▲ Protesta contra las redadas indiscriminadas contra migrantes en Broadview, Illinois.Foto Ap
Jim Cason y David Brooks Corresponsales
Periódico La Jornada Martes 21 de octubre de 2025, p. 27
Washington Y Nueva York., La población de migrantes indocumentados en Estados Unidos se incrementó en los recientes cinco años a aproximadamente 13.7 millones de personas, incluyendo 5 millones 530 mil mexicanos, un 40 por ciento de dicha población.
Un nuevo perfil demográfico de la comunidad indocumentada en Estados Unidos elaborada por el Migration Policy Institute (MPI) revela que casi la mitad de los extranjeros sin papeles en el país ha vivido ahí más de 20 años, y casi un tercio de ellos son dueños de sus propias casas.
“Los mexicanos por mucho tiempo han formado el grupo más grande de migrantes no autorizados en Estados Unidos, representando 40 por ciento de la población total no autorizada –una reducción significativa del 62 por ciento que representaban en 2010–”, escriben Julia Gelatt, Ariel G. Ruiz Soto y James D. Bachmeier en el informe que se está difundiendo este martes. “Migrantes de México y Centroamérica representaron más de dos tercios del total de la población migrante no autorizada”.
Este nuevo perfil ofrece una radiografía diferente a la imagen pintada por el gobierno de Donald Trump de una “invasión” reciente de “criminales”: 45 por ciento han vivido en este país por más de 20 años, 31 por ciento son dueños de sus propias casas y 15 por ciento han egresado de universidades.
En torno a la población mexicana no autorizada en Estados Unidos, sus números se han reducido en términos absolutos hasta 2021, pero “el números de migrantes mexicanos no autorizados se incrementó en 2022 y 2023, revirtiendo el periodo anterior de reducción, y estaba en 5.5 millones a mediados de 2023. Este aumento parece haber sido impulsado por una combinación de concentraciones locales de violencia y de inestabilidad económica en México y con una fuerte demanda de trabajadores en Estados Unidos después de la pandemia de covid- 19”, reporta el informe de MPI.
El repunte de la cifra de indocumentados entre 2019 y 2023 fue impulsado por el flujo migratorio desde Centroamérica –en particular de Honduras y Guatemala– y de América del Sur, sobre todo de Venezuela, Colombia, Ecuador y Brasil, explica el informe.
Los autores reconocen que el número de las personas que han entrado al país de manera irregular se ha estancado y hasta reducido desde el inicio del gobierno de Trump, aunque aún no cuentan con cifras oficiales para elaborar cálculos sobre el impacto de las recientes políticas de la Casa Blanca hasta la fecha.
La mitad de la diáspora inmigrante indocumentada se concentra en los estados de California, Texas, Florida y Nueva York, reporta el MPI.
Unos 14 millones de ciudadanos estadunidenses y migrantes documentados viven en un hogar con por lo menos una persona cuyo ingreso a Estados Unidos es irregular.
De los más de 13 millones con residencia no legal, 9.6 millones tenían empleo o estaban buscando uno en 2023. Los principales sectores económicos en los que trabajan son construcción, servicios alimenticios, limpieza, jardinería y agricultura.
Trump: ¿por qué la arrogante “recompensa” por Nicolás Maduro?
Francisco Colmenares*
Durante el siglo XX, Estados Unidos, el mayor devorador de combustibles fósiles en la historia de la humanidad, produjo 181 mil millones de barriles de crudo y, en los primeros 25 años del presente siglo, 75 mil millones de barriles –la mayor parte en territorios arrebatados a México en 1848–. Actualmente tiene reservas probadas de casi 47 mil millones, de manera que si se considera el ritmo de extracción anual que ha sostenido en los pasados ocho años, más de 4 mil millones de barriles de crudo, tendría disponibilidad sólo para 11 años.
Venezuela, por el contrario, con 303 mil millones de barriles de reservas de crudo y una producción anual de 336 millones tiene disponibilidad para ¡902 años!
