Gasoducto Sonora
Gloria Muñoz
Nuevamente, la comunidad yaqui Loma de Bácum está bajo acecho. Ubicada en el extremo sur del territorio, fue el único de los ocho poblados que resistió la embestida del gobierno y de la empresa IEnova para construir el Gasoducto Sonora, obra de 840 kilómetros que inicia en Caborca y llega a Huatabampo. Su resistencia sigue arrojando muerte, división y destrucción para los yaquis.
Desde el 30 de abril, un helicóptero sobrevuela la comunidad, mientras patrullajes terrestres dan cuenta de la tensión que se vive luego de que se registró un nuevo enfrentamiento entre quienes defienden el territorio y quienes están en favor de la obra. El gobierno de Sonora asegura que los operativos policiacos son para salvaguardar a la población, mientras que los agredidos advierten que son para amedrentarlos.
Carmen García, yaqui de Loma de Bácum, cuenta que el 30 de abril la comunidad decidió expulsar a quienes atacaron a la población el pasado 21 de octubre, día en que por la fuerza intentaron imponer a otras autoridades tradicionales con el fin de que se permita la construcción del gasoducto. Esas personas, indicó, ya no tienen nada qué hacer en la comunidad, por eso les fuimos a decir que se vayan, pero nos recibieron a tiros y asesinaron a Víctor Adolfo Molina Vázquez, de 18 años, e hirieron a Saturnina Piña, de 38 años.
La división y la ruptura del tejido social son las armas principales de empresa y gobierno. Sólo que quienes están del lado de la construcción del gasoducto, asegura Carmen, han recibido dinero y camionetas, y ahora han asesinado a un joven sin que las autoridades hagan nada. La esposa del preso político Fidencio Aldama Pérez, quien también es parte de la resistencia, asegura que el gobierno sabe quién disparó, pero no lo detienen.
Por lo pronto, los ánimos están encendidos en el territorio yaqui. Más muertos, heridos, tensión y destrucción. Lo que está en el fondo de todo es que quieren imponen a otro gobernador tradicional y echar a andar esta obra que nos perjudica y nos pone en peligro, señala García, quien asegura que la comunidad ya no tiene miedo y continuará luchando por su territorio.
La empresa a cargo es Infraestructura Energética Nova (IEnova), que ha invertido mil millones de dólares en el gasoducto de la discordia, con el consentimiento de la Secretaría de Energía y la Comisión Federal de Electricidad, a pesar de los estudios que advierten que el gasoducto afectará casas y parcelas, así como al cerro Boca Abierta, arroyos y zanjas; traerá deforestación y un serio daño ambiental, social, cultural y religioso. Por eso Loma de Bácum dice no.
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