La Cepal ha señalado que México fue el país de América Latina y el Caribe en el que hubo una mayor reducción de la pobreza y la pobreza extrema. La reducción de pobreza en México que fue de tres puntos porcentuales, dos puntos porcentuales se explican por el aumento del salario mínimo, que llegó a aumentar 135 por ciento entre 2018 y 2025. A este importante incremento salarial se agrega el impacto de la política social, en becas universales, en transferencias a poblaciones vulnerables y la ampliación a las pensiones a los adultos mayores.
En contraste, Oxfam informó que México tiene casi 2 mil jets privados, el tercer lugar del mundo después de Estados Unidos y Brasil. Oxfam lo relaciona con la contaminación. Resulta que el 0.1 por ciento de la población mexicana, 132 mil 399 personas, contaminan lo mismo que el 40 por ciento más pobre, 52 millones 959 mil 482 personas. El dato es fuerte, sin duda. Además de esta asimetría en contaminación, también revela que en México las decisiones políticas de los últimos siete años han reducido la pobreza, pero no ha tocado a los ricos mexicanos, que cada vez están más lejos del grueso de la población. Y esa brutal desigualdad, no lo olvidemos, es fuente inequívoca de dificultades a mediano y largo plazos.
Para ilustrar la desigualdad la propia Cepal advierte que en México el 10 por ciento más rico de la población se queda con la tercera parte del ingreso nacional, mientras el 10 por ciento más pobre sólo gana 2 por ciento. Esta distancia se ha reducido, pero lo cierto es que la desigualdad se amplía. Incorporando declaraciones de impuestos y las cuentas nacionales a la medición de la desigualdad, resulta que el 10 por ciento más rico se apropia de más del 50 por ciento del ingreso total. Por esto, la Cepal concluye que la desigualdad mexicana, y en general de Latinoamérica, sólo está por debajo de los registros del África subsahariana.
La Cepal propone cinco estrategias para reducir esta desigualdad: reducir la desigualdad educativa; crear empleos de calidad; avanzar en la igualdad de género y la sociedad del cuidado; enfrentar la discriminación y respeto a los derechos humanos, y fortalecer la institucionalidad y su financiamiento. La estrategia de Cepal es correcta, pero demanda recursos que sólo pueden conseguirse a través de decisiones fiscales. La famosa reforma fiscal sobre la que se ha insistido y que hasta ahora el gobierno federal no ha considerado necesario plantear. Su razonamiento es que es posible financiar la política social, primero cumpliendo lo establecido fiscalmente y, segundo, mejorando la eficiencia tributaría. Las finanzas públicas señalan que hasta ahora se ha logrado, manteniendo un déficit fiscal que llegó en 2024 a casi 6 por ciento y que este año cerrará en menos de 5 por ciento del PIB.
Para seguir reduciendo la pobreza, a mediano y largo plazos necesariamente habrá que pensar en modificar la situación fiscal existente para llevarla a condiciones de progresividad mayores. A la estimación de los requerimientos necesarios para sostener a largo plazo la política social, debe agregarse una meta de reducción de la desigualdad. Una propuesta como medida de reducción de la desigualdad es la hecha por Gabriel Palma, quien ha planteado que los países deben proponerse lograr que los ingresos del 10 por ciento más rico de la población sean iguales a los del 40 por ciento más pobre. Esta es la tasa Palma.
En 2024, según la Enigh, la tasa Palma en México fue de 1.86. Estamos lejos de la meta de desigualdad propuesta. Si la meta fuera la tasa Palma, tenemos que llegar a uno, para lo cual es necesario que los ingresos del 40 por ciento más pobre se incrementen y los del 10 por ciento más rico se reduzcan. Esa meta es alcanzable si se logran acuerdos fiscales que permitan aumentar los ingresos de los asalariados, por ejemplo, en la negociación actual para establecer los mínimos que regirán en 2026, al tiempo que los más ricos incrementan su contribución a la estabilidad social a través de aumentar sus contribuciones fiscales.