Apoderarse y saquear la excepcional riqueza petrolera de Venezuela es el objetivo central del gobierno de Donald Trump; no es contribuir a la democracia ni combatir el narcotráfico. La lógica del saqueo fue el principal móvil del imperio durante más de siete décadas, en el siglo XX. Fue con el triunfo de Hugo Chávez, en 1998, que el pueblo venezolano puso un alto a la abusiva injerencia de los gobiernos de Estados Unidos en el manejo colonial y corrupto de su petróleo.
Doblar, como expresó la fiscal general Pamela Bondi, el monto de la temeraria y arrogante “recompensa” a 50 millones de dólares de los 25 que ofreció Joe Biden, para entregar información que conduzca al arresto y/o condena del presidente constitucional Nicolás Maduro y ofrecer 25 y 15 millones de dólares, por Diosdado Cabello Rondón, ministro del Interior y Justicia, y por Vladimir Padrino López, ministro del Poder Popular para la Defensa de Venezuela, tiene el propósito de encubrir la orden al Pentágono y sus mercenarios para asesinarlos y vejarlos, apostando a traiciones bajo el embrujo de la codicia del dinero. Estamos ante una situación similar o en condiciones incluso peores a las que ordenaron para Sadam Hussein en Irak y Muammar Gadafi en Libia, como ya se advierte con el envío de buques de guerra, aviones espía y un submarino a una región del Caribe próxima a las costas de Venezuela.
Hoy, como en 2020, el gobierno de Trump acusa al presidente constitucional Nicolás Maduro y a ministros de su gabinete de encabezar un supuesto grupo de narcoterroristas, el cártel de Los Soles, dedicado a traficar drogas hacia Estados Unidos, país que se ha colocado como el mercado de estupefacientes más grande del mundo y donde además todos sus gobiernos, demócratas y republicanos, han sido exhibidos por su incapacidad o desinterés para desarticularlo; más aún algunos organismos como la DEA y el ejército han sido responsabilizados de haberse coludido con las mafias. Lo más sorprendente es que, no obstante albergar el mercado de drogas más grande del mundo, hasta el día de hoy no hay un solo dato con el nombre de los principales capos y operadores del lavado de dinero a través de la banca y de la red financiera de Estados Unidos. Por el contrario, sí encuentran y divulgan información con la pretensión de justificar su intromisión en México, Colombia, Venezuela, Bolivia y Brasil.
La desarticulación de diversos actos de sabotaje en Caracas y otras provincias de Venezuela decomisando explosivos de alto calado, advierte de la agresiva ofensiva puesta en marcha para provocar un ambiente de violencia que genere descontento contra el gobierno de Nicolás Maduro. Además, el imperio planea instalarse militarmente en Esequibo, aprovechando la debilidad y sometimiento del gobierno de Guyana, utilizar a Chevron para obtener información de espionaje sobre el personal y las instalaciones petroleras venezolanas y continuar entregando dinero a grupos delincuenciales para nuevos actos de sabotaje.
La exacerbada violencia en los planes de Trump hacia Venezuela, así como el respaldo y sumisión de todos los gobiernos de Europa, es causada por el constante deterioro del poderío petrolero de Estados Unidos y la extraordinaria vulnerabilidad en que se encuentran sus aliados al depender, con excepción de Inglaterra y Noruega, del petróleo importado. Estados Unidos, por ejemplo, para mantener su actual producción diaria de 13 millones de barriles de petróleo necesita que el precio del mercado no descienda de 50 dólares a causa de los costos del fracking.
Frente a la atentatoria ofensiva imperial conducida en medio de trampas y engaños, es importante debatir acciones concretas para ir más allá de las declaraciones de solidaridad que sólo quedan en el papel y provocan desdén o risa de quienes maquinan, sin descanso, las agresiones desde sus bunkers de guerra. Por ejemplo, hay que poner en la mesa de los BRICS+ incorporar a Venezuela, lo cual fortalecerá a Brasil y contribuirá a romper el bloqueo comercial impuesto por Estados Unidos.
Nicolás Maduro, electo por la mayoría del pueblo que votó en 2024, es el presidente constitucional de Venezuela. Con un espíritu de enérgica autodefensa asumamos frente a la arrogancia imperial que cualquier intento de agresión a su integridad física o de los integrantes de su gabinete, será, como lo advirtió Gustavo Petro, presidente constitucional de Colombia, una agresión a la integridad de los pueblos latinoamericanos.
