miércoles, 27 de abril de 2022

Políticas migratorias de Trump dañan relaciones con México, alega Casa Blanca ante Suprema Corte.

La Jornada Sin Fronteras
AFP alegatos a favor y en contra de Permanece en México.jpeg
Foto/AFP
WASHINGTON, 26 abril .-- Los jueces de la Corte Suprema de Estados Unidos consideraron el martes si permiten al presidente Joe Biden rescindir una política migratoria iniciada por su predecesor, Donald Trump, que obligó a decenas de miles de migrantes a permanecer en México a la espera de audiencias sobre sus solicitudes de asilo.
Los jueces escucharon casi dos horas de argumentos en una apelación del Gobierno de Biden a un fallo de un tribunal inferior que restableció la política de Trump de "Permanecer en México" después de que los estados de Texas y Missouri demandaran para mantener el programa.
Biden suspendió la política, que cambiaba una práctica de larga data, poco después de asumir el cargo el año pasado.
Algunos de los jueces conservadores, que tienen una mayoría de 6-3 en la Corte, cuestionaron el alcance de la discreción del gobierno para liberar a los migrantes en Estados Unidos, pero también el uso de los tribunales por parte de Texas para limitar al Gobierno en un área sobre la que normalmente hay una amplia autoridad federal.
El presidente de la Corte Suprema, el conservador John Roberts, dijo que la visión de la ley que tiene el Gobierno de Biden parece no tener "ningún límite" en el número de personas que pueden ser liberadas.
Roberts también le dijo al procurador general de Texas, Judd Stone, que le parecía "un poco exagerado" que el estado "sustituyera" al Gobierno federal para determinar la mejor manera de cumplir con la ley de inmigración de Estados Unidos.
El Gobierno de Trump había argumentado que lo que calificaba como una crisis humanitaria y de seguridad en la frontera entre Estados Unidos y México justificaba que se negaran permisos a los migrantes que solicitaban asilo por el temor a la persecución en sus países de origen. La política se denomina formalmente Protocolos de Protección de Migrantes (MPP).
La disputa se centra en el grado de discrecionalidad que La Corte considera que Biden y su gobierno tienen para cambiar el rumbo de la política de inmigración.
En su apelación, el Gobierno de Biden dijo que está siendo "obligado a restablecer y continuar indefinidamente una política controvertida" que expone a los migrantes a riesgos de seguridad, daña las relaciones con México y no es la mejor herramienta para disuadir la inmigración ilegal.
Agregó que los tribunales inferiores están interfiriendo inaceptablemente con la autoridad históricamente amplia que los presidentes de Estados Unidos han tenido sobre la inmigración y los asuntos exteriores, un principio que la Corte Suprema ha respaldado durante mucho tiempo, incluso cuando Trump estaba en la Casa Blanca.
Elizabeth Prelogar, la procuradora general de EU que defendió el caso de la administración Biden, dijo a los jueces que el juez federal en Texas que ordenó a EU continuar con la política le ha dado a México “un importante punto de influencia” en la relación bilateral de los países. .
“La idea aquí de que hay un solo tribunal de distrito en Texas que ordena esos resultados, que obliga al ejecutivo a participar en esas negociaciones en curso (con México), y lo hace bajo la amenaza constante de una moción de desacato de Texas a supervisar nuestras negociaciones de buena fe con México, muestra que algo se ha torcido poderosamente aquí”, dijo Prelogar.
“No es así como se supone que debe operar nuestra estructura constitucional”.
Los miembros de la minoría liberal de tres miembros de la corte parecían simpatizar con esa opinión.
“México puede cambiar las condiciones que impone para consentir cualquier día”, dijo la jueza Elena Kagan a Judd Stone, II, quien defendió el caso de Texas. “Y el punto es que exigirle al Secretario que haga algo como esto esencialmente le dice a México: 'Es todo tuyo, tú tienes el control'. Quiero decir, ellos tienen el control, estás poniendo las decisiones de inmigración de la Secretaría en manos de México”.
Lo que está en juego es el significado de una disposición de una ley de inmigración de 1996 que dice se "pueden devolver" a ciertos inmigrantes a territorio mexicano en espera de los procedimientos de inmigración.
El Gobierno de Biden dijo que la disposición es "inequívocamente" discrecional y que la decisión del tribunal inferior significa que cada administración "ha estado en violación abierta y sistemática" de la ley desde que fue creada.
Aproximadamente 68.000 personas se acogieron a la política de "Permanecer en México" desde que entró en vigor en 2019 y hasta que Biden la suspendió en 2021.
Con material de Reuters y The Hill

