Gilberto López y Rivas
La clase política del actual gobierno y sus intelectuales orgánicos pretenden invisibilizar e ignorar las denuncias graves y los posicionamientos políticos que en el contexto del centenario del asesinato del General Emiliano Zapata, se hicieron públicos durante la jornada del 9 y 10 de abril en Amilcingo y Chinameca, Morelos, en la que organizaciones y colectivos que luchan y se organizan contra el capitalismo, entrelazaron la memoria de las resistencias del pasado con las de hoy en los territorios amenazados por los megaproyectos, el crimen organizado y las renovadas formas de militarización y paramilitarización punitivas. Tanto el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) como el Congreso Nacional Indígena –Concejo Indígena de Gobierno, en sendos comunicados, invocan a Zapata, a Samir Flores, quienes siguen con vida en las conciencias de los pueblos, alertando de nuevas traiciones y mentiras, señalando la continuidad de la lucha. Al igual que a Zapata, señalan el CNI-CIG, “A Samir lo seguimos viendo y escuchando. Camina entre nosotros y nos recuerda que el camino es abajo, que la dignidad no se vende y que la vida no se negocia. (Declaración de Chinameca).
El EZLN, por su parte, por conducto de su vocero, el subcomandante Moisés, hace un señalamiento sumamente preocupante al aclarar el motivo de que su organización no haya asistido al encuentro de Morelos: La razón es muy sencilla y tiene la bandera del mal gobierno. Porque en nuestras montañas y valles ha aumentado la presencia militar, policiaca, paramilitar, y de espías, orejas e informantes. Han reaparecido los sobrevuelos de aviones militares, así como de vehículos artillados, como en los tiempos de Carlos Salinas de Gortari, de Ernesto Zedillo Ponce de León, tutor político del actual titular del Poder Ejecutivo; de Vicente Fox Quezada luego de la traición de los Acuerdos de San Andrés; del sicópata Felipe Calderón Hinojosa; y del ladrón de corbata y copete Enrique Peña Nieto. Lo mismo, pero ahora con mayor frecuencia y mayor agresividad (…) Ahora, además, miembros del Ejército federal y Fuerza Aérea se adentran en las montañas y aparecen en las comunidades diciendo que viene la guerra y que sólo están esperando órdenes de ‘mero arriba’. Y algunos se hacen pasar por lo que no son ni nunca serán, según esto para conocer los ‘supuestos planes militares’ del EZLN. Tal vez ignorando que el EZLN dice lo que hace y hace lo que dice…o tal vez porque el plan es montar una provocación y luego culpar al EZLN. El mismo método de Ernesto Zedillo Ponce de León, y de su lacayo Esteban Moctezuma Barragán, hoy encargado de emboscar al magisterio democrático.”
Recuerdo que, como integrante de la Comisión de Concordia y Pacificación del Congreso de la Unión, durante el Diálogo de San Andrés, los militares nunca se referían al Ejército Zapatista de Liberación Nacional por este nombre o sus siglas, aduciendo que Ejército sólo hay uno: el mexicano. Usaban el término de subversivos. Esto viene a cuento ante la delicada situación que describen los zapatistas en su enérgico comunicado, en el que sostienen: “Y los patrullajes y sobrevuelos no siguen las rutas del narcotráfico, ni las agobiadas caravanas de las hermanas y hermanos migrantes que huyen de una guerra que se niega a decir su nombre…para entrar a otra que se esconde detrás de un Ejecutivo federal parlanchín y pendenciero. No, esa amenaza de muerte recorre por aire y tierra las comunidades indígenas que han decidido mantenerse en resistencia y rebeldía para defender la tierra, porque en ella está la vida.”
En el mismo tenor, el CNI-CIG sustenta: “Hoy, a 100 años de que la traición y la mentira acabaran de forma cobarde con la vida del general Zapata, esa mentira y traición regresaron con un supuesto rostro de democracia, pero como entonces, esa palabra cuando viene de arriba sólo significa la guerra, la suplantación y el engaño a toda la nación. (…) Ante la grave crisis que sufrimos no sólo los pueblos que somos, sino la humanidad y todo el mundo en la guerra con la que las empresas mexicanas y extranjeras están invadiendo nuestras tierras, nuestra madre tierra se conmociona con la destrucción ambiental y con el desmantelamiento de la organización de los pueblos. (…) Este gobierno capitalista les construye carreteras, canales, vías de ferrocarril, reordena el territorio del país para entregarles todo, les hace leyes a su favor y a favor del poderío del gran capital en el mundo, empezando por el gobierno de Estados Unidos. Con cinismo, esa hidra se apresta para quitarnos lo que es nuestro, usando sus fuerzas militares o paramilitares, pues con su guerra concentran el poder y aumentan sus ganancias, que son mayores si las hacen sobre el cadáver de nuestra madre que, como lo hemos dicho hace 100 años con nuestro compañero general Zapata y como hace miles de años con nuestros ancestros, es la tierra, está viva y a ella nos debemos”.
¿Se escuchará al México de abajo y a la izquierda?