domingo, 16 de noviembre de 2025

Estados Unidos ejecuta maniobras con prácticas de tiro real en el Caribe.

Pete Hegseth presume misiones en otros países
Va en serio y el mundo lo sabe”, advierte el Pentágono sobre operación contra Venezuela
▲ Las fuerzas armadas han bombardeado 21 lanchas y asesinado a 80 personas.Foto tomada de redes sociales
Ap, Xinhua, Afp y Reuters
Periódico La Jornada   Domingo 16 de noviembre de 2025, p. 20
Washington. El Comando Sur anunció ayer que la 22 unidad expedicionaria de marines realizó ejercicios militares de entrenamiento desde la cubierta del buque de asalto anfibio Iwo Jima mientras navegaba por el mar Caribe, en medio de las tensiones por los ataques contra embarcaciones a las que acusa, sin pruebas, de transportar droga hacia Estados Unidos.
Los ejercicios incluyeron prácticas de tiro real e inserción rápida mediante cuerdas desde un helicóptero MH-60S Sea Hawk a bordo del Iwo Jima, que forma parte del arsenal desplegado en la región.
El secretario de Guerra, Pete Hegseth, remarcó que la operación Southern Spear (Lanza del Sur), anunciada esta semana como parte del despliegue militar de la Casa Blanca en el Caribe y el Pacífico, tiene como objetivo la destrucción de los presuntos narcoterroristas a quienes Washington acusa, sin presentar pruebas, de asesinar a los estadunidenses, y defendió que la iniciativa del presidente Donald Trump “va en serio, y el mundo lo sabe. Paz mediante la fuerza”, advirtió.
En una publicación en su cuenta de X, Hegseth presumió que antes de la operación Lanza del Sur, este año Washington llevó a cabo otras dos misiones más allá de sus fronteras: la operación Rough Rider (Jinete Rudo), en marzo, por la “libertad de navegación de los buques estadunidenses”, una campaña militar en Yemen para contrarrestar los ataques hutíes contra el trasporte marítimo en el mar Rojo; y la operación Midnight Hammer (Martillo de Medianoche), en junio, cuyo objetivo fue la “destrucción de emplazamientos nucleares iraníes”.
Detenciones en República Dominicana
En el marco de la operación Lanza del Sur, República Dominicana anunció ayer la detención de dos personas oriundas de ese país, y la incautación de 500 kilos de cocaína que iban en una lancha interceptada en una operación conjunta con Washington.
“La embarcación, que según informes habría salido desde Sudamérica con rumbo a costas dominicanas, alertó a los organismos oficiales, que aplicaron los protocolos de actuación temprana para neutralizar la lancha, detener a sus tripulantes y confiscar el alijo de 484 paquetes”, indicó en un comunicado la Dirección Nacional de Control de Drogas de la nación caribeña.
Las fuerzas estadunidenses bombardearon 21 lanchas, con un saldo de al menos 80 muertos, desde el inicio de su despliegue militar en la región.
Colombia se arma
Ante esta escalada, Colombia anunció la compra de una flotilla de 17 aviones de combate suecos Gripen, por 4 mil 300 millones de dólares.
El presidente colombiano, Gustavo Petro, destacó que son naves “de superioridad aérea con la más alta tecnología, que fortalecerán la seguridad y defensa”
Las aeronaves reemplazarán a los israelíes IAI Kfir, con más de 40 años de servicio y que ya llegaron al límite de su vida útil. Las entregas están pactadas a partir de 2027 y culminarían en 2032.
Petro aseguró que la flota de aviones de guerra tendrá la “función de disuadir la muerte de personas” dentro del país y “las agresiones sobre Colombia, provengan de donde provengan”.
“En un mundo geopolítico desordenado”, esas agresiones “podrían provenir de cualquier parte”, explicó el mandatario.

Venezuela agradece apoyo político de Irán ante amenaza militar de EU
El gobierno de Venezuela, a través de su canciller Yván Gil, agradeció este sábado Irán por su advertencia frente al aumento del despliegue militar de Estados Unidos en el Caribe y las consecuencias que esto conlleva para toda la región. Foto Europa Press / Archivo Foto autor
Ángel González, especial para La Jornada
15 de noviembre de 2025 17:23
Caracas. El gobierno de Venezuela, a través de su canciller Yván Gil, agradeció este sábado Irán por su advertencia frente al aumento del despliegue militar de Estados Unidos en el Caribe y las consecuencias que esto conlleva para toda la región.
