Ahora las miradas voltean definitivamente al litio (Li) mexicano. Ya desde hace algunos años diversas empresas extranjeras lo consideran como un recurso explotable y barato. ¿Dónde surge el interés de inversionistas privados? ¿Existe o no el litio abundante en México?
Los conocimientos sobre las propiedades del litio (elemento alcalino) colocan al químico en un lugar estratégico. El uso que se ha venido haciendo en la industria general, es diverso: fabricación de aluminio, vidrio, cerámica, fármacos, química, grasas a base de jabón de litio, fabricación de sistemas de aire acondicionado, puesto que es absorbente de la humedad del aire, fabricación del caucho sintético, y de las baterías de litio. Y lo más relevante es que ya se ha estado usando para la fabricación de las baterías de autos eléctricos. La empresa más importante de este tipo de vehículos se encuentra en China.
Las desventajas que tiene el elemento es que para la separación de las arenas en las que se encuentra, se necesita una tecnología complicada y la maquinaria correspondiente. En México podría realizarse ese trabajo y afianzar la independencia tecnológica. La inversión se recuperaría, sin duda. No faltará quien se niegue a este gasto, pero de lo que se trata es de que el país aproveche más sus recursos y no se evaporen las ganancias pagando a terceros para que hagan el trabajo que aquí se puede llevar a cabo.
La minería mexicana debe, necesariamente, avanzar, modernizarse y dar pasos más firmes hacia una industrialización más desarrollada y ambientalista.
Es verdad que cuesta. No sólo hablamos de dinero, el precio en la contaminación del ambiente es alto si no se toman las medidas precisas. La contaminación visual también es importante, por eso se debe restituir la geografía del paisaje. Otros efectos negativos son la contaminación por residuos sólidos y químicos, así como la cantidad de agua limpia que se utiliza en la separación del litio, la cual se pierde posteriormente.
Existen ya otras posibilidades para su obtención con menor contaminación. Es el caso del investigador argentino (Ernesto Calvo), quien propone a través de nanotecnología, una técnica para reducir la cantidad de agua limpia y sin generar residuos tóxicos.
El gobierno federal actual resalta la importancia de la transparencia en la información. No se puede esconder, de ninguna manera, la existencia de las fuentes de recursos naturales, ni éstas pueden resguardarse de forma privada, pues algunos yacimientos ya están produciendo.
Tanto los yacimientos, como las reservas de litio en Sonora, o de cualquiera de las existentes en San Luis Potosí, Zacatecas, Puebla, o en otros estados de la República, son patrimonio de la nación.
Es tan importante este componente, que el ex presidente de Bolivia, Evo Morales Ayma, ya de regreso a su patria, se dedicará de tiempo completo a la industrialización del litio de su país. Las expectativas son enormes, pues como ya es conocido, las reservas de esta zona son de las más importantes a escala mundial. Se calcula que existen 5.4 millones de toneladas factibles de explotar.
Fue precisamente en 2019 cuando se confirmó la existencia de este enorme yacimiento en Bacadéhuachi, Sonora. Existen fotografías de dicho lugar y, en efecto, la apariencia es que existe allí bastante litio. Se calcula que son 243.8 toneladas de reservas probadas y probables. Las empresas que actualmente participan en el desarrollo de ese yacimiento, la Sonora Lithium, en conjunto con la Bacanora Minerals, y la china Ganfeng Lithium, invirtieron 77.5 y 22.5 por ciento, respectivamente.
Está en puerta la posibilidad de una ley para la nacionalización del elemento propuesta por el senador Alejandro Armenta, del partido Morena. Esta legislación permitirá la protección de una de las mayores fuentes de riqueza del país. Sin embargo, la secretaria de Economía, Graciela Márquez Colín, no está de acuerdo con la propuesta de ley presentada ante el Senado:
“Discrepo de su propuesta. México no tiene el yacimiento más grande de litio, no produce litio, el yacimiento en Sonora tiene toneladas de arcilla y es muy costoso el proceso metalúrgico para obtener ese metal.
Es muy caro, no es eficiente su procesamiento. Hoy la tendencia de la industria es alejarse del litio, porque no guarda suficiente energía por el tiempo necesario.
