viernes, 20 de noviembre de 2020

Recuento ratifica triunfo de Joe Biden en Georgia.

El demócrata llama totalmente irresponsable a Trump
▲ Rudy Giuliani, abogado de Trump, ofreció una conferencia de prensa en la que involucró al fallecido Hugo Chávez con el supuesto fraude electoral. Durante su comparecencia comenzó a sudar y el tinte de su cabello escurrió por su cara.Foto Ap.    Reuters, Ap, Afp y Sputnik
Periódico La Jornada.  Viernes 20 de noviembre de 2020, p. 34
Washington. Joe Biden triunfó en Georgia, donde el recuento arrojó una ventaja de 12 mil 284 votos sobre el presidente Donald Trump, un margen más estrecho que los 14 mil 196 otorgados tras la elección del pasado día 3, informaron anoche medios de comunicación.
El conteo manual de casi 5 millones de votos se derivó de una auditoría requerida por una nueva ley estatal, y no fue en respuesta a sospechas de problemas con los resultados ni a un pedido oficial de recuento. El estado, que aporta 16 votos electorales, tiene hasta hoy para certificar los resultados presentados por los condados.
Una vez que suceda eso, la campaña perdedora puede pedir un nuevo recuento. De confirmarse el triunfo de Biden, será el primer demócrata en ganar y triunfar en ese sureño estado en casi tres décadas, cuando se impuso Bill Clinton. Hasta ahora los medios proyectan 306 votos electorales para Biden contra 232 para Trump, se requieren 270 para que el Colegio Electoral lo declare presidente electo en diciembre.
Georgia está en el centro de la atención nacional, ya que el 5 de enero se realizará una segunda vuelta para definir dos escaños del Senado que determinarán si republicanos o demócratas logran la mayoría en la cámara alta.
Horas antes, Joe Biden dijo que la impugnación de los resultados de las elecciones del 3 de noviembre por parte de Trump es totalmente irresponsable, al tiempo que el equipo de campaña del magnate retiró la demanda que impugnaba los resultados en Michigan, y en Wisconsin cuando comenzó el nuevo conteo de votos en dos distritos luego que el republicano pagó más de tres millones de dólares.
La Asociación Nacional de Fabricantes expresó que es muy apropiado que Trump permita que personas clave del equipo de Biden accedan ahora al personal e información críticos del gobierno para facilitar la transición.
Después de una conversación con gobernadores estatales, Biden dijo ayer que no le preocupaba que la negativa de Trump a reconocer la elección impida una transferencia de poder, pero señaló que envía un horrible mensaje sobre quiénes somos como país.
Joe Biden reiteró su preocupación de que las acciones de Trump de bloquear la transición haya obstruido el flujo de información sobre los programas para acelerar una vacuna contra el coronavirus.
La campaña de relección de Trump informó que retiró su demanda en la que impugnaba los resultados de la votación en Michigan, otro vacilante intento legal de refutar la victoria de Biden.
Retiramos nuestra demanda en Michigan como resultado directo de lograr el remedio que buscábamos: evitar que la elección en el condado de Wayne sea certificada prematuramente antes de que los residentes puedan estar seguros de que cada voto legal ha sido contado y cada voto ilegal no ha sido contado, dijo el abogado de Trump, Rudy Giuliani, en un comunicado.
En una rueda de prensa muy inconexa, Giuliani elaboró varias teorías conspirativas, con referencias a Venezuela y al filántropo George Soros por supuestamente haber participado en un fraude organizado, según él, por líderes demócratas con la complicidad del propio Biden. Nos vamos a convertir en Venezuela. No podemos permitir que estos delincuentes, porque eso es lo que son, roben la elección al pueblo estadunidense, afirmó Giuliani, en alusión a las máquinas de votación utilizadas. Ustedes deberían estar más sorprendidos por el hecho de que nuestros votos estén siendo contados en Alemania y en España por la empresa vinculada a Chávez y a Maduro, dijo Giuliani en referencia a Hugo Chávez, el presidente venezolano fallecido hace siete años, y el actual líder al mando del país, Nicolás Maduro.
La empresa en cuestión es la compañía de aplicaciones electorales Smartmatic que fue fundada en Florida en la década de 2000 por dos técnicos nacidos en Venezuela.

