El memo. Antier se difundió un memorándum firmado por el presidente Donald Trump que avanza más hacia la ruptura del orden constitucional en Estados Unidos. Intitulado: Enfrentando terrorismo doméstico y violencia política, el republicano definió como características comunes de los enemigos domésticos el “antiamericanismo (sic), el anticapitalismo y el anticristianismo; apoyo para el derrocamiento del gobierno de Estados Unidos; extremismo en migración y en problemáticas de raza y género; y hostilidad a los que defienden valores tradicionales estadunidenses sobre familia, religión y moralidad”. En ese mismo texto el gobierno de Trump asegura que grupos que se esconden detrás del antifascismo son “terroristas domésticos librando una asalto violento contra instituciones democráticas, derechos constitucionales y libertades fundamentales estadunidenses”. ( La Jornada, Jim Cason y David Brooks, 25 de septiembre de 2025)
Thiel. Mientras Trump amenaza directamente a todos los ciudadanos de su país, uno de los billonarios de Silicon Valley, promotor de Trump y sobre todo de JD Vance, Peter Thiel, señala que en su opinión, vivimos “las últimas semanas crepusculares de nuestro interregno”. Pronto se revelará una vasta conspiración milenaria y afirma que las “organizaciones mediáticas, las burocracias, las universidades y las ONG financiadas por el Estado, que tradicionalmente delimitaban la conversación pública” serán derrotadas.
Apocalipsis now. El regreso de Trump a la Casa Blanca sería el signo de una “revelación” ( apokálypsis) que liberaría a los ciudadanos cegados por el “DISC”, según Thiel. El apokálypsis es la forma más pacífica de resolver la guerra del antiguo régimen contra Internet, una guerra que Internet ha ganado. Eric Weinstein, compinche del dueño de empresas como Palantir y fundador de PayPal, denomina “complejo de supresión de ideas distribuidas” (DISC, por sus siglas en inglés) a los guardianes del secreto de la era anterior a Internet: las organizaciones mediáticas, burocracias, universidades y ONG financiadas por el Estado que “delimitaban la conversación pública”.
Venganzas. El apokálypsis juzgará los pecados de quienes nos gobiernan hoy, espeta Thiel: Internet nos permitirá no olvidar esos pecados, pero, junto con la verdad, no nos impedirá perdonar. Por cierto Thiel está realizado un gira de conferencias sobre …¡el Anticristo!
Hofstader. El historiador Richard Hofstadter recordaba que esta visión paranoica, compartida hoy por el trumpismo, se asienta en una perspectiva de desposesión original: “Les han robado América… y están decididos a recuperarla y a impedir un acto final y destructivo de subversión”. Añadía este gran historiador: “Resumamos ahora los elementos fundamentales del estilo paranoico. La imagen central es la de una vasta y siniestra conspiración, una maquinaria gigantesca, pero sutil, puesta en marcha para socavar y destruir un modo de vida. […] El portavoz paranoico describe el alcance de esta conspiración en términos apocalípticos: el nacimiento y la muerte de mundos enteros, de órdenes políticos enteros, de sistemas de valores enteros. Se mantiene constantemente en las barricadas de la civilización. Vive sin cesar en un momento decisivo: para organizar la resistencia a la conspiración” (Richard Hofstadter, The Paranoid Style in American Politics, and Other Essays, New York, Alfred A. Knopf, 1965).
Este es el reto principal que enfrentamos como país, como sociedad y como gobierno.
Esta entrega ha sido inspirada y debe mucho, a la revista Le Grand Continent, Giles Gressani, 22/9/25. Para documentar aún más nuestro optimismo vean la miniserie en la plataforma MUBI sobre Mussolini inspirada en la gran obra (cuatro tomos) sobre el fascismo italiano de Antonio Scurati (2018-2025, Penguin Random). En un episodio Luca Marinelli en el excepcional papel de Musssolini dice: somos nosotros los fascistas los que permitimos que exista la democracia. Pero se tienen que portar bien.
