jueves, 10 de noviembre de 2022

Campea la incertidumbre tras las elecciones en EU

David Brooks y Jim Cason, corresponsal y especial para 'La Jornada'
Sufragantes en Los Ángeles. El voto latino cada vez tiene mayor peso en EU. Foto Afp
El candidato demócrata por el décimo distrito del Congreso de Florida, Maxwell Frost, celebró ayer la victoria con sus seguidores en la ciudad de Orlando. Con 25 años, será el diputado más joven.
Los 435 escaños de la Cámara de Representantes de Estados Unidos están en juego, al igual que los 35 escaños del Senado y las 36 gobernaciones. Infografía Grapic News
El republicano Ron DeSantis ganó por abrumadora mayoría un segundo mandato como gobernador de Florida, lo que hace surgir especulaciones de que pueda postularse para presidente de Estados Unidos en 2024. Vía Graphic News
Nueva York y Chapel Hill. El “faro de la democracia” parpadeó en las elecciones intermedias, donde la incertidumbre sobre el resultado podría prevalecer durante varios días como resultado de un sistema electoral raquítico e incoherente dañado aún más por intentos de supresión del voto, amenazas de violencia y rechazo a las reglas del juego.
En las elecciones intermedias celebradas ayer están en juego toda la Cámara de Representantes, un tercio del Senado y dos tercios de las gubernaturas del país, pero también la legitimidad y sobrevivencia del sistema democrático estadunidense.
A lo largo de los últimos 40 años, el partido del ocupante de la Casa Blanca sufre pérdidas de escaños en la cámara baja y el Senado en elecciones intermedias. Al culminar la jornada electoral, proyecciones preliminares indicaron que los demócratas podrían mantener su mayoría en el Senado, pero los republicanos aparentemente están conquistando, como se pronosticaba, la cámara baja.
Pero éste es sin duda el concurso electoral más extraño que La Jornada ha cubierto en las últimas tres décadas: un candidato republicano al Senado ferozmente antiaborto pagó los abortos de dos de sus novias; candidatos legislativos que usaron armas de alto calibre en sus mensajes de propaganda electoral; un aspirante al Senado de Pensilvania que es doctor en televisión que mintió sobre su residencia en ese estado (es de Nueva Jersey), una candidata legislativa en Colorado preguntó a su público cuántos rifles AR-15 pensaban que tenía Jesucristo, concluyendo: “no los suficientes para evitar que su gobierno lo matara”, y una aspirante a gobernadora y ex periodista que prometió que de ser electa “será un infierno” para los periodistas.
La contienda de este martes es por el control de cada una de las dos cámaras del Congreso, pero la sombra de Donald Trump y su legado prevalece en este proceso. Vale recordar que esta es la primera elección nacional desde el intento de golpe de Estado de Trump y sus cómplices hace casi dos años, después de perder esa elección. Todos estos candidatos extremistas fueron apoyados por Trump, y se espera que muchos de ellos triunfarán.
Al final de la jornada electoral, la Casa Blanca ya estaba señalando que los resultados eran menos malos de lo que se pronosticaba, y mejor que el promedio de escaños que se habían perdido en el pasado en elecciones intermedias. Pero eso no relajó las tensiones internas del partido con demócratas conservadores culpando a su colegas progresistas por haber enfatizado los mensajes sobre el derecho al aborto, control de armas, abuso policiaco y apoyo para familias.
Por su parte, los progresistas señalaron que las encuestas a boca de urna registraron menor participación de jóvenes que en la última elección intermedia en 2018, lo cual atribuyeron a que el partido no se enfocó más en los logros, como la legislación sobre cambio climático más ambiciosa en décadas, reducción de pobreza y hambre entre niños y el incremento de impuestos para los más ricos.
Trump ve la elección como un endoso a su estrategia de ataque político permanente contra todos los que no son sumisos al ex presidente. Los republicanos insistieron en que la elección fue un referendo sobre el fracaso demócrata en controlar la inflación como su mensaje general de la economía, una conclusión reflejada en las encuestas de boca de urna.
Al mismo tiempo, hubo expresiones alentadoras para los progresistas. La primera mujer abiertamente gay será la próxima gobernadora de Massachusetts, Maryland eligió la primera afroestadunidense como gobernadora, y figuras como Summer Lee, afroestadunidense progresista, ganó su escaño legislativo como resultado de una campaña de base impulsada por sindicatos y movimientos sociales locales, mientras figuras nacionales como Alexandria Ocasio-Cortez ganaron sus relecciones.
El candidato demócrata por el décimo distrito del Congreso de Florida, Maxwell Frost, celebró ayer la victoria con sus seguidores en la ciudad de Orlando. Con 25 años, será el diputado más joven. Foto Ap.
El progresista Greg Casar, organizador sindical e hijo de inmigrantes mexicanos, triunfó en su eleccion a la cámara baja representando a Austin y parte de San Antonio, y prometió ser un campeón de los derechos de los trabajadores en el Congreso.
