Afp, Ap, y Prensa Latina
Periódico La Jornada Lunes 20 de octubre de 2025, p. 29
Washington. El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, acusó ayer al mandatario colombiano, Gustavo Petro, de ser “líder del narcotráfico”, y advirtió que su gobierno cesará “los pagos y subsidios a gran escala” a la nación sudamericana.
Al referirse a “grandes y pequeños campos de producción masiva de drogas”, en Colombia, el mandatario estadunidense aseveró que Petro “debería cerrar estos campos de exterminio de inmediato, o Estados Unidos se los cerrará, y no lo hará de buena forma”.
El magnate afirmó en sus redes sociales, sin presentar pruebas, que el jefe del Ejecutivo de Colombia está “alentando fuertemente la producción masiva de drogas, en grandes y pequeños campos” en toda Colombia, –que el republicano inicialmente escribió como “Columbia” antes de eliminar su publicación y remplazarla con el nombre correcto del país–.
“Petro no hace nada para detenerlo, a pesar de los pagos y subsidios a gran escala de Estados Unidos, que no son más que un robo a largo plazo.”
Agregó: “es un líder poco valorado y muy impopular, con una actitud insolente hacia Estados Unidos, debería cerrar estos campos de exterminio de inmediato, o Estados Unidos se los cerrará, y no lo hará de buena forma”.
“A partir de hoy, estos pagos, o cualquier otra forma de pago o subvenciones, ya no se realizarán”, afirmó el jefe de la Casa Blanca con letras mayúsculas, sin dar detalles.
Colombia es el país sudamericano que más ayuda financiera recibe de Washington, de acuerdo con datos del gobierno estadunidense, con más de 740 millones de dólares desembolsados en 2023, último año del que se dispone de información completa.
Horas después, el secretario de Guerra, Pete Hegseth, anunció que Washington perpetró otro ataque contra una embarcación sobre las aguas internacionales del Caribe que, afirmó sin evidencia, estaba asociado con el Ejército de Liberación Nacional (ELN) y que transportaba “cantidades sustanciales de narcóticos”; tres hombres a bordo murieron en el ataque llevado a cabo el viernes pasado, comentó.
En el anuncio, compartido en sus redes sociales, el secretario adjuntó un breve video en el que mostró un bote en llamas tras una explosión. El Departamento de Estado designó en 1997 al ELN organización terrorista extranjera.
“Estos cárteles son ‘Al Qaeda’ del hemisferio occidental, usan la violencia, el asesinato y el terrorismo para imponer su voluntad, amenazar nuestra seguridad nacional y envenenar a nuestra gente”, apuntó.
Tras esta ofensiva del viernes, Washington ha realizado en total siete ataques en el mar Caribe, que han dado muerte al menos a 30 presuntos narcoterroristas.
Petro al magnate: “quien más ha combatido a los capos soy yo”
“Es usted un grosero e ignorante”, le dice el sudamericano // “Léase 100 años de Soledad”, aconseja al estadunidense
Jairo Gómez Especial para La Jornada
Periódico La Jornada Lunes 20 de octubre de 2025, p. 29
Bogotá. Un nuevo enfrentamiento verbal entre los presidentes de Estados Unidos, Donald Trump, y de Colombia, Gustavo Petro, pone en vilo las relaciones diplomáticas y comerciales que los dos países cosechan desde hace más de 200 años.
El dardo más poderoso que tiró Trump contra Petro es el de acusar al presidente sudamericano de ser “un líder del narcotráfico que fomenta la producción masiva de drogas, tanto en grandes como pequeños campos, por toda Colombia”.
Petro respondió –también en redes sociales– al jefe de la Casa Blanca: “señor Trump, jamás Colombia ha sido grosera con Estados Unidos, al contrario, ha querido mucho su cultura. Pero usted es grosero e ignorante con Colombia. Léase, como si lo hizo, su encargado de negocios en Colombia, Cien Años de Soledad, y le aseguro que algo aprenderá de la soledad.
“Trump está engañado de sus logias y asesores. El principal enemigo que tuvo el narcotráfico en Colombia en el siglo XXI, (y) el que descubrió sus relaciones con el poder político en Colombia (…) Ese fui yo”, enfatizó; “quien descubrió cómo el paramilitarismo fue el gran elector del entonces mandatario Álvaro Uribe (2002-2010), y cómo cerca de 40 por ciento de los parlamentarios fueron elegidos por los narcoparacos.
“Trump está engañado. El principal enemigo del narcotráfico soy yo”, publicó Petro en X.
“Recomiendo a Trump, dijo Petro, leer bien a Colombia y determinar en qué parte están los narcos y en qué parte los demócratas”.
Y en respuesta a algunas críticas surgidas desde la oposición, Petro aseguró que “el problema es con Trump, no con Estados Unidos. Simplemente Trump no comprende cómo pudieron millones de jóvenes estadunidenses ir a pelear por lo que parecía una causa ajena: la guerra en Europa. Pelearon por la humanidad. El concepto de la humanidad, Trump no lo entiende”.