Cosas insólitas
Pedro Miguel
El hábito mental es inexorable: México es el país débil, el sometido, el que no tiene más remedio que acatar los designios de su vecino del norte. Tras bambalinas o no tanto, la superpotencia dicta, determina, planifica y ejecuta el acontecer de nuestra nación en todos los ámbitos; para colmo, algunas cláusulas secretas del Tratado de Bucareli nos habrían prohibido industrializarnos en serio, y ya no digamos desarrollar una industria militar.
Esas creencias, salvo la última, tienen como fundamentos reales y complementarios el inveterado injerencismo estadunidense y el entreguismo que ha caracterizado a las autoridades nacionales en periodos como el porfiriato y el ciclo neoliberal. Por lo demás, las evidentes asimetrías económicas, tecnológicas y militares entre ambas países no tienen por qué significar una condena eternaa la dependencia. Más pronunciadas son las diferencias en esos ámbitos entre naciones fronterizas como Francia y Bélgica, China y Laos o México y Belice, y no por ello conllevan el control de una de las partes sobre la otra o una rela-ción de sometimiento.
Sin embargo, en la mente de muchos, esa realidad supuestamente inmutable coloca los sucesos de la relación bilateral en la perspectiva de la dominación de México por Estados Unidos. Eso explica las primeras reacciones tras el anuncio de que Washington retiraba los cargos al general Salvador Cienfuegos. Hasta ahora, hay quienes están seguros de que el hecho, ciertamente insólito, no pudo ser consecuencia de un reclamo del gobierno mexicano que llevó al de la nación vecina a recular. ¿Soberanía? Vamos, la soberanía es una leyenda urbana.
Pero lo cierto es que desde diciembre de 2018 Donald Trump y su gobierno, con todo y su odioso racismo y su xenofobia, han sido más respetuosos de la soberanía mexicana que sus antecesores; que la investigación de la Administración de Control de Drogas (DEA, por sus siglas en inglés) sobre el ex secretario de Defensa (Sedena) y la captura de éste violentaron los acuerdos bilaterales de cooperación en materia de seguridad, que el gobierno de López Obrador así lo reclamó y que la liberación del militar obedeció al reconocimiento de la exclusiva jurisdicción mexicana para investigar, juzgar y sancionar delitos cometidos en su territorio. Ese es el centro del asunto, por más que la pertenencia delacusado al ámbito castrense y el que haya sido titular de la Sedena agreguen al episodio elementos de complejidad.
El retorno del divisionario y el compromiso de la Fiscalía General de la República (FGR) de recibir los elementos de la acusación estadunidense para abrirle a Cienfuegos una averiguación previa y eventualmente formularle una imputación formal caen en otro campo de arquetipos: los ministerios públicos no sirven, la FGR está tan descompuesta como la antigua procuraduría que la precedió, los jueces son corruptos, el espíritu de cuerpo de las fuerzas armadas no toleraría que se juzgara a uno de los suyos, y además el poder civil no se atrevería a procesar a un uniformado.
De tal manera, el episodio ha generado escepticismo social y expresiones de desesperanza, fatalismo y hasta cinismo: las cosas son como son y no van a cambiar ahora; los gringos devolvieron al general porque así les convenía, México no tuvo más remedio que tragarse el sapo y lo que viene ahora es la simulación de justicia, la componenda cívico-militar y, al final del camino, la impunidad, la impunidad de siempre.
Hay que reconocer que lo ocurrido es muy raro, en el sentido de poco frecuente, y muy extraño, si se piensa con las lógicas que regían la relación bilateral y la procuración e impartición de justicia durante el régimen oligárquico y neoliberal que se derrumbó hace apenas menos de dos años. Pero en ese lapso han estado pasando en México cosas muy insólitas, como la irrupción de masas populares en los dormitorios de Los Pinos, la incorporación de mujeres en proporciones nunca antes vistas a los cargos del gobierno federal, la desaparición del Estado Mayor Presidencial, la obsesión oficial por dar una ayuda monetaria masiva a las personas más desamparadas, la brusca suspensión de negocios tan cuantiosos como inmundos a expensas del erario, la supresión de una fuerza federal con atribuciones para reprimir movimientos populares. O la consignación penal de seis elementos de la Guardia Nacional presuntamente responsables del asesinato de una mujer en Chihuahua.
Este escenario nuevo aporta razones para pensar que la devolución del general Cienfuegos ocurrió tal y como la explicaron el Presidente y el canciller Marcelo Ebrard, que no hay en ello un gesto de deferencia a las fuerzas armadas, sino una voluntad de ejercer la soberanía, que la FGR investiga al ex titular de Sedena, que si encuentra elementos de posible responsabilidad penal lo presentará ante un juez civil y que éste, de encontrarlo culpable, lo sancionará conforme a derecho. Sí, puras cosas insólitas.
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