lunes, 2 de mayo de 2022

Ucrania, la economía global de guerra y la crisis del capitalismo.

William I. Robinson*
La invasión rusa de Ucrania ha desatado un acalorado debate político sobre las consecuencias geopolíticas del conflicto. Menos advertido, el conflicto ucranio ha abierto el camino para una militarización más amplia de lo que ya era una economía global de guerra cuando el capitalismo global está sumido en una profunda crisis política y económica.
La administración Biden anunció en marzo un aumento de 31 mil millones de dólares en el presupuesto del Pentágono y por encima de una consignación aprobada semanas antes de 14 mil millones de dólares para la defensa de Ucrania. En 2021, Washington aprobó un presupuesto militar de casi 800 mil millones de dólares aun cuando, ese año, puso fin a la guerra en Afganistán. Tras la invasión rusa, los gobiernos de Estados Unidos, Unión Europea y otros asignaron miles de millones más a los gastos militares y enviaron armamentos y contratistas militares privados a Ucrania. Las acciones de las compañías militares y de seguridad se dispararon tras la invasión: Raytheon (8 por ciento), General Dynamics (12), Lockheed Martin (18), Northrop Grumman (22). Las acciones de firmas militares en Europa, In­dia y de otros países tuvieron aumentos similares ante la expectativa de un alza exponencial en el gasto militar global.
La invasión rusa –brutal, imprudente, y condenable– ha desatado debate sobre el papel que la expansión de la OTAN a Ucrania jugó en motivar al Kremlin. Los funcionarios de EU estaban conscientes de que dicha expansión impulsaría a Moscú hacia un conflicto militar, como afirmó un informe reciente de la corporación RAND, consultora del Pentágono. Las medidas que proponemos se conciben como parte de una campaña para desequilibrar al adversario, causando a Rusia a sobrextenderse militar y económicamente.
Juega aquí un papel central la acumulación militarizada –las guerras sin fin, los conflictos en potencia, los disturbios civiles y políticos, y las acciones policiales– en la economía política global, la cual depende de los mismos para sostener la acumulación de capital ante el estancamiento crónico y la saturación de los mercados globales. Estos procesos abarcando una fusión de la acumulación privada con la militarización estatal para sostener el proceso de la acumulación de capital.
Los ciclos de la destrucción y la reconstrucción proporcionan salidas constantes para el capital sobreacumulado, abriendo posibilidades de reinvertir el dinero que han acumulado los capitalistas trasnacionales. Las guerras proporcionan importante estímulo económico. Históricamente han sacado al sistema capitalista de las crisis en tanto sirven para desviar la atención de las tensiones políticas y de los problemas de la legitimidad. Fue la Segunda Guerra Mundial lo que finalmente permitió al capitalismo global salir de la Gran Depresión. La guerra fría legitimó 50 años de aumentos de los presupuestos militares. Las guerras en Irak y Afganistán, las más largas en la historia moderna, ayudaron a mantener a la economía a flote ante el estancamiento crónico en las primeras dos décadas del siglo en curso. Desde el fervor anticomunista de la guerra fría, hasta la guerra contra el terrorismo, seguido por la llamada nueva guerra fría, y ahora la invasión rusa a Ucrania, la élite trasnacional, encabezada por Washington, ha tenido que conjurar un enemigo tras otro para legitimar la acumulación militarizada y desviar la atención desde las tensiones internas hacia los enemigos externos y las amenazas artificiales.
El 11 de septiembre de 2001 marcó el inicio de una época de guerra global permanente en la cual la logística, la guerra, la inteligencia, la represión, y el rastreo –hasta el personal militar– están cada vez más en el dominio privatizado del capital trasnacional. Los gastos militares estatales a escala mundial crecieron más de 50 por ciento desde 2001 hasta la fecha, en tanto se cuadruplicaron las ganancias del complejo militar-industrial. Las compañías militares con fines de lucro emplean unos 15 millones de personas en el mundo, mientras otros 20 millones trabajan en la seguridad privada. El monto gastado en la seguridad privada en 2003, el año de la invasión a Irak, era 73 por ciento más alto que el monto gastado en el sector público, y tres veces más personas estaban empleados en compañías de fuerzas privadas que en las fuerzas del orden público.
Estos soldados y policías corporativos fueron desplegados para resguardar la propiedad corporativa; proporcionar seguridad personal a los ejecutivos y sus familiares; monitorear, espiar y recoger datos; efectuar operaciones policiales, paramilitares, contrainsurgentes y de rastreo; control de multitudes, actividades antidisturbios, y represión de manifestantes; administrar prisiones, y participar en guerra. Estas firmas militares privadas están llegando en masa a Ucrania. Algunas firmas mercenarias ofrecen entre mil y 2 mil dólares al día para quienes tienen experiencia en el combate.
La crisis del capitalismo global es económica, del estancamiento crónico y también política, de la legitimidad de los estados y de la hegemonía capitalista. Miles de millones de personas en el mundo encaran luchas inciertas para la sobrevivencia y cuestionan un sistema que ya no consideran legítimo. Las fricciones internacionales crecen en tanto los estados, en su esfuerzo por conservar la legitimidad, buscan sublimar las tensiones políticas y evitar que el orden social se fracture. En el mundo han proliferado las huelgas y protestas en masa. Las guerras y los enemigos externos permiten a los grupos dominantes –en su empeño por retener el dominio– desviar la atención de las tensiones políticas y de los problemas de la legitimidad.
En EU, la lucha de clases se intensifica, con una ola de huelgas y campañas de sindicalización en Amazon, Starbucks, y otros sectores de la economía gig. La actual espiral inflacionaria y la escalada de luchas de clase en el mundo subrayan la incapacidad de los grupos dominantes de contender la creciente crisis. El empuje del Estado capitalista de externalizar las repercusiones políticas de la crisis aumenta el peligro de que las tensiones internacionales y los conflictos locales, como en Ucrania, desemboquen en conflagraciones internacionales más amplias y de consecuencias imprevisibles.
*Profesor de sociología. Universidad de California en Santa Bárbara

