jueves, 6 de diciembre de 2018

Sheinbaum: el desafío de la capital.

La nueva jefa de Gobierno de Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, recibe una metrópoli agobiada por una multiplicidad de problemas de índole local y nacional: la inseguridad, la corrupción, el deterioro ambiental, la crisis de movilidad, la desatada especulación inmobiliaria, el abasto de agua y las insuficiencias del drenaje y de otros servicios, entre los más importantes. Se trata de una problemática interconectada y muchas de cuyas soluciones se encuentran, parcial o totalmente, fuera del ámbito de la autoridad capitalina.
Algunos de estos fenómenos vienen de décadas atrás, en tanto que otros se acentuaron o se generaron en la administración de Miguel Ángel Mancera. Es el caso de la violencia delictiva y la descomposición imperante en la estructura del gobierno. El primero es actualmente el más acuciante, en tanto que el segundo ha tenido como consecuencia un perceptible rebajamiento en la calidad de vida de los capitalinos.
Aunque la lucha contra la corrupción y la recuperación de la seguridad pública no parecen ser tareas fáciles para ninguna autoridad, y menos en el grado de degradación al que han sido conducidos el país y su capital por los gobernantes anteriores, en estos terrenos, la nueva jefa de Gobierno tiene como circunstancia favorable la sintonía con el Ejecutivo federal, para el cual resulta igualmente prioritario limpiar las oficinas públicas de funcionarios corruptos y reconstruir la seguridad en todo el país.
Por lo que hace al control de la especulación urbana y a la proliferación de desarrollos habitacionales y comerciales fuera de toda norma y de todo sentido común, es evidente que la nueva jefa de Gobierno deberá hacer frente a los poderosos intereses financieros que se encuentran detrás de tales negocios y a los que la sociedad ha caracterizado, no sin razón, como la mafia inmobiliaria.
En estos y en otros terrenos, Sheinbaum se ha propuesto recurrir a la innovación como parte de los principios orientadores de su gestión y al uso intensivo de tecnologías. Por ejemplo, por lo que hace al abasto hídrico, su plan de gobierno establece la captación y aprovechamiento de aguas pluviales para diversificar las fuentes de agua de la ciudad, y uno de los proyectos más ambiciosos en materia de movilidad es la construcción de un teleférico (cablebús) que permita ampliar la capacidad del transporte público sin incrementar con ello la cantidad de unidades que compiten por el espacio en las superficies de rodamiento.
En términos generales, el plan de gobierno recoge la promoción y protección de los derechos de nueva generación, como los de género, de pueblos originarios y ambientales, y se plantea un giro en la acción de la autoridad de las políticas coercitivas a estrategias más eficaces. Es el caso de las fotomultas, las cuales se han venido aplicando con múltiples arbitrariedades e irregularidades, además de que han dado margen a un negocio particular tan jugoso como injustificable.
En este mismo espíritu debe saludarse la decisión inaugural de Sheinbaum de disolver el cuerpo de granaderos, una rama de la policía capitalina con un deplorable historial de represión a movimientos sociales. Con esa acción, se logra una demanda social que data de hace medio siglo, toda vez que fue uno de los puntos del pliego petitorio del movimiento estudiantil de 1968.
Para finalizar, con la toma de posesión de Claudia Sheinbaum como jefa de Gobierno, la izquierda ha vuelto al poder en la capital de la República, esta vez acompañada desde la Presidencia por Andrés Manuel López Obrador. Pero debe considerarse que las circunstancias actuales de Ciudad de México son mucho más difíciles y complicadas que en 1997, cuando Cuauhtémoc Cárdenas ganó la primera elección a ese cargo. Cabe esperar, por el bien de los capitalinos, que la nueva administración sea capaz de cumplir con todos los puntos de su programa.