Teme la FAO grave inseguridad alimentaria en todo el planeta
No falta producción, sino dinero en el bolsillo de los consumidores
Recomienda seguir con las medidas de protección social
▲ Un hombre busca verduras en buen estado en un área de desperdicios en la Central de Abasto de la Ciudad de México.Foto Luis Castillo
Dora Villanueva
Periódico La Jornada  Miércoles 27 de abril de 2022, p. 20
La pandemia de covid fue una bomba atómica en materia de hambre. El número de personas en inseguridad alimentaria venía creciendo por millones desde 2015, dado el aumento de precios. Ahora, con la guerra entre Rusia y Ucrania, se configuró una tormenta perfecta, hablamos de una crisis global y generalizada, puntualiza Lina Pohl, representante de la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés) en México.
En entrevista con La Jornada, Pohl reporta que el índice de precios de alimentos de la FAO llegó en marzo a su nivel más alto desde que hay registro, un promedio de 159.3 puntos por arriba del mismo periodo de 2014; y en un solo mes avanzó 17.9 puntos. Frente a ello, México y América Latina no tienen, hasta ahora, un problema de falta de comida –se produce lo suficiente para el doble de habitantes de la región–, sino de escasez en los bolsillos de las familias para adquirirla.
El conflicto en Ucrania ha disparado los precios de los granos en los mercados internacionales y con ello también las alertas de hambre. Pohl reconoce que desde 2015 ya veníamos mal en inseguridad alimentaria. En 2019, antes de la crisis derivada de la pandemia, había 650 millones de personas en el mundo sobreviviendo sin lo suficiente para comer, un año después escalaron hasta a 811 millones.
En América Latina el número de personas que viven con hambre aumentó en 13.8 millones durante el primer año de la pandemia y alcanzó un total de 59.7 millones. Sin embargo, la inseguridad alimentaria –que incluye a quienes no comen todos los tiempos o con insuficiente calidad nutricional– alcanza a 41 por ciento de la población ya sea en forma severa o moderada. En México uno de cada cuatro habitantes está en esa situación, advierte Lina Pohl.
En la región no hace falta comida. Con 650 millones de habitantes, América Latina y el Caribe produce lo suficiente para alimentar a mil 300 millones de personas. No es un tema de falta de producción, sino de falta de dinero en el bolsillo de los consumidores, define la representante de la FAO. Como prueba, México, donde 63 por ciento de los hogares reportaron un menor gasto general durante la pandemia y casi la mitad de ellos redujeron la adquisición de nutrientes.
Desde hace siete años la FAO notó un deterioro en la capacidad de los países para alimentar a su población. “Estamos ahora en lo que llamamos una tormenta perfecta. Ya veníamos mal y la pandemia fue una verdadera bomba atómica en materia de hambre. Con esta nueva crisis entre Rusia y Ucrania, francamente de lo que hablamos ahora es de una crisis global y generalizada (…) una situación de grave inseguridad alimentaria en todo el planeta”, lamentó.
Rusia y Ucrania son dos grandes exportadores de granos básicos y la guerra entre ellos ha provocado un aumento en los precios internacionales de los comestibles. Independientemente de que las economías latinoamericanas no tengan en esos mercados sus principales abastecedores, habrá un impacto en “un momento en que los precios de los alimentos ya son altos y volátiles debido a la pandemia, a problemas logísticos y a los efectos del cambio climático como las grandes inundaciones y sequías.
Para México, y las economías en general de América Latina y el Caribe, importadoras de alimentos y fertilizantes, esto es desastroso. Vamos a tener un aumento de los precios y no sólo eso, probablemente, ya se está viendo en algunos países, vamos a tener escasez de productos, advierte Lina Pohl.
Si bien América Latina y el Caribe no arrastraba un problema de oferta de alimentos, la crisis Rusia-Ucrania nos está planteando un nuevo panorama, el encarecimiento y escasez de los fertilizantes presionará a la producción, alerta la funcionaria de la FAO. A escala mundial se prevé que el uso de abono químico se reducirá hasta 13 por ciento.
Vamos a tener un problema, ojalá no pronto en México, de no encontrar fertilizantes, lo que nos llevará a su vez a problemas en la producción si no aseguramos los insumos necesarios, y, en cualquier escenario, vamos a ver un aumento de los precios de alimentos porque eso es algo internacional.
En este contexto, explica, se deben evitar medidas de control, como prohibir la exportación o imponer aranceles, porque resultan contraproducentes al generar mayor escasez. En su lugar, se debe mejorar la transparencia en la información de los mercados para reducir la especulación y, sobre todo, seguir con las medidas de protección social, es más, reforzarlas porque ya tenemos un incremento en el costo de los alimentos sin precedente en la historia de los registros de la FAO y va a seguir aumentando.
Lina Pohl recalca: Necesitamos una protección social vigorosa para que podamos ir en auxilio de las personas que van a resentir un impacto en su capacidad financiera para adquirir una alimentación nutritiva y saludable. En la crisis de 2008 no hablamos de subsidios sociales, de protección a la familia. Ya México tiene un esquema de protección social muy importante y no hay que quitar este elemento esencial, por lo menos hasta que los hogares no lleguen al nivel de ingresos que tenían antes de la pandemia, incluso a más.