Una irremediable borrasca define el futuro previsible. Las decisiones de Trump parecen delirios que generan caos, aunque son tretas para mantener a los demás paralizados en lo imprevisible. Es menester pelearle a Trump cada centímetro de sus lances, pero es necesario también asumir, sin ninguna duda, que el mundo va internándose en un recambio de largo plazo dónde Estados Unidos (EU) está siendo desplazado por un espacio multilateral, que será así en la medida en que muchos países decidan construirlo.
Durante el primer periodo de la globalización capitalista (1870-1920, grosso modo), llegó el gran auge de Occidente, con EU como máximo ganador. Le siguieron los años dorados de EU convertidos hoy en nostalgia trumpiana. Durante el segundo periodo, impulsado por EU a partir de los años 90, atestiguamos el auge paulatino y cada vez más rápido, de Asia, con China a la cabeza. En paralelo EU se internó en un progresivo debilitamiento. Trump, ahora, no es extraño, rechaza rotundamente la globalización y abraza agresivamente el neoliberalismo nacionalista: desregulación interna, proteccionismo externo. El orden actual, dice, los ha hundido, los roba, los empobrece: miente como un bellaco.
EU se halla hoy al borde de la inflación, o de la estanflación; está dopado o ebrio por gastos excesivos, salarios no competitivos, productividad estancada a pesar de su tecnología, su IA y sus Musk. La inversión supera al ahorro en cuatro puntos del PIB, la mano de obra es escasa (mientras Trump la expulsa), el déficit fiscal llega a 7 por ciento del PIB, la deuda supera 120 por ciento del PIB y la Fed, en consecuencia, está en trance con las tasas de interés. Como escribe el italiano Pierluigi Ciocca: EU “vive a costa del resto del mundo. Eso financia su balanza de pagos, en números rojos desde hace medio siglo. El déficit por cuenta corriente se acerca al billón de dólares... Refleja la falta de ahorro, pero también la pérdida de competitividad de sus precios..., su posición deudora neta externa se acerca a 25 billones. Un tercio del crédito procede de China, Japón, Alemania. Si estos países –o el BRICS– lo vendieran, el dólar se desplomaría con dolorosas repercusiones inflacionistas y recesivas para los estadunidenses”.
El atraco arancelario no solucionará nada en EU. Aumentará la inflación, puede provocar nuevos aumentos en la tasa de interés, frenando el crecimiento; dañará a sus propias empresas y ciudadanos, causará calamidades por el mundo. China es el motivo del furor de los actuales líderes políticos de EU, y los aranceles son su arma tremenda. Es ridículo. Pero la catástrofe final de los imperios es así, y suele ser de larga duración. ¿Qué ha hecho Mr. Trump? Echar al cesto de la basura la legalidad interna, peor aún la internacional, desconocer las instituciones internacionales. El repudio a las agencias de la ONU representa un cambio sin rumbo de la estructura orgánica internacional que conocíamos. Una solución militar puede estar en las anteojeras de estos perdedores.
El panorama internacional, además, no es sólo el desastre gringo. La nueva geopolítica de EU y sus refinadas armas económicas han dejado acojonada a la vieja Europa. Como en el cuento de los 40 gachupincitos que lloraban desconsoladamente porque estaban solitos, medios europeos de diferentes países, frente a las decisiones de Trump, aseguran que Europa constata, cada vez más, su soledad ( La Vanguardia, 27/3/25). Así se siente una Unión Europea (UE) con 27 países, 449 millones de habitantes, y un PIB PPA de 24.4 billones de dólares. Su brazo protector era la OTAN, y Trump la está abandonando.
Pese a su riqueza, la UE desconfía del futuro. En 2021 tuvo un crecimiento del PIB de 5.6 por ciento como rebote después de la caída por el covid, y posteriormente su desempeño ha sido pobre, con una Alemania (su economía estrella que representa casi la cuarta parte del PIB de la UE), reptando a 1.4 por ciento en 2022, y –0.3 y –0.2 por ciento en 2023 y 2024. La producción industrial de la UE aumentó lenta pero relativamente constante entre 2015 y 2018. Pero en 2018 y 2019 se estancó y con el covid y los confinamientos hubo una reducción masiva de la producción industrial, especialmente de los bienes duraderos y los bienes de capital: entre agosto de 2022 y septiembre de 2024, cayó más de 6 por ciento. Otras de las economías mayores como Gran Bretaña e Italia, también avanzan con fuertes tendencias al estancamiento. No hay muchas puertas de escape para la UE.
China y el BRICS van por otro carril.
Mensaje:
Tiempos llegan en que las cosas, queridos lectores, van terminando. Estoy maniatado y menteatado, entre mi edad provecta y estragos familiares insuperables. Dejaré de escribir con la regularidad que venía haciéndolo desde la fundación de La Jornada. Cuando me sea posible seguiré tratando de aportar ideas para la mente colectiva que quiere lo mejor para nuestro México y para los responsables de su destino. Ojalá el adiós definitivo no llegue pronto. JB.
Myanmar: supera 2 mil la cifra de muertos por el sismo
En medio de crisis humanitaria la junta militar decreta una semana de duelo
Afp y Ap Periódico La Jornada
Martes 1º de abril de 2025, p. 26
Mandalay. Myanmar decretó ayer una semana de duelo por el devastador sismo de magnitud 7.7 que dejó más de 2 mil muertos en el país, mientras las esperanzas de encontrar sobrevivientes se desvanecen tres días después de la catástrofe, que golpeó también Tailandia.
