lunes, 3 de mayo de 2021

El ciclo.

León Bendesky
John F. Kennedy dijo antes de asumir la presidencia de Estados Unidos en 1961 que estaba harto de leer acerca de cómo su gobierno planeaba otros 100 días de milagros y afirmó que: Todo esto no será terminado en los primeros 100 días. Tampoco se terminará en los primeros mil días, ni en la duración de esta administración.
Al respecto un par de cuestiones. Una se refiere a cuándo se debe fijar la estrategia, incluso cuasi definitiva, de un periodo gobierno. Ésta puede alterarse significativamente, como ha ocurrido con la pandemia. Otra es la pretensión de cualquier gobierno de cambiar, si no de modo definitivo, sí de manera significativa el curso de una nación en un periodo presidencial, o en dos, tal y como permite la Constitución de Estados Unidos. ¿Cuál es el papel de la incertidumbre? ¿Queda esta fuera de las consideraciones del gobierno?
Biden, a quien después de una muy larga presencia política, se consideraba un político centrista, fuerza ahora, por la situación política interna y las repercusiones económicas y sanitarias de la pandemia un giro sustancial en el gobierno.
En un entorno de mucha confrontación política y social, propone un cambio notable en la política pública, con un enorme y extendido gasto público y el alza de impuestos a los estratos más altos de ingresos.
Ciertamente que un gobierno electo ejerce para todos los ciudadanos. Pero siempre hay acomodos, algunos muy relevantes y necesarios en determinadas circunstancias y, también, maneras distintas de conseguirlos. Ahí está la esencia del arte de gobernar y los costos y beneficios que eso representa. Muchas veces los primeros sobrepasan a los segundos, como bien se sabe. Tal vez, ese sea uno de los más grandes dilemas de un gobierno. La historia política es la expresión de tales dilemas. Estamos en una época histórica en la que todo esto se manifiesta de modo abierto por todas partes.
Hoy es evidente que las sociedades exigen ajustes mayores. La época de la globalización a ultranza y de las políticas neoliberales ha generado onerosas consecuencias. El balance que se hace en general tiende a ser negativo. Muchas cosas ocurrieron en las últimas tres décadas y están aun en curso.
La pandemia ha exacerbado la situación y expuesto aún más las contradicciones que existen; muchas de ellas se exponen a flor de piel, otras, quedan soterradas. En general, la situación económica reinante se compara hoy con la Gran Crisis de 1929-33, por ciertas de sus características y las diferentes medidas que apuntan a los programas de reforma social del tipo que genéricamente se asocian con las que impulsó F.D. Roosevelt y las teorías macroeconómicas de Keynes.
Esos son puntos de referencia de una forma de ajuste que se requiere en las condiciones particulares de esta época. Podría verse como el cierre de un periodo asociado con las condiciones que caracterizan a los ciclos de Kondratieff. Se trata de un largo ciclo económico impulsado por el cambio tecnológico u otras fuerzas que desatan el auge de la economía y con una duración de 30 hasta 50 años. La onda expansiva del ciclo Kondratieff se acaba y es una referencia a diversos componentes, más que un fenómeno expresable en un modelo matemático, de ahí el interés que suscita. En el caso actual puede asociarse con el agotamiento de la forma establecida de la globalización a finales de la década de 1980.
Los cuatro años de alta confrontación política y social de la presidencia de Trump, están propiciando ahora un retorno de la profunda intervención estatal en la economía. Biden ha usado sus primeros 100 días para plantear un enorme y variado plan de gasto público. Para marcar tal momento señaló: haber administrado 200 millones de vacunas contra el coronavirus; la reapertura de la mayoría de las escuelas; un plan de asistencia económica (pagos directos a las familias, ayudas a gobiernos locales, seguro de desempleo, apoyos nutricionales y a veteranos de guerra, créditos impositivos). El plan se ha valuado en alrededor de 5 trillones de dólares (según se mide allá); la eliminación de las reducciones de impuestos aplicada por el gobierno anterior y la reversión de las políticas ambientales y migratorias. El costo de esta fuerte intervención será cubierto en parte con deuda pública y otra parte con incremento de los impuestos a las corporaciones y a los individuos con los ingresos más altos.
Todo esto es controvertido, no sólo por la oposición convencional a pagar más impuestos, cuestión que ahora se agrava con la extrema postura del Partido Republicano que se opone a las medidas de intervención, en un Congreso en el que Biden tiene una mayoría muy restringida.
El debate exhibe las discrepancias en cuanto a las repercusiones de una política fiscal tan proactiva y apoyada explícitamente en materia monetaria por la Reserva Federal. El impacto del alza de impuestos en el gasto agregado, especialmente en la inversión, la creación de empleos y la inflación es un asunto muy debatido entre los especialistas y tiene un componente ideológico muy grande.

