sábado, 14 de mayo de 2022

Iniciativa de Seúl prevé enviar vacunas a Norcorea, que ayer sumó 21 muertes.

▲ En un distrito de Shanghái en cuarentena, trabajadores descargan cajas. En China el rebote ha disminuido, informan autoridades.Foto Afp
Ap, Afp, Sputnik y Xinhua  Periódico La Jornada
Sábado 14 de mayo de 2022, p. 9
Seúl. El presidente de Corea del Sur, Yoon Suk-yeol, propuso ayer enviar vacunas contra el covid-19 a Corea del Norte, país que informó sobre el primer brote del virus en su territorio, comunicó la oficina del mandatario. Señaló que la parte afectada no ha solicitado ayuda y que se trata de una iniciativa de Seúl.
Corea del Norte informó ayer que 21 personas murieron y tan sólo ayer se detectaron 174 mil 440 con síntomas de fiebre, mientras el país intenta frenar que el virus se propague entre la población.
Pyongyang indicó en su nuevo reporte que en total 27 individuos han muerto, tras notificar seis, y 524 mil 440 han enfermado en medio de la rápida expansión de una enfermedad febril desde finales del mes pasado. Añadió que 280 mil 810 siguen en cuarentena. Los medios de comunicación estatales no dijeron específicamente cuántos casos de fiebre y fallecimientos fueron confirmados como casos de covid-19.
También informaron que los análisis de las muestras del virus recogidas el domingo en la capital de un número no especificado de personas con fiebre confirmaron que estaban infectadas con la variante ómicron. Hasta el momento, el país ha confirmado oficialmente sólo una muerte relacionada con una infección, la cual se debió a la variante ómicron.
Se desconoce la verdadera magnitud, pero un brote de coronavirus podría ser devastador en un país con un sistema de salubridad en mal estado y una población no vacunada y desnutrida.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, Norcorea reportó que entre 2020 y el 22 de marzo de este año efectuó pruebas diagnósticas a 64 mil 207 personas, una cifra baja que podría indicar que no tiene suficientes exámenes para sus 26 millones de habitantes. También carece de vacunas y pastillas antivirales para tratar el mal.
Pyongyang rechazó las vacunas ofrecidas por el programa de distribución internacional Covax, auspiciado por la Organización de Naciones Unidas, que incluía dosis de AstraZeneca y de la china Sinovac, posiblemente porque requería de monitores internacionales. El país no cuenta con los sistemas de refrigeración necesarios para conservar las fórmulas de Pfizer-BioNTech y Moderna.
El brote actual de covid-19 está vinculado de cerca con ese desfile de 25 de abril, asegura Hong Min, investigador del Instituto de Corea para la Reunificación Nacional, afincado en Seúl.
Por otro lado, el actual rebrote en China ha seguido disminuyendo, aseguró ayer Lei Zhenglong, funcionario de la Comisión Nacional de Salud, en una conferencia de prensa.
Las nuevas infecciones locales diarias en todo el país se han mantenido en un nivel inferior a 5 mil desde el 5 de mayo, y la cifra cayó por debajo de 2 mil 300 el jueves, de acuerdo con la comisión.
Shanghái está experimentando una baja constante en los nuevos casos diarios, mientras el brote de la ciudad de Jilin está siendo controlado, agregó Lei.
La pandemia ha dejado un saldo de 520 millones 585 mil 68 contagios confirmados y 6 millones 262 mil 45 decesos, según la Universidad Johns Hopkins.

Israel: violencia inadmisible
La policía de Israel arremetió ayer contra los dolientes que asistían al funeral de la periodista palestino-estadunidense Shireen Abu Akleh. Los agentes golpearon con garrotes a quienes participaban en el acto multitudinario y provocaron que los portadores dejaran caer el féretro. Asimismo, acordonaron el hospital donde se encontraba el cuerpo de Abu Akleh y dispararon gases lacrimógenos contra manifestantes. La propia policía afirmó que se vio forzada a intervenir porque la muchedumbre coreaba incitación nacionalista y arrojó piedras.
Shireen Abu Akleh era una veterana reportera que durante las últimas tres décadas cubrió la ocupación militar israelí de los territorios palestinos, con momentos clave como la segunda intifada, la muerte de Yasser Arafat, el sitio de Jenin en 2002 y las reiteradas incursiones contra Cisjordania. Realizó su trabajo en la agencia para los refugiados palestinos de la ONU, Radio Voiceof Palestine, Amman SatelliteChannel, MoftahFoundation y Radio Monte Carlo, hasta que en 1997 llegó a la cadena catarí Al Jazeera. El miércoles se encontraba destacada por ese medio en el campo de refugiados de Jenin para cubrir una redada del ejército israelí, cuando recibió un disparo de bala en la cabeza, a resultas del cual murió poco después en el hospital.
El primer ministro de Israel, Neftali Bennett, declaró quehubo un intercambio de tiros entre las fuerzas de seguridad y sospechosos, y sostuvo que la periodista probablemente murió por disparos efectuados por palestinos; el jefe de las fuerzas armadas, teniente general Aviv Kohavi, afirmó que no estaba claro quién disparó, y el ministro de Defensa, Benny Gantz, manifestó que estamos tratando de averiguar qué sucedió exactamente, aún no tengo conclusiones finales. Sin embargo, Alí Samudi, colega de Shireen Abu Akleh que se encontraba presente y también fue alcanzado por una bala, aseguró que no había combatientes palestinos presentes cuando dispararon contra los representantes de la prensa, versión corroborada por otros periodistas ubicados en el lugar. Todos ellos portaban chalecos y cascos que los identificaban plenamente como integrantes de la prensa.
El asesinato de Shireen Abu Akleh exige un esclarecimiento sin dilaciones y el establecimiento de responsabilidades. Sin importar cuáles sean los resultados de las indagatorias, no puede pasarse por alto que este episodio de violencia sólo fue posible en el marco de la agresión continuada e inhumana de Tel Aviv contra el pueblo palestino: la presencia misma de soldados israelíes en Jenin, y en toda Cisjordania, es una violación flagrante al derecho internacional y a las resoluciones de Naciones Unidas, y constituye un inadmisible acto de ocupación. Prueba del nivel de opresión que padece la comunidad palestina está en que ni siquiera pueda expresar sus reivindicaciones sin incurrir en la violencia ciega de las fuerzas ocupantes, como se hizo patente durante las exequias.
Está claro que el único camino para evitar la repetición de sucesos tan lamentables como los de esta semana pasa por el reconocimiento de Israel al Estado palestino y el establecimiento de un diálogo de paz en pie de igualdad entre ambas partes y apegado a la legalidad internacional.