▲ La diferencia entre los dos principales candidatos en los comicios, el fundamentalista religioso José Antonio Kast y la comunista Jeannette Jara, fue de sólo dos puntos.Foto Afp y Ap
Aldo Anfossi Corresponsal
Periódico La Jornada Lunes 17 de noviembre de 2025, p. 26
Santiago. La militante comunista y candidata presidencial de la centroizquierda, Jeannette Jara, ganó la primera vuelta de la elección presidencial en Chile celebrada este domingo, con 26.7 por ciento de los votos, imponiéndose a José Antonio Kast, el republicano ultraderechista, pinochetista y fundamentalista religioso, que obtuvo 24.05 por ciento de las preferencias.
Fue un resultado mucho más estrecho de lo previsto por analistas y encuestas, lo cual augura un desenlace muy competitivo, tal vez más favorable a la derecha histórica, cuyos aspirantes obtuvieron altas votaciones que, no se sabe con certeza, cómo se comportarán en la segunda ronda, el próximo 14 de diciembre.
“Las primeras gracias se las quiero dar a Dios, este es un primer paso pero lo más importante es lo que viene adelante: derrotar a un gobierno fracasado, y le decimos al crimen organizado que las fronteras serán cerradas, porque vamos por más”, fueron las primeras declaraciones de Kast en su discurso, la noche de este domingo.
La revelación de la justa dominical fue Franco Parisi, un economista populista que adoptó como lema de campaña “Ni fachos ni comunachos” y con cero presencia en la contingencia política del país, que arribó tercero con 19.5 por ciento de los sufragios.
Parisi hace cuatro años fue aspirante presidencial, compitiendo desde el extranjero, prófugo de los tribunales de familia, cuyos electores serán decisivos de cara a la segunda vuelta.
Johannes Kaiser, un ultraderechista cuya emergencia llamó la atención en semanas recientes, llegó cuarto, con 13.9 de las preferencias electorales. En tanto, la gran perdedora fue Evelyn Matthei, de la derecha histórica, pospinochetista, que apenas llegó quinta, con 12.5 por ciento, un fracaso de grandes dimensiones, considerando que ella era favorita hace seis meses, cuando empezó una debacle a manos de sus rivales ultraderechistas.
Matthei acudió la noche del domingo a expresar su respaldo a Kast, tal cual lo exigían los poderes fácticos empresariales que lo reclamaron por meses, ante la evidencia de su derrumbe electoral.
Mientras Jeannette Jara, en el discurso de su victoria temporal, se esmeró en convocar a electores de la derecha e independientes que eventualmente podrían apoyarla en la segunda ronda.
Jara se impuso en grandes municipios populares del país.
“Quiero saludar especialmente a aquellos que han tenido que enfrentar grandes problemas. En primer lugar a Evelyn Matthei, que fue víctima de una campaña horrible que se basó en instalar mentiras, en desacreditarla. Esos hechos en la política no se pueden permitir”, expresó, al apelar a los electores de aquella.
“Quiero saludar a la sorpresa de la noche, a Franco Parisi, quiero felicitarlo porque ha sabido interpretar con medidas radicales e innovadoras un gran sentir ciudadano y es obligación de nosotros escuchar al pueblo”, enfatizó, invocando la inevitable búsqueda de apoyos.
En cuanto al desenlace de las elecciones legislativas –la totalidad de los diputados y la mitad de los senadores–, las primeras cifras de la noche auguraban un avance de la derecha para concretar mayorías en ambas cámaras, tal vez el peor resultado para la izquierda de cara a los próximos cuatro años, dominados por los primeros.
Chile: primera vuelta ominosa
De acuerdo con los resultados de la primera vuelta de la elección presidencial realizada ayer en Chile, la candidata oficialista de izquierda, Jeannette Jara, logró el mayor caudal de votos (26.71 por ciento), seguida muy de cerca por el ultraderechista José Antonio Kast (24.12) y, a mayor distancia, por el populista de derecha Franco Parisi (19.42), el trumpista Johannes Kaiser (13.93) y la representante de la derecha tradicional, Evelyn Matthei (12.7).
