El país ingresó 25.3% más envíos de dinero, ya que muchos migrantes en tránsito reciben apoyos externos
▲ Se espera un fuerte crecimiento del empleo en Estados Unidos y que las remesas a América Latina y el Caribe crezcan 9 .1 por ciento este año y 7.7 por ciento en 2023. En el primer trimestre de 2022 México recibió 18 por ciento más transferencias de dinero.Foto Notimex
Dora Villanueva
Periódico La Jornada Lunes 16 de mayo de 2022, p. 16
México se convirtió en el segundo país del mundo con la mayor recepción de remesas durante el año pasado al superar a China y quedar sólo por debajo de India. En parte, lo anterior es consecuencia de los recursos que reciben los migrantes en tránsito por el país, provenientes de Honduras, El Salvador, Guatemala, Haití, Venezuela, Cuba y otras naciones del centro y sur de América, reporta el Banco Mundial.
El país experimentó un excepcional aumento de 25.3 por ciento en los flujos (de remesas), ya que el número de migrantes en tránsito que permanecen en México, así como los que están en camino hacia Estados Unidos, continuaron aumentando, explica el organismo en un informe.
En suma, de los 131 mil millones de dólares de remesas que recibió América Latina y el Caribe durante el año pasado (25.3 por ciento más que en 2020, siendo la región del mundo en la que más aumentaron estos flujos), 41 de cada 100 llegaron a México.
El organismo destaca que India fue el país que más envíos recibió durante el año pasado, con 89 mil millones de dólares; le siguieron México, con 54 mil millones; China con 53 mil millones, Filipinas, con 37 mil millones y Egipto con 32 mil millones de dólares.
El incremento en México, 10 mil 981 millones de dólares más que en 2020, se debe a los recursos que reciben de sus familiares en Estados Unidos los migrantes de otras naciones que cruzan con destino a ese país.
El Banco Mundial ya había advertido esta tendencia con los datos de 2020, cuando además del aumento de la migración en tránsito hacia Estados Unidos, el flujo de remesas había crecido debido a los nómadas digitales, trabajadores, sobre todo estadunidenses, que con las facilidades de trabajar remotamente se mudaron a México.
Se multiplican los sin documentos
Para 2021, el organismo enfoca este crecimiento de las remesas hacia México en la migración en tránsito. Exhibe que el año pasado 388 mil 272 personas de otras nacionalidades estaban en el país sin documentos, aumento de 172 por ciento respecto a los 142 mil 694 de 2020.
Ha habido un cambio en los patrones de los migrantes que cruzan la frontera de Estados Unidos. En el año fiscal 2012, los migrantes de otros países, excepto México y América Central, representaron 2 por ciento del total de encuentros. En el año fiscal 21, la cantidad de migrantes de fuera de México y América Central aumentó a 22 por ciento, consigna el reporte.
El Banco Mundial destaca que si bien muchos países “han optado por ‘pagar’ a sus países de tránsito vecinos para que detengan los cruces fronterizos irregulares”, y pone de ejemplo el caso de Estados Unidos y México, “sus arreglos financieros son bastante pequeños en comparación con las remesas que fluyen anualmente a los países de origen.
“El acuerdo financiero con el país de tránsito respalda la vigilancia fronteriza, pero no aborda necesariamente las ‘causas fundamentales’ de la migración. Continúa existiendo cierto escepticismo sobre la eficacia de la ayuda oficial y los esfuerzos de desarrollo para abordar los impulsores fundamentales de la migración”, subraya el documento.
Las remesas se han consolidado como una entrada de divisas más importante que la inversión extranjera directa en Latinoamérica; muchos países de América Central, cerca de la región andina y del Caribe habrían sufrido un déficit de cuenta corriente si no fuera por estos recursos, detalla el Banco Mundial.
En este contexto, debido a las expectativas de un fuerte crecimiento del empleo en Estados Unidos, se espera que las remesas a América Latina y el Caribe crezcan 9.1 por ciento este año y 7.7 por ciento en 2023. Tan sólo en el primer trimestre de 2022, Guatemala registró un crecimiento de 26 por ciento, Nicaragua 26 por ciento, México 18 por ciento, El Salvador 6 por ciento y Colombia 5 por ciento.
