domingo, 6 de noviembre de 2022

Bajo la lupa.

Putin coquetea con la Liga Árabe de 22 países para el nuevo orden multipolar soberanista
Alfredo Jalife-Rahme
▲ El centro financiero de gravedad de la Liga Árabe lo detentan las seis petromonarquías del Golfo Pérsico por la crisis energética global como reverberación de la guerra en Ucrania. En la imagen, los líderes árabes el pasado 1º de noviembre en Argelia.Foto Afp
Todavía reverbera el metahistórico discurso de Putin en el Club Valdai donde planteó el nuevo orden financiero global de la multipolaridad soberanista (https://bit.ly/3TWMjSi).
En la escala global, Nikolay Patrushev, del compacto Grupo de San Petersburgo, a cargo del Consejo de Seguridad, fustigó que Estados Unidos socava la estabilidad estratégica que catalizó la crisis global para imponer su dominio (https://bit.ly/3hfoEy3). En la escala regional medioriental, las elecciones en Israel impulsaron a Netanyahu –aliado de Trump y su yerno Jared Kushner–, apuntalado por los sionistas religiosos (sic), como nuevo primer ministro (https://bit.ly/3t4asdY). Brasil no es Israel.
En Líbano –quizá el país más antigravitatorio de la vía láctea– se profundiza el vacío de su Poder Ejecutivo en búsqueda de su otrora legendario equilibrio perdido, mientras en Occidente (whatever that means), arrecia intensamente la guerra de propaganda, en la que predomina la dupla anglosajona (https://bit.ly/3fAgqjs).
En contrapunto, Putin juega la carta árabe cuando expresó en vísperas de la Cumbre 31 de la Liga Árabe, en Argelia, su disposición a profundizar los lazos de Rusia con los 22 países que la integran (https://bit.ly/3WKjElk). Putin invitó a los casi (sic) 500 millones de habitantes de la 22-Liga Árabe a formar un sistema multipolar de relaciones internacionales (https://bit.ly/3T2s18E).
La 22-Liga Árabe ostenta más de 406 millones de habitantes, la mayoría musulmana sunnita –15 millones de cristianos (3.7 por ciento) cada vez más menguados por las guerras occidentales en favor de la libertad en Iraq y Siria– con un PIB nominal de 2.7 billones de dólares (¡octavo mundial!) y 13.1 kilómetros cuadrados de superficie (https://bit.ly/3DIvL9T). La 22-Liga Árabe vive la nostalgia de su fulgurante pasado y ha descuidado su encuentro potencial con su futuro promisorio.
Putin juzgó que “los temas políticos y militares que confronta Noráfrica y el Medio Oriente –incluyendo las crisis de Siria y Libia y los conflictos de Yemen y de Israel con Palestina– deben ser resueltos con pleno respeto a la soberanía (sic) y a la integridad territorial de los países”.
En la cumbre de dos días de la 22-Liga Árabe en Argelia no concurrió Siria, que fue suspendida desde 2011. Ya antes el presidente palestino, Mahmoud Abbas, había condenado la normalización de relaciones de Sudán con Israel (https://bit.ly/3fA3ASr). Mas allá de la eterna temática de la 22-Liga Árabe, se abordó la doble grave crisis energética y alimentaria, producto de la guerra en Ucrania.
En su boletín núm. 13 de suscripción, el portal galo Réseau Voltaire, de Thierry Meyssan –catalogado como el primer geopolítico en el ranking global–, sintetiza estupendamente la situación presente del Medio Oriente y Noráfrica. Afortunadamente, los asistentes a la cumbre de Argelia recuperaron la memoria de que Palestina todavía existe. El documento final de la Cumbre de la Liga Árabe no incluyó una condena contra Etiopía, aunque sí refleja los argumentos de Sudán y Egipto contra la construcción de la presa del renacimiento del río Nilo (Réseau Voltaire). Fueron demasiados temas para los dos días en los que se reunieron los 22 países, donde se pronunciaron por el regreso de los refugiados sirios a su país de origen.
