jueves, 12 de mayo de 2022

Seguridad: EU debe verse a sí mismo.

De acuerdo con los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos, el año pasado más de 107 mil personas murieron en ese país por sobredosis de una o varias drogas, es decir, en promedio cada cinco minutos un estadunidense falleció por esa causa. Los decesos por sobredosis se han incrementado de forma casi ininterrumpida durante las pasadas dos décadas en la nación vecina, de modo que en 2021 registraron un alza de 15 por ciento frente a 2020, año en que ya se había alcanzado una cifra récord, saldo que la directora del Instituto Nacional para el Combate al Abuso de Drogas calificó de realmente espeluznante.
La misma dependencia dio a conocer que en 2020 las muertes por armas de fuego alcanzaron la cifra más alta jamás registrada en Estados Unidos, con un incremento de 35 por ciento en los homicidios, que pasaron de 14 mil en 2019 a 19 mil el siguiente año. Aunque el aumento de la violencia armada afectó a gente de todas las edades, razas y género, y tanto en ciudades como zonas rurales, el fenómeno observó amplias disparidades socioeconómicas y étnicas, con un mayor impacto en comunidades pobres y entre jóvenes afroestadunidenses. En una cruel ironía, la razón más citada por quienes compran un arma es la autodefensa, pero la realidad es que los hogares donde hay armas de fuego tienen de tres a cinco veces más riesgo de experimentar un homicidio o suicidio. Precisamente, la muerte autoinfligida representó 26 mil de los decesos con estos dispositivos, número que se mantuvo estable respecto al periodo previo, pero que no deja de ser devastador.
Es importante reconocer que los fallecimientos por el abuso de sustancias y por las armas de fuego no son hechos aislados, sino síntomas de una alarmante crisis de salud mental en la sociedad estadunidense, agravada o acaso originada por peculiaridades de esa nación como la falta de acceso a los servicios médicos debida a la privatización extrema.
Una posibilidad para enfocar esta problemática se encuentra en la confluencia entre el total libertinaje del comercio y la posesión de armas con las asombrosas facilidades para el lavado de dinero proveniente del tráfico de drogas. Por una parte, la ausencia de mínimos controles a la venta de armas multiplica el riesgo de la violencia interna, como bien refleja el caso de que los estadunidenses se matan entre sí con estos instrumentos 25 veces más que los habitantes de otros países desarrollados. Asimismo, la venta indiscriminada de armas de corte militar pone en manos de la delincuencia organizada un poder de fuego que le permite desafiar a las autoridades en naciones como México, de donde proviene buena parte del fentanilo, opioide sintético causante de la mayor porción del aumento en las sobredosis.
Por otro lado, los cárteles no podrían operar si no tuvieran a su alcance mecanismos para lavar el dinero proveniente de sus actividades ilícitas, y Estados Unidos provee oportunidades únicas para ello por medio de un sistema financiero que permite eludir cualquier supervisión en el manejo de capitales. De acuerdo con la organización Tax Justice Network, la superpotencia ocupa el segundo lugar mundial en opacidad financiera, sólo detrás de las islas Caimán, y un estudio académico encontró que 17 de las 20 jurisdicciones menos restrictivas del mundo para los fideicomisos eran algunos ámbitos estatales de la superpotencia. El Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación encontró que en algunas entidades los abogados dedicados a establecer empresas fantasmas ni siquiera tienen la obligación de revisar el origen del patrimonio de sus clientes, por lo que podrían estar operando para criminales sin contraer ninguna responsabilidad legal por ello.
Salta a la vista que es en estas falencias donde se encuentra el principal problema de seguridad de Estados Unidos: no en Rusia, Cuba o Venezuela, sino en su propio territorio y a causa de sus propias políticas. Para no verlo se requiere de una enorme miopía o bien de una hipocresía monumental.

Tendrá reconocimiento de AL si invita a todos a la cumbre: AMLO a Biden
Significará nuevo legado generacional
Néstor Jiménez y Emir Olivares
Periódico La Jornada  Jueves 12 de mayo de 2022, p. 5
A poco más de tres semanas de que inicie la novena Cumbre de las Américas, en Los Ángeles, California, el presidente Andrés Manuel López Obrador expresó a su homólogo estadunidense, Joe Biden, que si decide invitar a todas las naciones del continente, todos los pueblos latinoamericanos van a saber reconocerlo, ya que representaría una nueva etapa para el entendimiento. Eso es un gran legado para las nuevas generaciones.
Después de que anunció que de no ser invitados todos los países del continente no acudiría al encuentro, y sería el canciller Marcelo Ebrard quien lo representaría, el embajador de Estados Unidos en México, Ken Salzar, acudió a Palacio Nacional. Ayer, en su conferencia matutina, el mandatario relató que el diplomático le refirió que todavía hay tiempo para atender este asunto, pero había que ponerlo en la mesa para que con tiempo se vaya analizando.
López Obrador reiteró su postura en contra de la exclusión de cualquier nación, en sintonía con la tradición de política exterior que ha caracterizado a México.
Al mostrar mensajes de comunicadores que criticaron dicha posición, apuntó: no es que no quiera, es que, ¿en qué quedamos? ¿Vamos a respetar la independencia y soberanía de los pueblos, o no? ¿Va a ser sólo discurso?
Cuestionó: ¿quiénes somos nosotros para llamar matones, torturadores y represores a unos y a otros no? Qué, ¿ya nos consideramos jueces supremos? ¿Nosotros vamos a decidir sobre los demás? ¿Con qué derecho? Si nos metemos a ese terreno, pues no vamos a salir nunca del debate, nunca, y lo que buscamos es la unidad, no la confrontación.
Tras subrayar su respeto a Biden y referir que entiende las presiones que hay en el país vecino por este tema, insistió en que ya es tiempo de cambios.
Decirle al presidente Biden que, así como va a tener esa oposición, también, si toma la decisión de invitar a todos los pueblos, todos en América Latina van a saber reconocerlo, porque se inaugura una etapa nueva para el diálogo, para el entendimiento, para resolver nuestras diferencias respetándonos y, además, para unirnos, como la Comunidad Económica Europea, como la Unión Europea, y fortalecernos como región; eso es un gran legado para las nuevas generaciones.
Consideró que la negativa se debe a las presiones de grupos ventajosos que, rumbo a las próximas elecciones en Estados Unidos, usan políticas de extrema derecha para sacar provecho, incluidos algunos cubanos que viven en Florida con influencia en los partidos, y quienes sostienen el bloqueo económico a la isla.
Estimó difícil que tenga éxito la estrategia de dicho bloqueo, porque el pueblo cubano tiene mucha dignidad; incluso, por su arrogancia de sentirse libre, la isla debería ser declarada patrimonio de la humanidad. Es una resistencia heroica. Recordó que siendo vicepresidente Biden, el entonces presidente, Barack Obama, viajó a Cuba; además de que se han desarrollado cumbres con representantes de todas las naciones de América.
Dijo que mientras el presidente de Bolivia compartió su misma inconformidad, en su reciente gira por Centroamérica y El Caribe muchos me pidieron opinión y externé lo mismo, en busca de un trabajo de convencimiento.