Defendamos la revolución bolivariana frente al afán de Trump para despojarlos de su riqueza petrolera y de la libertad para decidir con soberanía su propio camino.
* Autor del libro Rebeldía, Tlatelolco y cárcel en Lecumberri
Bolivia reanudará relaciones con EU, anuncia el presidente electo
Invita a Corina Machado a su toma de posesión
Afp, Ap y Europa Press
Periódico La Jornada Martes 21 de octubre de 2025, p. 29
La Paz., El presidente electo de Bolivia, Rodrigo Paz, anunció ayer que reanudará las relaciones con Estados Unidos, rotas desde 2008 durante el gobierno del ex presidente Evo Morales, e invitó a su toma de posesión, el próximo 8 de noviembre, a la venezolana María Corona Machado, opositora del gobierno de Nicolás Maduro y quien en reiteradas ocasiones ha pedido una intervención militar estadunidense en su país.
“Hemos dialogado con el gobierno de Estados Unidos. Creo que esto es muy importante”, agregó Paz acompañado del próximo vicepresidente Edmand Lara.
Paz espera que la comunidad internacional lo ayude a devolver la gasolina y el diésel a las estaciones de servicio bolivianas.
Aseguró también que tiene encaminado un acuerdo con dos fuerzas políticas para conseguir una mayoría legislativa que le permita gobernar, y llamó a su rival en la segunda vuelta Jorge Tuto Quiroga a sumarse al bloque “sin mezquindades”.
Morales expulsó al entonces embajador estadunidense Philip Goldberg, el 10 de septiembre de 2008, tras acusar a Washington de apoyar una conspiración para dividir a Bolivia. La Casa Blanca negó el asunto y respondió con la misma medida al embajador boliviano. Desde entonces no hubo enlaces diplomáticos entre ambos países.
También en el terreno diplomático, Machado felicitó a Paz por su victoria, y le agradeció por “su firme apoyo a nuestra causa por la democracia de Venezuela”.
A las congratulaciones se sumó Israel, que abogó por “abrir un nuevo capítulo” en las relaciones bilaterales, rotas en noviembre de 2023, por la queja del entonces gobierno andino al genocidio que Tel Aviv perpetra en la franja de Gaza.
Bolivia: involución peligrosa
La victoria del senador derechista Rodrigo Paz Pereira en la segunda vuelta de los comicios presidenciales celebrados el domingo en Bolivia sella de manera definitiva el final de las dos décadas de dominio político del Movimiento al Socialismo (MAS), iniciadas con el triunfo de Evo Morales Ayma en 2005 y sólo interrumpidas por el gobierno de facto de Jeanine Áñez entre 2019 y 2020. Las causas de la derrota del masismo son la grave crisis económica en que se encuentra sumido el país, así como la incapacidad de los sectores encabezados por Morales y el mandatario saliente, Luis Arce, para gestionar sus diferencias internas. El choque entre estos políticos y sus respectivos bandos destruyó hasta tal punto al que fuera el instrumento político del pueblo boliviano que el partido pasó de recibir casi dos terceras partes de los sufragios en 2009, a quedarse con un testimonial 1.45 por ciento en la primera vuelta del pasado 17 de agosto.
El regreso de la derecha boliviana no puede analizarse como una simple alternancia a semejanza de las que tienen lugar en las democracias liberales, pues el país andino nunca fue tal, sino una oligarquía racista en la que los pueblos indígenas representaban la mayoría de la población, pero estaban casi por completo excluidos de los espacios de poder y de los beneficios de los recursos naturales que crearon fortunas para saqueadores locales y foráneos. Denominar “oligarquía” a la clase política que gobernó Bolivia como una finca privada hasta la irrupción del MAS no es una figura retórica, sino una descripción precisa. Para ilustrarlo, basta señalar que el presidente electo es sobrino nieto del cuatro veces presidente Víctor Paz Estenssoro (1952-1956, 1960-1964, agosto a noviembre de 1964 y 1985-1989) e hijo del ex mandatario Jaime Paz Zamora (1989-1993), mientras el candidato derrotado, además de haber sido colaborador del ex dictador Hugo Banzer y titular del Ejecutivo tras el retiro por enfermedad del tirano, ocupó el Ministerio de Finanzas bajo las órdenes de Paz Zamora en 1990: el poder como una historia de familia.