Petro salió al paso a las declaraciones del secretario de Guerra de Estados Unidos, Pete Hegseth, quien en la red social X reveló: “fuerzas estadunidenses destruyeron una embarcación narcoterrorista del ELN (Ejército de Liberación Nacional)” en aguas internacionales del mar Caribe.
A lo que el jefe del Ejecutivo de Colombia reviró: “La lancha del pescador de Santa Marta no era del ELN; era una familia humilde, amante del mar y de ahí extraía sus alimentos”, dijo, e identificó al pescador como Alejandro Carranza.
El pasado viernes, en una alocución presidencial por los canales de la televisión, Petro demostró con evidencias documentales cómo se ha reducido la tasa de crecimiento de los cultivos de hoja de coca a casi cero por ciento. “En pasados gobiernos hubo años con casi 100 por ciento de crecimiento anual”, sentenció.
Para el gobierno de Petro, la sustitución manual de cultivos es el mejor mensaje para los campesinos hoy inmersos en un programa que los lleva a cambiar la hoja de coca por la siembra del pancoger (autoconsumo) y cacao. La erradicación forzosa, es decir con fumigación de glifosato, no es la alternativa, por ello se ataca al narcotraficante y no al campesino.
Aunque Trump dejó planteada la posibilidad de sanciones económicas a Colombia, es importante referir que Estados Unidos es el principal socio comercial del país con una balanza deficitaria para la nación sudamericana cercana a los 6 mil millones de dólares. En 2024, de acuerdo con el Departamento Nacional de Estadística, las exportaciones del país del norte fueron de 13 mil 800 millones de dólares y las importaciones representaron 7 mil 900 millones de dólares.
Opositores hacen eco
Mientras los partidos políticos de izquierda cerraron filas en torno a Petro, desde de la derecha precandidatas presidenciales avalan los señalamientos de Trump, tras asegurar que el colombiano “ha sido permisivo con el narcotráfico”, un flagelo transversal a la realidad colombiana desde hace más de cinco décadas, y que ha dominado la política nacional, incluso con capacidad de poner presidentes.
Para la cancillería de Venezuela, las declaraciones de Trump resultan “ofensivas y desobligantes, así como una “amenaza directa a la soberanía nacional.
Los señalamientos sólo son pretextos, opina analista
“Esto que anuncia el presidente Trump nada tienen qué ver con la lucha contra las drogas, esta es una escalada para que Estados Unidos vuelva a recuperar una hegemonía maltrecha en la región, por eso sus ataques contra Venezuela y ahora Colombia.
“Es un pretexto, el de las drogas, de los más pobres. América Latina tiene que unirse para detener esta escalada y para ello, México, Brasil, Colombia y la misma Venezuela deben unirse para detener a Trump”, declaró a los medios públicos el analista Breno Altman, desde Brasil.
“Fuerza, presidente Petro. Fuerza Colombia. Fuerza Latinoamérica”, escribió en su cuenta de X el ex presidente del Ecuador Rafael Correa.
Recientemente, Estados Unidos eliminó la certificación a Colombia en lo relacionado a la lucha contra las drogas, en la que probablemente el país sudamericano sea el que más muertos ha registrado sin lograr erradicar un mal que se hace fuerte por la creciente demanda en Estados Unidos y Europa.
Colombia, en la mira de Trump
El presidente estadunidense, Donald Trump, dirigió ayer una de sus características agresiones discursivas contra Colombia –país al que llamó “Columbia”, sin que quede claro si fue por ignorancia o por una ironía incomprensible– y de su mandatario, Gustavo Petro, al que acusó de ser “un líder del narcotráfico que fomenta la producción masiva de drogas en grandes y pequeños campos” y amenazó con que si el presidente colombiano no cierra “esos campos de exterminio de inmediato, Estados Unidos los cerrará, y no será de buena forma”, lo que constituye un amago de intervención militar en esa nación sudamericana, similar a los que ha formulado contra la vecina Venezuela.
La declaración, divulgada en la red social del magnate, contiene difamaciones tan fuera de proporción como las expresadas sobre el mandatario venezolano, Nicolás Maduro, y se presentó como reacción a los señalamientos de Petro, quien la víspera denunció que, con el pretexto de la lucha contra el narcotráfico, las fuerzas militares de Washington desplegadas en el mar Caribe están asesinando a pescadores en episodios de agresiones letales –divulgados por la propia Casa Blanca– contra pequeñas embarcaciones. Asimismo, Petro señaló que la motivación real de la hostilidad del gobernante estadunidense no es impedir que las drogas lleguen de Sudamérica a Estados Unidos, sino apoderarse del petróleo de Venezuela y Guyana.
