lunes, 10 de noviembre de 2025

Trump nutre la especulación sobre posible ataque directo a Venezuela.

Portaviones más grande del pentágono llega hoy al caribe
El secretario de Estado impulsa el derrocamiento del presidente Maduro // Se oponen estadunidenses a invasión: encuesta // Ex agentes alertan de riesgos
▲ El Pentágono ha difundido videos borrosos de 15 ataques contra lanchas en el Caribe y el Pacífico que presuntamente transportaban drogas hacia Estados Unidos, con un saldo de 65 asesinados. En ningún caso ha presentado pruebas de las acusaciones.Foto Afp
Jim Cason Y David Brooks   Corresponsales
Periódico La Jornada  Lunes 10 de noviembre de 2025, p. 29
Washington y Nueva York., El portaviones más grande y nuevo de la Marina de Estados Unidos llegará al Caribe este lunes mientras se intensifica el debate y la especulación sobre una mayor acción militar en torno a Venezuela, incluso, provocar un golpe de Estado para derrocar al gobierno de Nicolás Maduro.
Estados Unidos continúa sus ataques contra lanchas en las costas de Venezuela, pero el gobierno de Donald Trump ofrece narrativas encontradas que sólo nutren la especulación sobre si contempla o no algún ataque directo contra Venezuela o si sólo está presionando como parte de un plan para derrocar al mandatario Maduro.
“El presidente Trump recientemente ha expresado reservas a asesores de alto nivel sobre lanzar una acción militar para derrocar a Maduro, preocupado de que las acciones podrían no obligar a que el autócrata se retire del poder”, reportó The Wall Street Journal a finales de la semana pasada.
Pero visualmente todo indica que Washington se prepara para una guerra. La presencia militar estadunidense cerca de las costas venezolanas es la más grande que se ha realizado en América Latina en décadas. Cada semana el Pentágono difunde nuevos videos borrosos de bombardeos desde drones contra lanchas, con un saldo de por lo menos 65 asesinatos de supuestos narcotraficantes en 15 ataques (sin ofrecer ninguna evidencia de que los abatidos son delincuentes). El jefe de la Casa Blanca continúa condenando la “amenaza” de las drogas que llegan, según él, de Venezuela y América del Sur, aunque la semana pasada en un discurso en Miami confundió Sudamérica con Sudáfrica.
Uso de la fuerza, sin apoyo
El pasado jueves, una resolución en el Senado para bloquear un ataque militar directo contra Venezuela sin autorización previa del Congreso se quedó a un voto de ser aprobada, lo que indica que existe una oposición significativa a la acción militar directa.
Un sondeo reciente de YouGov registró que sólo 18 por ciento de los estadunidenses apoyan el uso de la fuerza militar para derrocar al gobierno de Maduro, y una mayoría (55 por ciento) se opone a una invasión militar a Venezuela.
En sesiones informativas clasificadas en privado en el Congreso la semana pasada, el secretario de Estado, Marco Rubio, y el titular de Guerra, Pete Hegseth, insistieron en que, según versiones filtradas, continuarán bombardeando lanchas que supuestamente transportan droga por el Caribe y el Pacífico, sin ofrecer ninguna evidencia para sustanciar sus acusaciones.
Rubio supuestamente encabeza una facción dentro del gobierno de Trump que promueve el derrocamiento de Maduro.
El mandatario estadunidense ha favorecido el cambio del gobierno venezolano desde su primer periodo como presidente y cuando le preguntaron la semana pasada en una entrevista con el programa 60 Minutos de CBS News si “los días de Maduro están contados”, respondió: “Diría que sí, pienso que sí”.
Pero en la misma entrevista, el magnate también declaró “lo dudo”, cuando le preguntaron si Washington procedía hacia la guerra con Venezuela. El mes pasado el mandatario declaró públicamente que había autorizado operaciones encubiertas de la Agencia Central de Inteligencia (CIA, por sus siglas en inglés) en Venezuela (aunque se supone que han estado haciendo eso durante años).