México SA
Neoliberales y alimentos // Creciente importación // Dependencia externa
Carlos Fernández-Vega
Al mismo tiempo que la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura clasificaba a México como uno de los principales importadores netos de alimentos, el entonces inquilino de Los Pinos Enrique Peña Nieto presumía: somos una gran potencia agroexportadora, por mucho que la cerveza y el tequila (más aguacate y jitomate) fueran los principales productos nacionales comercializados en el mercado exterior. En cambio, la dependencia externa del estómago nacional no dejó de crecer, porque afuera se adquirían, de forma creciente, productos básicos como maíz, frijol, trigo, arroz y muchos más. En síntesis, con la política neoliberal la importación de alimentos llegó a representar alrededor de la mitad de lo mucho o poco que los mexicanos ponían en su mesa, mientras el campo nacional se hundía permanentemente. Año tras año, los gobiernos de ese régimen incrementaron las compras al exterior y redujeron la oferta interna, concentrando todos los apoyos en los multimillonarios corporativos agroexportadores, hundiendo la producción nacional y condenando a la miseria a los que antes daban de comer a este país, porque, presumían, México vendía al mundo cerveza y de allá adquiría comida.
Antes del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) nuestro país era autosuficiente en alimentos; aquí se cosechaban prácticamente todos lo que los mexicanos comían, pero los tecnócratas pregonaban que lo mejor para el país era importar todo, comenzando con la comida y la soberanía alimentaria del país. Así, llegó a importarse 30 por ciento del maíz; 70 por ciento del arroz, 40 por ciento del trigo, 30 por ciento del frijol y así por el estilo. Pero, ¡exportamos cerveza y tequila! En el balance, hay que recordar que en el primer año de operación del TLCAN, con Carlos Salinas en Los Pinos, (las cifras son del Inegi) México importó maíz por 370 millones de dólares; en el sexenio de Zedillo, ese monto se incrementó a 3 mil 700 millones; en el de Fox, a 4 mil 700 millones; en el de Calderón, a 13 mil millones y en el de Peña Nieto, a cerca de 20 mil millones. En el periodo neoliberal la adquisición foránea del alimento básico en la dieta mexicana aumentó de forma espeluznante: 5 mil 400 por ciento.
Lo mismo sucedió con otros alimentos: de 1990 a 2010, la importación de carne en canal de bovino subió casi 300 por ciento y más de mil por ciento la de aves. En 2010, comparado con 2009, México compró cinco veces más carne respecto de la que exportó; seis tantos de leche, lácteos, huevo y miel; 12 veces de cereales; 3.6 veces de productos de molinería; 30 veces de semillas, frutos oleaginosos y frutos diversos; nueve veces de grasas animales o vegetales, y tres veces de preparaciones de carne y animales acuáticos, y contando. De acuerdo con la información disponible, desde la entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (primero de enero de 1994) al cierre del sexenio peñaniestista, la nación importó alimentos por alrededor de 300 mil millones de dólares, 80 por ciento de los cuales terminaron en las alforjas de los subsidiados productores estadunidenses, mientras se hundía el de por sí famélico campo mexicano.
He ahí el resultado de la buena idea de los tecnócratas de importar todo, masacrando la producción interna, el verdadero alcance de México como potencia agroexportadora (EPN dixit) y el balance de esta República Maquiladora producto del neoliberalismo, porque la creciente dependencia externa no se limita a los alimentos, sino a prácticamente todo, de la A a la Z.
De ahí la relevancia que tiene el programa que ha puesto en marcha el presidente Andrés Manuel López Obrador, de “impulsar la actividad productiva del campo; es urgente y muy necesario, porque se está presentando un fenómeno de inflación, de carestía, están subiendo los precios de los alimentos y tenemos –entre todos, todas y desde abajo– que hacerle frente a este desafío, a este reto, y lo mejor es la producción. Las naciones no salen adelante si no producen, ahí está la clave de todo. Si no generamos lo que consumimos, siempre vamos a depender del extranjero”.
Las rebanadas del pastel
Bien lo apunta el presidente cubano Miguel Díaz-Canel: Mejor que ser reo de la política de odio, (el gobierno de) Estados Unidos debería escuchar a los no pocos que, en América Latina, lo convocan a ser sede de una cumbre inclusiva (la de las Américas).
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