Alfredo Jalife-Rahme
▲ Por enésima vez, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, declara que Groenlandia será territorio estadunidense, incluso sin el uso de la fuerza militar.Foto Afp
Los mapamundis se mueven desde Ucrania hasta Groenlandia cuando Trump 2.0 juega a cartas abiertas con su irredentista “Gran EU (https://bit.ly/40pZyAF)”.
Por enésima vez Trump declara que Groenlandia será territorio estadunidense, donde EU cuenta con una importante base espacial cuyas fuerzas militares tendrían su control en pocas horas, cuando de facto se encuentra ocupada (https://bit.ly/41SSihn).
Groenlandia cuenta con 2.16 millones de kilómetros cuadrados (¡mayor que México!) y 56 mil habitantes de la etnia indígena inuit, y es hoy controlada por Dinamarca (43 mil 94 kilómetros cuadrados con casi 6 millones de habitantes), miembro de la OTAN. Su importancia radica en su vecindad con el superestratégico Ártico cuya logística de transporte ha cobrado relevancia con el cambio climático (https://bit.ly/4hUOHny).
Después de la visita del vicepresidente católico JD Vance y su esposa Usha a la base militar de EU en Pituffik (https://bit.ly/4lcd0jV), Trump afirmó que existe la alta probabilidad de que Groenlandia forme parte de EU sin el uso de la fuerza militar (https://bit.ly/3RsF84C).
Muchos anti-Trump desechan su deseo de anexión como absurdo o fantasioso (https://bit.ly/42cfhD3), mientras, durante el Foro Internacional del Ártico, celebrado en Murmansk, el zar Vlady Putin expresó que las veleidades irredentistas de Trump deben ser tomadas en serio, ya que EU anhela su anexión por más de un siglo y medio: es un profundo error creer que se trata de una declaración extravagante de la nueva administración de EU.
Putin rememoró que ya en 1910 EU, Alemania y Dinamarca estuvieron a punto de acordar la cesión de Groenlandia a EU (https://on.rt.com/d6g2).
Los oráculos globales de la geopolítica discuten los limites o los guiños del acercamiento de EU y Rusia, que dejan plantada a la Unión Europea (sumada de Gran Bretaña), mientras el zar Vlady Putin, muy pendiente de los grandes juegos de poder en el Ártico –en particular, en Groenlandia–, comentó impávidamente: “estamos, desde luego, preocupados por el hecho de que los países de la OTAN en su conjunto designan frecuentemente al lejano norte como un puente para posibles conflictos, practicando el uso de tropas en estas condiciones, incluyendo a sus nuevos reclutados de Finlandia y Suecia(…), desearía enfatizar que Rusia nunca ha amenazado a nadie en el Ártico, pero que no toleraremos ninguna invasión en su soberanía, por lo que protegeremos en forma confiable sus intereses nacionales (https://on.rt.com/d6fv)”.
Kirill Dmitriev, empresario tras bambalinas del Kremlin y mandamás del Fondo de Inversiones Directas de Rusia –por cierto, muy cercano a una de las hijas del zar Vlady Putin–, comentó que sopesa la “posibilidad de cooperación sobre un número de proyectos en el Ártico que incluya a EU(…) Contemplamos el deseo de que las empresas de EU inviertan en varios proyectos del Ártico (https://bit.ly/41VeEig)”.
El ministro ruso Alexey Chekunkov para el Desarrollo del Lejano Oriente Ruso y el Ártico comenta sin ambajes: “EU y Rusia están destinados a lazos intimos en el ártico (https://bit.ly/42j1Q4j)”.
El noruego Florian Vidol, experto en Relaciones Internacionales, comenta en forma cruda y ruda: “en los juegos de poder que se desarrollan sobre Groenlandia, existe un gran perdedor potencial, y es la Unión Europea(…) que necesita tales recursos para su transición energética(…) que lo han hecho abrumadoramente dependientes de Groenlandia(…) y que confronta el peligro potencial de ser exprimida (https://bit.ly/4ji2u99)”.