Maxwell Alejandro Frost, integrante del Movimiento por Nuestras Vidas, agrupación contra la violencia con armas de fuego fundada por víctimas de un hombre armado en una preparatoria en Florida, músico y conductor de Uber, será el diputado más joven y el primero en representar su generación a sus 25 años.
El equilibrio preciso del poder en la legislatura no se sabrá por algunos días más como resultado de un sistema electoral sin administración ni autoridad federal y dañado por los ataques trumpistas de los últimos años. Por ahora, la ausencia de resultados sólo sirve para nutrir la especulación sobre todo tipo de escenarios políticos. Pero lo que sí se puede decir al concluir la jornada electoral es que de aquí en adelante –y de inmediato– comienza la contienda electoral por la presidencia de 2024 y por ahora sería entre dos figuras que comparten pésimas tasas de aprobación: Biden con 41 por ciento y Trump con 40.
El magnate, quien jugaba con declarar su intención de lanzarse de nuevo a la Casa Blanca el lunes, sólo se limitó a decir que tendrá “un gran anuncio” el 15 de noviembre, lo cual se supone será su muy anticipada declaración de buscar regresar a la presidencia.
Como para alimentar el tenor violento y vengativo que ha cultivado desde su primera campaña presidencial, Trump declaró en su último mitin el lunes que la presidenta demócrata de la cámara baja Nancy Pelosi “es un animal… me llevó al impeachment dos veces por nada”. Esto, días después de que un hombre con simpatías trumpistas ingresó a su hogar para buscarla y golpeó a martillazos a su esposo.
Los republicanos han mantenido un mensaje disciplinado sobre la inflación, la tasa de crimen junto con el siempre presente mensaje antimigrante. Pero con la ayuda de Trump, también han nutrido los mensajes racistas, antimigrantes, teorías de conspiración cada vez más extremas, y alentando la violencia política.
Por su parte, los demócratas han fracasado en ofrecer un mensaje común y enfocado. Pero entre uno de los mensajes centrales, promovido por Biden, es que lo que está en juego en esta elección es la democracia misma.
Sube el sufragio latino por los republicanos, según sondeos
Otro factor en esta elección que será muy estudiado por ambos partidos con vistas a 2024 es la participación de los latinos, sobre todo si el giro marcado a favor de los republicanos en la última elección se mantiene o cambia. Según las encuestas de boca de casilla, los republicanos estaban captando 40 por ciento del voto latino, incremento de 38 por ciento que obtuvo Trump en 2020, mucho más que en las elecciones anteriores. Por lo tanto, se estarán examinando contiendas en estados como Nevada, Arizona, Colorado y Texas –sobre todo en la zona fronteriza del Valle del Río Grande– para analizar la tendencia del voto latino.
Por ahora, persiste la tensión por posibles brotes de violencia política y provocaciones de elementos extremistas de la ultraderecha en varios estados, como también posibles violaciones al derecho al voto en varias entidades. El Departamento de Justicia desplegó monitores electorales en 64 jurisdicciones en 24 estados, incremento significativo en comparación a hace dos años.
La elección apenas empieza y aún no se sabe si el foco del faro de la democracia podría necesitar un repuesto.
Los 435 escaños de la Cámara de Representantes de Estados Unidos están en juego, al igual que los 35 escaños del Senado y las 36 gobernaciones. Infografía Grapic News.

La ola republicana que pronosticaron no apareció
Podría llevar semanas saber quién controlará el senado
Sin resultados, Biden proclama que fue un buen día para la democracia
▲ El presidente estadunidense, Joe Biden, declaró ayer en la Casa Blanca que la jornada electoral del martes dejó claro que Estados Unidos es una democracia.Foto Ap
David Brooks y Jim Cason
Corresponsal y especial para La Jornada
Periódico La Jornada
Jueves 10 de noviembre de 2022, p. 31
Nueva York y Chapel Hill. Por segunda ocasión en una elección legislativa consecutiva, aún no hay un ganador y es posible que no se sabrá en varios días más, y en el caso del Senado, tal vez lleve semanas conocer cuál de los dos partidos nacionales triunfó, pero lo que sí se sabe es que no hubo la ola republicana pronosticada, aguando el festejo que preparaba la derecha alineada con el ex presidente Donald Trump.
Tres contiendas aún no resueltas definirán si los demócratas defendieron su mayoría en el Senado contra los republicanos, con una de ellas, la de Georgia, casi seguramente procediendo –igual que hace dos años– a una segunda vuelta programada para el 6 de diciembre.
En la Cámara de Representantes, ningún partido ha captado aún los 218 escaños necesarios para ser mayoría, aunque los republicanos están siendo favorecidos para obtenerla pero por un margen mucho más reducido frente a los democratas, y ni eso está asegurado.
