jueves, 29 de noviembre de 2018

México confronta su futuro.

Immanuel Wallerstein
Hace poco estuve en México por varios días. Fui a hablar en la celebración de la victoria de Andrés Manuel López Obrador (AMLO), el presidente electo. La reunión tuvo lugar en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Se intentaba que la reunión estimulara una reflexión abierta y crítica sobre dónde va México ahora. No todos los simpatizantes tienen la misma visión del futuro.
Asistieron muchos miembros del gabinete de AMLO. Pero los secretarios se restringieron a presidir las sesiones en lugar de presentar ponencias. Era como si no quisieran que se les cuestionara en público sobre sus puntos de vista.
En privado, muchas personas califican a los secretarios como de izquierda o de derecha. AMLO mismo siempre ha evitado tales calificativos, insistiendo en que su rebelión nacional era contra la corrupción y la represividad del partido dominante, de tan largo tiempo en el poder, conocido por su nombre más reciente, Partido Revolucionario Institucional (PRI), junto con su siempre aliado partido de derecha, al que se conoce como PAN.
Los juicios acerca de la trayectoria futura de Andrés Manuel López Obrador varían considerablemente. Algunos de la izquierda están contra él violentamente, argumentando que siempre ha terminado en posiciones de derecha. Otros de la izquierda insisten que ya cumplió una promesa importante, que es la de retirarse del proyecto de construir un nuevo aeropuerto en Ciudad de México, un proyecto tecnológicamente obtuso, que drenaría recursos y sería propenso a corrupciones. Este último grupo dice que AMLO debería de tener la oportunidad de demostrar sus credenciales de izquierda.
Es la política exterior mexicana la mayor pregunta abierta. Hasta ahora, AMLO parece promover de manera primordial una política nacionalista y no una política abiertamente antimperialista.
Hay dos ámbitos en los que México tendrá que asumir decisiones básicas. Una es América Latina y el Caribe. La otra es el TLCAN.
La izquierda en América Latina en general ha visto la victoria de AMLO como una renovada insurgencia de la izquierda tras una década de contrarrevolución. ¿Permitirá AMLO a México jugar un papel en el esfuerzo de crear instituciones latinoamericanas que excluyan a Estados Unidos y Canadá? Esto no se ve muy claro al momento.
El segundo ámbito es el TLCAN, en el cual Trump está intimidando a los socios a que firmen un acuerdo con Estados Unidos que únicamente le trae ventajas a Estados Unidos. El presidente saliente acaba de firmar tal acuerdo. ¿Cómo manejará AMLO esta entrega? Puede no permitir que el acuerdo se ratifique. ¿Pero es esto suficiente?
México ha sido gobernado por más de 50 años por un así llamado partido corrupto de derecha, el Revolucionario Institucional. AMLO ha terminado con el monopolio del PRI. ¿Pero remplazará al PRI con algo fundamentalmente diferente?
Un analista de izquierda me explicaba que el PRI no era un partido, sino una cultura. Lo que la izquierda debe hacer, dijo, es crear una cultura alternativa –en México y en cualquier otra parte. ¿Está la izquierda mexicana en proceso de hacer esto?
Traducción: Ramón Vera-Herrera
© Immanuel Wallerstein