“Reconocemos también su constante solidaridad con el pueblo venezolano y su firme llamado al respeto por la soberanía de nuestra nación. Este apoyo internacional refuerza nuestro compromiso de defender la verdad, así como nuestro legítimo derecho a la autodefensa y a la búsqueda de la paz”, recalcó Gil a través de su canal de Telegram.
El portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores de Irán, Esmail Baqaei, alertó sobre las peligrosas consecuencias del incremento de las actividades militares del imperio norteamericano en la región del Caribe y América Latina para la paz y la seguridad internacionales y pidió el respeto a la soberanía nacional y la integridad territorial de Venezuela.
Baqaei calificó la amenaza de recurrir a la fuerza contra el gobierno legítimo y elegido de Venezuela como una clara transgresión de la ley y una flagrante violación de los principios de la Carta de las Naciones Unidas, especialmente del principio de autodeterminación de los pueblos y del principio de prohibición del uso de la fuerza establecido en el párrafo cuatro del artículo dos.
Adicionalmente, según la agencia internacional de noticias Sputnik, una fuente del Ministerio de Asuntos Exteriores de Irán comunicó que a la fecha Venezuela no ha solicitado asistencia militar a Teherán ante las amenazas estadunidenses, pero sí pidió apoyo político.
Llamado del partido socialista
En esta línea se ha movido el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), que denunció la intensificación de acciones militares y psicológicas por parte de Estados Unidos en el Caribe, advirtiendo que la operación Lanza del Sur podría desencadenar un escenario de violencia en la región.
La organización política alertó a pueblos, partidos y movimientos internacionales sobre el riesgo de que Venezuela sea utilizada como punto de partida para una nueva estrategia estadunidense centrada en generar caos y desestabilización. Según el comunicado, este escenario amenaza con expandir conflictos y sufrimientos a escala internacional.
La vicepresidenta de Asuntos Internacionales del PSUV, Tania Díaz, quien firma el comunicado, cuestionó los objetivos de Estados Unidos, comparando la posible extensión de la violencia en América Latina y el Caribe con los recientes ataques en Palestina, Líbano, Siria y otras regiones. Además, reiteró la defensa del derecho irrenunciable de Venezuela a la paz y su soberanía, instando a gobiernos y pueblos libres a manifestarse en favor de la humanidad y el futuro.
El documento concluye con un llamado a los pueblos del mundo:
“Solo un nuevo movimiento mundial de rechazo al neocolonialismo, fascista y supremacista, que ha desatado su furia contra el mundo entero”.
La escalada militar de Estados Unidos en el Caribe incluye un descomunal despliegue encabezado por el portaviones Gerald Ford, justificado bajo el argumento de combatir el narcotráfico y expulsar “narcoterroristas” del hemisferio occidental. Sin embargo, en Caracas y otras capitales latinoamericanas se interpreta como un intento de desestabilización y presión para derrocar al gobierno de Nicolás Maduro. Los ataques han destruido al menos 20 embarcaciones y causado la muerte de unas 80 personas, lo que ha provocado condenas por violaciones al derecho internacional.

Marco Rubio: semiótica del “perdonavidas”
Foto Ap   Foto autor
Fernando Buen Abad Domínguez*
16 de noviembre de 2025 00:04
Marco Rubio encarna, en la escena política contemporánea, la lógica del “perdonavidas”, esa operación semiótica imperial que pretende investir a su sirviente golpista con una autoridad destinada a condicionar el comportamiento de nuestros pueblos bajo la amenaza velada de una sanción monetaria o militar. Tal lógica opera como dispositivo de intimidación mafiosa y mediática, como coreografía narrativa del “castigo” burgués y como representación ideológica del poder de fuego estadunidense en clave de arrogancia imperial. 
Rubio aparece así como la figura performativa de un orden que pretende pontificar sobre la conducta de los insurrectos, no por fuerza de argumentos, sino por la naturalización de una posición de petulancia supremacista gusana. Su discurso no es sólo un despliegue de frases, sino un sistema de amenazas que pretenden funcionar como advertencias, ultimátums o chantajes, dirigidos a gobiernos, pueblos y adversarios geopolíticos. Es el gesto clásico del perdonavidas: “Yo podría destruirte, pero te concedo la oportunidad de someterte”. Esta semiótica del castigo, recubierta de moralismo servilista, produce un personaje siniestro, no porque posea poder propio –que no lo tiene–, sino porque simboliza la estructura de un imperio que lo utiliza como vocero del disciplinamiento global. La náusea. 
