lunes, 10 de mayo de 2021

American curios.

Tres cuentos enterrados
David Brooks
▲ Gwen Carr, mamá de Eric Garner, durante el mitin de madres afroestadunidenses que han perdido hijos por actos de abuso policial, celebrado la semana pasada en Freedom Plaza, en Washington. Garner murió en 2014 en Staten Island, Nueva York, luego de que un agente lo asfixió durante el arresto por presunta venta de cigarros ilegales.Foto Ap
                                                                       I
Strange Fruit, la canción de desafío y condena primero cantada por la legendaria Billie Holliday en 1939 volviéndose en la más famosa y peligrosa de su repertorio, cuenta sobre la fruta extraña que se colgaba de árboles álamo en referencia a los linchamientos de afroestadunidenses en Estados Unidos. Holliday canta suave y lentamente de uno de los actos violentos racistas más brutales y frecuentemente públicos que manchan la historia estadunidense.
La canción recientemente retomó el escenario con la película Estados Unidos contra Billie Holiday este año, la cual se centra sobre los esfuerzos del gobierno de Estados Unidos en suprimir la canción. Andra Day por su papel estelar como Holiday fue nominada para un Oscar.
La canción no fue escrita por Holiday, sino por Abel Meeropol, judío blanco comunista que era maestro de educación pública en el Bronx, y quien la escribió después de ver una foto famosa de un linchamiento de dos jóvenes afroestadunidenses en 1930 en un pueblo de Indiana, sus cuerpos colgados rodeados de un grupo de blancos, incluyendo niños, algunos de los cuales estaban sonriendo. La canción fue primero publicada como un poema en la revista del sindicato de maestros de Nueva York en 1937.
Meeropol fue mejor conocido como el padre adoptivo de los dos hijos de Julius y Ethel Rosenberg, ejecutados en 1953 por el gobierno estadunidense que los acusó de ser espías comunistas de la Unión Soviética, caso clave en impulsar el macartismo en Estados Unidos.
Entre 1882 y 1968, se tiene registro de casi 5 mil linchamientos en Estados Unidos (la gran mayoría eran de afroestadunidenses), muchos de los cuales fueron castigados por su activismo político, sindical o nada más por su insolencia. Estos datos no incluyen los linchamientos de miles de latinos de ascendencia mexicana, sobre todo en Texas y California, entre mediados del siglo XIX y buena parte del siglo XX.
                                                                        II
La celebración del 5 de mayo en Estados Unidos tiene sus orígenes con latinos en California como parte del movimiento de abolición de la esclavitud durante la Guerra Civil. Los latinos en California estaban preocupados por el posible interés de Napoleón III en apoyar a la Confederación sureña pro esclavitud en la Guerra Civil, y por lo tanto percibieron el triunfo mexicano en la Batalla de Puebla como una victoria contra las fuerzas pro esclavistas estadunidenses. Los inmigrantes latinos mexicanos y centroamericanos se oponían a la esclavitud, a las intervenciones imperiales y la supremacía blanca; por ello apoyaban las fuerzas de Lincoln y las de Juárez.
                                                                      III
Uno de los orígenes del Día de las Madres en Estados Unidos fue la resistencia contra el militarismo y en favor de la salud pública de los pobres. Anna Reeves Jarvis fue la primera en convocar a un festejo, en 1858, creando clubes de madres para promover esfuerzos comunitarios con el fin de prevenir enfermedades y mejorar condiciones sanitarias. En 1870, Julia Ward Howe amplió la idea como parte de un movimiento internacional por la paz y escribió una Proclamación del Día de las Madres en la cual insta a las mujeres con corazón, a que sus “maridos no lleguen con nosotras apestando a masacre… buscando aplausos” y que los hijos no sean arrancados de nosotras para desaprender todo lo que hemos sido capaces de enseñarles sobre caridad, misericordia y paciencia.
Agregó en su llamado internacionalista que nosotras, mujeres de un país, seremos demasiado compasivas con aquellas de otro país como para permitir que nuestros hijos sean entrenados para herir a los de ellas. El primer Día de las Madres que organizó Howe fue el 2 de junio de 1872 y durante varios años fue festejado, pero poco a poco desapareció. El que hoy día se celebra fue proclamado el 9 de mayo de 1914 para expresar el amor y reverencia a las madres del país por el presidente Woodrow Wilson, quien llevaría a Estados Unidos a la Primera Guerra Mundial.
Billie Holiday. Strange Fruit. https://www.youtube.com/watch? v=Web007rzSOI
Prince. Welcome 2 America. https://www.youtube.com/watch? v=HJtxSdTL488