Una propuesta de este tipo, por supuesto, tiene que procesarse políticamente, pero como se nos ha recordado, la estabilidad política importa y hay que garantizarla a largo plazo. Reducir la desigualdad es una importante manera a de aumentar la estabilidad.
odselley@gmail.com
México SA
Carlos Fernández-Vega
▲ El salario mínimo general pasa de 278.80 a 315.04 pesos diarios en toda la República y de 419.88 a 440.87 pesos en la zona libre de la frontera norte.Foto Roberto García Ortiz
Como es tradicional en diciembre de cada año, ayer se conoció el aumento al salario mínimo general (SMG) para 2026, consensuado entre gobierno, patrones y trabajadores: 13 por ciento en toda la República, salvo en la zona libre de la frontera norte (modalidad esta puesta en marcha por el ex presidente López Obrador), donde el alza será de 5 por ciento. Así, en el primero de los casos pasa de 278.80 a 315.04 pesos diarios, mientras en el segundo, de 419.88 a 440.87 pesos.
Con esta decisión, el aumento acumulado del SMG en el periodo 2018-2026 es de 256.54 por ciento, contra una inflación, también acumulada, estimada en 40 por ciento en igual lapso, de tal suerte que ha sido constante la recuperación del poder adquisitivo. Así, de ubicarse ese indicador en el último escalón latinoamericano en 2018, México ahora se posiciona en el peldaño número cuatro, sólo superado por Costa Rica, Uruguay y Chile (en el último se ubica Argentina). Medido en dólares, el SMG en nuestro país pasó de 131 a 518 billetes verdes.
Como referencia, de 1992 (a la mitad del gobierno de Salinas de Gortari) a noviembre de 2018 ( cierre sexenal de Peña Nieto), el SMG se “incrementó 621.31 por ciento de forma acumulada, con una inflación en el periodo, también acumulada, de 790 por ciento, es decir, el miningreso perdió aceleradamente poder adquisitivo en términos reales, toda vez que una de las más férreas políticas públicas del régimen neoliberal fue la “contención” del ingreso obrero en todas sus modalidades.
En cambio, de 2019 a 2026, el incremento acumulado del SMG ha sido de 256.54 por ciento, con una inflación en el periodo cercana a 40 por ciento, con lo que el poder adquisitivo, en términos reales, no sólo se fortaleció, sino que rebasó con creces la marca histórica de mediados de la década de los 70 del siglo pasado.
Para contextualizar, en 1992 (en el sexenio de la “solidaridad”, con Salinas de Gortari en Los Pinos) el salario mínimo general promedió 12.25 pesos diarios (entonces, el SMG se dividía en tres áreas geográficas, con distintos niveles; en noviembre de 2012 se redujo a dos, y en 2015, a una). Y en el sexenio del “demócrata” Zedillo, quien a los mexicanos prometió “bienestar para la familia”, el SMG promedio pasó de 14.12 a 35.23 pesos diarios, un “aumento” de 150 por ciento con una inflación acumulada de 222.50 por ciento.
Pero llegaron los gobiernos panistas del “cambio” y “para vivir mejor”, pero el salario mínimo general promedio (como los contractuales) permaneció en la congeladora. Y con Peña Nieto, el panorama fue igual. En síntesis, de Salinas a EPN (26 años) el “aumento” al SMG fue de 76 pesos en términos nominales, que se esfumaron por el efecto inflacionario.
Para mantener el SMG en la congeladora, el régimen neoliberal contó con la “invaluable ayuda” (desde 1991) del cancerbero Basilio González Núñez, presidente de la Comisión Nacional de los Salarios Mínimos, y la complicidad de los supuestos “líderes obreros” que servil y asquerosamente se inclinaron ante los patrones.
Con el cambio de régimen (y el desempleo del tal Basilio), en los pasados ocho años (incluido 2026), el aumento nominal al salario mínimo general ha sido de 227 pesos (y 264 pesos en la zona libre de la frontera norte), con baja inflación y recuperación real del poder adquisitivo. Así, a partir del próximo 1º de enero, el SMG será de 9 mil 582.47 pesos mensuales, y en la citada zona libre, de 13 mil 409.80 pesos. Y esa ruta ascendente se mantendrá en los años venideros.
Sobre este tema, la presidenta Sheinbaum subrayó que, como en los años anteriores, el incremento al SMG “no tiene impacto en la inflación; es decir, lo que representa la parte laboral en el costo de producción no implicaría incrementos, ni en los productos, y, por lo tanto, tampoco en la inflación. Durante años se dijo que el salario mínimo ‘no podía subir porque iba a provocar inflación’ y que ‘ya no habría inversión extranjera’. Y en ésta estamos en récord, no ha habido inflación y el salario mínimo está aumentando” y lo seguirá haciendo.