Aunque a primera vista el primer sitio logrado por Jara podría parecer tranquilizador, el panorama de la segunda vuelta, a realizarse el próximo 14 de diciembre, le augura una posible derrota, si se considera que tanto Kaiser como Matthei ofrecieron su respaldo a Kast y que, suponiendo un trasvase mecánico de votos, éste tendría al alcance de la mano la mayoría absoluta, aun sin considerar lo que hagan los partidarios de Parisi, un hombre sin ideología definida, pero que, en su afán por cosechar adhesiones de la forma que sea, se ha acercado en sus propuestas a la ultraderecha.
Esta circunstancia sombría puede explicarse, en primer lugar, por el desencanto con el proyecto progresista del actual gobierno, proyecto que se desmoronó en el camino; el presidente Gabriel Boric –en el que Jara fue ministra del Trabajo– no pudo dejar atrás una institucionalidad heredada de la dictadura pinochetista y acabó por acomodarse a ella de manera pragmática o, cuando menos, resignada.
Boric llegó al Palacio de la Moneda con la propuesta de una nueva Constitución –proceso que se frustró– y con un programa basado en mejoras a la educación, la salud, la ampliación de derechos y el bienestar social. Cuatro años más tarde, el debate público ha dejado atrás esos temas y aparece dominado por la inseguridad, la xenofobia en contra de los inmigrantes (sobre todo, los de origen latinoamericano), el adelgazamiento del Estado y el punitivismo. Debe reconocerse que la sociedad chilena ha dado un giro al conservadurismo, instigado en buena medida por una derecha de nueva generación, radicalizada y próxima a los postulados de Jair Bolsonaro, Donald Trump, Javier Milei y el partido español Vox, entre otros.
En suma, en los comicios de ayer el voto predominante no fue el de la esperanza, sino el del miedo: miedo a la delincuencia, a los extranjeros y hasta a los países vecinos. Si en un mes la izquierda abanderada por Jara no consigue cambiar ese estado de ánimo, el arribo de la ultraderecha al poder será inevitable, y con él, los ataques desde la presidencia a esa institucionalidad democrática que según el presidente Boric debía “salir fortalecida” de la elección de ayer.
Gana el No en referendo en Ecuador; rechazan base militar de Estados Unidos
▲ La participación en el referendo ecuatoriano fue de 80 por ciento. En la imagen, una casilla en Quito.Foto Ap
Orlando Pérez
Especial para La Jornada
Periódico La Jornada Lunes 17 de noviembre de 2025, p. 26
Quito. El electorado ecuatoriano rechazó de forma abrumadora este domingo en un referendo y consulta popular las cuatro propuestas impulsadas por el presidente, Daniel Noboa, entre ellas las de establecer bases militares extranjeras y cambiar la Constitución actual.
Tras conocer los resultados, el mandatario andino aceptó la derrota: “respetamos la voluntad del pueblo ecuatoriano. Seguiremos luchando sin descanso por el país que ustedes merecen, con las herramientas que tenemos”, señaló en su cuenta de X.
Con el escrutinio de 75.86 por ciento y con una tendencia irreversible, el No se impuso en todas las preguntas. Según los datos del Consejo Nacional Electoral (CNE), en la primera propuesta del presidente Noboa, que hacía referencia a la eliminación de la prohibición constitucional de instalar bases militares extranjeras, el rechazo fue de 60.55 por ciento. En cambio, recibió un apoyo de 39.45.
En la segunda pregunta, para eliminar la obligación del Estado de asignar recursos del presupuesto a las organizaciones políticas, con una reforma parcial de la Constitución, el No obtuvo 58.06 por ciento, por otra parte, el Sí llegó a 41.94.
En la tercera pregunta, el No a la reducción de legisladores alcanzó 53.48 por ciento.
La última pregunta, que era la única de consulta popular y hacía referencia a la convocatoria de una asamblea constituyente con el fin de redactar una nueva carta magna para el país, la tendencia fue aún más marcada. El rechazo a esta iniciativa del presidente Noboa fue de 61.61 por ciento y el apoyo de 38.39.
Según el Consejo Nacional Electoral, la participación ciudadana superó 80 por ciento.
¿Derrota para Trump?
Varios analistas geopolíticos coinciden en que esta derrota no es sólo para el régimen de Noboa, sino que también envía un mensaje al presidente de Estados Unidos, Donald Trump, quien tenía un interés particular por instalar una base militar en Ecuador. Eso le facilitaba una fuerte influencia en el Pacífico oriental y contrarrestar la presencia de China o Rusia. Incluso, algunos señalaron que facilitaría la toma de Venezuela.