Rubio cumple su guion con precisión teatral; su figura pública es un manual de gestualidad del castigo, una liturgia del señalamiento, un repertorio de amenazas presentadas como advertencias responsables. En su retórica, la “preocupación” por América Latina es el envoltorio del saqueo, del asesinato y de la intervención; su payasada vestida como denuncia contra gobiernos soberanos es una fórmula asesina en la moral burguesa más macabra; la propuesta de sanciones se presenta como “paso necesario” para defender la libertad. En cada una de esas ofensivas semióticas, el perdonavidas concede –desde arriba– una oportunidad al otro para rectificar, obedecer o “volver al camino correcto”. Retórica clásica de gánster que simula cordialidad antes de golpear. Lo siniestro de Rubio no radica solamente en su biografía individual, sino en la manera en que su cuerpo discursivo está diseñado para ser vehículo de esta dramaturgia. 
Nuestra semiótica crítica permite mostrar que el perdonavidas no sólo amenaza, también produce un orden perceptivo. Sus mensajes buscan generar un clima de terror administrado, de duda, de inestabilidad calculada. Al mismo tiempo, intenta consolidar una narrativa en la cual Estados Unidos figura como el guardián de los pueblos, el protector magnánimo que –pese a su “paciencia”– se ve obligado a castigar. Rubio dramatiza esa tensión, haciendo del lenguaje un instrumento pedagógico del miedo. Así se construye una pedagogía de la sumisión, cada intervención suya enseña qué comportamientos serán castigados, quiénes serán los “malos” del momento y qué sanciones se consideran legítimas. Lo siniestro emerge de la naturalización de esta estructura, el perdonavidas no se concibe a sí mismo como agresor, sino como salvador. Y ahí reside la violencia más profunda: el castigo se traviste de virtud. 
En la escena latinoamericana, Rubio desata una semántica de injerencia que presenta las decisiones soberanas de los pueblos como desviaciones patológicas que necesitan corrección. Su lógica es la del adulto autoritario frente al niño díscolo: “sé lo que te conviene, obedece y te irá mejor”. Esta infantilización es uno de los núcleos simbólicos del perdonavidas. Y, de nuevo, el personaje siniestro no es por su capacidad personal, sino por la estructura que encarna, la del imperio que cree tener derecho a decidir qué países merecen vivir y cuáles deben ser disciplinados. 
Rubio despliega, además, una textura discursiva obsesionada con la idea del enemigo. Cada palabra suya fabrica un adversario absoluto que debe ser combatido sin matices. Esta absolutización del otro –técnica clásica de la propaganda– permite justificar cualquier medida: sanciones, presiones económicas, golpes blandos, financiamiento a oposiciones desestabilizadoras. El perdonavidas necesita crear enemigos para justificar su propio rol; necesita producir la expectativa de caos para presentarse como el gestor del orden. Por eso, su discurso es siempre apocalíptico: “si no actúo, ocurrirá la catástrofe”. Es la semiótica del salvador oscuro, él mismo infla la amenaza que luego promete resolver. 
En el fondo, Rubio representa una función: la de traducir la doctrina del intervencionismo en lenguaje cotidiano. Su misión semiótica es “hacer digerible” la agresión imperial. Presenta la injerencia como necesidad, la sanción como responsabilidad, la amenaza como gesto moral. El perdonavidas siempre necesita justificarse: sólo puede mantener su poder si logra que el otro crea –al menos por un instante– que la amenaza es legítima. El personaje siniestro se vuelve eficaz cuando su violencia parece sentido común. Y Rubio trabaja incansablemente para que la violencia imperial parezca razonable, inevitable o moralmente correcta. 
Por eso es crucial desmontar la gramática de su lógica, cada palabra suya funciona como dispositivo de dominación simbólica. Sus gestos públicos, sus entrevistas, sus declaraciones en redes, sus intervenciones en el Senado: todo está articulado como una cadena de signos destinados a intimidar, persuadir, sobreactuar y disciplinar. Desenmascarar al perdonavidas no es criticar a Rubio como individuo, sino señalar la maquinaria ideológica que él representa. Es entender cómo un personaje siniestro se convierte en portavoz de una semiótica de la amenaza que busca someter a los pueblos al orden del capital global. 
Y es, finalmente, recordar que el perdonavidas no existe sin la complicidad de un sistema que lo instituye. Rubio es la máscara rota de un imperio en decadencia que, incapaz de sostener su hegemonía por consenso, recurre a la teatralización del castigo, con armas y con “aranceles”. En esa teatralización macabra se reproduce un viejo gesto colonial, el amo que, antes de golpear, manda a sus sirvientes para conceder al esclavo la oportunidad de arrepentirse. Una farsa cruel, una semiótica del sometimiento. Y, por medio de ella, el intento desesperado de mantener un poder que la historia misma ya está erosionando. Mientras, nosotros muy desorganizados. 
*Doctor en filosofía