lunes, 8 de diciembre de 2025

México SA

Sheinbaum: Zócalo rebosante // Músculo, ruta y convicciones // Oposición, grupo de choque
Carlos Fernández-Vega
▲ Vista de la Plaza de la Constitución durante el acto realizado el sábado para conmemorar siete años del inicio de la Cuarta Transformación.Foto Yazmín Ortega Cortés
La histórica cuan multitudinaria concentración del pasado sábado en el Zócalo no sólo fue para mostrar músculo político y el innegable apoyo popular que tiene la presidenta Claudia Sheinbaum, sino para refrendar ruta, convicciones y objetivos, y también para subrayar el avance de la transformación que vive nuestro México lindo y querido desde hace siete años. Quienes desde los pútridos sótanos de la ultraderecha insistan en que “este gobierno dictatorial se cae” sólo confirman, por si hubiera duda, que sus falacias –junto con el cuantioso dinero invertido para difundirlas– no solamente han terminado en el bote de la basura, sino que dimensionan la derrota de quienes las propagan.
Sobre esto último, Sheinbaum lo resumió así frente a centenas de miles de mexicanos que abarrotaron el Zócalo y calles aledañas: “En estos días se ha demostrado que, por más campañas sucias que paguen en las redes sociales, por más compra de bots y robots, por más alianzas con grupos de interés en México y en el extranjero, por más consultores de comunicación que contraten para inventar calumnias y mentiras difundidas en algunos medios, por más intentos de hacer creer al mundo que México no es un país libre y democrático, por más comentócratas o supuestos expertos que inventen historias de ficción, por más alianzas que quieran tejer con el conservadurismo nacional y extranjero, por más que hagan todo eso, ¡no vencerán al pueblo de México ni a su Presidenta!”
La supuesta “oposición” (en realidad, un grupo de mercenarios pagados por la oligarquía autóctona e intereses extranjeros que se retuercen ante su constante pérdida de influencia en nuestro país) acumula décadas de sucias campañas mediáticas en contra de los movimientos populares, que se incrementaron a partir de la llegada de Cuauhtémoc Cárdenas al gobierno del entonces Distrito Federal; se intensificaron de forma por demás histérica desde que Andrés Manuel López Obrador ganó las elecciones para ocupar esa misma posición en el año 2000 y de plano alcanzaron niveles demenciales con el desafuero del tabasqueño y sus tres campañas presidenciales (2006, 2012 y 2018).
¿Resultado? Derrota total, porque a pesar de sus enfermizos cuan golpistas intentos por tumbarlo, este personaje arrasó en los comicios de 2018 y a lo largo de seis años despachó en Palacio Nacional. Vencida, no aprendió absolutamente nada y ahora repite su fallida “estrategia” en contra de la presidenta Sheinbaum, a quien, como sucedió con AMLO, no le han tocado un pelo. Pero la derecha insiste y obtendrá el mismo resultado.
Bien lo dijo la mandataria en su alocución en el Zócalo: “Lo que no puede volver a ocurrir en nuestro querido México es regresar al tiempo de los privilegios, cuando la justicia se repartía selectivamente y el gobierno era un instrumento de unos cuantos. Eso ya no es opción. El gobierno está para servir al pueblo de México. Hoy está más claro que nunca que la corrupción y los privilegios del neoliberalismo dañaron profundamente a nuestra patria y a nuestro pueblo; 36 años de ese modelo económico y político dejaron como herencia pobreza, desigualdad, entrega de nuestros recursos naturales a intereses privados nacionales y extranjeros, pérdida de soberanía, violencia y corrupción. Este cambio profundo, histórico y necesario también ha generado resistencias. Hay quienes aún no han entendido que nuestro país ya cambió; los adversarios políticos se han dedicado a construir realidades virtuales en las redes sociales, en las columnas de opinión, que nada tienen que ver con el momento de transformación que vive México, la cual no sólo es económica y social: también ética y moral”.
Nuestra nación, subrayó, “pasó de un país gobernado por una oligarquía, donde los presidentes y las instituciones públicas servían a unos cuantos que se creían dueños de México, a una verdadera democracia, donde el gobierno trabaja para todas y todos, pero especialmente para quien más lo necesita”. Y sin la transformación, dijo, “nada de esto sería posible con los gobiernos del pasado neoliberal o con la falsedad del conservadurismo. Ellos nunca han creído en los derechos del pueblo de México, nunca han querido al pueblo; estamos demostrando que la modernidad puede levantarse desde abajo, sin excluir a nadie; que el progreso no está peleado con el medio ambiente y menos con la justicia; que un país puede desarrollarse sin dejar a nadie atrás”.
