Periódico La Jornada Martes 16 de diciembre de 2025, p. 21
Washington. El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, presentó ayer una demanda contra la BBC en la que solicita 10 mil millones de dólares por daños, al acusar a la televisora británica de difamación y de prácticas comerciales engañosas e injustas.
En la querella, el mandatario afirmó que la BBC transmitió una “representación falsa, difamatoria, engañosa, denigrante, incendiaria y maliciosa del presidente Trump”, en lo que fue “un descarado intento por interferir e influir” en las elecciones presidenciales de Estados Unidos en 2024.
Acusó a la BBC de “unir dos partes completamente separadas del discurso del presidente estadunidense del 6 de enero de 2021” con el fin de “representar deliberadamente de manera incorrecta el significado de lo que expresó el presidente Trump”.
La BBC se disculpó el mes pasado con el jefe de la Casa Blanca por la edición del discurso. Pero la cadena rechazó las afirmaciones de que hubiera difamado al mandatario.
El presidente de la BBC, Samir Shah, calificó la edición de un “error de juicio”, lo que provocó las renuncias del principal ejecutivo de la BBC y de su directora de noticias.
El discurso tuvo lugar antes de que algunos de los seguidores de Trump irrumpieran en el Capitolio federal mientras el Congreso se disponía a certificar el triunfo de Joe Biden en las elecciones de 2020, el cual Trump alegó falsamente que fue robado.
Días antes de las elecciones de 2024, la BBC transmitió un documental titulado Trump: ¿una segunda oportunidad? Ahí unió tres citas de dos secciones del discurso pronunciadas con casi una hora de diferencia para armar una sola declaración en la que el presidente parecía instar a sus seguidores a marchar con él y “luchar con todo”.
Entre las partes eliminadas, Trump indicó que quería que sus seguidores se manifestaran de forma pacífica.
Chile: se consuma la estafa posdictadura
Marcos Roitman Rosenmann
Nada nuevo. El triunfo de José Antonio Kast confirma un proceso político, cuya lógica no depende de ganar o perder elecciones. Estamos en presencia de una dinámica de largo alcance, cuyo inicio se ancla en el golpe de Estado cívico-militar que derrocó el gobierno de Salvador Allende el 11 de septiembre de 1973. Pensar en un Chile lleno de virtudes, ejemplar y progresista, apuntando a Kast como el inicio de una etapa negra e involución política, es perder el norte, cuando no ser cómplice de una mentira construida por unos y otros. Desde Pinochet, pasando por Aylwin, Frei, Lagos, Bachelet, Piñera, Boric y ahora Kast, existe continuidad. Un acuerdo de principio. El modelo no se toca; puede haber cambio de hegemonía, nuevos partidos, un discurso apocalíptico, pero en, ningún caso, una ruptura. Ni José Antonio Kast ni Jeannette Jara representaban posiciones irreconciliables. Son las dos caras de una moneda. Es cuestión de gustos. Tal vez haya quienes se inclinen por el anverso y otros se decanten por el reverso, pero el valor de la moneda no se negocia. Las diferencias no se presentan en torno al proyecto de sociedad. Los jefes de campaña de Jeannette Jara fueron reclutados en la élite política más desprestigiada de la Concertación. Sólo dos nombres, Ricardo Solari y Carlos Ominami. Mal aconsejada, se planteó renunciar a su militancia comunista si ganaba en segunda vuelta. Por otro lado, señalar que José Antonio Kast reivindicaba la figura de Pinochet es no recordar que ex presidentes, ministros democratacristianos, dirigentes de la socialdemocracia, académicos posmodernos, se sienten herederos de su “obra”. Si fracasaron los dos proyectos de nueva Constitución fue por la persistencia de los principios de la Constitución de 1980, fundados en la idea de un Estado subsidiario, donde la educación, sanidad, vivienda, flora y fauna son parte de una sociedad de mercado; una mercancía; un bien en disputa, no un derecho ciudadano. Clientes, consumidores y empoderados. Las contradicciones son de segundo orden. Se reorientan en las formas de encarar la gestión pública. Difieren en políticas de seguridad, inmigración, delincuencia, familia, lenguaje inclusivo LGTBI+, política internacional y derechos humanos. Se dirá que no es poco, pero ni Chile se rompe ni está dominado por el narcotráfico ni la delincuencia campa a sus anchas.
El lenguaje apocalíptico, la demagogia, y un discurso asentado en la mentira, hicieron de Kast un buen candidato. Su triunfo confirma el éxito de una transición pactada con el tirano. Pensar al margen del orden neoliberal no tiene sentido. Hablamos de la refundación del Estado chileno, en cuya construcción han participado todos. En más de medio siglo, ningún gobierno, incluida la dictadura, ha puesto en cuestión la sociedad de mercado. Desde Patricio Aylwin hasta José Antonio Kast, la crítica al capitalismo ha desaparecido.
Pensar que hoy se inicia un proceso de involución política en Chile es no entender que la actual sociedad chilena se configuró bajo una arquitectura negacionista de la democracia. Para que tuviese cabida en el nuevo orden constitucional, se renombró como tutelada, vigilada, restringida y de baja intensidad. Asistimos a la oligarquización del poder político. En Chile la democracia no tiene cabida en el orden constitucional.
