¿Requetebién? No tanto // Gurría, el extraterrestre
Carlos Fernández-Vega
El presidente López Obrador insiste en que cumplirá la meta sexenal de crecimiento (4 por ciento como promedio anual), porque la economía mexicana va requetebién. Se agradece el optimismo, pero lo cierto es que hace 36 años que la economía ni de chiste va bien. Se entiende que el tabasqueño luchará contra viento y marea para cumplir con lo ofrecido, porque hay confianza en México, pero hasta ahora no se ve cómo lo logrará, pues en los hechos no ha modificado la política económica que hundió al país y lo condenó a un miserable estancamiento que va para cuatro décadas.
En vía de mientras, el Centro de Investigación en Economía y Negocios (CIEN) del Tecnológico de Monterrey, campus estado de México, aporta su análisis, del que se toman los siguientes pasajes. Va, pues. Días atrás se conoció la información oportuna sobre el comportamiento económico de nuestro país en el primer trimestre de 2019. Como se había anticipado, su desempeño fue inferior al de los últimos tres trimestres resultado de una moderación en el ritmo de crecimiento tanto de las actividades secundarias y terciarias, donde las primeras incluso se ubicaron en terreno negativo. Ante tal escenario, es imperativo tomar medidas que permitan revertir el curso actual de la economía, así como para recuperar el rumbo positivo en la industria nacional.
Según las cifras desestacionalizadas, el producto interno bruto (PIB) de nuestro país mostró un incremento anualizado de 0.2 por ciento en el primer trimestre de 2019, resultado de los aumentos en las actividades primarias (5.6 por ciento) y terciarias (uno por ciento). Por su parte, las secundarias exhibieron cifras desfavorables (-2.1), producto de la desaceleración en las industrias de la construcción y de las manufacturas.
La primera comenzó a exhibir una moderación en su ritmo de crecimiento a partir de julio de 2018, mientras la segunda comenzó su desaceleración desde el último trimestre del año pasado. Además no se vislumbra que las manufacturas presenten una recuperación importante durante los meses de acuerdo con el comportamiento de las exportaciones de bienes manufacturados. Lo anterior, porque en marzo pasado las ventas totales al extranjero reportaron una baja de 1.2 por ciento en términos anuales, mientras la parte manufacturera se contrajo 0.9 por ciento. De hecho, en los tres primeros meses de 2019 las exportaciones de manufacturas acumulan un crecimiento de 3.5 por ciento, muy por debajo del 9.3 por ciento alcanzado en el mismo periodo de 2018.
Todo lo anterior ha sido esencial para que los organismos nacionales e internacionales modifiquen a la baja sus estimaciones de crecimiento para México. Incluso, la misma Secretaría de Hacienda hizo un ajuste, al pasar de un intervalo de entre 2.5 y 1.5 por ciento a otro más conservador de entre 2.1 y 1.1.
Es evidente que se requieren programas y políticas emergentes que permitan impulsar el ritmo de crecimiento económico. Hasta ahora sólo se ha anunciado la disposición de los sectores público y privado para trabajar en conjunto y alcanzar un mayor desarrollo para la economía. Sin embargo, la realidad ha demostrado lo contrario a la fecha, no sólo con las cifras referidas, sino también con datos desfavorables en materia de inversión.
Es claro que la economía mexicana no logrará crecer más de 4 por ciento este año, pero si no se establece un plan de trabajo adecuado para impulsar a la industria y fortalecer al mercado interno a partir de ahora, se antoja poco probable llegar a dicha meta en algún punto de la actual administración.
Las rebanadas del pastel
Entre otras tantas cosas, José Ángel Gurría es famoso por sus frases de ocasión, como aquella que pronunció en mayo de 2012, a punto de concluir el sexenio calderonista, la cual alababa a la economía mexicana por ser de otro planeta y estar en otra dimensión; es decir, la misma que heredaron a la 4-T, o si se prefiere, la que hoy el Ángel de la Dependencia pone en entredicho. ¡Ole! por el tamaulipeco.
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