Las rebanadas del pastel
Se desmorona el imperio y Donald Trump “revive” la “doctrina Monroe” (que en realidad nunca desapareció), de tal forma que a América Latina no le queda más que mandarlo al carajo.
X: @cafevega   cfvmexico_sa@hotmail.com

Sheinbaum, “a la altura” en reunión con Trump
Fue un encuentro “muy productivo”, dice el magnate
Aunque la primera junta cara a cara se dio en el sorteo del Mundial, es importante: embajadores en retiro
▲ “Hablamos principalmente de comercio”, dijo ayer Trump sobre el encuentro del viernes (imagen) con la Presidenta de México y el primer ministro de Canadá.Foto Afp
Emir Olivares Alonso
Periódico La Jornada   Lunes 8 de diciembre de 2025, p. 10
El primer encuentro entre los presidentes de México y Estados Unidos, Claudia Sheinbaum y Donald Trump, fue el colofón de un largo estira y afloja en la nueva dinámica bilateral, a raíz de la llegada del republicano a la Casa Blanca y sus políticas arancelarias, migratorias y de seguridad.
Embajadores mexicanos en retiro consideraron que la reunión –en la que también participó el primer ministro de Canadá, Mark Carney, en un contexto no necesariamente diplomático– “fue importante” por la interdependencia de ambas naciones, en particular ante la próxima revisión del T-MEC, acuerdo trilateral de comercio que Wa-shington ha amenazado frenar.
Tuvieron que pasar más de 10 meses para que se concretara el esperado intercambio cara a cara entre Sheinbaum y Trump. La primera oportunidad se vio frustrada en junio pasado, durante la cumbre del Grupo de los 7 (G-7) –realizada en Canadá–, pues el magnate tuvo que abandonar el foro por las tensiones en Medio Oriente.
El diálogo se efectuó el viernes, en el Kennedy Center de Washington, en el contexto del sorteo para la Copa Mundial de Futbol 2026 organizado por la FIFA, que se realizará en las tres naciones de América del Norte. El escenario para el primer encuentro de los mandatarios de la región no fue la Casa Blanca –donde habitualmente se recibe a los jefes de Estado–, sino una gala del deporte más popular del mundo.
Ayer, Trump, destacó la conversación que tuvo este fin de semana con Sheinbaum y Carney: “sí, nos reunimos con el primer ministro de Canadá y la presidenta de México, y hablamos durante media hora. Muy bien, muy productivo; hablamos principalmente de comercio”, afirmó el magnate al ser interrogado en la alfombra roja de los Kennedy Center Honors, sobre la reunión trilateral, la primera presencial que sostienen los líderes.
Según fuentes consultadas, además de los temas referentes al Mundial, coincidieron en seguir fortaleciendo la relación comercial y económica, aunque no se centraron en el T-MEC (que en el primer semestre de 2024 dejó un intercambio total de 415 mil millones de dólares).
En entrevista, el embajador en retiro Sergio Romero Cuevas destacó la relevancia del primer acercamiento personal entre los líderes de los tres países, en particular porque el próximo año se revisará el tratado comercial. “Vi muy bien a la Presidenta; me parece que estuvo a la altura del momento”.
Sobre la relación México-Estados Unidos, refirió que a las tensiones presentadas tras el inicio de la administración de Trump, hay que agregar posiciones de la agenda internacional que “nos ponen en contraposición”, como el genocidio en Gaza y las amenazas directas de la posible intervención en Venezuela.
El también embajador en retiro Héctor Cárdenas Rodríguez consideró que el diálogo entre ambos mandatarios debió producirse antes por la importancia de la relación bilateral, y confió en que pronto se dé un encuentro en el que se salden los diferendos y se aborden puntos centrales para ambas naciones.
Recomendó “no tomar mucho en cuenta” las contradictorias afirmaciones de Trump: “estamos ante un presidente que no termina de definir lo que realmente quiere, no sólo en el caso de México, sino de su relación con el mundo”.
Desde la llegada del republicano a la Casa Blanca, el pasado 20 de enero, se han dado diferencias con la administración de Sheinbaum: imposición de aranceles, políticas antimigratorias del magnate, exigencias en temas de seguridad, cierre de la frontera al ganado mexicano por el gusano barrenador y bloqueo de varias conexiones aéreas, entre otras.