Más allá de la espectacular copa mundial de futbol de Qatar, donde curiosamente Estados Unidos ostenta su principal base militar en el Golfo Pérsico, hoy el centro financiero de gravedad de la 22-Liga Árabe lo detentan las seis petromonarquías del Golfo Pérsico, debido a la crisis energética global como reverberación de la guerra en Ucrania. Hasta la revista globalista monárquica The Economist admite que la crisis energética y la geopolítica crean un nuevo aspecto del Golfo Pérsico, que será “más rico, más poderoso –y más volátil–” (https://econ.st/3E2SkXT), ¡con una bonanza de 3.5 billones de dólares!
Por lo pronto, Irán –que no es un país árabe– ya alcanzó de forma asombrosa el onceavo lugar del PIB global con 1.9 billones de dólares, según datos del FMI 2022, pese a las sanciones de Occidente, pero gracias al gas.
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Voto latino en EU/I
Crece el apoyo de la población latina a republicanos
¿Despertará el gigante?
Pasado mañana, en el llamado supermartes, tendrá lugar una relevante elección intermedia en Estados Unidos, a tres años de que el presidente Joe Biden derrotara a Donald Trump. Estará en juego el futuro político de ese país, pues se prevé una encarnizada lucha entre republicanos y demócratas por el control de ambas cámaras del Congreso y 36 gubernaturas, entre otros cargos. En esta disputa será fundamental el voto de la población latina, por lo cual La Jornada preparó un par de especiales, de los que nuestros lectores tienen hoy en sus manos el primero
▲ El pasado 13 de octubre, el presidente estadunidense, Joe Biden, compró quesadillas de pollo en el restaurante Tacos 1986 de Los Ángeles. Lo acompañaba Karen Bass, candidata demócrata a la alcaldía de esa ciudad.Foto tomadas del Facebook del restaurante
▲ Rick Caruso, aspirante demócrata a la alcaldía de Los Ángeles, en imagen del mes pasado.Foto tomadas del Facebook del restaurante
David Brooks y Jim Cason
Corresponsal y especial para La Jornada
Periódico La Jornada  Domingo 6 de noviembre de 2022, p. 4
Nueva York/Chicago. En cada ciclo electoral nacional en Estados Unidos se argumenta que si despierta el gigante dormido del voto latino –cuya mayoría es de origen mexicano–, no sólo podría determinar parte de la elección nacional intermedia del 8 de noviembre, que definirá el control del Congreso, sino también tiene la posibilidad de transformar la política bilateral con México y América Latina.
Pero las consecuencias de despertar a este gigante no son claras. No hay un voto latino. Son votantes
de origen latino, explica Óscar Chacón, director de Alianza Américas, una red nacional de organizaciones encabezada por inmigrantes y sus aliados en entrevista con La Jornada. Algunos votarán por las fuerzas de Donald Trump, la mayoría apoyará a demócratas, pero no hay una narrativa monolítica.
De hecho, encuestas recientes sugieren que está creciendo el porcentaje de votantes latinos, entre ellos los de origen mexicano, que se inclinan a respaldar a los republicanos alineados con Trump, tendencia ya notable en la pasada elección presidencial, cuando el magnate capturó casi cuatro de cada 10 votos latinos.
Esta tendencia detona alarmas para los demócratas. En las elecciones intermedias, claves para mantener la agenda demócrata del presidente Joe Biden y, para muchos aun más importante, frenar el retorno de las fuerzas republicanas subordinadas a Trump, los demócratas buscan defender su control del Senado por un solo voto y su frágil mayoría en la cámara baja.
En las intermedias, analistas señalan que los latinos podrían decidir dos de las contiendas para el Senado y más de una decena de competencias por curules en la cámara baja. En las intermedias de 2018, los candidatos legislativos demócratas ganaron 72 por ciento del voto latino frente a 25 para los republicanos.
La presencia política-electoral de los latinos es compleja. De los 62 millones de latinos en el país, 35 millones tienen derecho al voto (ciudadanos estadunidenses adultos), es decir, 14 por ciento del electorado y el segundo bloque más grande, aunque no todos están empadronados.
Los latinos empadronados sólo son 10 por ciento de los votantes, lo que significa que están por detrás del voto afroestadunidense, a pesar de que la población latina es más numerosa. En la pasada elección intermedia, en 2018, su tasa de participación fue de 40 por ciento, mucho más alta que en la de 2014, cuando fue de sólo 27 por ciento.