Como si lo anterior fuera poco, The Washington Post –propiedad de Jeff Bezos, quien ya se cuadró ante Trump – desmenuza La Seducción del Norte: Lo que el Ártico de Rusia puede ofrecer a Trump, cuando Putin propone otorgar a EU una participación en los minerales, tierras raras y amplios depósitos de gas natural en la región a cambio del levantamiento de las sanciones y de la “reconstrucción de los lazos con EU (https://bit.ly/3XBZHze)”.
Entre los varios trueques que se perfilan, Putin se da quizá el lujo de rescatar al dólar (https://bit.ly/3FQ3C5m).
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Trump: el día de la demolición
En vísperas de que el presidente Donald Trump anuncie los aranceles recíprocos que impondrá a todo el planeta, las bolsas de valores de todo el mundo sufrieron nuevas caídas que profundizan los retrocesos registrados desde que el magnate comenzó a fijar tarifas a diestra y siniestra. En el primer mes del año, Nasdaq se desplomó 10.41 por ciento, el índice S&P 500 (éste sigue la capitalización bursátil de las 500 mayores empresas que operan en la bolsa neoyorquina o en Nasdaq) 4.58 por ciento y el Dow Jones 1.27 por ciento. Destaca el descalabro de las grandes firmas tecnológicas, cuyos fundadores apoyan abiertamente a Trump.
El mandatario ha tratado de restar importancia al colapso de Wall Street, diciendo que su misión es construir un país fuerte y que para hacerlo no se puede prestar mucha atención al mercado de valores. Como es habitual, tales declaraciones contradicen de manera frontal todo lo que ha dicho en el pasado: en sus campañas electorales de 2020 y 2024 aseguró que un triunfo demócrata provocaría un crac bursátil; en 2021, con Joe Biden en la presidencia, dijo que el buen desempeño de las acciones se debía a su legado, y el año pasado insistió una y otra vez en que las ganancias récord de las bolsas se explicaban porque los mercados daban por descontada su victoria en las elecciones de noviembre. Ahora, la versión oficial (o una de ellas) es que la actual caída es parte de un periodo de transición en el cual su gobierno está haciendo algo muy grande que será seguido de un rebote. En una entrevista, llegó a declarar que vamos a tener trastornos, pero estamos bien con ello.
Los que no parecen estar tan bien son los consumidores estadunidenses, cuyas compras representan casi tres cuartas partes de la economía de este país y que en este momento tienen menos confianza en el futuro inmediato que durante la pandemia. De este modo, queda claro que tanto en lo macro como en lo microeconómico el eslogan hagamos grande a Estados Unidos de nuevo se ha convertido en un estropicio que afectará a todo el planeta, comenzando por la superpotencia y sus ciudadanos de a pie: serán éstos quienes absorban el costo del alza generalizada de precios, de la disrupción en las cadenas de suministros, del aislamiento comercial al que se someterá el país que diseñó el libre comercio a su imagen y semejanza y de la corrección (eufemismo para caída) de los mercados financieros. Es importante señalar que en Estados Unidos la situación de las bolsas de valores es seguida de cerca por amplios sectores de la población. Por ejemplo, pues los fondos de pensiones de los trabajadores se encuentran invertidos en acciones: a menor valor de mercado, menores jubilaciones.
Basta con mencionar un acontecimiento para ilustrar hasta qué punto la política trumpiana de arremeter contra todo y contra todos ha trastocado el orden mundial y el sistema de alianzas en el que ha descansado el poderío estadunidense desde el final de la Segunda Guerra Mundial. El domingo, China, Japón y Corea del Sur mantuvieron su primer diálogo económico en cinco años a fin de dar una respuesta conjunta a los aranceles. En el encuentro, las tres potencias exportadoras habrían acordado facilitar el comercio regional, fortalecer la cooperación en la cadena de suministro e incluso, algo impensable hace unas semanas, explorar la posibilidad de un tratado de libre comercio entre ellos. La reunión es en sí misma insólita en tanto Seúl y Tokio han sido por décadas aliados incondicionales de Washington, mientras Pekín es considerado una amenaza a la hegemonía estadunidense y es visto con gran recelo por sus vecinos, incómodos con el meteórico crecimiento del dragón asiático en los ámbitos económico, tecnológico, geopolítico y militar. El desplazamiento de los capitales hacia el extremo Oriente también se refleja en un comunicado en el cual JPMorgan, el mayor banco de inversión del mundo, afirmó que es momento de invertir en China.