La junta militar que gobierna este país asiático informó que las banderas ondearán a media asta hasta el 6 de abril, por la pérdida de vidas y los daños causados por el violentísimo terremoto. En las jornadas de rescate, en tanto, disminuye el ritmo en Mandalay, una de las ciudades más afectadas y la segunda con más población del país, con más de 1.7 millones.
La situación es tan grave que resulta difícil contarlo, declaró Aung Myint Hussein, administrador jefe de la mezquita Sajja North.
Los habitantes de la localidad, situada cerca del epicentro, se preparaban para pasar una cuarta noche a la intemperie y con pocos alimentos. Muchos duermen en medio de las carreteras, lo más lejos posible de los edificios por miedo a los derrumbes. Al sismo inicial del viernes sobrevino una réplica minutos después, de magnitud 6.7.
La junta afirmó ayer que hay 2 mil 56 fallecidos confirmados, más de 3 mil 900 heridos y 270 personas desaparecidas.
Los expertos, sin embargo, temen que haya muchos más muertos pese a la movilización internacional en aras de ayudar a este país diezmado por una guerra civil y de recursos precarios.
El hospital general de Mandalay, con mil camas de capacidad, fue evacuado y cientos de pacientes recibían tratamientos en el exterior.
Camillas con enfermos se colocaron en el aparcamiento del centro médico, muchos de ellos con tan sólo una fina lona para protegerse del sol tropical.
Hacemos todo lo que podemos, aseveró un enfermero, que habló bajo condición de anonimato. Los pacientes no son los únicos que sufren. Los rescatistas están extenuados por temperaturas que rondan los 40 grados centígrados. El fuerte calor acelera la descomposición de cuerpos y se complica su identificación.
El terremoto, el más fuerte en décadas en Myanmar, provocó incluso escenas de caos a mil kilómetros del epicentro, como en Bangkok, la capital tailandesa, donde al menos 19 personas murieron, y 78 se encuentra desaparecidas, principalmente en el derrumbe de una torre de 30 plantas en construcción.
La mayoría de los fallecidos eran trabajadores y gran parte de los desaparecidos habrían quedado atrapados bajo los escombros.
Naruemol Thonglek, de 45 años, siguió rezando el lunes para que su novio emerja de la inmensa pila de cascotes. Estoy destrozada. Nunca había visto algo así en toda mi vida, declaró a la AFP. Sigo rezando para que esté vivo, pero si ya no lo está, espero que podamos recuperar su cuerpo, declaró. Entre los desaparecidos hay tailandeses, laosianos, camboyanos y ciudadanos de Myanmar.
Las autoridades tailandesas investigan el lunes por qué esa torre de oficinas en construcción colapsó durante el sismo que, por lo demás, causó leves daños en la capital.
Brasil: ¿Bolsonaro rumbo a la cárcel?
Eric Nepomuceno
El pasado miércoles, el desequilibrado ultraderechista Jair Bolsonaro, quien presidió el más poblado y económicamente más poderoso país de América Latina, Brasil, entre 2019 y 2021, se volvió –por decisión de la instancia máxima de la Justicia, el Supremo Tribunal Federal– el primer ex presidente declarado formalmente preso por intento de golpe de Estado.
En caso de que sea condenado –y sobran pruebas para que eso ocurra–, Bolsonaro podrá ser condenado hasta a 40 años de cárcel. De acuerdo con lo que él mismo dijo en un reportaje al diario Folha de S. Paulo, sería condenarlo a morir en prisión, pues tiene 70 años de edad.
Además de Bolsonaro, fueron denunciados –y debidamente indultados– cuatro generales cuatro estrellas, léase el tope de la carrera, todos retirados, un almirante, el ex director de la ABIN (Agencia Nacional de Inteligencia, versión local de la FBI estadunidense), un ex ministro de Justicia y un teniente-coronel en activo.
Un detalle llama la atención: es la primera vez en la historia de la República (15 de noviembre de 1889), es decir, luego de 136 años, que un mandatario es llevado a la Corte Suprema, y con un resultado previsible: es más fácil ganar la lotería que Bolsonaro sea declarado inocente.
Hay un dato importante en este panorama. Por más que Bolsonaro esté acabado –y nunca está de más recordar– el bolsonarismo, es decir, la derecha más extrema, está firme, fuerte y activo.
Es verdad que el hijo número tres de Bolsonaro, el diputado nacional Eduardo Bolsonaro, se refugió en Dallas, Texas, argumentando que podría ser aprehendido en cualquier momento (no hay ninguna causa abierta contra él), pero quedan varios gobernadores, empezando por Tarcisio Freitas, de San Pablo, el estado brasileño más rico y poblado, de una fidelidad a toda prueba al desequilibrado ex mandatario. Y hay otros.
Pese a ser declarado inelegible por el Supremo Tribunal Federal, Bolsonaro sigue insistiendo en que será candidato. Nadie cree en esa posibilidad. Todas las apuestas se concentraban, en primer lugar, en su hijo Eduardo, el que huyó a Texas.
Pero quedan, además de Tarcisio Freitas, hasta su esposa, Michelle Bolsonaro, cuya experiencia política es comparable con la mía de preparar docenas de sushis.
A ver qué nos depara el futuro.
En cuanto a Lula, no se sabe si él, que tendrá entonces casi 80 años, se arriesgará a una cuarta disputa presidencial.
En el Partido de los Trabajadores se barajan varios nombres, pero nadie se anima a decir éste (o ésta) será.
Sí, sí, sobran temas en Brasil, pero una vez más, Bolsonaro se impone.