Jessica Xantomila, enviada
13 de diciembre de 2025 19:58
Pekín. Mientras Estados Unidos anuncia planes de expansionismo, China, la segunda economía más grande del mundo, busca fortalecer aun más el intercambio y la cooperación con América Latina y el Caribe. El gigante asiático dio a conocer la política que aplicará en la región en los próximos años, un documento —el tercero en su tipo desde 2008—, en el que establece trabajar en conjunto en más de 40 áreas, en su mayoría ámbitos en los que el país tiene una labor destacada.
Entre ellos, la atención a la pobreza, a la educación, al cambio climático, la explotación de energías, incluida la nuclear; y el trabajo en materia de alta tecnología, como la informática, inteligencia artificial, aviación e industria aeroespacial.
Con esta hoja de ruta el gobierno de Xi Jinping busca llevar a otra “altura” las relaciones de China con la región. Tan solo el año pasado, el volumen de comercio entre ambos superó por primera vez los 500 mil millones de dólares. En tanto, entre enero y octubre del 2025 se aproximó a los 450 mil millones de dólares, lo que representó un aumento del 3.5 por ciento, según datos oficiales.
En el texto, que fue actualizado tras la edición de 2016 y previamente 2008, se destaca que América Latina y el Caribe tienen perspectivas de desarrollo promisoras y constituyen una fuerza indispensable en el proceso de la multiporalización mundial y la globalización económica.
Con este marco, la nación asiática plantea trabajar en cinco programas: el de solidaridad, desarrollo, civilizaciones, paz y pueblos. En el primero manifiesta estar dispuesta a establecer relaciones interestatales sobre la base del principio de una sola China, e impulsar más mecanismos intergubernamentales de diálogo y consulta.
En este sentido, señala que el gobierno aprecia que la mayoría de los países latinoamericanos y caribeños se adhieren firmemente a este principio y aprovecha para reiterar que Taiwán “forma parte inalienable del territorio chino”. Esto en un contexto en el que han escalado las tensiones con Japón por este asunto.
En cuanto al programa de desarrollo, establece su intención de explotar a fondo el potencial del comercio bilateral, negociar para que sea más fácil la transferencia e intercambio de bienes y servicios, incluyendo los tratados de libre comercio. Igualmente, firmar más acuerdos de protección a la inversión, apoyar a las empresas chinas a operar en la región y contribuir al empleo local.
Respalda una mayor colaboración entre las instituciones financieras chinas y sus pares tanto nacionales como regionales; y buscará fortalecer la cooperación entre los bancos centrales y los organismos de regulación financiera de ambas partes para facilitar la liquidación transfronteriza en moneda local, negociar la compensación en Yuan, al igual que promover “a pasos seguros” la cooperación monetaria como el canje de monedas locales.
Respecto al trabajo en energías y recursos, China menciona que está dispuesto a ampliarlo aun más en áreas tradicionales como petróleo y gas natural, así como en energías limpias (la hidráulica, la solar, la eólica o la de hidrógeno), y profundizar la colaboración sobre el uso de energía nuclear con fines pacíficos.
Plantea también impulsar acciones en el sector de infraestructura, en la industria manufacturera, en la agricultura, en la construcción de ciudades digitales y verdes; así como llevar a cabo intercambios para hacer frente al clima extremo.
Sobre la innovación científica y tecnológica, el país asiático proyecta explorar la construcción de laboratorios conjuntos, centros de investigación-desarrollo o polígonos industriales de nueva y alta tecnología, y apoyar a las universidades, empresas innovadoras e instituciones de China y América Latina a cooperar entre sí.
En cuanto a los programas de civilizaciones, paz y pueblos, propone, entre otras, profundizar la aplicación de la ley antidrogas y combatir conjuntamente el tráfico de estupefacientes; apoyar la proclama de América Latina y el Caribe como zona de paz, así como desarrollar activamente la cooperación militar, establecer mecanismos de reunión de trabajo, realizar visitas mutuas de delegaciones y buques castrenses.
China: una mano tendida
El gobierno de Xi Jinping presentó la actualización del Documento sobre la Política de China hacia América Latina y el Caribe, en el cual plantea cooperar en más de 40 áreas agrupadas en cinco programas: solidaridad, desarrollo, civilizaciones, paz y pueblos. La nueva versión de este plan integral, publicado por primera vez en 2008 y renovado en 2016, resalta por su carácter abarcador y su espíritu de hermandad al destacar la pertenencia común al Sur Global y referirse al conjunto de China y los países latinoamericanos y caribeños como una comunidad de futuro compartido; concepción con la que Pekín también enfoca a la humanidad entera.
Entre los múltiples ámbitos en los que China se dice dispuesta a colaborar o reforzar los vínculos ya existentes resaltan la apertura a la transferencia de tecnología, la formación tecnocientífica, el combate al cambio climático, las energías –tanto fósiles como renovables–, la integración latinoamericana, “acelerar la materialización de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible de la ONU”, el uso de monedas locales (no se expresa, pero se entiende que en sustitución del dólar) o el apoyo a la Proclama de América Latina y el Caribe (ALyC) como Zona de Paz. También cabe mencionar la disposición a “abordar adecuadamente las fricciones comerciales para el desarrollo sano y equilibrado y la diversificación estructural del comercio”, una de las principales preocupaciones de algunos países que temen verse abrumados por la capacidad productiva china.
