Devastación, muertos y desaparecidos, el saldo en Centroamérica
▲ Residentes del municipio de La Lima, en el departamento hondureño de Cortés, rescatan pertenencias luego del paso del huracán Eta, degradado a tormenta tropical.Foto Afp
Reuters y Ap. Periódico La Jornada
Martes 10 de noviembre de 2020, p. 27
Miami. La tormenta tropical Eta desató lluvias torrenciales en el sur de Florida durante la noche del domingo y la madrugada de este lunes al tocar tierra en los Cayos. Se reportaron inundaciones en carreteras y zonas residenciales, así como cortes de electricidad que afectaron a miles de personas, mientras se movía de regreso al Golfo de México, al tiempo que en Centroamérica las autoridades intentan dar respuesta a cientos de miles de damnificados.
Eta, ubicada unos 216 kilómetros al oeste-suroeste de Dry Tortugas con avance hacia el Golfo, podría causar inundaciones en partes urbanas del sureste de Florida, de acuerdo con el Centro Nacional de Huracanes.
La tormenta tocó tierra en Lower Matecumbe, parte de un archipiélago frente al extremo sur de Florida, justo antes de la medianoche del domingo con vientos máximos sostenidos de unos 100 kilómetros por hora.
El domingo azotó el centro de Cuba con lluvias torrenciales.
Hasta ayer, el saldo de Eta en Centroamérica era de algo más de un centenar de muertos –principalmente en Honduras, Guatemala y Panamá–, una cifra aún sin determinar de desaparecidos y varias comunidades incomunicadas, así como una vasta destrucción de viviendas, cultivos y vías terrestres.
Eta hizo recordar en Centroamérica el paso hace 22 años del potente y destructivo huracán Mitch, que provocó decenas de miles de muertos y pérdidas multimillonarias.
Aunque menos mortífera, Eta dejó aún más vulnerable la región ante futuras tormentas de la temporada.
Uno de los dramas más fuertes se ha vivido en Guatemala, donde murieron 33 personas y aún se buscan sobrevivientes de un desprendimiento de toneladas de tierra y escombros en la comunidad de Queja, en las montañas centrales del país, donde se teme que permanezcan enterrados un centenar de habitantes.
El balance preliminar de las autoridades guatemaltecas indica que más de 300 mil personas han sido afectadas por deslaves e inundaciones, en tanto que 72 mil han sido desalojadas de las zonas de riesgo.
En Honduras, la Comisión Permanente de Contingencias informó que la cifra de muertos aumentó a 57 y hay ocho desaparecidos. Estimó que más de 1.7 millones de personas resultaron afectadas, y unas 11 mil necesitaron traslado a albergues temporales.
En Nicaragua se han reportado al menos dos muertos, devastación en una comunidad indígena del norte y cuantiosos daños materiales.
Panamá, en tanto, sufrió los coletazos de Eta y destinó 100 millones de dólares para atender la devastación que dejaron los derrumbes y desbordamientos de ríos en las provincias de Chiriquí y Bocas del Toro, fronterizas con Costa Rica.
Chiapas y Tabasco: solidaridad ante el desastre
La tormenta tropical Eta ha dejado un saldo de desastre a su paso por Centroamérica y el Caribe y en nuestro país ha causado graves afectaciones, sobre todo en los estados de Chiapas y Tabasco, donde ha confluido con un frente frío.
A la fecha en esas entidades se han contabilizado 27 muertes a consecuencia del meteoro y las inundaciones que ha traído aparejadas, así como más de cien mil damnificados en más de una treintena de municipios.
En Veracruz no se reportan fallecimientos pero sí extendidos daños materiales en viviendas particulares (alrededor de 5 mil, según los cálculos preliminares) y obras de infraestructura. Durante el fin de semana, Tabasco padeció el desbordamiento de varios de los ríos que lo atraviesan, lo que provocó inundaciones en ocho municipios, incluido el de la capital del estado, y se vivió el riesgo de un desbordamiento de las presas de la cuenca Usumacinta-Grijalva.
El domingo pasado, en una visita de emergencia a su estado natal, el presidente Andrés Manuel López Obrador garantizó que, a pesar de la extinción del Fondo para la Atención de Emergencias, hay muchos recursos del presupuesto nacional para apoyar a personas damnificadas y a todos los que lo requieran.
Después anunció un programa integral para la zona, que incluye el dragado de los ríos que en forma periódica provocan inundaciones en diversas ciudades de esa región del sureste.
Cierto es que corresponde a los gobiernos federal, estatales y municipales asistir de manera coordinada, expedita y efectiva a la población en desgracia, emprender las acciones de mitigación de la catástrofe, llevar a cabo la reconstrucción de la infraestructura dañada y adoptar medidas de prevención para atenuar el impacto de futuros fenómenos naturales.
Por su parte, la sociedad mexicana tiene el deber de auxiliar a los connacionales afectados, como lo ha hecho siempre ante sucesos de esta naturaleza. La ayuda sostenida y generosa de la población ha fluido de manera invariable cuando eventos naturales como ciclones y terremotos golpean puntos del territorio nacional, como ocurrió en los devastadores sismos de 2017.
Es de esperar que hoy, como entonces, y como ha ocurrido en cada situación de desastre, los ciudadanos de todo el país aporten la ayuda que se requiere y se organice para recaudarla, clasificarla, empacarla, transportarla y distribuirla. Es de esperar que haya largas filas en los centros de acopio y muchas manos dispuestas a la tarea.