Empantanados en un conflicto
Esta campaña de presión tan pública es percibida por algunos analistas como parte de las maniobras que podría llevar al derrocamiento de Maduro sin la acción militar estadunidense. Pero múltiples informes en los medios también indican que otras facciones dentro del gobierno de Trump están preocupadas de que a fin de cuentas los militares estadunidenses podrían encontrarse empantanados en otro conflicto, esta vez en Venezuela.
“Estoy preocupado por muchos aspectos y suposiciones de esta operación, y creo que es contrario a la opinión de la mayoría de estadunidenses que desean que los militares de su país estén menos entram-pados en conflictos internacionales”, declaró el senador republicano Todd Young, la semana pasada.
Aunque el legislador de Indiana votó contra la resolución que buscaba bloquear acciones militares, dejó claro que tal acción sería poco sabia. “El objetivo estratégico de militarizar una ‘guerra contra las drogas’ es poco claro”.
Figuras influyentes en el mundo de Trump, como su ex estratega político Steve Bannon, el comentarista Tucker Carlson y la asesora externa Laura Loomer, han advertido contra una nueva guerra para Estados Unidos.
“El presidente Trump hizo campaña electoral sobre una agenda de ‘America primero’”, comentó un aliado del jefe de la Casa Blanca que ha trabajado sobre temas de política exterior hacia el continente americano en entrevista con la revista The Atlantic. “Desafortunadamente, gente dentro de su gobierno están más enfocados sobre una temática ‘sur de Florida primero’”.
Preocupación en el interior
Un grupo de ex oficiales estadunidenses de inteligencia y política exterior expresaron sus preocupaciones en una carta abierta para Trump relativa a que su secretario de Estado, Rubio, ha estado censurando agentes que disputaron la afirmación oficial de que Maduro controla la organización de narcotráfico Tren de Aragua.
“Estamos profundamente preocupados sobre donde parece estar procediendo Estados Unidos en su política hacia Venezuela y le instamos a que exija que la comunidad de inteligencia le entregue un análisis claro, sin filtros y de ‘verdad ante poder’, como también las opciones de acción encubierta en Venezuela”, escriben los ex oficiales de agencias de inteligencia, incluído Fulton Armstrong, ex oficial nacional de Inteligencia para América Latina ( https://consortiumnews.com/2025/11/05/vips-memo-what-wider-war-in-venezuela-would-bring/ ).
“Amenazas de golpes de Estado e intervenciones militares son lo más contraproducente”, afirman.
“Más aun, la historia de Estados Unidos en América Latina demuestra que golpes instigados y apoyados por Estados Unidos no llevan a la estabilidad, la democracia o los derechos humanos.”
Agregó que “navegar ciegamente a una guerra no provocada contra un gobierno latinoamericano, incluso uno debilitado por años de sanciones de Washington de ‘presión máxima’, arriesga una conflagración que podría llevar a que Rusia ingrese al conflicto y ofrece cero probabilidad de establecer un gobierno sucesor legítimo y que sea pro estadunidense”.
Los ex oficiales de inteligencia concluyen que “26 años de política fracasada hacia Venezuela no es un cimiento sólido sobre el cual cometer errores aún mayores”.

Guerra híbrida y filtraciones
Fotos Marc, Afp y Europa Press   Foto autor
Carlos Fazio
10 de noviembre de 2025 00:03
México y Venezuela reúnen, en la coyuntura, algunos elementos comunes y también grandes diferencias. Los dos son países poseedores de petróleo y otros recursos geoestratégicos disputados por Estados Unidos y China, y con distintos grados de intensidad y proyección situacional, ambos son objeto de una difusa guerra híbrida de Washington, que combina disuasión, presión psicológica y preparación bélica. 
Otro eje común es que, aunque encarnan proyectos político-ideológicos disímiles: con inflexión al socialismo en el caso venezolano y de corte nacional popular neodesarrollista en el mexicano, e integran alianzas estratégicas internacionales también diferentes (Venezuela con Rusia, China, Irán, Cuba y Nicaragua, y México principalmente con Estados Unidos, en situación de dependencia a través del tratado de libre comercio), tanto Nicolás Maduro como Claudia Sheinbaum han sido sometidos a intensas y sostenidas acciones de poder blando y duro por parte de Donald Trump. 
