El mandatario reitera su convicción de dialogar por la paz, pero señala que están preparados por si Washington decide una intervención // Enfatiza que la Casa Blanca ha elaborado una narrativa, la del narcoterrorismo, como pretexto para asesinar una esperanza
▲ El titular del Ejecutivo venezolano, Nicolás Maduro, afirma que los habitantes de su país están decididos a ser libres. “Ninguna potencia extranjera impondrá su voluntad sobre nuestra patria soberana”, enfatiza. En la imagen, el presidente y el periodista español.Foto cortesía Ignacio Ramonet
Ignacio Ramonet Especial para La Jornada
Periódico La Jornada Martes 18 de noviembre de 2025, p. 33
Caracas. Conozco a Nicolás Maduro desde hace unos 20 años, cuando él era el brillante canciller de la Revolución Bolivariana. Siempre he apreciado en él su modestia, su asombrosa inteligencia, su gran cultura política, su apego al diálogo y a la negociación, su firme lealtad a los valores y principios progresistas, su fino sentido del humor, su concepción austera de la vida enraizada en sus orígenes populares y su inalterable fidelidad al comandante Hugo Chávez.
Le pregunto cómo interpreta el contexto actual de presiones, calumnias y amenazas contra Venezuela. Mientras conduce con cuidado en el suave crepúsculo aragüeño, me dice:
–Ellos se han esforzado mucho en elaborar una narrativa nueva –la del “narcoterrorismo”– pero que, en el fondo, es lo mismo que han hecho siempre: elaborar un pretexto para asesinar una esperanza. Recuerda que, por ejemplo, en 1954, acusaron a Jacobo Árbenz, presidente democrático de Guatemala, de ser un “comunista” porque había realizado una modesta reforma agraria. Provocaron un golpe de Estado, una intervención militar y lo derrocaron. Varios decenios después se disculparon reconociendo que Árbenz no era comunista y que cometieron un error…
“Diez años más tarde, en 1964, en Brasil, hicieron lo mismo con el presidente Joao Goulart... Y también volvieron a excusarse unos decenios después... En 1965, realizaron una repetición en República Dominicana con el mandatario Juan Bosch. Lo acusaron de ‘comunista’, invadieron el país con unos 20 mil marines y fuerzas de la Organización de Estados Americanos (OEA). Y muchos años más tarde, de nuevo reconocieron que Juan Bosch era un auténtico demócrata y que aquella invasión fue un error. En 1973, mismo guion en Chile, contra el presidente Salvador Allende. Y mismas disculpas tardías.
“Fuera de América Latina han aplicado la misma fórmula criminal. Por ejemplo, en Irán, en 1953, derrocaron a Mohammed Mossa-degh porque nacionalizó el petróleo. Lo acusaron de ‘comunista’ y era un demócrata, como todos los historiadores lo reconocen hoy. Pero aquel crimen desestabilizó a ese país y al Medio Oriente hasta hoy. ¿Cuántas guerras? ¿Cuántos millones de muertos desde entonces?
“Como, desde 1989, ya no hay guerra fría, inventan otros pretextos. Todo el mundo recuerda, por ejemplo, las mentiras sobre Irak en 2003 con las pretendidas ‘armas de destrucción masiva’ que nunca existieron. Ellos mismos han acabado por reconocerlo.
“Hoy, han imaginado una narrativa nueva, la del ‘narcoterrorismo’, tan mentirosa como las precedentes. Por eso yo digo: no esperemos varios decenios para admitir una falsedad. Reconózcanlo ya. Y evitemos enfrentamientos, devastaciones y desgracias inútiles. Nosotros confiamos en Dios y siempre vamos a apostar por el diálogo, la negociación y la paz.”
Movilización con fervor patriótico
–¿Si ellos pasan al acto?
–Que Dios no lo quiera. Estamos listos para dialogar y defender la paz. Pero también nos hemos ejercitado para cualquier contingencia. Hemos exhortado a todas nuestras fuerzas populares, sociales, políticas, militares y policiales a no caer en provocaciones en ningún momento, pero si ellos quieren venir a matar a un pueblo cristiano aquí en América del Sur, nosotros llamamos a nuestros ciudadanos a movilizarse con fervor patriótico, lo cual es nuestro derecho legítimo y soberano.
“Ya he dicho que si ellos llegaran a pasar al acto en un intento de desestabilización contra Venezuela, desde ese mismo instante se decretaría la orden de operaciones de movilización y combate de todo el pueblo, y la clase obrera venezolana iniciaría una huelga general insurreccional.