En medio de este panorama desolador, puede encontrarse un motivo de alivio en el hecho de que el elegido sea un político ilustrado, moderado y quien, al menos de palabra, se propone llevar adelante un gobierno de reconciliación. La perspectiva de una nueva presidencia de Quiroga resultaba sombría en todos los ámbitos por su explícita intención de someter a La Paz a los designios del FMI, desmantelar el Estado plurinacional fundado por el MAS y volver al colonialismo externo, así como por su afección a los cuartelazos locales y el imperialismo estadunidense y su amistad con la derecha más rancia del mundo hispanohablante, desde Felipe Calderón y Luis Almagro, hasta José María Aznar.
Sin embargo, no hay razones para dudar que la inminente administración de Paz pondrá fin a la ardua lucha de Bolivia para ganar una independencia real y no sólo formal, como lo indica su anuncio de restablecer relaciones con Estados Unidos justo cuando la superpotencia impulsa un programa de sometimiento del hemisferio a los intereses de Washington y los caprichos de Donald Trump. También causa inquietud su propuesta de redistribución presupuestal a favor de las provincias: esta medida, que en otras latitudes sería una muestra de sano federalismo, en Bolivia se traduce automáticamente en el fortalecimiento de élites locales extremadamente violentas e históricamente proclives al separatismo, lo cual supone el riesgo de captura del Estado nacional por cacicazgos nostálgicos del periodo colonial, e incluso de una eventual secesión.
No son buenos augurios la promesa electoral de limitar los impuestos a 10 por ciento, pues existe una correlación casi universal entre los impuestos bajos y la pobreza, mientras las naciones más ricas son también las que más y mejor recaudan; ni la de abrir sectores estratégicos de la economía a asociaciones público-privadas: en este aspecto, Paz hará bien en considerar que la caída de la centenaria clase gobernante a la que pertenece fue precipitada, en gran parte, por el intento de privatizar el gas y el agua.
Cabe desear, finalmente, que el presidente electo sea prudente y busque con sinceridad la unidad y el consenso; que actúe con realismo ante un movimiento indígena que, pese a la derrota de su expresión electoral, permanece bien organizado y presto a resistir los embates antipopulares, y que posea la sensatez necesaria para avanzar en su proyecto sin sumir al país en confrontaciones fratricidas.
Sheinbaum lamenta división de la izquierda en La Paz
Emir Olivares y Alonso Urrutia
Periódico La Jornada Martes 21 de octubre de 2025, p. 29
Tras la derrota de la izquierda en Bolivia y con ello el fin de 20 años de gobiernos del Movimiento al Socialismo (MAS), la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo afirmó: “Cuando te divides es cuando pierdes fuerza con la gente, con el pueblo”.
Ante esa experiencia en la nación sudamericana, la mandataria federal llamó al Movimiento de Transformación a preservar la unidad a fin de mantenerse como opción electoral para la ciudadanía.
A pregunta sobre los resultados de la jornada electoral en el país andino, la jefa del Ejecutivo planteó que el resultado es muestra de la división entre los integrantes del progresismo político de ese país.
“Ahí es, digamos, desde la perspectiva de los movimientos progresistas en América Latina, es una pena que se hayan dividido ahí en Bolivia.”
Desde hace meses, el líder histórico del MAS, Evo Morales, y el presidente saliente en Bolivia, Luis Arce mantuvieron una franca disidencia sobre el rumbo del partido.
En ese sentido, Sheinbaum Pardo convocó a la unión en su propio instituto político. “Por eso, para nuestro movimiento es muy importante la unidad. A veces se minimiza eso, pero hablando, ya, políticamente del movimiento de transformación, es muy importante permanecer en unidad, porque cuando te divides es cuando pierdes fuerza con la gente, con el pueblo”.