Italia, solidaridad con Gaza
Andrea Cegna*
El 22 de septiembre, en Italia, pasó lo que nadie esperaba, lo que ya no se veía desde hace tiempo: una multitud festiva y rabiosa paralizó el país en solidaridad con Gaza y con el pueblo palestino. Después de dos años de manifestaciones y de indignación por el genocidio en curso, después de dos años de silencios cómplices del gobierno de Meloni –un gobierno convertido en puesto de avanzada en Occidente del gobierno de Israel–, el sindicalismo de base lanzó una huelga general [N. del T.: “sindacalismo di base” se refiere a sindicatos autónomos, no afiliados a las grandes centrales tradicionales].
Un millón de personas tomaron las calles, al menos en un centenar de ciudades, y bloquearon autopistas, estaciones, puertos y muchos otros puntos del país; una huelga acompañada de marchas en todas partes. Hacía años que Italia no vivía una jornada de movilización de tal magnitud.
Y no sólo porque hubo abstención laboral, sino porque los cuerpos vivos de quienes decidieron “pararlo todo” se echaron a andar para exigir que el gobierno italiano cambiara de rumbo en sus relaciones con Israel. Un éxito en números y en fuerza. La huelga fue convocada por los sindicatos de base y representó un momento de ruptura tras años de movilizaciones continuas. Milán se convirtió en epicentro de la crónica, no sólo por las 80 mil personas que, bajo una lluvia torrencial, marcharon por las calles del centro, sino sobre todo porque la rabia colectiva se transformó en enfrentamiento con la policía, que –a diferencia de lo ocurrido en otros lados– prohibió con toletes y gases lacrimógenos la entrada a la estación para bloquear las vías.
Una decisión desastrosa, ya que gran parte de los trenes habían sido cancelados por la alta participación en la huelga. Las imágenes de Milán fueron utilizadas por la política para condenar el conflicto social, quizá por el miedo a que el lema “Lo paramos todo”, practicado más allá de las palabras por las y los manifestantes, se volviera ejemplo. Ahora la guadaña de la represión sopla fuerte, también porque las movilizaciones en Italia por Gaza y Palestina no se detienen. Tras las vacilaciones de la CGIL [N. del T.: Confederazione Generale Italiana del Lavoro, el sindicato más grande e histórico de Italia], en días pasados, llegó con fuerza la palabra de su secretario, Landini: si la Sumud Global Flotilla [N. del T.: flotilla internacional en solidaridad con Palestina que intenta romper el bloqueo israelí en Gaza] es atacada, también la organización sindical más grande del país proclamará la huelga general para parar Italia.
Meloni y los suyos usan los choques para sofocar el conflicto y reforzar su narrativa de seguridad. La centroizquierda ya es incapaz de aceptar el conflicto y ha asumido una postura “gubernamental”. Todo esto no hace más que alimentar una narrativa útil al statu quo. Si en otras ocasiones, frente a enfrentamientos callejeros, el país solía compactarse contra la violencia, esta vez, como el 22 de septiembre, algo está cambiando: algunos partidos de oposición y políticos se dicen en contra de la represión y de la detención de quienes se manifestaron. Artistas, académicas, académicos y cooperativas que trabajan en la educación popular y en lo social rechazan la narrativa de los medios hegemónicos, del gobierno y de la jefatura de policía.
Algo se atoró en la máquina de la represión y devolvió la dimensión multitudinaria que en Milán y en toda Italia destapó el vaso de la frustración y de la rabia digna contra un gobierno que sigue apuntalando a Israel y que día tras día estrecha los márgenes de la conflictividad: con dos decretos convertidos en ley (Caivano y Seguridad) [N. del T.: “Decreto Caivano” es una norma aprobada en 2023 con medidas punitivas para menores y jóvenes en periferias consideradas problemáticas; “Decreto Sicurezza” es un paquete de leyes que endurece las sanciones penales y amplía el poder policial], ahora incluso menores de edad pueden ser enviados a prisión. Y justo así pasó el 22 de septiembre en Milán: dos menores fueron arrestados y llevados a la cárcel. Ahora están en arresto domiciliario y se les niega el derecho de ir a la escuela.