El apoyo de EU a Ucrania será hasta lograr la victoria: Pelosi
Visita relámpago a Kiev
Canciller federal alemán promete enviar más dinero al país eslavo
▲ El presidente ucranio, Volodymir Zelensky, entregó la Orden de la Princesa Olga a la presidenta de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, Nancy Pelosi.Foto Presidencia de Ucrania/Afp
Afp, Ap y Europa Press
Periódico La Jornada  Lunes 2 de mayo de 2022, p. 25
Kiev. La presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, expresó ayer la solidaridad inequívoca de Estados Unidos con Ucrania, un día después de una visita sorpresa a Kiev, donde se reunió con el presidente Volodymir Zelensky.
Estados Unidos apoya a Ucrania hasta que se obtenga la victoria, declaró Pelosi ayer en conferencia de prensa en Rzeszow, sureste de Polonia, adonde viajó tras su visita a Kiev con la delegación del Congreso estadunidense que encabeza.
Pelosi, demócrata de California que es tercera en la línea de sucesión presidencial, es la legisladora estadunidense de mayor rango en viajar a Ucrania desde que Rusia invadió el 24 de febrero.
Insistió en que Washington no se dejará disuadir por las amenazas de Moscú sobre no ayudar a Kiev en la guerra: no se deje intimidar por los matones, dijo. La visita a Kiev permitió comprender mejor lo que se debe hacer para ayudar a Ucrania, aseguró la congresista demócrata.
Estados Unidos es líder en el sólido apoyo a Ucrania en la lucha contra la agresión rusa, tuiteó Zelensky para acompañar un video donde se le ve recibir a Pelosi y a la delegación del Congreso a las puertas de la presidencia en Kiev.
El legislador demócrata de Colorado, Jason Crow, militar veterano y miembro de los comités de inteligencia y servicios armados de la Cámara de Representantes, declaró que llegó a Ucrania con tres áreas de enfoque: armas, armas y armas.
Su colega de California, Adam Schiff, presidente del comité de inteligencia de la Cámara de Representantes, afirmó: esto se trata, ante todo, de Ucrania, pero también de un dictador en el Kremlin que hace la guerra como si fuera de nuevo la Segunda Guerra Mundial con una invasión masiva de su vecino, y debe ser detenido.
Zelensky celebró las señales muy importantes dadas por Estados Unidos y el presidente Joe Biden, quien pidió el jueves al Congreso 33 mil millones de dólares más para Ucrania, de los cuales 20 mil millones se destinarán a armamento, casi siete veces más que la cantidad de armas y municiones ya suministradas a ese país desde que comenzó la ofensiva rusa.
Ya estamos legislando las iniciativas que el presidente Biden ha presentado, declaró Pelosi en Polonia.
Esta visita ocurrió unos días después de que Moscú lanzó cohetes contra la capital durante la visita del secretario general de la Organización de Naciones Unidas, Antonio Guterres, y una semana después de que el jefe de la diplomacia estadunidense, Antony Blinken, y el secretario de Defensa, Lloyd Austin, fueran recibidos por Zelensky en Kiev.
Por otra parte, el canciller federal alemán, Olaf Scholz, prometió más ayuda a Ucrania con dinero y armas, al afirmar que una estrategia pacifista en esa crisis es algo desactualizado, mientras era abucheado al grito de paz sin armas.
Yo respeto todo el pacifismo, todas las actitudes, pero a un ciudadano ucranio le parecerá cínico que otros le digan que se defienda de la agresión de Putin sin armas, declaró durante su intervención en un mitin celebrado por la Confederación Alemana de Sindicatos (DGB) en Düsseldorf.
La conmemoración del Día del Trabajo estuvo marcada en Alemania por la guerra; el presidente de la DGB, Reiner Hoffmann, hizo un llamado a los ricos para que asuman una parte mayor de la carga de los costos adicionales resultantes de la guerra.
Mientras, el líder sindical Frank Werneke advirtió contra una carrera armamentista a raíz del gran programa de rearme anunciado por el gobierno, con el que Alemania rompió con su tradición y envió armas antitanque, misiles antiaéreos y otros equipos militares a Ucrania. También accedió a enviar baterías antiaéreas tipo Gepard.
El presidente francés, Emmanuel Macron, aseguró a Zelensky que seguirá enviando material militar y ayuda humanitaria a Ucrania.
Las Fuerzas Armadas de Suecia denunciaron antier que un avión ruso realizó el viernes por la noche una incursión en su espacio aéreo en la provincia de Blekinge, en lo que sería una violación.