México SA
Reflotar a Pemex, labor titánica // La empresa mejora sus finanzas
Carlos Fernández-Vega
Pemex informó que en el primer trimestre de 2021 logró reducir sus pérdidas en casi 94 por ciento respecto de las registradas en el mismo periodo de 2020, aunque subrayó que el saldo negativo que reportó no fue generado por factores operativos ni de ingresos o costos de la empresa, sino por la valuación de los saldos de deuda heredada por los gobiernos neoliberales. Al mismo tiempo detalló que la empresa productiva del Estado acumula cinco meses de alza en su producción.
Cierto es que falta camino por andar, pero las acciones tendientes a reflotar a Pemex (una decisión del presidente López Obrador) y de nueva cuenta colocarla entre las primeras petroleras del mundo ha sido una labor titánica, toda vez que la actual administración recibió una empresa destrozada –siempre con la intención de ceder todo el espacio al capital privado– y consumida por la corrupción.
El Centro de Estudios de las Finanzas Públicas de la Cámara de Diputados analiza la información divulgada por Pemex, de la cual se toman los siguientes pasajes: En el primer trimestre de 2021 los ingresos petroleros del sector público se ubicaron en 204 mil 551 millones de pesos, monto inferior en 29 mil 509 millones respecto a lo programado, pero superior en 45.6 por ciento en términos reales, si se compara con lo observado en igual periodo de 2020.
Esta caída respecto de lo programado se deriva del descenso de 8.1 por ciento en la plataforma de producción de hidrocarburos, de las menores ventas internas de derivados del petróleo y de una mayor compra de combustibles para reventa, factores que fueron compensados parcialmente por el incremento de los precios del petróleo de 8.3 dólares por barril, lo que significó un aumento de 19.1 por ciento respecto al precio esperado.
Además, hay que considerar las aportaciones patrimoniales del gobierno federal a Pemex (32 mil 62 millones de pesos) que le permitieron fortalecer su posición financiera, vía mayor inversión y amortización de deuda. Ello ha permitido que la empresa productiva del Estado desarrolle nuevas fuentes de recursos de largo plazo para el Estado mexicano y no tiene impacto en las finanzas del sector público, dado que tiene como fin la amortización de débito de la empresa.
En su comparación anual, la mejoría de los ingresos petroleros obedece al alza de 7.4 por ciento en el precio del petróleo crudo y de 25.2 por ciento en el gas natural, además de las mayores aportaciones patrimoniales del gobier-no federal. Particularmente, se observa que di-chas aportaciones representaron 13.1 por ciento de los ingresos presupuestarios. Sin duda, esta recuperación refleja el mejor nivel observado en el precio de la mezcla mexicana, que pasó de 41 dólares por barril en el cuarto trimestre de 2020 a 55.5 dólares durante el primer trimestre de 2021, lo que impulsó el valor de las exportaciones petroleras (aumentaron 25.2 por ciento de enero a marzo del presente año). Tal aumento derivó del crecimiento en el volumen de exportaciones de crudo y de otros productos petroleros con relación al trimestre previo.
En la actualización de las estimaciones del cierre de finanzas para este ejercicio fiscal, se contempla que se podrían obtener ingresos petroleros adicionales por 91 mil 833.7 millones de pesos sobre los estimados en la Ley de Ingresos de la Federación 2021, lo que derivaría del alza esperada en el precio del petróleo. Esta estimación es acorde con la contemplada en los Pre-Criterios Generales de Política Económica 2022, que calculan una captación de un billón 28 mil 599.1 millones de pesos.
Los ingresos adicionales estimados al cierre del ejercicio derivarán en 90.5 por ciento de los ingresos propios de Pemex. Sin embargo, al cierre del primer trimestre la empresa productiva del Estado registra una captación por debajo de la estimada, en tanto que el pago de contribuciones asociadas a esta actividad sería superior en 8 mil 676.3 millones, renglón que al cierre del primer trimestre ya registra 14 mil 638 millones adicionales.
Las rebanadas del pastel
Si de crudo mexicano se trata, el Senado a-való la reforma para que Pemex retome el con-trol sobre la venta de hidrocarburos, petrolífe-ros y petroquímicos, en especial combustibles como las gasolinas, facultad que le fue arreba-tada en la reforma energética del sexenio pasado y la dejó en desventaja ante los competidores privados (Andrea Becerril y Víctor Ballinas).
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