Lo cierto es que, en forma inopinada y sin esgrimir un motivo mínimamente verosímil, el titular del Ejecutivo estadunidense ha ampliado sus amagos militaristas e intervencionistas a estos dos países latinoamericanos, lo que se suma a la agresividad que Washington, por boca del mismo Trump o de funcionarios de su gobierno, mantiene hacia Brasil –por el juicio y la reciente condena al golpista Jair Bolsonaro, su amigo y aliado– y, en menor medida, hacia México, al que ha calumniado en forma sostenida desde su primera campaña presidencial, en 2016.
La hostilidad trumpiana se manifiesta de las más diversas maneras: desde agresiones comerciales hasta provocaciones militares como las que ha emprendido contra Venezuela, pasando por acusaciones sin fundamento sobre supuestas complicidades gubernamentales con el narcotráfico –acusaciones muchas veces producidas en los medios informativos del país vecino– y las consiguientes amenazas de incursiones armadas. Y mientras mayores se vuelven los indicadores internos de su incapacidad como gobernante, más crece su beligerancia contra naciones que han sido socias y aliadas de Washington por décadas, por no hablar de sus designios persecutorios hacia los sectores políticos estadunidenses que no lo acompañan en sus disparates.
En estas circunstancias resulta evidente la necesidad de que los países que han sido víctimas de la virulencia trumpiana manifiesten de manera unitaria su rechazo a las provocaciones, las insidias y los amagos injerencistas, exijan respeto a la autodeterminación y la soberanía y defiendan la cooperación, el diálogo, el respeto a la legalidad internacional, así como la paz como único camino sensato para conducir las relaciones entre Latinoamérica y la superpotencia en declive.
Gana Rodrigo Paz la presidencia de Bolivia
▲ El centroderechista Rodrigo Paz celebra su triunfo.Foto Afp
Afp, Reuters y Sputnik
Periódico La Jornada Lunes 20 de octubre de 2025, p. 30
La Paz., El presidente electo de Bolivia, el centroderechista Rodrigo Paz, afirmó anoche que el país comienza a recuperar “paso a paso” su lugar en la escena internacional, después de 20 años de gobiernos del Movimiento al Socialismo (MAS).
El economista de 58 años ganó la segunda vuelta electoral de la elección presidencial con 54.6 por ciento de los votos contra 45.4 del ex mandatario Jorge Quiroga, de acuerdo con el reporte del cómputo oficial con 97 por ciento escrutado por el Tribunal Supremo Electoral
El tribunal precisó que los comicios registraron una participación de entre 85 y 89 por ciento de los casi 8 millones de ciudadanos habilitados para votar.
“Bolivia vuelve a recuperar, paso a paso, su escenario internacional (...). Hay que abrir Bolivia al mundo, retomar un rol”, dijo durante su conferencia de prensa en un céntrico hotel de La Paz.
El hasta ahora senador del Partido Demócrata Cristiano agradeció a “la familia boliviana, a la patria y Dios” por su triunfo, y añadió que priorizará la seguridad jurídica y el respeto a la propiedad privada por sobre la ideología.
“La ideología no da de comer. Lo que da de comer es el derecho al trabajo, son las instituciones fuertes, es tener seguridad jurídica, el respeto a la propiedad privada, lo que da de comer es tener certidumbre en tu futuro. Y eso es lo que queremos trabajar”, afirmó.
Paz agradeció también a las felicitaciones que recibió, sin mencionar sus nombres, de los presidentes de Panamá (José Mulino), Paraguay (Santiago Peña), Uruguay, (Yamandú Orsi), Ecuador, (Daniel Noboa) y Perú (José Jerí).
Sí agradeció por su nombre al subsecretario de Estado estadunidense, Christopher Landau, quien lo llamó en representación del presidente Donald Trump para expresarle su respaldo.
“Vamos a llevar adelante una relación estrecha con uno de los gobiernos más importantes del ámbito mundial, ser parte de las soluciones para que a partir del 8 de noviembre a Bolivia no le falten sus hidrocarburos”, aseveró Paz.
Recordó que ninguno de los presidentes de los países fronterizos (Argentina, Brasil, Chile, Paraguay y Perú) visitó Bolivia el pasado 6 de agosto, con motivo de las celebraciones por los 200 años de su independencia.
“Perdimos geopolíticamente y geoeconómicamente; no puede ser que un 6 de agosto en los 200 años de la patria no haya venido un solo presidente fronterizo a visitarnos. Es como no ir a visitar a tu hermano o hermana en su cumpleaños. Esto no puede volver a ocurrir en Bolivia”, lamentó.
Paz, quien prometió mantener los programas sociales y promover el crecimiento impulsado por el sector privado, parece haber calado entre los votantes de izquierda desilusionados con el MAS, fundado por Evo Morales, pero recelosos de las medidas de austeridad de Quiroga.
El apoyo al MAS se desplomó en la primera vuelta de agosto, en medio de una crisis económica cada vez más profunda.
Paz, hijo del ex presidente Jaime Paz Zamora (1989-1993), asumirá la presidencia el 8 de noviembre. Será el tercer miembro de su familia en alcanzar el máximo cargo de la nación, después de su padre y su tío abuelo Víctor Paz Estenssoro.