Las rebanadas del pastel
El “diputado” Pedro Heces (“brazo derecho” de otro impresentable, Ricardo Monreal) instaló en lo oscurito un “grupo de amistad con Israel”, y para ello convocó al “gran rabino David Yosef”, parte de la maquinaria genocida del régimen de Benjamín Netanyahu. El rechazo de la bancada de Morena en San Lázaro fue prácticamente total, pero aquí hay que reflexionar: ¿de quién es la culpa de que este tipejo ocupe una curul? ¿Quién lo dejó pasar y quién lo arropa? Vergonzoso.
X: @cafevega cfvmexico_sa@hotmail.com
Se estancan ventas de autos a EU, pero suben las de cómputo
Braulio Carbajal
Periódico La Jornada Jueves 4 de diciembre de 2025, p. 20
México conservó durante los primeros ocho meses de 2025 su posición como el principal proveedor de bienes al mercado estadunidense, con una participación de 15.3 por ciento en las importaciones totales de ese país, apenas 0.2 puntos porcentuales por debajo del 15.5 por ciento registrado en todo 2024. No obstante, la estructura de las exportaciones mexicanas hacia Estados Unidos, revelan datos oficiales, experimentó una recomposición a raíz de los cambios en la política comercial puesta en práctica por Washington a partir del primer trimestre del año.
Datos del Banco de México (BdeM) con información del Departamento de Comercio de Estados Unidos muestran que el peso de los bienes automotores en las compras externas estadunidenses disminuyó de 14.4 por ciento en 2024 a 12.4 por ciento entre enero y agosto de 2025. En este contexto, la participación de México como proveedor de vehículos y autopartes se estancó al pasar de 38.4 a 39.8 por ciento en ese mismo periodo.
En sentido contrario, las importaciones estadunidenses de equipo de computación y sus partes registraron un incremento anual de 64.9 por ciento en el lapso enero-agosto. Aquí, México contribuyó con 22.8 puntos porcentuales a dicho crecimiento y aumentó su participación de 25.7 por ciento en 2024 a 28.4 por ciento en los primeros ocho meses del presente año. El uso del T-MEC en estas exportaciones pasó de cero en 2024 a casi 90 por ciento en agosto de 2025.
Según el BdeM, el arancel efectivo promedio aplicado por Estados Unidos a sus importaciones totales se elevó de 2.3 por ciento en 2024 a 10.4 por ciento en agosto de 2025. Para México, el incremento fue de 0.2 a 4.7 por ciento, y para China pasó de 10.7 a 36.7 por ciento. En el rubro específico de equipo de computación y partes, los aranceles a productos chinos alcanzaron 19.3 por ciento, en tanto que para México y Taiwán se mantuvieron por debajo de uno por ciento.
La proporción de importaciones estadunidenses provenientes de México que ingresaron al amparo del T-MEC aumentó de 48 por ciento en 2024 a 84.4 por ciento en agosto de 2025. Este mayor aprovechamiento del tratado, señala el banco central, fue generalizado entre los bienes exportados, destacando el sector de cómputo, que prácticamente no utilizaba el mecanismo preferencial el año anterior.
Entre marzo y agosto de 2025, las exportaciones mexicanas a Estados Unidos crecieron 6 por ciento a tasa anual, impulsadas fundamentalmente por el rubro de equipo de computación y sus partes. En el mismo periodo, las ventas canadienses al mercado estadunidense disminuyeron 10 por ciento.
El BdeM atribuye la resiliencia de las exportaciones mexicanas al trato preferencial que mantiene el T-MEC, que exentó a la mayoría de los productos regionales de los aranceles más altos aplicados a otros orígenes, así como al aumento de la demanda estadunidense de bienes relacionados con tecnologías de cómputo e inteligencia artificial.
En contraste, China perdió cuatro puntos porcentuales de participación en el mercado estadunidense entre 2024 y enero-agosto de 2025, al pasar de 13.4 a 9.4 por ciento, mientras países como Vietnam, Taiwán, Irlanda y Suiza incrementaron su presencia, especialmente en sectores farmacéutico y de componentes electrónicos.
La institución central señala que la reconfiguración de las importaciones estadunidenses, tanto por origen como por tipo de producto, responde directamente a las medidas arancelarias anunciadas durante 2025. Este entorno, junto con la próxima revisión del T-MEC, representa un espacio para que México amplíe su integración en sectores de alta tecnología más allá de los tradicionales.