México SA
SAT: el cuento de nunca acabar // Otro perdón a megaempresas
Carlos Fernández-Vega
Con la novedad, masacrados causantes cautivos, que en 2017 el Servicio de Administración Tributaria (SAT) condonó mil 51 millones de pesos a 102 grandes contribuyentes, que solamente habían pagado mil 668 millones por impuestos, informó la Secretaría de Hacienda y Crédito Público a la Cámara de Diputados. Además, este año, el 16 de septiembre, perdonó 4 mil 969 millones a ICA (el consorcio constructor que basó su rescate en la utilización, en 2015 y 2018, de los fondos pensionarios de los trabajadores, vía Afores).
La información, publicada ayer por La Jornada (Roberto Garduño y Enrique Méndez), es una muestra fehaciente de lo bien que se aplicó la llamada reforma fiscal de Enrique Peña Nieto, aquella que –cacareaba la propaganda oficial– haría posible que quien gane más pagará más impuestos, con el objetivo de redistribuir la riqueza y el ingreso (Luis Videgaray dixit).
Pero también dicha información da puntual cuenta de lo que es el cuento de nunca acabar, es decir, que los grandes corporativos hacen como que cumplen con sus obligaciones tributarias, mientras la Secretaría de Hacienda, vía el SAT, les condona jugosas cantidades en impuestos adeudados, sin olvidar la consolidación fiscal que les permite evadir legal y abundantemente.
Entonces, nada nuevo bajo el sol, porque tal condonación es el pan fiscal de todos los años, obviamente exclusivo para los grandes contribuyentes, pues a las pequeñas y medianas empresas, así como a las personas físicas con actividades empresariales, la carga fiscal las ahoga, pero ni de lejos el SAT les da un respiro.
La información de La Jornada detalla que entre las empresas beneficiadas por la condonación autorizada por la Secretaría de Hacienda se cuentan al consorcio GEO –productora de viviendas declarada en quiebra–, a la que el SAT le borró más de 340 millones de pesos y la empresa trasnacional automotriz BMW, con más de 45 millones.
Además, el SAT condonó 85 millones de pesos a Banorte, 59 millones a Banamex y 12.2 millones a Santander, bancos que en 2017 (año de la condonación) obtuvieron utilidades netas, limpias de polvo y paja, por 18 mil 400, 17 mil 650 y 16 mil 700 millones de pesos, respectivamente. ¿En serio no tenían con qué pagar al fisco y éste se vio en la necesidad de indultarlos?
Otro caso: el SAT condonó 57.2 millones de pesos a la telefónica América Móvil, propiedad de Carlos Slim, cuya caja registradora no deja de tintinear. En 2017 este consorcio obtuvo ingresos netos por 264 mil millones de pesos, de tal suerte que nadie entiende por qué Hacienda le otorgó el citado beneficio (¿será que el hombre más rico de México no tiene para pagar poco más de 57 millones, y, por lo mismo, la autoridad fiscal se tocó el corazón y se los borró de la cuenta?).
Por si fuera poco, entre los beneficiarios aparecen Gigante (con 33.7 millones, propiedad de Ángel Losada Moreno, quien entre sus haberes cuenta con Office Depot, los restaurantes Toks, Beer Factory y Panda Express, y la tienda de mascotas Petco) e Industrias Unidas (Iusa, 37.4 millones, propiedad de Carlos Peralta, compadre de Raúl Salinas de Gortari).
Pero como lo de 2017 no es más que parte del cuento de nunca acabar, la información detalla que en 2018 el SAT ha perdonado, además, 352 millones de pesos a Cervecería Modelo, 365 millones al gobierno de SLP, 126 millones a Inversora Carso, 4 mil 969 millones a ICA y más de 100 millones a la trasnacional Forever Living –dedicada a los productos nutricionales–, el pasado día primero. También a Controladora de Operaciones de Infraestructura, que pertenece a ICA, 762 millones.
Y año tras año es lo mismo y son los mismos, con o sin reforma fiscal que prometa que pagarán más los que ganen más.
Las rebanadas del pastel
Medio siglo después de la exigencia original –la del movimiento estudiantil de 1968–, desaparece el cuerpo de granaderos. Bien arranca Claudia Sheinbaum, quien también acertó al apoyarse en Rosa Icela Rodríguez.
Twitter: @cafevega
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