martes, 23 de abril de 2024

EU: Estado de la hipocresía.

El secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, presentó ayer el informe anual sobre derechos humanos que elabora Washington. Pese a que horas antes de su comparecencia ante la prensa Israel asesinó a 17 niños y dos mujeres en un solo ataque contra la ciudad gazatí de Rafah, el funcionario decidió resaltar los problemas para la libertad de expresión en Cuba, Nicaragua, Venezuela y Rusia.
Doble paradoja: la decisión de centrarse en el tema del derecho a manifestar ideas se dio en momentos en que la universidades de Columbia y Yale, dos de las más elitistas y prestigiosas de su país, promueven el arresto de sus alumnos por pronunciarse contra el genocidio que Tel Aviv perpetra contra el pueblo palestino.
No se trata de que todo lo que dice el informe sea falso. Sobre México, al que dedica 58 páginas, refiere que la independencia del Poder Judicial deja mucho qué desear, pues los fallos de los jueces se ven influidos por la iniciativa privada y el crimen organizado, situación de la cual los mexicanos están al tanto. Asimismo, señala que los togados han liberado a decenas de implicados en la desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa, un hecho que se ha denunciado en este espacio. Por otra parte, reconoce los avances en la implementación de reformas laborales, gracias a las cuales los trabajadores están superando obstáculos para organizarse y empezar a mejorar sus condiciones de trabajo.
El problema del reporte radica en los énfasis y los silencios; en los temas sobre los que se explaya y aquellos que repasa a toda velocidad; los que analiza de manera minuciosa y los que mira de reojo. Más allá de las formas, la cuestión de fondo es la falta de legitimidad de los autores del estudio: es de un cinismo monumental el que el mayor vendedor de armas, el país con el porcentaje más elevado de su población tras las rejas, el que se ha involucrado en más guerras en el reciente siglo, viola cada minuto el derecho a la petición de asilo, mantiene prisioneros sin juicio desde hace más de dos décadas en Guantánamo (un territorio, además, usurpado a Cuba), el único que ha usado la bomba atómica contra seres humanos, el mayor organizador de asonadas militares y derrocador de gobiernos democráticos, se arrogue la facultad de calificar el desempeño en materia de derechos humanos en el resto del planeta.
La hipocresía que rezuma el texto retrata a la clase política estadunidense, que con una mano impone sanciones unilaterales e ilegales a quienes no se pliegan a sus designios, y con otra envía miles de millones de dólares en armamento para prolongar el sufrimiento del pueblo ucranio en la guerra subrogada que la OTAN mantiene contra Rusia, así como para alimentar la maquinaria genocida de las fuerzas armadas israelíes. Resalta el impudor con el que Blinken descarta un doble rasero de Washington y afirma que, cuando analizamos la situación de los derechos humanos en todo el mundo, aplicamos el mismo estándar a todos; lo cual no cambia si el país en cuestión es un adversario o rival, un amigo o un aliado. Esto, mientras su país veta de manera sistemática las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU que intentan brindar un mínimo alivio a la población palestina masacrada sin piedad desde el 8 de octubre pasado.
La discordancia entre la soberbia con que la Casa Blanca reparte condenas sobre la situación de las garantías fundamentales y su carácter de violador de las mismas (tanto dentro como fuera de sus fronteras) revela que el objetivo de estos informes no es aportar datos valiosos para la resolución de los problemas realmente existentes, sino proporcionar a la superpotencia una coartada para sus operaciones injerencistas, además de para controlar el comercio y las finanzas como armas contra rivales geopolíticos y como chantaje permanente a los que llama amigos.