Asimismo, desde el comienzo de su segundo mandato, como comandante supremo de las fuerzas armadas y principal propagandista de su estrategia, con la mira puesta en Venezuela y México, Trump fabricó una matriz de opinión que asimila a los cárteles de la drogas como organizaciones terroristas extranjeras (verbigracia, Al Qaeda, ISIS, et al), una estrategia de fuerza extraterritorial –incluida la militar– presuntamente para combatir al narcotráfico, pero que adelantaba ya entonces la posibilidad de ataques aéreos letales con misiles y drones, para asesinar de manera sumaria a civiles identificados como criminales (sin exhibir pruebas), como ha venido ocurriendo en el Caribe y el Pacífico. 
La guerra híbrida utiliza a distintos niveles toda clase de medios y procedimientos, ya sea la fuerza convencional (por ejemplo, el actual cerco militar naval sobre las costas de Venezuela), como la guerra irregular (golpe suave, guerra económica, preventiva, jurídica [lawfare], de información, a las drogas, contra el terrorismo, cognitiva, cultural, mediática). 
Un componente central de la guerra híbrida son las operaciones sicológicas (OpSic) y las acciones encubiertas, como las autorizadas por Trump en Venezuela a la Agencia Central de Inteligencia. Herramientas de las políticas de cambio de régimen, las acciones encubiertas sirven para generar golpes de Estado, operaciones de bandera falsa y desestabilizar y generar caos social y político sobre el terreno por medio de distintos actores. 
Para ello, además de la CIA, Estados Unidos cuenta con otras 15 agencias de la llamada comunidad de inteligencia (DIA, NSA, FBI, DEA, NRO y otras) y oficinas de relaciones exteriores dependientes del Departamento de Estado (embajadas, consulados, misiones ante organismos internacionales, etcétera). 
Además de los agentes encubiertos de la CIA plantados sobre el terreno, los principales instrumentos injerencistas del Pentágono en el extranjero son los comandos de élite de la Marina de Guerra (Navy SEALs) y la Fuerza Delta del Comando Conjunto de Operaciones Especiales del Ejército. A su vez, para sus acciones clandestinas en Venezuela y México, la CIA, la DEA, la DIA, el FBI reclutan “activos nativos” (native assets) como informantes y operadores locales (militares y elementos de los aparatos de inteligencia y seguridad del Estado, políticos, periodistas, elementos del hampa, del narco, paramilitares, mercenarios y un largo etcétera), que actúan como agentes de redes de espionaje y/o generadores de violencia y caos, como en las guarimbas de la oposición venezolana jefaturizadas por María Corina Machado y, eventualmente, bajo la pantalla de los grupos de la economía criminal mexicanos, en ejecuciones simbólicas desestabilizadoras, como la que acaba de cobrar la vida del alcalde de Uruapan, Carlos Manzo, en Michoacán. 
Otros elementos esenciales y complementarios del accionar desestabilizador abierto y encubierto de Washington en Venezuela y México son el empleo de tecnologías de última generación (guerra cibernética) combinado con otros métodos de influencia como la siembra de desinformación, propaganda blanca, gris y negra, y noticias falsas (fake news) seguida de técnicas de repetición e intoxicación sistemáticas y persistentes en los medios de difusión masiva hegemónicos. 
Todas esas modalidades híbridas –que incrementan las incertidumbres propias de la “niebla de la guerra” y las misiones clandestinas– son precedidas por operaciones de prensa que invariablemente se mantienen hasta el final, y a cada momento se retroalimentan y proyectan de cara a la opinión pública. 
Un ejemplo típico de propaganda gris, que lleva el sello de las operaciones de desinformación conjuntas de la CIA, el MI5 británico y el Mossad israelí, y pudo ser manufacturada sobre el terreno por el embajador de Estados Unidos, Ronald Johnson, viejo halcón de las acciones clandestinas, es la filtración al periodista Barak Ravid (quien sirvió en la división de inteligencia israelí Unidad 8200) del medio estadunidense Axios, amplificada urbi et orbi por Reuters, sobre el supuesto intento de atentar contra la embajadora de Tel Aviv en México, Einat Kranz Neiger, citando a un “funcionario estadunidense” que habló bajo condición de anonimato. 