“Y te añado lo siguiente: nosotros estamos decididos a ser libres. Ninguna potencia extranjera impondrá su voluntad sobre nuestra patria soberana. Pero si ellos rompen la paz y persisten en su intención neocolonial se van a llevar una enorme sorpresa. Rezo para que eso no ocurra, porque –repito– se van a llevar una sorpresa mayúscula. Nosotros queremos paz, pero estamos preparados. Muy bien preparados para cualquier eventualidad. Están avisados.”
–Sus enemigos cuentan con una poderosa quinta columna en el interior de Venezuela. La extrema derecha e incluso una parte de ella no vacilará, probablemente, en aliarse a los invasores si éstos se decidieran finalmente a franquear el Rubicón. ¿No cree usted?
–No es tan poderosa... Sus aliados en el exterior sí lo son. Pero aquí tienen muy poco apoyo. No hay que creer lo que repiten algunos medios internacionales. Esa “derecha maltrecha”, como la llamo, es sobre todo muy desleal, muy vendepatria. Porque hay que tener el alma muy arrastrada y ser muy infame para desear y reclamar que una potencia extranjera invada tu país y le arrebate a la población, a tus compatriotas, las riquezas que son de todos. Es lo más vil que, en política, se pueda imaginar. Son unas sabandijas. Y es cierto que algunos están maniobrando para ayudar al enemigo.
“No siempre ha sido así, por desgracia. Recordemos que el golpe de Estado del 11 de abril de 2002 contra Hugo Chávez fue provocado por un ataque de ‘falsa bandera’ en Puente Llaguno, Caracas, cuando unos pistoleros contratados por la oposición dispararon contra manifestantes de la propia derecha y causaron 19 muertos y 127 heridos...”
–¿Qué es lo que explica, según usted, esta repentina y brutal agresividad del enemigo?
–En realidad lo que vemos es un intento de reposicionar el hegemón Estados Unidos en el marco de un contexto geopolítico que ha cambiado mucho desde la impresionante afirmación de potencia de China y el surgimiento del polo de decisión global que constituyen los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica). La hegemonía global que ejercía Washington se ve cada día más cuestionada por esas potencias emergentes. En este nuevo contexto, la decisión de la Casa Blanca y del Pentágono es de reforzar primero el teatro de seguridad más próximo al territorio estadunidense, o sea, América Latina y el Caribe, su antiguo “patio trasero”... Se trata de reafirmar su dominio sobre una zona que, desde hace 150 años y la Doctrina Monroe (1823), Washington ha considerado como una suerte de “protectorado exclusivo”, con “soberanía limitada” para los países de esa área, entre ellos Venezuela. Una zona que el Departamento de Estado también consideró, desde 1945 y el fin de la Segunda Guerra Mundial como una suerte de “retaguardia estratégica”.
“Lo que esta nueva administración estadunidense quiere, al presionar y amenazar a Venezuela, es enviar un mensaje político de fuerza y dominio a todos los estados del continente. Están diciendo: ‘¡Hemos regresado’, ‘¡El imperio ha regresado y vamos a reocupar nuestra posición central y dominante en este continente!’ Pero el tiempo ha pasado y, como mencioné antes, el contexto geopolítico ya no es el mismo. La época de la diplomacia de las cañoneras ya pasó. La del golpismo y de las intervenciones militares también. Los tiempos de William McKinley y de Theodore Roosevelt no volverán. Por mucha nostalgia de ello que tenga la Casa Blanca...
“El nuevo orden internacional es cada vez más multipolar y multicéntrico. Se han multiplicado los polos de poder y ahora hay algo que no existía antes y que se llama el Sur global, Venezuela forma parte de esa zona y cuenta con numerosos y poderosos aliados. La consolidación de estos nuevos centros de poder disuelve, inevitablemente, la influencia geopolítica de Estados Unidos.
“Por eso ellos quisieran hacer una suerte de ejemplo con el caso de Venezuela. Para disuadir las alianzas alternativas y contener la expansión de otras potencias BRICS –China, Rusia, India– en esta región. Los neoimperialistas de Washington desean restablecer el mando político y militar exclusivo sobre este continente para recuperar el control sobre los grandes recursos estratégicos de Latinoamérica, como el petróleo, el gas, el cobre, el litio, las tierras raras y el agua. No lo conseguirán. El tiempo de la historia no da marcha atrás. Y por profunda que sea la nostalgia imperial de ellos, más fuerte es el ansia de libertad y de soberanía de nuestros pueblos”, enfatizó.
Entevista completa en lajornadaonline@ https://bit.ly/3K9hqu6.