Represión en EU a universitarios que repudian la guerra de Israel
Arrestos y expulsiones en manifestaciones pacíficas
Los estudiantes rechazan acusación de que el movimiento sea antisemita
▲ Manifestación pro Palestina en el campus de la Universidad de California, en Berkeley, ayer.
Foto Ap
Jim Cason y David Brooks  Corresponsales
Periódico La Jornada  Martes 23 de abril de 2024, p. 22
Washington y Nueva York., Estudiantes de algunas de las universidades de mayor prestigio en Estados Unidos están exigiendo que sus instituciones se proclamen en contra de la guerra de Israel contra palestinos al desinvertir en empresas que apoyan a Tel Aviv, y sus protestas cada vez más amplias están obligando a los administradores universitarios y hasta al presidente de Estados Unidos responder –y en algunos casos intentar descalificar y hasta reprimir– a este movimiento.
Ayer, en la Universidad de Columbia, en Nueva York, profesores salieron de sus aulas junto con estudiantes para protestar contra la decisión de la rectora de llamar a la policía para arrestar a más de un centenar de estudiantes que se manifestaban de manera pacífica la semana pasada, y además expulsar a varios de ellos. Pero por la mañana, estudiantes continuaron sus protestas, coreando Palestina libre. Los profesores formaron una cadena humana alrededor del plantón estudiantil para protegerlos, ante más amenazas de las autoridades universitarias para desalojarlos otra vez.
La autoridades universitarias, declarando que las protestas eran antisemitas y ponían en riesgo la seguridad de judíos en el lujoso campus, recomendaron que las clases se llevaran a cabo de manera virtual, y la policía de la ciudad de Nueva York informó que mantendría un contingente grande de agentes en la universidad.
Pero manifestantes, incluidos varios periodistas independientes del periódico estudiantil de Columbia, han rechazado las acusaciones de antisemitismo y violencia, señalando que como ha sido el caso desde el inicio, muchos de los inconformes son estudiantes judíos, y que ha sido un movimiento pacífico. Perciben las acciones de los administradores como tácticas de intimidación para frenar el movimiento.
A una pregunta sobre las protestas en Columbia y otras universidades ayer, el presidente Joe Biden declaró a periodistas: condeno las protestas antisemitas. Pero a diferencia de este tipo de declaración el domingo, esta vez agregó: también condeno a aquellos que no entienden lo que está sucediendo con los palestinos, en aparente referencia a la situación en Gaza.
Peter Beinart, editor de la publicación Jewish Currents y profesor de periodismo en la Universidad de la Ciudad de Nueva York, indicó que las organizaciones judías que dicen estar preocupadas por proteger a estudiantes judíos que en suprimir expresiones antisionistas, aun cuando las expresiones antisionistas provienen de judíos. Agregó que frecuentemente el grupo más numeroso entre los manifestantes pro palestinos son judíos.
Las protestas estudiantiles, muchas en forma de plantón, continúan brotando por el país, incluyendo en estos días la Universidad de Michigan, la Universidad de Nueva York, Universidad de Carolina del Note, Universidad Vanderbilt en Tenesi, la Universidad Yale, Harvard y MIT y ahora se acaba de sumar la Universidad de California, en Berkeley. Las autoridades de varias de esas instituciones también estan convocando a la policía para arrestar a estudiantes y/o suspenderlos.
Las protestas de jóvenes contra la guerra de Israel y la complicidad estadunidense también se han extendido a otras instituciones. La semana pasada, trabajadores en las oficinas de Google en Nueva York y en Sunnyvale en California realizaron plantones para protestar por el contrato de 1.2 mil millones de dólares de la empresas con el gobierno israelí. El ejecutivo en jefe de Google, Sundar Pichai, no titubeó en despedir a 28 de los empleados que formaban parte del grupo No Tech for Apartheid que organizó la protesta.
A la vez, crece la denuncia por la complicidad estadunidense en la guerra de Israel contra Gaza en otras esquinas, incluyendo escritores, actores, músicos y otros artistas. Susan Sarandon fue a visitar a los estudiantes de Columbia en días recientes para elogiar sus acciones; el filósofo, político y candidato presidencial independiente Cornel West hizo lo mismo.
Organizadores insisten en que los arrestos y expulsiones no lograrán frenar las protestas. Después de los primeros arrestos de estudiantes en Columbia, la red de Estudiantes por la Justicia en Palestina emitió un llamado vía Instagram por protestas nacionales. Nuestras universidades han optado por las ganancias y reputación sobre las vidas del pueblo palestino y la voluntad de sus estudiantes, escribieron, acusando que los administradores se habían subyugado al lobby sionista.
La diputada federal Ilhan Omar, cuya hija fue una de las estudiantes arrestadas en Columbia la semana pasada, declaró que los arrestos y expulsiones de estudiantes que estaban protestando pacíficamente han encendido un movimiento nacional de solidaridad con Gaza; esto es más de lo que esperaban los estudiantes.