En la búsqueda de soluciones, los dos mandatarios han tenido varias llamadas telefónicas. Sheinbaum y el secretario de Estado, Marco Rubio, han dicho que hasta ahora suman 14, aunque oficialmente en México se ha informado de 10.
Existen algunos avances: entendimiento bilateral en seguridad y reducción en 50 por ciento del tráfico de fentanilo a Estados Unidos y de 80 por ciento en el paso irregular de migrantes.

Violencia delictiva, no terrorismo
El atentado perpetrado el sábado contra una base de la policía comunitaria de Coahuayana, en el que se hizo detonar un automóvil cargado con explosivos y que dejó un saldo de cinco personas muertas y 12 lesionadas, es sin duda un acto de barbarie violenta que debe ser esclarecido y sancionado con prontitud y rigor legal. Pero, por exasperante y repudiable que resulte, un delito como el referido no debe llevar a errores de conceptualización como el que cometió la Fiscalía General de la República (FGR) cuando anunció, horas después de cometida la acción criminal, que la investigaría como un acto de terrorismo, error que fue posteriormente enmendado cuando la dependencia informó que la pesquisa se lleva a cabo por el delito de delincuencia organizada.
A pesar de la forma abusiva con la que el gobierno de Estados Unidos y varios de sus aliados emplean el término terrorismo, éste tiene una delimitación clara e inequívoca: se trata de actos de violencia orientados a causar terror entre la población civil usándola como blanco y está casi siempre orientado por motivaciones políticas, ideológicas o religiosas.
En su política exterior, Washington ha recurrido con frecuencia al terrorismo, como lo hizo –entre muchos otros países– en Cuba y en Afganistán, y en la segunda de esas naciones promovió, en los años setenta y ochenta del siglo pasado, el surgimiento de organizaciones integristas islámicas que se opusieron a la ocupación soviética que tenía lugar en ese entonces. Posteriormente, tales organizaciones se salieron de su control, dando origen a grupos como Al Qaeda y el Estado Islámico.
Tras los atentados de Nueva York y Wa-shington del 11 de septiembre de 2001, el gobierno de Estados Unidos emprendió una ofensiva mundial en contra de tales organizaciones que no sólo incluyó acciones ilegales –como secuestros de presuntos integrantes de tales grupos en distritos puntos del orbe–, sino que fue acompañada por el empleo demonizador del término y que llevó a intervenciones militares en Afganistán, Irak y Libia, lo que a su vez terminó por fortalecer el terrorismo de orientación islámica.
Aprovechando la connotación negativa que el gobierno estadunidense construyó para la palabra terrorismo, la empleó posteriormente para designar a los grupos dedicados al trasiego de drogas en este continente, con el propósito de otorgar a la lucha contra el narcotráfico una justificación para intervenir en los asuntos de los países latinoamericanos y del Caribe, y dar cobertura legaloide a posibles incursiones armadas en sus territorios. Se omite, así, que los cárteles del narcotráfico carecen de cualquier inspiración política, ideológica o religiosa y que, salvo casos excepcionales, no tienen como método habitual la intimidación de la población civil mediante atentados aparatosos; se trata, en cambio, de entidades extremadamente violentas, sí, pero cuya razón principal es realizar negocios ilícitos.
Con estos elementos de juicio es claro que el delito de terrorismo no tiene una presencia significativa en nuestro país y que las autoridades mexicanas deben ser extremadamente rigurosas al evocar esa figura delictiva. La violencia generada por grupos criminales, cabe insistir, es repudiable, exasperante e inadmisible y debe ser combatida con todos los instrumentos legales que posee el Estado, pero es improcedente, equívoco y peligroso calificarla de terrorista.
Cabe saludar, pues, que la FGR haya rectificado con prontitud el error inicial y que se disponga a investigar la agresión de Coahuayana como un delito de delincuencia organizada, el cual, ciertamente, lleva aparejados muchos otros, como homicidio, lesiones, daño en propiedad ajena y empleo de sustancias explosivas de uso reservado a las Fuerzas Armadas.
Finalmente, es de esperar que la aplicación del Plan Michoacán por la Paz y la Justicia logre privar a las organizaciones criminales que operan en esa entidad de cualquier margen para repetir ataques tan condenables como el perpetrado el sábado pasado en la Región Costa michoacana.