viernes, 5 de diciembre de 2025

Asfura, apoyado por EU, retoma la ventaja en presidenciales de Honduras.

Afp
Periódico La Jornada   Viernes 5 de diciembre de 2025, p. 28
Tegucigalpa. El empresario derechista Nasry Asfura, apoyado por el mandatario estadunidense, Donald Trump, retomó ayer la ventaja en el escrutinio de las elecciones presidenciales de Honduras, aunque sigue en empate técnico con el presentador de televisión, Salvador Nasralla.
Asfura, de 67 años y del Partido Nacional (PN), tomó la delantera el domingo, cuando se celebraron los comicios generales, pero el martes, tras problemas en el sistema informático, fue superado por Nasralla, del derechista Partido Liberal (PL).
Contabilizados 86.58 por ciento de los votos, Asfura sumó ayer 40.25 por ciento frente a 39.40 por ciento de Nasralla, según el Consejo Nacional Electoral (CNE).
El organismo interrumpió la difusión de datos la madrugada del lunes, lo que provocó que Trump amenazara con “consecuencias graves” para Honduras si decidían “cambiar los resultados”.
El conteo se reactivó al día siguiente, pero volvió a interrumpirse el miércoles durante tres horas por mantenimiento del sistema.
La presidenta del CNE, Ana Paola Hall, explicó ayer que están ingresando al sistema las actas que no pudieron ser transmitidas el día de la elección. Luego, juntas especiales incluirán aquellas que presenten inconsistencias.
“Todo esto completará (...) el escrutinio final a 100 por ciento”, aseguró Hall, quien pidió “paciencia” a los candidatos. “La prisa a veces es enemiga de la legitimidad”, sostuvo.
Este escrutinio a cuentagotas mantiene en vilo a la empobrecida nación centroamericana, golpeada además por la violencia del narcotráfico y las pandillas, así como casos de corrupción.
El presidente estadunidense irrumpió en la recta final de las elecciones al llamar a los hondureños a votar por Asfura, a quien consideró “amigo de la libertad”.
Al mismo tiempo, indultó al ex presidente Juan Orlando Hernández (2014-2022), antiguo líder del PN, condenado el año pasado a 45 años de prisión por narcotráfico.
El ex mandatario Hernández quedó libre el lunes.
El jefe de la Casa Blanca tildó a Nasralla, de 72 años, de “casi comunista” porque ocupó la vicepresidencia en el actual gobierno de la presidenta Xiomara Castro.
Sin embargo, el comunicador, que abandonó el gobierno izquierdista el año pasado, se declara admirador de los presidentes derechistas de Argentina, Javier Milei, y El Salvador, Nayib Bukele.

La sinización del marxismo
El marxismo chino sería el de las modernizaciones, pero éstas no como un proceso incontrolado y caótico, sino uno dirigido y comandado desde el ejercicio político consciente. 
Foto Afp / archivo   Foto autor
Jaime Ortega*
05 de diciembre de 2025 00:04
El marxismo fue una teoría que se propuso captar el movimiento de la civilización moderna. Desde ese punto de vista, su lugar de enunciación resultaba anodino. El reconocimiento de la capacidad universalizante de la forma valor, de la mercancía, el trabajo abstracto y la extracción de plusvalor habilitaba que se transformara en una teoría de una cierta pretensión de totalidad. 
Sin embargo, el desarrollo de la historia no sigue guiones ni libretos prestablecidos. De ser una teoría con pretensión de universalidad a partir de determinados elementos, las bifurcaciones de las formas específicas de su apropiación resultaron mucho más diversas. 
Si bien podría ser cuestionable por esquemático, se puede hablar de dos grandes corrientes: aquella que durante décadas se conceptualizó como “marxismo occidental” y todas las otras, producidas mayoritariamente en lo que García Linera ha denominado “las extremidades del cuerpo social capitalista”. 
Mil y un marxismos florecieron no en las universidades, cátedras o centros formativos de los grandes sindicatos obreros europeos, sino en las cruentas luchas de liberación contra el colonialismo. Y aunque muchas de estas experiencias, en su dinámica concreta, terminaron siendo una caricatura de emancipación, algunas otras ya forman parte del repertorio de la lucha política popular. 
Del Caribe al mundo árabe, de Asia a las comunidades indígenas latinoamericanas, emergieron experiencias de sistematización teórica y práctica de un marxismo menos preocupado por la estética, la epistemología o la crítica abstracta del Estado y más incisivo en la forma en que se moldeaban instrumentos nacionales que permitieran la articulación política de los pueblos. 
Dentro de esas experiencias, el que relata Xulio Ríos en su Marx & China: La sinización del marxismo, no es sino un capítulo más, quizá el más exitoso, de una forma de comprender las principales consideraciones a las que convocaba la teoría marxista. 
La lectura de este texto aporta desde otro punto de vista la comprensión del ascenso de la China contemporánea. Alejado de cualquier tipo de reduccionismo, Ríos busca establecer –periodización de por medio– las continuidades entre el periodo maoísta y sus sucesores. Aunque consciente de grietas y fisuras, coloca el énfasis en aquello que da cohesión a un proyecto político y económico que ha alcanzado evidentes triunfos. 
Sin embargo, no lo hace desde el análisis económico, menos aún del político, aunque éstos están insertos en el proceso explicativo. 
Procede, en cambio, desde un mirador poco común al momento de evaluar la emergencia de China: la predisposición de un tipo de marxismo que habría logrado encontrar la cuadratura del círculo que las experiencias socialistas previas no. 
Contrasta la propuesta de la sinización del marxismo con otras formas aledañas. Quizá el hiato más importante sea frente al marxismo occidental dominante, que en la comodidad del centro universitario nortatlántico despachaban al olvido –con las correspondientes y caudalosas citas de Walter Benjamin de por medio– cualquier noción de progreso, de estatalidad y de modernización. 
El marxismo chino, nacido en las entrañas de un país que habría conocido varios colonialismos, una cruenta guerra de liberación, un aislamiento en su calidad de República popular, y finalmente una adecuación a las modalidades realistas de un mercado mundial en expansión, sería aquel que habría colocado de mejor manera la centralidad de las fuerzas productivas. 
El marxismo sinizado sería uno que buscaría equilibrar, según el periodo y el momento, es decir, de acuerdo con coyunturas concretas y no a principios abstractos, el binomio entre fuerzas productivas y relaciones de producciones; y con ello, colocado en un lugar especial los desplazamientos políticos en el Estado, sacando provecho de la figura del mercado. 
La premisa maoísta, que colocaba en centralidad las relaciones sociales por sobre el elemento técnico, habría sido reformulada partir de la historia reciente, permitiendo un equilibrio donde la política gobierna a la economía y ésta es utilizada en una clave de progreso material. 
El marxismo chino sería el de las modernizaciones, pero éstas no como un proceso incontrolado y caótico, sino uno dirigido y comandado desde el ejercicio político consciente. 
Ello no ha evitado contradicciones, rectificaciones, la aparición de nuevos problemas y desafíos, que van de las brechas salariales a la devastación ambiental. 
La intelectualidad de las sociedades latinoamericanas tiene hoy a disposición múltiples traducciones de Marcuse, Adorno, Jappe y tantos otros sofisticados teóricos; sin embargo, la interpelación de las necesidades políticas –sin ser calco o copia– parece estar más bien colocada en un marxismo que piense en una determinada forma del progreso, en una técnica controlada desde el ejercicio político y un Estado que cumpla funciones civilizatorias (que van de la educación a la seguridad, de la salud a la producción de alimentos).
Con lectura crítica, sin embargo, es preciso trazar puentes con ese otro marxismo, el que fue construido tanto en el combate de clases como en el ejercicio de gobierno. 
Ese que se plantea no como una reflexividad crítica purista, sino como ejercicio de poder y de la forja de instrumentos para conducir a la sociedad, es un camino sugerente para nuestras sociedades y también para que la teoría no sea un ornamento. 
*Investigador UAM. Autor de En el medio día de la revolución