No podemos pasar por alto el hecho de que la información es escasa en cuanto a la cantidad de toneladas de litio en los yacimientos de México y que, como ha sido propuesto en el presente gobierno de la 4T, ésta, la información debe ser con la mayor claridad posible.
antonio.gershenson@gmail.com
Recuerdos de la Revolución
Ángeles González Gamio
Hace dos días se conmemoró el inicio de la Revolución Mexicana. Suele pensarse que la lucha estuvo alejada de la Ciudad de México, pero la realidad es que ésta padeció muchos sufrimientos que incluyeron una terrible hambruna, la cual se vio agravada por diversas epidemias.
El ocaso de 1914 e inicios de 1915 fueron de los peores para la capital, con la llegada de cuatro ejércitos de facciones diferentes en sólo seis meses. El cambio de gobiernos, que implicaba remover a autoridades civiles y de policía, desquiciaron todos los servicios, lo que llevó a que la metrópoli colapsara.
A eso se sumó que cada facción que la asediaba buscara debilitar a las fuerzas que ocupaban sucesivamente la capital, por lo que interceptaban las vías de tren y los caminos, lo que impedía el suministro de alimentos. Cada contingente que entraba consumía lo poco que existía. El desabasto alcanzaba las haciendas y ranchos de los alrededores que habían sido saqueados. Los campos de cultivo abandonados, los campesinos por voluntad propia o forzados se habían unido a alguno de los ejércitos en pugna.
Las crónicas cuentan que las calles estaban plagadas de mendigos y huérfanos y la mortandad era de tal dimensión que los cementerios eran insuficientes; así, la ciudad sufrió a mediados de 1915 la hambruna más severa de su historia. Muchos historiadores lo llaman el año del hambre.
El librero Francisco Ramírez Plancarte, quien vivió esos años en la capital, dejó una detallada descripción de los horrores padecidos. Recuerda que entre 1914 y 1915 la ciudad fue ocupada sucesivamente por constitucionalistas, villistas y zapatistas; destaca que los saqueos, abusos y crímenes eran cotidianos y no había alimentos. La circulación de papel moneda emitido por las diferentes facciones agravaba la situación y se desataron epidemias como la viruela negra, escarlatina y tifo.
La severa crisis económica llevó a los obreros a realizar una serie de huelgas. Comenzaron los choferes, panaderos y maestros; se sumaron trabajadores de la Compañía Mexicana de Petróleo El Águila y del sindicato de trabajadores textiles. En estos movimientos destacaron los agrupados en la Casa del Obrero Mundial, que durante un tiempo ocupó la Casa de los Azulejos, ni más ni menos en donde estuvo el aristocrático Jockey Club de la época porfirista.
Un comunicado emitido por el ayuntamiento nos habla de lo crítico de la situación: Dadas las condiciones económicas por las que atraviesan los habitantes de la Ciudad de México, en cuyas calles y avenidas se encuentran un sinnúmero de limosneros, ancianos, mujeres y niños solicitando un socorro para subvenir a sus necesidades, el Gobierno del Distrito Federal, que está grandemente preocupado por la situación de estos infelices, se propone, por cuenta propia, crear asilos para recoger a los niños desheredados y establecer comedores públicos en número suficiente para satisfacer las necesidades de los proletarios...
El censo de población de 1910 mencionaba que en el Distrito Federal, en su zona centro y poblaciones rurales, vivían 720 mil personas, a los que hay que añadir los que migraron desde otras áreas huyendo de la guerra, así como a los ejércitos que irrumpieron entre 1914 y 1915.
Se establecieron programas de racionamiento de alimentos y en los comedores con capacidad para 500 personas llegaban más de mil; la mayoría no alcanzaba bocado alguno. En 1916 la lucha armada se apaciguó y comenzó un periodo de relativa estabilidad.
Sin embargo, dos años más tarde llegó la gripe española y nuevamente se padeció dolor y muerte. Pero nada es para siempre, ni lo bueno ni lo malo, y aun sin la existencia de vacunas, el 2 de enero de 1919 se anunció el final de la pandemia. El encabezado del periódico decía: “Medio millón de muertos… ¡Pasó su majestad la influenza”.