El documento plantea un obvio e insoslayable contraste con las declaraciones del presidente estadunidense, Donald Trump, la política injerencista de Washington en toda la región, y la recién divulgada Estrategia Nacional de Seguridad de la Casa Blanca. Así, mientras el trumpismo ha decidido negar “a competidores no hemisféricos la habilidad de posicionar fuerzas u otras capacidades amenazantes, de adueñarse o estratégicamente controlar bienes vitales en nuestro hemisferio” sin reparar en la autonomía de ALyC para relacionarse con los actores estatales o no estatales que desee y determinar el uso de sus recursos naturales, Pekín reafirma que “las relaciones China-ALyC no apuntan contra, no excluyen a, ni están condicionadas por ninguna tercera parte”. Mientras la Casa Blanca anuncia la aplicación de la Doctrina Monroe “para restaurar la preminencia estadunidense en el hemisferio occidental” y proteger “nuestro acceso a sus geografías”, el gigante asiático se refiere a ALyC como “un conjunto con una gloriosa tradición de independencia y autofortalecimiento mediante la unidad”.
Pero no sólo Estados Unidos reprueba en esta comparación. Desde el estallido de la guerra de la OTAN contra Rusia en territorio de Ucrania, Europa ha ido renunciando a todos los pilares en los que sostenía su pretensión de faro civilizatorio y fortaleza del estado de derecho: para sostener el esfuerzo bélico y beneficiar a sus corporaciones ha convertido en papel mojado sus compromisos en materia ambiental y fiscal, al tiempo que despliega un peligroso armamentismo y alimenta una retórica de guerra permanente. Con el supuesto fin de apaciguar a las ultraderechas, los conservadores tradicionales han abrazado sus agendas xenófobas, y la complicidad activa con el genocidio contra el pueblo palestino les ha quitado el último resto de autoridad moral al que pudieran aferrarse.
En este contexto, China aparece como un socio comercial que propone cooperar sin intromisiones en la política interna de sus pares y que posee las capacidades tecnológicas y financieras para coadyuvar en el desarrollo sostenible de la región. Como el propio documento señala, los lazos deben adaptarse a la realidad y las necesidades de cada país, pero sin duda los gobernantes de América Latina y el Caribe han de tenerlo en cuenta como una herramienta de fortalecimiento simultáneo de la soberanía y el bienestar.
Restituye Sheinbaum 3 mil hectáreas de tierra comunal en la Tarahumara
▲ En Santa Tulita, Chihuahua, la Presidenta ofreció un programa de pequeños centros de salud.Foto Presidencia
De la Redacción
Periódico La Jornada Domingo 14 de diciembre de 2025, p. 3
En la comunidad de Santa Tulita, en la sierra Tarahumara, la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo firmó ayer un decreto para la restitución y reconocimiento de 3 mil 7 hectáreas de tierra como propiedad comunal para el pueblo Ódami Mala Noche.
“Se trata de entregarles lo que siempre ha sido de ustedes pero no había sido reconocido”, sostuvo y resaltó su compromiso de hacer realidad los derechos de los pueblos originarios, como establece el artículo segundo constitucional.
“Hoy se reconoce al gobierno de los pueblos originarios… Por eso es tan importante esta transformación”, señaló.
Resaltó que el Fondo de Aportaciones para la Infraestructura Social para Pueblos Indígenas y Afromexicanos ascenderá en 2026 a 13 mil 500 millones de pesos, y cada año seguirá aumentando para que las comunidades decidan en qué utilizar el recurso que les corresponda.
Además, la mandataria anunció que todas las familias a las que se restituyen las 3 mil hectáreas serán incorporadas al programa Sembrando Vida, “para que puedan ser parte de la producción forestal y agrícola de esta tierra”.
Escuchó las necesidades más apremiantes de los pobladores: electricidad –de la cual carece la misma Santa Tulita–, caminos, obras de agua, reparación de baches, medicamentos, servicios de salud, escuelas, telebachilleratos y seguridad.
“Ya estamos viendo eso (lo último) con Guardia Nacional, y con la gobernadora (María Eugenia Campos) para los caminos, que ya sabemos que está ese problema, para resolverlo.”
Ofreció un programa especial para que haya pequeños centros de salud y analizar “cómo hacemos para que los médicos se queden” en las comunidades.
Informó que como parte del Plan de Justicia para la Tarahumara, el Hospital Rural de Guachochi será reconvertido en Hospital General de Subzona para mejorar la atención, y a un lado se construirá una escuela de enfermería.
Se construyen 15 caminos artesanales en beneficio de 15 comunidades indígenas, con una longitud de 42.71 kilómetros y una inversión de 158 millones de pesos.
Antonio Ayala Loera, representante de la comunidad de Mala Noche, destacó: “se nos cumple un anhelo mucho tiempo esperado y del que hubo momentos que sentíamos sería imposible: ser dueños de la tierra que por generaciones hemos habitado”.
Pidió a la Presidenta seguir con la restitución de tierras en otras comunidades, así como protección y cuidado de bosques que “poco a poco se van perdiendo”.
Con la firma de ayer suman ya 6 mil 26 las hectáreas que se van restituyendo en la sierra Tarahumara, y con Sembrando Vida este año se han dado 719 apoyos para 20 mil 568 productores, con una inversión de mil 310 millones de pesos.
Ariadna Montiel, secretaria de Bienestar, informó que 161 mil chihuahuenses de la sierra reciben un programa de bienestar con una inversión de 5 mil 600 millones de pesos tan sólo este año, y 446 comunidades han recibido 380 millones de pesos para obras de infraestructura básica.
Por la noche, la mandataria federal inauguró el segundo Centro Libre en Ciudad Juárez, de 17 que hay en Chihuahua, para las mujeres.
Resaltó que es momento de dignificar los derechos de todos, pero particularmente de las mujeres. “Es tiempo de mujeres sin violencia y también de libertad y de amor”, sostuvo.