Muy cerca de Estados Unidos
León Bendesky
¿Crecerá la economía de Estados Unidos? ¿Cuánto tiempo durará la expansión? Estas son las dos preguntas cruciales para la economía mexicana.
La recuperación de la actividad productiva, el empleo y los ingresos en México está estrechamente vinculada a la dinámica de aquel país, con el que estamos cada vez más estrechamente vinculados en términos financieros, comerciales y de inversión. Hoy nuestra economía vive de la exportación y las remesas. Eso sostiene también el valor del peso y determina la tasa de interés.
Esto quiere decir de modo directo que las expectativas favorables de crecimiento para 2021 no están ancladas en el mercado interno sino en el marco del tratado de libre comercio, el T-MEC. Y eso es insuficiente.
De acuerdo con los datos registrados y las previsiones que han circulado recientemente, la producción podría crecer alrededor de 5 por ciento este año. No hay que perder de vista tres cuestiones al respecto. Una: en 2020 el producto interno bruto cayó 8.5 por ciento. Dos: en el primer trimestre del año el crecimiento fue -2.9 por ciento con respecto al mismo trimestre del año anterior. Tres: frente al trimestre inmediatamente anterior, la tasa fue sólo 0.4%. La economía está detenida. Esa es hoy la condición determinante.
Detrás de estas cifras, como ocurre con todas las mediciones económicas hay siempre una historia, una serie de hechos que muestra las vísceras del proceso de producción y su impacto en las condiciones económicas del gobierno, las empresas, las finanzas y, especialmente, los trabajadores (formales, informales, por sectores productivos, por regiones geográficas, desempleados, subocupados, por edades, etcétera).
La población ocupada está muy por debajo del nivel registrado a fines de 2019, al mismo tiempo que los desocupados se cuentan en más de 2.5 millones de personas y los subocupados son del orden de 8 millones. Las mediciones de las líneas y los niveles de la pobreza indican el impacto negativo de la crisis desatada por la pandemia y, también, las limitaciones estructurales y coyunturales de las políticas públicas para enfrentarla. La pobreza laboral se estima que afecta a más de 40 por ciento de la población.
Este débil panorama social que prevalece no se superará por sí mismo, como es obvio. La recomposición del mercado interno es imprescindible. Para ello se requiere un mayor nivel de gasto en inversión pública y privada que genere empleos bien remunerados, un aumento de la productividad y del consumo; que altere favorablemente el sentido de la tendencia actual y la sostenga en el tiempo.
Cualquier consideración sobre el crecimiento y su difusión virtuosa en la sociedad exige una perspectiva de largo plazo que no se advierte en el país. El tiempo está hoy en contra de cualquier perspectiva bien cimentada de mejoramiento de las condiciones del bienestar.
Al final de 2020, la población disponible para trabajar (las personas en condiciones y que dejaron de buscar trabajo) aumentó en alrededor de 3 millones; entre el primer y tercer trimestre el alza fue de 5 millones, la reabsorción aún tiene mucho por delante, pero no hay que olvidar que las condiciones en las que esto ocurre son de mayor precariedad; una condición lacerante.
La caída de los trabajos formales a fines de 2020 estuvo por encima de 747 mil; en el primer trimestre de este año se crearon 252 mil. Las cuentas indican, pues, que seguirá habiendo un déficit de empleos mejor remunerados y con prestaciones pues hay que añadir a los trabajos perdidos, los que demandarán los nuevos entrantes al mercado laboral. Las perspectivas de estos ciudadanos son muy endebles.
La inflación está en un nivel de 6.08 por ciento, los especialistas dicen que es un fenómeno temporal, pero si eso pasa en un escenario de estancamiento, no puede descartarse que cualquier reanudación del crecimiento provoque cuellos de botella en el abasto que la mantenga por encima de la meta de 3 por ciento. La desalineación en materia de precios es grande. La inversión como proporción del producto es de 18.6 por ciento, la meta de 24 por ciento requiere de un esfuerzo grande y concertado; hoy es difícil apreciar cómo llegar a esa cifra.
La información disponible, así como las tendencias del gasto agregado (público y privado en consumo e inversión) enmarcan claramente la dimensión de las exigencias económicas para crear empleos productivos, ingresos suficientes y mejores condiciones de bienestar y, hay que insistir, que se sostengan en el tiempo. Sólo alrededor de ese eje podrá irse mejorando una situación social crítica, sólo así podrá mostrarse que la nueva orientación de la política pública, incluidas ciertamente, cuestiones clave como la salud, alimentación, educación, vivienda y seguridad personal podrán alterarse.
La gente necesita de mejores condiciones materiales, aunque esa no sea, precisamente, la prioridad ética que se pregona en el gobierno. La autonomía moral que debe prevalecer en los individuos tiene que chocar lo menos posible con la autoridad del Estado.