Trump: articulación injerencista
Cuando reporteros le preguntaron si extendería a México su campaña de bombardeos y ejecuciones extrajudiciales en altamar, el presidente Donald Trump dijo que “le sentaría bien” y que hará lo que sea necesario para detener el tráfico de drogas. Sin embargo, se negó a responder si requiere autorización del gobierno mexicano para lanzar tales ataques, limitándose a afirmar que “ha estado hablando con México” y que sus homólogos conocen su postura al respecto. El magnate cerró su conferencia de prensa con una declaración de su descontento hacia nuestro país.
El exabrupto de ayer supone la enésima provocación del doble discurso de la administración republicana hacia México desde el regreso de Trump a la Casa Blanca en enero pasado. El mandatario, seguido de sus funcionarios, se dedican a elogiar el entendimiento y la cooperación bilateral un día para, al siguiente o unas horas después, emprender agresiones, extorsiones, chantajes y amenazas fuera de lugar en las relaciones entre estados soberanos.
En este juego, Washington parece dar por descontado que México no puede hacer nada contra el matonismo verbal de los trumpistas ni permitirse una ruptura de vínculos con su principal socio comercial y residencia de millones de mexicanos y sus descendientes, cuyos derechos deben ser cuidados por una red consular cuya existencia depende de mantener los lazos diplomáticos, incluso en los contextos más adversos. El peligro de este escenario es que el temple y la prudencia de las autoridades mexicanas sean malinterpretadas por el magnate como una señal de debilidad y una invitación a pasar de los dichos a los hechos en su afán intervencionista.
La presidenta Claudia Sheinbaum ha reaccionado ante los amagos trumpistas con temple y buen juicio. Ha rehuido caer en los garlitos de nuestro vecino del norte. Ha puesto por delante nuestra soberanía e independencia. Esos son los valores que hay que reivindicar hoy ante el más reciente embate de injerencismo estadunidense.
Hay graves problemas en México; no estoy contento, señala Trump
Vio lo que pasó en la capital el fin de semana, dice el presidente en acto de la FIFA // Tiene ubicados a narcos, asegura
▲ Escena del sábado anterior frente a Palacio Nacional.Foto Jair Cabrera
Afp y Europa Press
Periódico La Jornada Martes 18 de noviembre de 2025, p. 6
Washington. Donald Trump afirmó ayer que podría lanzar ataques contra México para impedir el ingreso de drogas a Estados Unidos. “¿Lanzaría yo ataques en México para detener el narcotráfico? ¡No tengo problema! Haremos lo que sea necesario para detenerlo”.
Durante un acto sobre la Federación Internacional de Futbol Asociación en la Casa Blanca, el mandatario se refirió además a los disturbios durante la marcha del sábado en la Ciudad de México. “He estado viendo lo que pasaba en la Ciudad de México este fin de semana. Hay graves problemas allá; no estoy contento con México”.
A la pregunta de la prensa sobre si una intervención militar sólo sería con el permiso de México, afirmó: “no respondería a esa pregunta. He estado hablando con México; ellos saben cómo lo digo.
“Estamos perdiendo cientos de miles de personas por las drogas. Así que ahora hemos cerrado las rutas marítimas, pero conocemos cada una de ellas; sabemos las direcciones de todos los narcotraficantes, dónde está su puerta. Sabemos todo de cada uno de ellos. Están matando a nuestra gente. Esto es como una guerra. ¿Lo haría? (lanzar ataques) Con mucho orgullo. ¿Lo haría en los corredores terrestres? Sin duda. Por cada barco salvamos 25 mil vidas”. Aseveró que “prácticamente no entran drogas a nuestro país por mar”.
Para concluir, el magnate aseguró que si fuera al Congreso para presentar estos ataques, tanto republicanos como demócratas estarían de acuerdo. “Probablemente iría al Congreso y diría: a menos que estén locos. Hemos perdido cientos de miles de personas... Gran parte de estas pérdidas provienen de México, así que, para que quede claro, no estoy contento con México”.
Trump basa su conclusión de que el tráfico de enervantes llega a Estados Unidos por México en que los recientes ataques militares han permitido disminuir 85 por ciento el tráfico a través del mar, según su gobierno. No aportó evidencias de estos dichos.
“No sé quiénes serían ese 15 por ciento. Eso es una señal importante”, destacó.
Estados Unidos ha desplegado un importante contingente militar en aguas del Caribe, oficialmente para combatir el narcotráfico. En las últimas semanas ha efectuado 21 ataques contra lanchas que, acusa sin pruebas, transportaban drogas, en el Caribe y el Pacífico, en los que han sido asesinadas 83 personas, de acuerdo con un recuento basado en comunicados oficiales.

