Trabajan con Biden 500 especialistas
El jefe de la Casa Blanca ordena a su equipo no cooperar // Pandemia, economía, justicia racial y cambio climático, prioridades del demócrata // Adiós a la doctrina America primero
▲ Joe Biden, virtual presidente electo de Estados Unidos, en rueda de prensa realizada ayer en el auditorio The Queen, en Wilmington.Foto Afp
David Brooks. Corresponsal
Periódico La Jornada. Miércoles 11 de noviembre de 2020, p. 29
Nueva York. La transición procede. El presidente electo, Joe Biden, ha nombrando equipos encargados del intercambio de Poder Ejecutivo y casi todos los principales aliados de Estados Unidos han felicitado al demócrata, a pesar de la negativa de Donald Trump de reconocer su derrota y de que su equipo de campaña continúa realizando maniobras legales sobre un supuesto fraude del que hasta ahora se carece de evidencia.
Biden afirmó ayer: francamente, es una vergüenza que Trump rehúse ceder, algo que no ayudará al legado del presidente. Indicó que el hecho de que se niegue a reconocer el triunfo demócrata no tiene mucha impacto en nuestra planeación y lo que tenemos que hacer desde ahora y hasta el 20 de enero, fecha en que se inicia el próximo periodo presidencial.
De hecho, Biden presentó ayer los nombres de aproximadamente 500 expertos, científicos, diplomáticos, economistas, especialistas en inteligencia y otras políticas públicas que, en su gran mayoría de manera voluntaria, integran los equipos encargados de preparar la transición para el próximo gabinete. A pesar de que el gobierno de Trump ha rehusado liberar fondos para este proceso y ha ordenando la no cooperación, estos grupos avanzan en su trabajo.
Entre los nombrados hay un amplio grupo de veteranos del gobierno de Barack Obama, junto con expertos prominentes de varias instituciones y centros de análisis, así como políticos regionales. Entre el grupo encargado de asuntos de transición para el Departamento de Estado se encuentra la ex embajadora en México Roberta Ja-cobson y otros con experiencia en América Latina (https://buildbackbetter.com/es/la-transicion/).
Los cuatro temas prioritarios de Biden y su vicepresidenta electa, Kamala Harris, son el control de la pandemia, la recuperación económica, la justicia racial y abordar el cambio climático.
Biden sigue recibiendo felicitaciones de países aliados, e incluso ha hablado por telefóno con algunos de los más cercanos a nivel personal, entre ellos Boris Johnson de Gran Bretaña, Justin Trudeau de Canadá, y con los jefes de Estado de Irlanda, Francia, Alemania, Japón, India, Italia y Corea del Sur. El demócrata comentó ayer que les comunicó que Estados Unidos está de regreso en el escenario internacional, y que dejará atrás la doctrina aislacionista de America primero de Trump.
En un editorial el Washington Post resaltó cómo los viejos aliados de Estados Unidos rápidamente felicitaron a Biden por su triunfo, pero que autócratas y populistas se tardaron o aún no lo han hecho, y “eso ofrece un mapa útil sobre el estado de las alianzas de Estados Unidos –y la democracia– en el mundo”.
Por su lado, los representantes de Trump y algunos integrantes de su gabinete insisten en que se están preparando para otros cuatro años en el poder, mientras continúan argumentando que su jefe habría ganado si no fuera por los votos ilegales.
Los colaboradores de Trump han interpuesto más de una docena de demandas en por lo menos cinco estados con alegatos de todo tipo de irregularidades, pero expertos y periodistas no han logrado detectar evidencia de algún fraude masivo que pudiera poner en duda la elección –y hasta la fecha, casi todos los tribunales– con excepción de uno donde el fallo no tuvo ningún impacto en el resultado, han declarado lo mismo, o han rechazado los argumentos legales.
Empleado postal dice que inventó denuncias de fraude
No sólo faltan pruebas, sino que varias de las que se han presentado han resultado falsas. Un trabajador postal en Pensilvania cuyas denuncias de irregularidades habían sido citadas por líderes republicanos nacionales como evidencia de lo que están alegando, confesó ayer que las fabricó. Incontables denuncias falsas circulan en redes sociales, algo que empezó hace meses, las cuales son citadas por el presidente y sus aliados.
A pesar de la carencia de evidencia de algún fraude masivo, gran parte del liderazgo republicano está apoyando, por ahora, el derecho del presidente a cuestionar los resultados y emplear las medidas legales que tiene a la mano.
El secretario de Estado, Mike Pompeo, pronosticó que habrá una transición armoniosa a una segunda administración de Trump.
Sin embargo, autoridades estatales encargadas del proceso electoral han declarado que no existe evidencia de ningún fraude, el New York Times entrevistó a las autoridades electorales en casi todos los 50 estados y concluyeron que no hubo irregularidades serias, repudiando así el argumento de Trump.
Desde hace meses el magnate había dicho que no aceptaría los resultados si él no era el ganador y desde entonces ha buscado de manera sistemática deslegitimar el proceso electoral. No menciona que los medios se comportaron exactamente de la misma manera, y siguieron las mismas normas que en elecciones anteriores a lo largo de, por lo menos, tres décadas, en algo que ha sido aceptado por ambos partidos y el público en general, y que las proyecciones que le dieron el triunfo a Biden fueron elaboradas y anunciadas de la misma forma cuando declararon el triunfo de Trump en 2016 (entonces él no se quejó y aceptó las felicitaciones de todos mucho antes del conteo oficial final).
Nadie cree, fuera de su círculo, que está defendiendo la integridad del sistema, como Trump afirma, sino todo lo contrario.
Por eso, entre otras cosas, algunos vieron con preocupación lo que implica la decisión de Trump de decapitar el liderazgo civil del Departamento de Defensa e instalar a personas leales a él de manera personal en las últimas 24 horas. Tras despedir a su secretario de Defensa Mike Esper el lunes, ayer corrió al más alto funcionario encargado de política, al de inteligencia y al jefe de equipo del secretario; algunos señalaron que si eso hubiera ocurrido en un país latinoamericano o africano se supondrían algunas cosas. Otros consideran que no es más que un intento de Trump de provocar alarma.