no de los pueblos, y en ese marco los fascismos, hoy como en otras épocas, resultan plenamente funcionales.
En un contexto de inestabilidad estructural, marcado por guerras, reconfiguraciones territoriales y una brecha cada vez mayor entre ricos y pobres, el capital necesita gobiernos dispuestos a aplastar resistencias, a neutralizar conflictos y a no dudar en aliarse con aparatos policiales y militares. La represión se convierte así en un recurso central para asegurar largos períodos de inacción política y desmovilización social.
Sin embargo, estas derechas gobiernan sobre un terreno preparado previamente. Lo hacen allí donde los progresismos, durante las fases expansivas de la economía, garantizaron la gobernabilidad del mismo sistema que hoy protege la derecha abiertamente fascista.
Más que un fracaso, el progresismo ha sido una de las caras plenamente compatibles con el capitalismo. La alternancia de gobierno, tan celebrada por la democracia liberal, funciona como una trampa: un mecanismo de palo y zanahoria que administra expectativas sin alterar las estructuras de poder.
La represión actual en Italia es constitutiva, pero también especular. Refuerza lo que ya se había debilitado antes, cuando gobiernos de centroizquierda atacaban –de forma más sutil, pero no menos eficaz– los centros sociales, el derecho a la huelga y las prácticas autónomas de organización.
Pero, al mismo tiempo, se lanza un ataque contra el arte, la cultura y el pensamiento crítico, que son los espacios donde circula el sueño de un mundo distinto.Pensar un mundo distinto hoy exige salir de esta falsa dicotomía.
Sólo una perspectiva claramente anticapitalista, capaz de habitar el conflicto sin caer en lógicas sectarias ni dogmáticas, puede abrir horizontes reales de transformación: una perspectiva que confronte el poder y en la que los movimientos, en las múltiples formas que pueden asumir, sepan cuestionarse y transformarse sin modificar el objetivo; que imagine un mundo sin Estadosnación y sin los privilegios que garantizan la reproducción del poder capitalista; y que, al mismo tiempo, rechace la lógica de la guerra y de la violencia sistémica que el propio sistema impone como único lenguaje posible.
*Periodista italiano
