lunes, 26 de abril de 2021

Kamala Harris: migración y clima.

Aunque el gobierno de Washington hizo saber en días pasados que no estaba interesado en vincular la lucha contra el calentamiento global y las medidas a adoptar ante el fenómeno migratorio desde Centroamérica hacia territorio de Estados Unidos, como propuso el presidente Andrés Manuel López Obrador en la cumbre virtual por el Día de la Tierra, el 22 de abril, este domingo la vicepresidenta de la potencia del norte, Kamala Harris, terminó por articular ambos asuntos, al anunciar que Washington, por medio de su Departamento de Agricultura, va a aumentar recursos para ayudar a los agricultores centroamericanos que han sido devastados por la crisis en términos de clima y sequía.
En la perspectiva de Harris, el cambio climático es una de las causas principales del incremento del flujo migratorio, debido a las condiciones meteorológicas extremas.
“No se trata únicamente –dijo– de la devastación económica (…) sino que se sufre de hambre extrema allí, hay inseguridad alimentaria”, agregó la segunda al mando en la Casa Blanca.
El posicionamiento es claramente distinto al del mandatario mexicano, el cual ha propuesto extender a Guatemala, Honduras y El Salvador, con apoyo financiero de Estados Unidos, el programa Sembrando Vida, que el gobierno mexicano aplica desde hace dos años para generar empleos en el agro, reactivar la economía de regiones expulsoras de mano de obra y combatir la deforestación –y, por ende, el cambio climático– en nuestro país.
La vicepresidenta estadunidense, en cambio, no consideró la posibilidad de emprender acciones que contribuyan a reducir ambos fenómenos, sino que se limitó a esbozar una medida paliativa para el componente de la migración que se origina en los efectos del calentamiento global.
Las declaraciones de Harris se quedan, pues, a medio camino: si bien en ellas se reconoce una vinculación entre asuntos climáticos y flujos migratorios, es claro que Washing-ton prefiere abordar ambos problemas en forma separada y sin construir soluciones que incidan positivamente en ambos. Adicionalmente, lo dicho por la vicepresidenta de Estados Unidos deja ver que la Casa Blanca no se decide a aceptar un tratamiento multilateral de los desplazamientos humanos y la crisis medioambiental, lo que implicaría necesariamente aceptar un temario común para los gobiernos de los cinco países involucrados.
Refleja, en cambio, la preferencia histórica de la Casa Blanca a negociar individualmente con cada país, un terreno en el que la superpotencia puede imponer con mayor facilidad sus términos y condiciones.
Cabe esperar que en esta problemática la administración demócrata sea capaz de ir más allá de las inercias colonialistas que exigen en cada acción de política exterior una posición de ventaja y superioridad frente al interlocutor, y que reconozca tras los flujos migratorios hacia su territorio componentes económicos y sociales que son independientes del deterioro climático y que deben, sin embargo, ser enfrentados con la misma premura que el calentamiento global.

Incendio en hospital para enfermos de Covid en Irak; más de 80 muertos
Ira en las calles; exigen dimisión de los responsables
El siniestro se debió a que tanques de oxígeno estaban almacenados sin respetar las reglas de seguridad
▲ Pacientes con Covid-19 fueron brutalmente desalojados de un hospital en la capital iraquí al producirse un incendio que en minutos consumió casi todo el edificio. Decenas murieron porque fueron privados de ventiladores y otros más asfixiados por el humo. En la imagen, velorio de víctimas, ayer en Najaf.Foto Ap
Afp y Reuters
Periódico La Jornada  Lunes 26 de abril de 2021, p. 21
Bagdad. Al menos 82 personas murieron ayer en un incendio en un hospital para pacientes con Covid-19 en Bagdad, drama que provocó la ira de los iraquíes y llamados a la dimisión de los responsables, en un país con un devastado sistema de salud.
El siniestro se produjo debido a que unos tanques de oxígeno estaban almacenados sin respetar las condiciones de seguridad en el hospital Ibn Khatib de Bagdad, explicaron fuentes médicas a la agencia de noticias Afp.
A continuación, las llamas devoraron durante horas los plafones, bajo los cuales los pacientes con ventiladores fueron brutalmente sacados de sus camas.
El fuego tardó sólo tres minutos en llegar a la mayoría de los pisos, explicó la Defensa Civil. Según el último balance del Ministerio del Interior, 82 personas murieron y 110 resultaron heridas.
Los bomberos no pudieron llegar inmediatamente al hospital, ubicado en la periferia de Bagdad.
Sentimos una explosión. Había entre 140 y 150 personas en el hospital. Vimos el fuego y no pudimos salvar a nadie, explicaba entre lágrimas Bakr Kazem, mientras acompañaba el féretro de su padre en Nayaf.
Un hombre que estaba visitando a su hermano relató que vio a personas saltando por las ventanas. El fuego se extendió, como leña, saqué a mi hermano a la calle, al lado del retén. Luego volví y subí al último piso, que no se quemó. Encontré a una niña sofocada, de unos nueve años, estaba a punto de morir. La tomé sobre mis hombros y corrí hacia abajo. Muchos médicos que saltaron caían sobre los autos. Y yo seguía subiendo, tomaba a alquien y vovía a bajar, contó Ahmed Zaki.
Amir, de 35 años, refirió haber salvado por poco a sus hermanos. La gente se encargó de sacar a los heridos, comentó.
La Defensa Civil explicó que el hospital no tenía un sistema de protección contra incendios y los falsos techos permitieron que el fuego se propagara a productos altamente inflamables.
La mayoría de las víctimas murieron porque fueron desplazadas y privadas de ventiladores, y otras, asfixiadas por el humo, añadió.
La tragedia generó una ola de indignación, después de que fuentes médicas la atribuyeron a la negligencia vinculada con frecuencia a la corrupción endémica que azota al país.
En las redes sociales, circulaban las palabras clave: dimisión del ministro de Salud.
El premier iraquí, Mustafa Kazimi, anunció poco después que suspendió al ministro de Salud, Hasan Tamimi, quien será interrogado como parte de la investigación del incendio, así como otros funcionarios sanitarios.
El premier, quien proclamó tres días de luto oficial, ofreció una ayuda de unos 6 mil 900 dólares a la familia de cada víctima.
Se trata de una nueva tragedia en un país de 40 millones de habitantes cuyo sistema de salud nunca se ha recuperado de cuatro décadas de guerra.
El jefe de gobierno hace frente, además, a los proiraníes que no dejan de atacarlo. Anoche, los más radicales, las brigadas de Hezbolá, exigieron de nuevo la dimisión de su gobierno.
Kazimi llamó en Twitter a no politizar la tragedia, mientras el presidente de Irak, Barham Saleh, aseveró que este es el resultado de años de socavar las instituciones del Estado por la corrupción y la mala gestión.
Es un crimen, denunció la comisión gubernamental de derechos humanos, contra pacientes extenuados por el Covid-19 que pusieron sus vidas en manos del Ministerio de Salud y en vez de curarse murieron por las llamas.
La misión de la Organización de Naciones Unidas en Irak expresó su dolor y se declaró conmocionada por la tragedia. El papa Franciscollamó a rezar por las víctimas.
Irak, país con escasez de medicamentos, médicos y hospitales desde hace décadas, superó el miércoles el millón de casos de Covid-19, pero registra un número de muertos relativamente bajo, debido probablemente a que su población es una de las más jóvenes del mundo.
Según el ministerio de Salud, un millón 25 mil 288 iraquíes se han contagiado desde la aparición del nuevo coronavirus en el país en febrero de 2020, de los cuales 15 mil 217 han muerto.