miércoles, 9 de noviembre de 2022

Desde la COP27, Petro y Maduro llaman a una alianza amazónica.

AFP
(Izq. a Der). Los presidentes de Venezuela, Nicolás Maduro; de Colombia, Gustavo Petro; y de Surinam, Chan Santokhi. Durante un evento al margen de la conferencia climática COP27 que se lleva a cabo en Sharm el- Sheikhm, en el Mar Rojo, en Egipto, el 8 de noviembre de 2022. Foto Afp
Sharm el Sheij. Los presidentes de Colombia y Venezuela, Gustavo Petro y Nicolás Maduro, llamaron este martes desde la COP27 a establecer una ambiciosa alianza por la protección de la Amazonía, en la que está todo por concretarse.
"Estamos decididos a revitalizar la selva amazónica", afirmó Petro en el balneario egipcio de Sharm el Sheij, donde se celebra la cumbre anual del clima, en un acto con sus homólogos de Venezuela y de Surinam, Chan Santokhi.
"Si alguna responsabilidad tenemos los sudamericanos es detener la destrucción del Amazonas e iniciar un proceso de recuperación coordinada", afirmó Maduro.
Ambos mandatarios se felicitaron por el regreso al poder del brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, quien se espera participe estos días en la COP27 y Petro enfatizó que la entrada del gigante sudamericano en la alianza "es absolutamente estratégica".
Las ambiciones son grandes para lo que de momento es una declaración de intenciones, que quiere abarcar a los nueve países de la cuenca amazónica.
Petro, propulsor de la iniciativa, llamó a involucrar a Estados Unidos, puesto que es "el país que más contamina" en el continente y tiene al sur "la esponja que más CO2 absorbe en el continente americano".
Del lado de la financiación, llamó a "abrir un fondo", que deberá contar "con presupuesto nuestro" y también con "el aporte de las empresas privadas mundiales y de los Estados del mundo".
El dirigente izquierdista colombiano recordó el anuncio hecho la víspera de que su país movilizará 200 millones de dólares anuales durante 20 años para la conservación de la Amazonía.
Y apeló a la solidaridad de los organismos multilaterales.
"Uno de los temas de consenso que podrían unificarnos con África, con parte del Asia, es el cambio de deuda por acción climática", donde el FMI "tiene un papel que cumplir", junto con los grandes países desarrollados del mundo, dijo.
"Es un mensaje político bien importante", pero "el asunto es cómo se materializan esas intenciones", dijo a la Afp Harol Rincón Ipuchima, un dirigente indígena colombiano del pueblo Maguta y actual copresidente del caucus indígena de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC).
Queremos "dialogar para mirar de qué manera la cuenca amazónica le aporta a dinamizar las economías", no desde la minería, el petróleo o el carbón, sino desde los servicios ambientales por ejemplo o los mercados de carbono, añadió este dirigente indígena.
Según la organización Amazon Conservation, que monitorea la deforestación de la región, en torno al 13 por ciento de la biomasa original amazónica ya ha desaparecido.
Colombia en particular perdió entre 2018 y 2021 una superficie de 7 mil 18 km2, según la ONU.
Y en Venezuela, el gobierno de Maduro ha sido criticado por sus políticas de extracción en el 'Arco Minero del Orinoco', una extensa región del sur del país rica en oro y otros minerales como hierro o coltán.
Organizaciones ecologistas denuncian un "ecocidio" en la zona, donde operan grupos violentos que intentan controlar la minería ilegal.
Según la iniciativa Global Forest Watch, Venezuela perdió entre 2000 y 2020 el 25% de su cobertura arbórea: 1.37 millones de hectáreas, 18 veces la superficie de la ciudad de Caracas.
El estado Amazonas perdió 2 mil 300 kilómetros cuadrados de bosque sólo entre 2015 y 2020, según la ONG Orinoco SOS.
La ecuación de los hidrocarburos
El mismo presidente colombiano reconoció los "sinsabores" que suponen dentro de estos planes las grandes reservas de carbón e hidrocarburos en toda la región, empezando por Venezuela, pero reiteró su discurso firme de terminar a plazo con el uso de energías fósiles.
"Es un momento de oportunidad" para promover una "diversificación económica" que culmine en "una decisión de, a pesar de tener las reservas, dejarlas enterradas", comentó a Afp la ministra colombiana de Ambiente, Susana Muhamad.
Harol Rincón Ipuchima matizó que la cuestión de los hidrocarburos afecta a todos.
"No es sólo Venezuela, Colombia también tiene una cantidad de empresas petroleras que están en los territorios. Igual Perú, igual Bolivia y Ecuador", añadió. "Ahí devastaron territorios de pueblos indígenas amazónicos".
Maduro y Petro fueron los únicos líderes latinoamericanos presentes en esta edición de la COP27 de marcado carácter africano y está pendiente una reunión de presidentes amazónicos que el mandatario colombiano quiere fijar a inicios de 2023.
A nivel institucional, Maduro y Petro animaron igualmente a relanzar dos instituciones ya existentes, el Tratado de Cooperación Amazónica (TCA) y el Parlamento Amazónico.

Pérdida y daño, dos conceptos que surgieron en Glasgow
De la redacción
Periódico La Jornada  Miércoles 9 de noviembre de 2022, p. 28
Los términos pérdida y daño surgieron en la edición 26 de la Conferencia de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático celebrada en 2021 en Glasgow, cuando las naciones pobres, más vulnerables a los efectos devastadores del calentamiento global llegaron al foro con la consigna de que obtener un compromiso de las naciones ricas, responsables de la mayor parte de las emisiones de gases de efecto invernadero, a compensarlos por las pérdidas y daños que dejan en sus territorios las catástrofes climáticas.
El diario The Guardian recordó ayer que pérdida y daño se refiere a “los costos económicos y no económicos irreversibles de eventos climáticos extremos, como huracanes, canículas, sequías, incendios, así como otros desastres más lentos como el aumento del nivel del mar y el derretimiento de los glaciares.
Se trata de que los países que más contaminan por su uso de combustibles fósiles se responsabilicen por el dolor y sufrimiento que otros padecen y financien su mitigación y prevención.
Los países desarrollados son causantes en mucha mayor medida de las crisis climáticas, pero son las naciones en vías de desarrollo las que pagan las consecuencias.
África, que padece hambruna, estados insulares en peligro de desaparecer a consecuencia de temporales e inundaciones, y otras naciones vulnerables se sienten con el derecho moral de exigir reparaciones a las naciones ricas que están muy reticentes a acceder a esto, que no sería una ayuda o inversión, sino un compromiso por cuyo incumplimiento podría haber consecuencias.
El pago por pérdida y daño fue impulsado por el llamado G-77, que representa en total a 130 naciones y a 85 por ciento de la población mundial.