domingo, 15 de noviembre de 2020

Política laboral de América Latina y Estados Unidos.

Antonio Gershenson
El apoyo que la clase obrera estadunidense ha expresado hacia los obreros mexicanos se ha manifestado con frecuencia. Por ejemplo, durante el gobierno de Lázaro Cárdenas, se recibieron mensajes de solidaridad de varios sindicatos. Sin embargo, este hecho casi no ha sido difundido.
A pesar de sus gobiernos, desde entonces, los sindicatos de diversos gremios se han demostrado solidaridad. Durante mi experiencia como sindicalista, tuve varios encuentros con representantes de sindicatos estadunidenses y canadienses. Éstos fueron de amplio respaldo y así mantuvimos comunicación por años. Probablemente, con el próximo gobierno demócrata, los encuentros se reanuden, pues el virtual ganador de la presidencia, busca, igual que el ex candidato Bernard Sanders, un acercamiento con la clase obrera de ambos países y de América Latina.
Algo que parece insólito, y que no lo es tanto, es que Sanders ha considerado la historia sindical mexicana y ha observado la importancia de que exista una comunicación solidaria y continua entre ambos sectores laborales.
Mientras tanto, las esperanzas aumentan porque, ahora sí, se espera que la clase obrera estadunidense encuentre en Joe Biden, amplio respaldo, pues la desastrosa política obrera de Trump, ha sumido a sus trabajadores en una crisis económica como pocas veces.
Se esperan los resultados definitivos y el nombramiento oficial del ganador de las elecciones para empezar a rediseñar las políticas públicas con el sector obrero estadunidense. Algunos líderes sindicales, como el presidente de la Federación Estadunidense del Trabajo y Congreso de Organizaciones Industriales (AFL-CIO), no consideran que el puesto del titular del Trabajo sea ocupado por Sanders. Sin embargo, la contienda por el cargo, no ha terminado. Sanders tiene gran influencia y reconocimiento en amplios sectores laborales y en un gran número de jóvenes, trabajadores, estudiantes, y población en general.
Biden tendrá un aliado que propuso temprana y certeramente un plan para enfrentar la pandemia. Los críticos de Sanders, ahora se dan cuenta de que no era un candidato trasnochado ni de ideas sesenteras socialistas pasadas de moda. Fueron, su lucha socialista y sus acciones a favor de la clase obrera de su país, las que captaron la atención de miles de simpatizantes. Ese cambio lo pide la población estadunidense más afectada. Las propuestas del ex candidato, son una alternativa de cambio. Y, es la oportunidad para que ese sector reciba un poco de tranquilidad y mejoras en educación, salud y política social.
En esta carrera del siglo XXI por la presidencia, ha quedado clara la deficiencia del sistema democrático electoral de EU, muy lejos está de ser la democracia perfecta. Sin embargo, lo importante son los programas de gobierno que se ejecutarán por la nueva administración. Es la oportunidad de mostrar que es posible considerar algunas medidas socialistas en el sistema político del país más rico del mundo.
Quiero hacer todo lo que pueda para proteger a las familias trabajadoras de este país que hoy están bajo una tremenda presión; bien sea en el Senado, bien en la administración de Biden. Con esta afirmación, la presencia de Sanders dará un apoyo importante a ésta.
Estamos esperando que luego de lo ocurrido en EU, Bolivia viva el regreso de Evo Morales, y el desarrollo del gobierno, con Luis Arce, lejos de las presiones capitalistas que han caracterizado a Estados Unidos. Primero, se plantea que Evo se ocupe de la reorganización para la explotación del litio, con un aumento considerable de plazas laborales. Buscará convertir a las ciudades de Uyuni y el Salar en capital de este químico.
Con el regreso del Movimiento al Socialismo (MAS), el partido que llevó a la presidencia a Morales y que, después del golpe de Estado de la derecha boliviana, gana de nueva cuenta la presidencia. Vence también el MAS y, sobre todo, la clase obrera, la que recibirá amplio apoyo para su recuperación. La esperanza de continuar con el rumbo al socialismo, están de vuelta.
El economista Luis Arce, nuevo presidente de Bolivia, retoma el camino del ex presidente Morales, y ofrece la oportunidad de luchar por una prioridad: consolidar a la clase obrera boliviana.
Una meta similar, ha prometido el senador por el estado de Vermont, en caso de ser nombrado titular del Trabajo. Ha dicho que su meta principal es el fortalecimiento de la clase obrera, golpeada, no sólo por la pandemia, sino a lo largo de varios gobiernos. Con Sanders, también, y desde la dependencia citada, la oferta de trabajo podrá aumentar, pues el sistema neoliberal la ha sacrificado. El número de empleos perdidos a causa del Covid-19 ha sido una cifra de escándalo, muestra de las deficiencias de la política pública en salud y de la falta de protección a la clase media y a la más desprotegida.
El próximo gobierno estadunidense, el de México y otros de América Latina, tienen un común denominador, voltear hacia la clase que sostiene la economía de sus países. Prometen y, algunos ya lo cumplen, un mejor trato para los obreros y una oportunidad para un acercamiento internacional entre los sindicatos americanos, incluidos los de Estados Unidos y Canadá.
Durante su campaña, el senador Sanders, puntualizó lo siguiente: Estados Unidos es el único país industrializado donde sus trabajadores no cuentan con un seguro laboral. El precio del fracaso es demasiado impactante como para imaginárselo.
antonio.gershenson@gmail.com