Economía de Brasil se desacelera en el tercer trimestre
La economía brasileña creció un 1,8 % interanual en el tercer trimestre de 2025, impulsada por el sector agrícola, según datos oficiales publicados el 4 de diciembre de 2025, que, sin embargo, muestran una desaceleración. Foto Afp   Foto autor
Reuters, Afp y Sputnik
04 de diciembre de 2025 19:01
Brasilia. La economía de Brasil se desaceleró más de lo esperado en el tercer trimestre, ya que una lectura débil de los servicios se sumó a las señales de enfriamiento de la actividad en medio de altas tasas de interés.
La mayor economía de América Latina creció 0.1 por ciento entre julio y septiembre respecto al trimestre anterior, informó el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE). La lectura supuso una nueva pérdida de impulso tras una expansión de 0.3 por ciento en el segundo trimestre, así como una fuerte desaceleración respecto al crecimiento de 1.5 por ciento del primer trimestre.
El crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) quedó por debajo de las expectativas del mercado, que esperaba un avance en torno a 0.2 por ciento. En términos anuales, el PIB creció 1.8 por ciento y ascendió a 3.2 billones de reales (unos 600 mil millones de dólares).
En la comparación anual, la agropecuaria lideró la expansión con un salto de 10.1 por ciento, mientras que la industria creció 1.7 y los servicios 1.3 por ciento.
La desaceleración económica ocurre mientras el Banco Central brasileño mantiene una de las tasas más elevadas del mundo en un esfuerzo por contener la inflación. Los altos intereses
La tasa Selic está en 15 por ciento desde junio, un nivel alto que encarece el crédito y desalienta el consumo y la inversión, lo que frena el crecimiento económico.
Además, el gobierno del presidente Luiz Inácio Lula da Silva hizo frente a los aranceles estadounidenses de hasta 50 por ciento a varios productos brasileños, que entraron en vigor el 6 de agosto. Desde entonces, Washington ha anunciado exclusiones a algunos rubros, incluyendo la carne de res y el café, de los que el gigante sudamericano es el primer productor y exportador mundial.
El Ministerio de Industria y Comercio de Brasil informó este jueves que las exportaciones de Brasil a Estados Unidos cayeron 28.1 por ciento en noviembre respecto al mismo mes de 2024.
Por otro lado, la inflación registró en octubre su menor resultado para ese mes en casi 30 años y se moderó a 4.68 por ciento en los últimos doce meses, acercándose a la meta oficial. El ritmo de aumento de los precios es el indicador que los brasileños sienten más directamente.
A principios de año la inflación de alimentos afectó la caída de popularidad de Lula, quien ha afirmado su deseo de buscar un cuarto mandato en las elecciones de octubre de 2026.