Aunque todos los presidentes mexicanos de las décadas recientes han visitado Centroamérica, durante el periodo neoliberal el principal propósito de los encuentros con sus homólogos fue, además de cumplir con formalismos diplomáticos, procurar la expansión de los grandes capitales mexicanos en esas naciones, con el resultado de que algunas de las mayores corporaciones fincadas en nuestro país se asentaron e incluso se volvieron predominantes en la región, sin que ello redundase en un beneficio para las mayorías sociales de ninguno de las naciones ni en una reducción de las graves carencias que allí se padecen.
En contraste, ésta es la primera vez que México se acerca a sus vecinos con una verdadera agenda social, basada en la política de bienestar que el gobierno de López Obrador promueve en nuestro país. Esta agenda incluye una propuesta de acción multilateral frente a los infortunios que se comparten con Guatemala, Honduras y El Salvador: la desigualdad, la falta de puestos de trabajo, la marginación de amplios sectores de la población y los altos niveles de violencia que, en conjunto, orillan a centenares de miles de personas a abandonar sus lugares de origen y emprender un viaje por demás incierto hacia Estados Unidos, cuando no a unirse a grupos delictivos.
Es deseable que las propuestas mexicanas tengan resonancia en los gobiernos y la sociedad del denominado Triángulo Norte de Centroamérica, que en ningún momento se les perciba como acciones injerencistas, porque está claro que no tienen dicho carácter, y que el compromiso con el bienestar de los pueblos se anteponga a cualquier diferencia ideológica y política. En este sentido, ayer se anunció, entre los acuerdos de la reunión bilateral con Guatemala, el inicio de Sembrando Vida en el departamento (estado) de Chimaltenango. Sin embargo, es evidente que cualquier avance sustantivo en el impulso al desarrollo y la atención de las raíces del fenómeno migratorio en Centroamérica exige que Washington se comprometa a ser parte de la solución de una problemática de la cual no puede sustraerse.
México acogerá a más cubanos y nicaragüenses expulsados por EU
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Foto/AP
El diario estadounidense The Washington Post revela en su edición de hoy que el gobierno de México ha aceptado recibir a más inmigrantes cubanos y nicaragüenses expulsados por Estados Unidos bajo la orden de salud pública conocida como Título 42.
Según la versión difundida por este diario --que cita a tres funcionarios estadounidenses y dos funcionarios mexicanos con conocimiento del arreglo--, “el acuerdo es potencialmente significativo porque el gobierno mexicano tiene más libertad para llevar a cabo vuelos de deportación a Cuba y Nicaragua, naciones cuyas frías relaciones con Washington limitan severamente la capacidad de Estados Unidos para devolver a sus ciudadanos”.
Este acuerdo negociado con funcionarios mexicanos en el curso de los últimos días coincide con la reciente visita del canciller Marcelo Ebrard a Washington y con la llegada de inmigrantes cubanos a la frontera de Estados Unidos y México en cifras récord.
Según funcionarios de inmigración y aduanas, poco más de 150 mil inmigrantes de Cuba llegarán este año. Durante varias décadas los cubanos que trataban de huir de la Isla en busca de una vida mejor en EU se arriesgaban a bordo de embarcaciones destartaladas para alcanzar la “tierra prometida” en las cistas de la Florida.
Ahora, según estos mismos funcionarios citados por medios estadounidenses, “vienen en cantidades récord, pero esta vez a pie, con la ayuda de Nicaragua, que el año pasado eliminó los requisitos de visa para los cubanos, dándoles un punto de apoyo en América Central para viajar por tierra a través de México a los Estados Unidos”.
“Durante las conversaciones sobre migración en las últimas semanas encabezadas por el secretario de Seguridad Nacional, Alejandro Mayorkas, y el secretario de Estado, Antony Blinken, los funcionarios mexicanos acordaron recibir de vuelta a una cantidad significativamente mayor de cubanos y nicaragüenses”, asegura The Washington Post sin citar por nombre a ninguno de los representantes del lado mexicano.
“Un funcionario dijo que el gobierno mexicano le pidió a Estados Unidos que se abstuviera de devolver cubanos y nicaragüenses en ciertas áreas, como el concurrido Sector Del Río de la Patrulla Fronteriza, donde ambos países carecen de capacidad de procesamiento. Pero el funcionario estadounidense dijo que el número de cubanos y nicaragüenses que regresan probablemente sea de miles.
“Dos altos funcionarios mexicanos dijeron que el acuerdo se alcanzó el 26 de abril y que México estaba aceptando “números muy limitados” de cubanos y nicaragüenses.
“Esto se hizo debido al aumento exponencial de llegadas de ambos países a México y Estados Unidos”, dijo un alto funcionario mexicano citado por el Post.
Apenas el pasado martes, el Secretario de Relaciones Exteriores de México, Marcelo Ebrard no reconoció ningún acuerdo durante sus comentarios públicos luego de las conversaciones en Washington, pero dijo a los periodistas en conferencia de prensa que su país no daría un “pase libre” a nadie que se dirigiera a la frontera con Estados Unidos.
“Puedes pedir refugio, puedes pedir asilo, puedes ser un trabajador temporal… pero lo que no vamos a permitir es que México se convierta en un país en el que cualquiera puede pasar sin más y no sabemos quiénes son”. son”, dijo Ebrard.
Esta no es la primera vez que México acepta a deportados de Cuba o Nicaragua. De hecho, las autoridades mexicanas han aceptado previamente el retorno de cubanos, nicaragüenses y otras nacionalidades bajo la orden del Título 42, que los agentes estadounidenses pueden usar para devolver rápidamente a los migrantes y negarles la oportunidad de buscar asilo bajo la ley estadounidense.
En los últimos meses, sin embargo, México ha limitado en general los retornos de migrantes de Guatemala, Honduras y El Salvador, además de sus propios ciudadanos.
Con información de The Washington Post y The New York Times