En suma, Trump ha creado un desbarajuste de proporciones incalculables en la economía global, el cual puede empeorar hoy cuando dé a conocer el paquete de represalias de lo que ha llamado Día de la Liberación, en el que Estados Unidos acabará con los imaginarios abusos económicos de todos sus socios comerciales. A las autoridades y habitantes del resto del planeta no nos queda sino prepararnos para atenuar en la medida de lo posible las consecuencias de esta insensatez. En el caso de México, la profunda interdependencia económica con el país vecino del norte supone desafíos adicionales, incluida la necesidad de diversificar las relaciones comerciales de tal modo que los caprichos de la Casa Blanca dejen de condicionar las vidas de millones de connacionales.
La resistencia a Trump prepara marchas y mítines en mil ciudades
Trabajadores de correos se organizan contra las propuestas para privatizar el servicio postal
▲ Cory Booker, senador demócrata de Nueva Jersey, rompió el récord del discurso más largo en la historia de la Cámara alta (25 horas con 5 minutos) en una protesta contra las acciones inconstitucionales del presidente Donald Trump. Su intervención comenzó el lunes y terminó ayer. Para mantener la palabra un legislador debe permanecer de pie y no puede ni ir al baño.Foto Afp
▲ La demócrata Susan Crawford fue elegida a la Suprema Corte de Wisconsin, pese a que Elon Musk invirtió millones para impulsar a su rival.Foto Ap
Jim Cason y David Brooks Corresponsales
Periódico La Jornada Miércoles 2 de abril de 2025, p. 24
Washington y Nueva York. Casi 2 mil miembros de la academia de ciencias de mayor prestigio –establecida por el Congreso hace más de 150 años– se sumaron a la resistencia contra políticas del gobierno de Donald Trump que, denuncian, atacan a las ciencias, mientras en la Universidad Harvard, 700 profesores instaron a su comunidad a montar una oposición coordinada contra estos ataques antidemocráticos de la Casa Blanca.
A finales del mes pasado, trabajadores de correos organizaron más de 450 mítines de protesta por el país en rechazo a propuestas para privatizar el sistema postal nacional.
Por otro lado, algunos legisladores federales republicanos que se han atrevido a realizar foros públicos en estados conservadores, como Indiana, se han expuesto a expresiones de repudio de sus electores, que entre abucheos, escuchan gritos de hagan su chamba. Sus contrapartes demócratas, por el relativo silencio y falta de acción del liderazgo contra la ofensiva política de la derecha, también han sido sujetos al mismo trato de sus filas.
Estas protestas, entre muchas más, buscarán una expresión nacional el próximo sábado 5 de abril, cuando la central obrera AFL-CIO (que dice tener 15 millones de agremiados), organizaciones de derechos de inmigrantes, la Campaña de los Pobres, la Marcha de las Mujeres, el Working Families Party y MoveOn con sus 9 millones de seguidores digitales e Indivislble, entre otros, patrocinarán mítines y marchas en más de mil ciudades y pueblos del país, de acuerdo con los organizadores.
Pero no todas las expresiones de protesta están en las calles. La Asociación Bibliotecaria Americana, que ha estado encabezando la defensa contra la censura de libros en varias partes del país en los últimos años, condenó esta semana el asalto a las bibliotecas por el gobierno de Trump como resultado de la clausura de agencias nacionales que otorgan fondos vitales, sobre todo para pequeñas bibliotecas públicas a escala nacional. Bibliotecarios están planeando acciones comunitarias para los próximos meses.
“Como alguien que cubrió y recuerda vívidamente las protestas contra la guerra en Vietnam que consumieron a este país en los años 60 y 70, puedo asegurar que las manifestaciones anti-Musk y anti-Trump en todo el país son pequeñas en comparación. Pero están creciendo… y rápidamente”, comentó el veterano periodista Dan Rather ayer, citando datos del Crowd Counting Consortium reportados por La Jornada (https://www.jornada.com.mx/2025/03 /31/mundo/024n1mun).