Que así están las cosas 24 horas después de cerrarse las últimas casillas es bien recibido por los demócratas y su presidente Joe Biden, ya que a lo largo de las últimas décadas el partido en la Casa Blanca siempre pierde un número significativo de escaños en el Congreso.
Biden declaró ayer que “nuestra democracia ha sido puesta a prueba en años recientes, pero con sus votos, el pueblo estadunidense se ha expresado y comprobado una vez más que la democracia es lo que somos… hoy fue un buen día para la democracia”.
Para los republicanos, y sobre todo para las fuerzas alineadas con Trump, el resultado es no sólo inesperado, sino está detonando divisiones internas mientras diferentes bandas se echan la culpa. Se reportó que Trump estaba particularmente enfurecido con la derrota de su candidato para el Senado en Pensilvania como varios más que había apoyado, ya que eso debilitará su poder dentro de su partido.
A la vez, el triunfo arrollador en la relección del gobernador de Florida, Ron DeSantis, genera de inmediato una competencia interna por la candidatura presidencial de los republicanos en 2024. Trump ya amenazó que si DeSantis se atreve lanzarse por la Casa Blanca, podría quedar dañado, ya que yo puedo decir cosas sobre él que no serían halagadoras, sé más sobre él que cualquiera más allá, tal vez, de su esposa.
Fidelidad a Trump
Pero las filas del partido republicano siguen siendo fieles al ex presidente. Más aún, Trump, combinado con DeSantis y la relección de Greg Abbott en Texas garantiza que el mensaje antimigrante seguirá al centro del discurso republicano, junto con el rechazo al derecho al aborto y la prohibición de libros y otros materiales considerados antiestadunidenses, y el racismo –si es que no el supremacismo blanco– que es latente en todo eso.
En un comentario clásico de Trump la noche de la elección, afirmó: bueno, si ganan (los republicanos), me deben de dar todo el crédito. Si pierden, no me deberían culpar de nada.
Por ahora, muchos demócratas y observadores liberales y progresistas exhalan con alivio, y resaltan que la resistencia contra los peores elementos trumpistas –incluidos candidatos que rechazan la legitimidad de las elecciones de 2020, fuerzas antiaborto y antimigrantes, entre otros– logró frenar lo que muchos, incluido el propio presidente, advertían era una amenaza existencial al sistema democrático.
Ante la ofensiva antiaborto de la derecha republicana, incluyendo su gran triunfo de anular el derecho constitucional al aborto por la mayoría conservadora de la Suprema Corte instalada por Trump, medidas para defender el derecho de las mujeres sobre sus propios cuerpos y/o esfuerzos para repudiar propuestas antiaborto triunfaron en cinco estados, entre ellos en dos conservadores, Kentucky y Montana.
A la vez, medidas sometidas a referendo sobre la legalización de la mariguana para uso recreativo prosperaron en dos estados más, Maryland y Misuri, aunque fueron rechazadas en otros tres. Con ello, 21 entidades más la capital han legalizado la mariguana para uso recreativo.
También fue notable que en algunos estados claves como Michigan, Wisconsin y Pensilvania fueron derrotados candidatos republicanos para gobernador, procurador estatal y secretario de estado que promovieron la versión falsa de Trump sobre la elección de 2020, y con ello se frustró por ahora el esfuerzo para instalar funcionarios encargados de administrar elecciones en sus estados que favorecen al ex presidente y sus aliados sobre todo para el próximo ciclo electoral.
Pero no todos estos fueron derrotados, con aliados firmes de Trump como JD Vance en Ohio, Ron Johnson en Wisconsin (triunfando por un margen mínimo contra Mandela Barnes) y el diputado Ted Budd en Carolina del Norte, entre otros, que triunfaron y serán parte del próximo Congreso.
Por ahora, mientras se esperan resultados, el escenario más probable según el consenso de los expertos es que la cámara baja sea controlada por los republicanos, pero por un margen mucho menor de lo esperado, y un Senado que seguirá empatado. Eso, según el veterano observador y periodista politico, Jeff Greenfield representa uno de los mejores logros para el partido en la Casa Blanca en décadas.
Pero Greenfield advierte que mientras los demócratas están festejando que la elección no resultó en una masacre política para ellos, enfrentan el hecho de que la agenda legislativa de Biden para los próximos dos años quedará básicamente anulada (si los republicanos controlan una de las cámaras). Más aún, según sondeos a boca de urna, más de dos tercios de los votantes, incluida una mayoría demócrata, expresaron que no desean que Biden repita como candidato presidencial en 2024.
Según sondeos a boca de urna de CBS News, 54 por ciento de los votantes desaprueba al actual presidente. Trump tampoco es favorito entre los volantes; 60 por ciento de ellos tiene una percepción negativa del ex mandatario. Por ahora, 2024 es una contienda entre dos candidatos sin apoyo mayoritario.
Pero, antes de pensar en la próxima elección, ésta aún no ha concluido.