Según Ravid, la operación habría sido dirigida por una unidad de la Guardia Revolucionaria Islámica, “que durante años ha reclutado agentes en toda América Latina desde la embajada de Irán en Venezuela”. Desmentida por la Cancillería y la Secretaría de Seguridad locales, la filtración tuvo como objetivo demonizar a Irán, y enrarecer las relaciones entre Teherán, Caracas y México.

La Celac y la UE condenan el uso de la fuerza
La cumbre, sin acuerdo para rechazar los ataques del ejército de Estados Unidos a embarcaciones
Jairo Gómez   Especial para La Jornada
Periódico La Jornada  Lunes 10 de noviembre de 2025, p. 30
Santa Marta., La cumbre entre la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) y la Unión Europea (UE) condenó este domingo el “uso de la fuerza” en contravía al derecho internacional, en medio de tensiones con Estados Unidos por los ataques aéreos a embarcaciones en el Caribe y el Pacífico, pero sin hacer mención explícita a esa ofensiva del gobierno de Donald Trump.
Tras 12 horas de deliberaciones la mención más cercana al asedio estadunidense contra las pequeñas embarcaciones y Venezuela se puede resumir en el punto ocho de la misma: “Reiteramos nuestra oposición al uso de la fuerza y a cualquier acción que no sea conforme con el derecho internacional y la Carta de Naciones Unidas”.
La declaración conjunta de la Celac y la UE contiene 52 puntos, la mayoría dedicados al respeto de los derechos humanos, la autodeterminación y el respeto al derecho internacional como patrón de respeto y unidad entre las naciones. Países como Argentina y Paraguay se “desasociaron” de varios puntos de la declaración.
Venezuela no acogió, en su totalidad, la declaración conjunta.
Aunque el tema de los ataques de Estados Unidos estuvo en discusión, no hubo consenso para incluirlo en la declaración final, pues el contenido de las resoluciones en la Celac se definen por unanimidad consensuada.
Tanto el presidente colombiano, Gustavo Petro, como su par de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, previamente expresaron la necesidad de que de esta cumbre saliera un pronunciamiento de rechazo al gobierno de Estados Unidos.
Fuentes consultadas confirmaron que el tema no pasó desapercibido en la cumbre, pues Lula lo había dicho días antes:
“Aquí (en la Celac) esperamos que se pueda dar un espacio en el que se hable de los ataques que se han realizado desde Estados Unidos, afectando a los pescadores del Caribe y el Pacífico”.
Resaltan el diálogo entre iguales
Petro destacó que en la declaración se subraya la “unidad de los pueblos, el respeto a los derechos humanos, el fortalecimiento de la autodeterminación y el diálogo entre iguales, como dique de contención a la ola del gran capitalismo que amenaza la democracia”.
La declaración conjunta fue leída por el anfitrión Gustavo Petro, presidente protempore de la Celac; Antonio Costa, presidente del Consejo Europeo; y Kaja Kallas, vicepresidenta de la Comisión Europea, quien anteriormente declaró que “sólo se puede recurrir a la fuerza por dos motivos, ya sea en defensa propia o en virtud de una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU”.
“España está y seguirá estando al lado de América Latina y el Caribe”, comentó a la prensa, desde lejos, sin acercarse al micrófono, Pedro Sánchez, presidente de gobierno de ese país.
Bajo la égida de la incertidumbre por los constantes bombardeos del gobierno de Trump, concluyó esta cuarta cumbre Celac-UE que, pese a la ausencia de un pronunciamiento contra la Casa Blanca, el presidente anfitrión, Gustavo Petro, la consideró un éxito, no obstante, los esfuerzos del secretario de Estado de Estados Unidos, Marco Rubio, por sabotearla, según lo denunció el mandatario colombiano.