sábado, 9 de mayo de 2020

Ssa: sin disponibilidad de camas 33 de los hospitales Covid-19 del valle de México.

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Pandemia
ISSSTE tiene cupo en medicina crítica.
Habilitan enfermeras y trabajo social de un nosocomio del IMSS el correo de cartas entre pacientes y familiares
Laura Poy Solano
Periódico La Jornada.        Sábado 9 de mayo de 2020, p. 2
Al menos 33 hospitales destinados a la atención de pacientes con Covid-19 no tienen disponibilidad de camas en la zona metropolitana del valle de México, cuando se espera alcanzar el mayor número de casos críticos en la región.
El reporte diario de infraestructura hospitalaria, emitido por las autoridades federales y locales de salud, revela que los principales nosocomios como los institutos nacionales públicos y hospitales de alta especialidad que fueron reconvertidos para pacientes con SARS-CoV-2, ya alcanzaron su máxima capacidad.
En tanto, el director general del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (Issste), Luis Antonio Ramírez, señaló en la sesión ordinaria de la Junta Directiva del organismo que las unidades médicas destinadas a la atención de pacientes con Covid-19 presentan un alto nivel de ocupación con una fluctuación variable.
En el caso de la Ciudad de México, estado de México y Culiacán, donde se registra la mayor demanda, están ocupadas entre 70 y 80 por ciento de camas. Sin embargo, aclaró que en el instituto ha bajado la demanda de internamientos con necesidad de ventilador. Tenemos capacidad para recibir pacientes. Agregó que hasta el momento la ocupación de camas en los hospitales de Tabasco es de 67 por ciento; Guerrero y Campeche, 58 por ciento. El resto está por abajo de 40 por ciento, indicó.
Una carta, el remedio para los sentimientos de los enfermos
Personal de enfermería y trabajo social del Hospital General de Zona número 27 del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), en Tlatelolco, estableció un canal de comunicación entre pacientes y familiares a través de cartas, en las que expresan sus sentimientos y el deseo de salir delante de este mal.
Aislados, debido al elevado riesgo de contagio, decenas de enfermos que convalecen por el Covid-19 envían y reciben muestras de cariño. Luis Gerardo, quien permanece hospitalizado, escribe: Mamá, papá, antes que nada quiero saber cómo está mi hija. Sé que es un momento difícil lo que estamos pasando, pero me están dando la opción de intubarme para ayudarme a respirar, quiero que ustedes me ayuden a elegir la mejor opción y si en algún caso ya no puedo despertar, quiero que sepan que los amo a ustedes y a mi hija. Los quiero mucho. Gerardo.
En trozos de hojas de papel, madres, hermanos, esposos y compañeras mandan recomendaciones y consejos: Gracias hija. Pórtate bien para que no te regañen, estudia mucho y deja el celular. Te amo. Zoe.
Otros más, envían mensaje de aliento, como Antonio: A todos mi familiares, sobre todo a mi chaparrita y mi mamá, quiero compartir que me encuentro en buen estado de salud. Y les digo que si no hay necesidad de estar (en el hospital) no se queden, creo que esta es la hora en que les dan informes. Besos para todos. Y otros más, simplemente envían su cariño: Los quiero a todos, cuídense.

Coronavirus y odio
El secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), António Guterres, denunció ayer que la pandemia del coronavirus (SARS-CoV-2) ha desatado una oleada de odio y xenofobia en la cual los extranjeros, y en particular los migrantes, son estigmatizados como fuente de contagio; mientras que a las personas de la tercera edad se les caracteriza como prescindibles, y profesionales de la salud, defensores de derechos humanos y periodistas son atacados por ejercer su trabajo. Ante este panorama, el dirigente de Naciones Unidas hizo un llamado a fortalecer la inmunidad de nuestras sociedades contra el virus del odio mediante esfuerzos concertados para erradicar el discurso que incita a estas prácticas.
Cabe recordar que ya en marzo pasado el organismo internacional había advertido acerca de la explotación de los temores que causa la pandemia por parte de grupos y políticos para incitar a la xenofobia y la exclusión. En abril, el propio Guterres llamó la atención sobre el hecho de que la crisis sanitaria se está convirtiendo con rapidez en una crisis de derechos humanos, en la medida en que diversos sectores políticos y sociales responden a la propagación del coronavirus con crecientes etnonacionalismo, populismo y autoritarismo, así como con una reacción contra las garantías individuales.
En México, esta oleada de odio se ha manifestado, entre otras modalidades, en la forma especialmente vil de los ataques contra los profesionales de la salud. Como ya se ha reiterado en este espacio, las expresiones de violencia verbal e incluso física contra médicos, enfermeras y otros integrantes de los servicios sanitarios deben condenarse en términos enérgicos por cuanto se dirigen contra personas que no sólo merecen el mismo respeto a su integridad que el resto de los individuos, sino que son acreedores de la gratitud pública por exponer sus vidas en la lucha para salvar las de sus prójimos. Asimismo, la sociedady las autoridades mexicanas deben atender la situación de vulnerabilidad en que se encuentran los millones de paisanos que residen en Estados Unidos sin contar con la documentación necesaria, pues la pandemia no ha he-cho sino agravar el trato xenófobo que padecen desde siempre, y en especial desde la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca.
Por último, cabe hacerse eco del exhorto de la ONU para que los medios de comunicación y las empresas de redes sociales hagan mucho más por señalar y, de conformidad con el derecho internacional de los derechos humanos, eliminar los contenidos racistas, misóginos y otros contenidos perjudiciales, pues la erradicación del discurso de odio y la instalación de un clima de solidaridad requieren de una postura responsable por parte de quienes tienen en sus manos la calidad de la información recibida por la opinión pública.