Las protestas, por ahora, no frenarán esta ofensiva contra centros académicos, ciencias y más, desatadas por el gobierno de Trump. La Casa Blanca ha amenazado con recortar hasta 6 mil millones en fondos federales a la Universidad Harvard, que se considera de élite estadunidense, que amenaza con cesar a los líderes de su Instituto de Estudios de Medio Oriente para tratar de apaciguar la ofensiva que ha usado el antisemitismo como una de las justificaciones para el asalto contra la academia. La Universidad de Columbia, enfrentando el riesgo de un recorte de 400 millones en fondos federales, acordó colocar su departamento de estudios de Medio Oriente bajo supervisión del gobierno de Trump por cinco años.
Aunque muchos de los rectores y juntas directivas de universidades han guardado silencio ante la amenaza a su financiamiento gubernamental, o se han sometido a la exigencias de Trump, se empiezan a ver excepciones.
Michael Roth, presidente de la Universidad Wesleyan, envió una carta abierta a sus contrapartes. Líderes empresariales y educacionales no deben poner una cara recatada y permanecer en silencio mientras la sociedad civil es minada por los dictámenes de órdenes ejecutivas. No debemos sacrificar la libertad académica y una sociedad civil saludable a cambio de logros de corto plazo por cumplimiento anticipado. En lugar de eso debemos cultivar en nuestras instituciones la capacidad de juntar a diferentes tipos de personas con un propósito común, la voluntad de proteger a los vulnerables, y la resilencia requerida para que nuestras instituciones lleven exitosamente la cabo sus misiones.
El rector de la Universidad Cornell escribió, en un artículo de opinión para el New York Times: nuestras universidades son cunas de democracia y bastiones contra la autocracia. Sólo al detener los valores y normas democráticas y educar a nuestros estudiantes a llevarlas adelante en toda su complejidad y desafío podremos salvaguardar el futuro de nuestras instituciones, y de nuestra nación.
También empiezan a expresarse protestas en otros sectores intelectuales. “Un clima de temor ha descendido sobre la comunidad de investigadores, quienes temen perder todo su financiamiento o seguridad de empleo, están removiendo sus nombres de publicaciones, abandonando estudios, y rescribiendo solicitudes de fondos y otros documentos para retirar términos científicamente precisos (como ‘cambio climático’) que agencias federales están declarando inapropiados”, escribieron más de mil 900 de los científicos, ingenieros e investigadores médicos de mayor prestigio en Estados Unidos en una carta difundida esta semana. “Llamamos a que el gobierno cese su asalto total contra la ciencia estadunidense, e instamos al público a sumarse a este llamado… La voz de la ciencia no debe ser silenciada”.
A la vez, cada día hay nuevos sectores de personas afectadas por las políticas de Trump que se suman a la oposición. Los sindicatos de trabajadores de correos organizaron 450 mítines separados por el país cuyo mensaje fue: el correo de Estados Unidos no está a la venta en las protestas del 20 de marzo. Luchen como el demonio fue el tema de una segunda ronda de movilizaciones el día 23, reportó Labor Notes.
Y no falta la participación en estos movimientos disidentes, de figuras culturales famosas, entre ellas algunas veteranas de estas luchas, como la actriz Jane Fonda, quien recién invitó a las estrellas de Hollywood a ser valientes en esta coyuntura clave, defender a los vulnerables y proyectar una visión inspiradora del futuro que da la bienvenida a todos (https://www.instagram.com/reel/DG d-Px8sRvV/?igsh=MXNidm5pbWt5 OGUydw%3D%3D). Otros comparten el llamado a la resistencia contra las políticas de Trump, incluidos músicos como Tom Morello, o cineastas como Michael Moore y ahora cientos de artistas plásticos, coreógrafos y dramaturgos que están denunciando públicamente nuevas medidas de Trump para limitar el apoyo a las artes que no son consideradas patrióticas.