La política no habla de violencia en este caso, no habla de violencia cuando hace acuerdos con Israel, pero se indigna por el intento de entrar a la estación y grita al escándalo si miles deciden responder al rechazo enfrentándose con la policía. Un cortocircuito llamado poder, que el 22 de septiembre en Italia encontró resistencia. Pero ahora ese mismo poder quiere hacer prisioneros para evitar que, si la flotilla es atacada, el país vuelva a paralizarse.
* Periodista italiano
Gaza es blanco de ataques aéreos de Tel Aviv cada 8 minutos: ONU
▲ La intensificación de las operaciones militares en la ciudad de Gaza obligó a Médicos sin Fronteras a suspender sus actividades.
Foto Ap
Sputnik, Afp, Europa Press y Reuters
Periódico La Jornada Sábado 27 de septiembre de 2025, p. 22
Nueva York., Israel intensificó sus operaciones militares en la ciudad de Gaza ayer con ataques aéreos cada ocho o nueve minutos en promedio, además de bombardeos, disparos desde helicópteros y contra quienes esperan ayuda, informó el vocero de la Organización de Naciones Unidas (ONU), Stephane Dujarric, citando al personal humanitario en el terreno.
Las fuerzas israelíes realizaron sus ofensivas “con consecuencias devastadoras para la población civil, decenas de personas han muerto y más de 200 han resultado heridas”, declaró Dujarric en una sesión informativa; asimismo, indicó que tan sólo ayer, al menos 16 mil 500 personas huyeron de la ciudad de Gaza al obedecer órdenes de evacuación; partieron sin un lugar a dónde llegar, reportó The Times of Israel.
Tel Aviv aseguró en un comunicado que la fuerza aérea atacó “más de 140 objetivos en toda la franja de Gaza, incluidos terroristas, pozos de túneles e infraestructuras militares” durante el último día.
La ONG Médicos sin Fronteras suspendió sus actividades en la ciudad de Gaza debido al avance de los tanques a menos de un kilómetro de sus instalaciones.
Autoridades sanitarias del enclave informaron que al menos 60 palestinos fueron asesinados en las últimas 24 horas por fuego israelí, que se suman a los 65 mil 549 muertos y 167 mil 518 heridos desde el inicio de la ofensiva de Israel en octubre de 2023.
“La historia preguntará por qué nuestros predecesores no lograron prevenir los genocidios perpetrados bajo su vigilancia”, declaró esta semana Philippe Lazzarini, comisionado general de la agencia de la ONU para los Refugiados de Palestina; de igual manera, advirtió que la inacción de la comunidad internacional frente a Palestina puede ser recordada como un fracaso ante un nuevo genocidio.
Por otra parte, más de 150 empresas hacen negocios en asentamientos israelíes en Cisjordania reocupada, según una base de datos de la ONU, luego de que sumó a 68 empresas a la lista negra de compañías de 11 países, presuntamente cómplices en violaciones de los derechos de los palestinos.
Tel Aviv rechazó “categóricamente la publicación de esta base de datos, un documento carente de fundamento jurídico y que excede ampliamente la competencia” del alto comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, Volker Türk, denunció en su cuenta de X la representación israelí ante Naciones Unidas.
La Autoridad Nacional Palestina exigió a estas empresas que cesen sus actividades porque “contribuyen al desplazamiento y traslado forzosos”.
En tanto, el Family, principal barco de la Global Sumud Flotilla, tuvo que abandonar la misión por un problema en el motor que no puede ser resuelto en altamar, expuso un comunicado de la agrupación. Los voluntarios que viajaban en la embarcación, incluyendo a Greta Thunberg, fueron reasignados a otros navíos.