domingo, 10 de marzo de 2019

El gran negocio de los bancos.

Decía sarcásticamente Henry Ford –pionero de la producción industrial en cadena e ícono del capitalismo estadunidense– que si alguna vez la gente entendiera cómo opera el sistema bancario, al día siguiente habría una revolución. Se refería, básicamente, al funcionamiento del margen de intermediación, que no es otra cosa que la diferencia que hay entre los intereses que el banco cobra cuando presta dinero y los que paga cuando lo recibe, y constituye uno de los principales factores que permiten la ganancia de los banqueros.
A un siglo de que el empresario de Detroit hiciera su cáustica observación, todo el mundo sabe cómo funcionan los bancos sin que a nadie se le ocurra, por eso, iniciar una revolución, pero los márgenes de utilidad que estánrecibiendo las instituciones bancarias, espe-cialmente en México, llevan a pensar que el sistema financiero (que comprende a los bancos) muestra, por lo menos, una desproporción inadmisible.
Según la Comisión Nacional Bancaria y de Valores, (CNBV) tan sólo en el primer mes del presente año la banca privada tuvo una utilidad neta de 16 mil 600 millones de pesos (mdp) en nuestra nación, cifra que supera con creces el presupuesto anual asignado a diversas áreas prioritarias para la sociedad. La comparación parece forzada, porque una cosa es el sector público y otra el privado, pero el monto de las partidas presupuestales refleja la coyuntura económica por la que atraviesa la República, y es llamativo que un grupo de instituciones particulares, en este caso los bancos, ganen en un mes más de lo que el gobierno del país en que operan gasta en salud a lo largo de un año, por ejemplo.
La cifra es muy elevada, pero no es sorprendente, porque representa el escalón de una tendencia alcista que las utilidades de la banca vienen manifestando desde hace tiempo. Durante los primeros 11 meses del año pasado sumaron casi 140 mil mdp, cuando en todo 2017 apenas habían alcanzado los 137 mil millones. La distribución de las ganancias no fue pareja; de hecho, siete bancos captaron siete de cada 10 pesos de dichas ganancias (BBVA Bancomer, Banorte, Santander, Citibanamex, Inbursa, Scotiabank y HSBC), lo cual da una idea del grado de concentración financiera que hoy por hoy existe en nuestra nación.
No se trata, sin embargo, de un fenómeno propio de la banca, sino exclusivamente local: si se compara el rendimiento de cada institución en México con el de su casa de origen en el exterior (los que la tienen, que no es el caso de Banorte e Inbursa) se advierte que su porcentaje de utilidades o, en otras palabras, su desempeño financiero es mayor que el de las matrices.
Para el sistema bancario mexicano estas cifras sin duda constituyen una prueba de solidez y buena salud y para los millones de personas que usan sus servicios, en cambio, son un recordatorio de que trabajan con un margen de intermediación que ronda los 20 puntos porcentuales o, en otras palabras, que cuando piden un crédito tienen que estar dispuestos a pagar un interés desmesurado, y cuando deciden invertir en algún instrumento bancario a recibir un interés exiguo.

Telescopio
Fragilidad
El Buscón
La fragilidad del gobierno de Jair Bolsonaro: El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, instauró un gobierno de su clan, duro y represivo, pero, precisamente por ello, muy frágil. En efecto, depende de los militares y del apoyo social y religioso que le dan los pastores evangélicos, pero debido a su política torpe, racista y socialmente revanchista, carece de un consenso sólido. Además, la mayoría electoral no votó por las ideas (o la falta de ideas) de ese oscuro capitán echado del ejército y aún más oscuro diputado. El pueblo brasileño había sido engañado y desilusionado por Lula, Dilma Rousseff y el Partido de los Trabajadores, se movilizó en protesta contra la corrupción y las políticas neoliberales durante años y votó para castigarlos con el sufragio, no por una marioneta de las Fuerzas Armadas. Éstas aparecen como la institución estatal más sólida y prestigiosa, pero no pueden atarse ni a la reivindicación lisa y llana de la dictadura que fue derrocada por las huelgas y el odio popular ni al carro de Washington. Ahora, dice la Folha de Sao Paulo, Bolsonaro se ve superado por los acontecimientos. Por ejemplo, ante el cierre de la fábrica Ford en Sao Bernardo dos Campos, estado de Sao Paulo, que deja en la calle a millares de obreros a causa del derrumbe del mercado automovilístico en Brasil y en Argentina, le pide a esa trasnacional conciencia social, comprensión y gratitud porque el Estado la subsidió ricamente durante años. La emisora televisiva ligada a Bolsonaro y que siempre transmitió los carnavales, tan populares e importantes en Brasil, dejará de hacerlo porque el pueblo y las escolas de samba recuperaron para la fiesta el carácter inicial de las Saturnales romanas y los Carnavales medioevales, de crítica a los poderosos. En Rio de Janeiro, dice la Folha, el carnaval homenajeó a Marielle Franco, joven concejal trotskista, negra, lesbiana, favelada y luchadora por los derechos humanos. En Minas Gerais la gente bailó embarrada para protestar por el desastre de Brumadinho que dejó cientos de muertos, en Bahía, contra Bolsonaro, y en Porto Alegre le dio un librazo (miles de mujeres abrieron simultáneamente un libro y lo leyeron en alta voz). O Estado de Sao Paulo, como la Folha, es conservador y anti-PT y su oposición a Bolsonaro expresa la división intercapitalista que fragiliza al presidente. Por eso publica que los evangelistas están descontentos, pues no consiguieron ministros suficientes y dicen que Bolsonaro sólo habla con los militares y con sus hijos y, además, informa que la Justicia está averiguando por qué hay falta de luz en Sao Paulo.