El triunfo de José Antonio Kast deja al descubierto el éxito del proyecto neoliberal. Gobierne quien gobierne, el sistema se perpetúa en el tiempo. Kast formará su gabinete recurriendo a los funcionarios y figuras de la derecha tradicional, todos pinochetistas. Su partido no tiene arraigo territorial. Obtener votos y ganar la presidencia no conlleva tener cuadros políticos ni capacidad de gobierno. Algo similar le ocurrió al Frente Amplio. Gabriel Boric ganó la presidencia, con un discurso radical, procedente del estallido social en octubre de 2019, el mismo que desarticuló y reprimió tras su firma en el pacto por la paz y una nueva Constitución un mes más tarde. Su organigrama ministerial acabó en manos de socialdemócratas, socialistas, miembros de la ex concertación y nueva mayoría. Atrapado en sus redes y huérfano de dignidad, se despide de la presidencia, teniendo en su deber traicionar su proyecto, en aras de “seducir a la derecha” para forjar un amplio consenso de gobernabilidad. Cabe recordar que en los gobiernos progresistas hubo pinochetistas confesos.
Rasgarse las vestiduras y presentar la derrota de Jeannette Jara señalando que llegó la hora de una reflexión profunda y llamar a un zafarrancho de combate en defensa de la democracia es volver a caer en la incongruencia de quienes hace tiempo dejaron de luchar por ella. Sin crítica a la explotación capitalista no es viable ningún proyecto transformador. La esperanza de cambio social no supone un horizonte democrático, de justicia social y equidad; puede serlo en sentido contrario. Reivindicar mayor represión y un orden autoritario es compatible con las leyes de la oferta y la demanda. Si alguna conclusión podemos obtener de los resultados, es la fortaleza de un orden social afincado en las libertades individuales, la iniciativa privada y mano invisible del mercado. El giro o batalla cultural logró consolidar, entre los chilenos, el eslogan de sálvese quien pueda pero yo el primero. La gran estafa, pensar que en Chile los gobiernos han sido democráticos es garantía de éxito. ¡Viva la libertad! ¡Muera la democracia!
Culpan a Boric de perder la elección en Chile por alejarse de la base social
▲ El mandatario chileno Gabriel Boric recibió en el palacio presidencial al ganador de la contienda José Antonio Kast para iniciar el proceso de transición.Foto Xinhua
Aldo Anfossi Corresponsal
Periódico La Jornada Martes 16 de diciembre de 2025, p. 23
Santiago. Mientras las derechas se regocijan en la categórica victoria del ultraconservador José Antonio Kast en los comicios presidenciales del domingo en Chile, al conseguir 58.1 por ciento de los votos y 16.3 puntos porcentuales de ventaja sobre la oficialista Jeannette Jara, en el progresismo partían las recriminaciones en torno a la paliza electoral recibida.
Entre las más ásperas, la del senador socialista Fidel Espinoza, quien fustigó al gobernante Frente Amplio (FA), el partido del presidente Gabriel Boric, y lo responsabilizó del desenlace.
“Nuestra derrota parte con el proceso constituyente (2022), donde mentes que fueron demasiado fundamentalistas provocaron un rechazo ciudadano a ese texto constitucional, allí comenzó la debacle”, aseguró el legislador.
Agregó que “a eso se suma la posición que tuvo el FA en este gobierno que no reconoció nunca, no fue autocrítico, de hechos de corrupción lamentables. Además, el fundamentalismo exacerbado de algunos ministros (…) en el tema medioambiental, que frenaron el crecimiento económico y generaron desempleo”.
La presidenta del Partido Socialista, Paulina Vodánovic, reconoció que “arrastramos hace largo tiempo no haber hecho un cuestionamiento y una autocrítica profunda al momento político desde el Apruebo (proceso constituyente), de haber perdido esa elección”.
Enfatizó que cabe “reflexionar de verdad y desafiarnos, porque nace la intención de entender lo que ocurre e interpretar los deseos de chilenos y chilenas”, y admitir desconexión con la base social.
Otro senador oficialista, Ricardo Lagos Weber, pidió calma “en vez de andar buscando responsabilidades inmediatamente; creo que hay algo más estructural que solamente el gobierno. No descarto que eso pueda ser o no, pero el tema es (…) entender qué están pidiendo muchos chilenos que no dimos la respuesta adecuada”.
Un ex diputado comunista, Hugo Gutiérrez, quien fracasó en relegirse en noviembre, escribió que “estamos presenciando el legado de Boric”, y que la derrota refleja una gestión desconectada de las bases sociales.
Primera reunión
El presidente electo fue recibido por Boric en el palacio de La Moneda, con lo que comenzó la coordinación hacia el traspaso del mando en marzo.
Al término, Boric destacó “el clima positivo en el que se desarrolló la reunión. Aquí no tiene sentido, desde mi punto de vista, maquillar las cosas. Venimos de visiones políticas muy distintas. Hemos estado enfrentados y en las antípodas durante gran parte de nuestra carrera política. Defendemos principios y valores que son diferentes. Sin embargo, nos une Chile y somos parte del mismo destino de la nación”.
El factor Trump
En Washington, el presidente Donald Trump comentó que se había enterado “que en Chile, la persona a la que apoyé, que no iba a la cabeza en las encuestas, terminó ganando con bastante facilidad. Así que estoy deseando felicitarlo. He oído que es una persona excelente”.
Kast viajará este martes a Argentina a reunirse con el mandatario Javier Milei, quien posteó sentir “enorme alegría por el aplastante triunfo de mi amigo José Antonio” porque es “un paso más de nuestra región en defensa de la vida y la propiedad privada. Estoy seguro de que vamos a trabajar juntos para que América abrace las ideas de la libertad y podamos liberarnos del yugo opresor del socialismo del siglo XXI”.
El premier israelí y prófugo de la Corte Penal Internacional, Benjamin Netanyahu, se sumó a las felicitaciones, al señalar que “espero trabajar estrechamente con usted y Chile para profundizar la cooperación en seguridad, innovación, agua, agricultura y crecimiento económico”.
Las relaciones chileno-israelíes quedaron congeladas en mayo, cuando Boric retiró a los agregados militares en protesta por la situación humanitaria en Gaza.