El crecimiento del voto latino, por supuesto, ha multiplicado el número de políticos de ese origen elegidos mediante el voto. Según cifras de la Asociación Nacional de Funcionarios Latinos Electos y Designados (Naleo), unos 7 mil de ellos ocupan ahora puestos de elección a todos los niveles en Estados Unidos, incluyendo seis senadores y 39 diputados, todos federales. Pero ese número es sólo 2 por ciento de total de políticos en puestos de elección en Estados Unidos, mientras los latinos son ahora casi uno de cada cinco estadunidenses.
Aunque durante décadas el voto latino ha favorecido al Partido Demócrata, vale señalar que en la pasada elección presidencial, Biden sólo logró capturar 59 por ciento de ese sufragio, mientras Trump sorprendió –sobre todo ante una campaña explícitamente antimigrante y con tintes racistas– con 38 por ciento del mismo (los republicanos captaron 25 por ciento de ese voto en las elecciones intermedias de 2018), reporta Pew Research Center (https://www.pewresearch.org/politics/2021/06/30/behind-bidens-2020-victory/#voting-patterns-in-the-2020-election).
Según las tendencias recientes, el incremento del apoyo latino para Trump no parece ser algo coyuntural, sino que –como algunos analistas creen– los votantes latinos experimentan un giro hacia la derecha, y el margen de preferencia histórico para los demócratas se está reduciendo. Biden ganó el voto latino sólo por 26 puntos porcentuales en 2020 (Barack Obama lo obtuvo por 40, y Hillary Clinton lo hizo por 38 por ciento).
Para las intermedias, la ventaja demócrata entre latinos sigue en ese rango, según una encuesta de The New York Times/Siena College. De hecho, para algunos expertos el deterioro del respaldo latino para los demócratas no sólo costó curules federales, sino casi resultó en la relección de Trump.
De los latinos, 64 por ciento favorecen y/o están afiliados al Partido Demócrata y 33 con los republicanos. Pero, según sondeos recientes, no necesariamente están contentos con los demócratas en el poder: 77 por ciento dicen estar insatisfechos con la dirección que lleva el país y 54 por ciento desaprueban la labor del presidente Biden. Sólo 30 por ciento indican que prestan mucha atención a las elecciones de noviembre, a pesar de que la mayoría (60 por ciento) afirman que importa mucho quién esté en control del Congreso, de acuerdo con el Pew Research Center.
Los temas más importantes para los electores latinos en 2022 son: la economía (80 por ciento), salud (71), crimen violento y educación (70 cada uno) y política sobre control de armas (66, de los cuales 73 por ciento dice que se necesita mayor control y 26 que es más importante proteger el derecho a las armas). Siguen el aborto y la inmigración, identificados por un poco más de la mitad como temas prioritarios (https://www.pewresearch.org/race-ethnicity/2022/09/29/most-latinos-say-democrats-care-about-them-and-work-hard-for-their-vote-far-fewer-say-so-of-gop/).
En cuanto a la inmigración, sorprende que un amplio sector del sufragio latino se identifica con la posición republicana. En el tema de la inmigración indocumentada, 37 por ciento de electores latinos está de acuerdo con los republicanos (46 por ciento con los demócratas), según el sondeo reciente de The New York Times. Más aún: un tercio apoya el muro fronterizo con México.
En una elección de varias contiendas con márgenes muy cerrados entre los candidatos, cualquier giro mínimo puede tener magnas consecuencias. Consideren que en cinco estados en la eleccion de 2020, el voto presidencial estaba en juego con un margen de menos de 1.2 puntos porcentuales. Wisconsin fue ganado por Biden con una ventaja de 0.6 por ciento, unos 20 mil votos de más de 3 millones emitidos en ese estado, explicó Aaron Zitner, periodista de The Wall Street Journal, quien se enfoca en las tendencias electorales, incluyendo la de los latinos.
Y el voto latino que podrá determinar algunas de estas contiendas claves ya no es como antes suponían los demócratas, automáticamente leal a ellos. Chacón, de Alianza Américas, comenta que estos cambios son consecuencia de la falta de inversión de organizaciones liberales y progresistas bajo la suposición de que los votantes de origen latino (con la excepción de los que están en Miami) siempre votarían a favor de ellos. Es un poco injusto que la gente suponga que este grupo de electores se comportará de cierta manera sin hacer el trabajo, la inversión, para conectar y dialogar con ellos, señaló.