martes, 17 de julio de 2012

Un régimen fallido


Pedro Miguel
Cuatro notas. La primera informa que Felipe Calderón fundó 140 universidades que sólo existen en el papel de los informes presidenciales o, en el mejor de los casos, que funcionan en las instalaciones de una mueblería, como es el caso de la denominada Universidad Politécnica Metropolitana de Hidalgo o en locales sin electricidad ni agua, como ocurre en algo llamado Instituto Tecnológico de Milpa Alta (ITMA), donde los alumnos toman la materia de diseño asistido por computadora (CAD) provistos únicamente de cuadernos, porque no hay una sola computadora. Libros en la biblioteca los hubo sólo el día de la solemne inauguración.
La segunda indica que en el quinto examen nacional de plazas docentes, aplicado el domingo, 134 mil 745 maestros concursaron por 18 mil 71 puestos de base, lo cual implica que 132 mil 874 aspirantes quedarán como interinos (en el mejor de los casos) o desempleados.
La tercera nota cuenta que de 62 mil 682 estudiantes que presentaron el examen de ingreso a la UNAM, sólo 6 mil 500 (10.3 por ciento) lograron un sitio en alguna de las carreras impartidas en la máxima casa de estudios.
La cuarta nota refiere que entre marzo de 2011 y el mismo mes del año siguiente la Secretaría de la Defensa Nacional compró equipo de espionaje por 5 mil millones de pesos para intervenir teléfonos celulares y activarlos de manera furtiva, con el fin de obtener sonido ambiental y hasta imágenes de la cámara de los aparatos sin que sus propietarios se enteren. Las adquisiciones realizadas fueron hechas a la empresa Security Tracking Devices SA de CV, con supuesta sede en Villa de la Hacienda, Tlajomulco, Jalisco, aunque la dirección indicada corresponde a un fraccionamiento de interés social en el que no hay rastros de la compañía. Por lo que hace al contacto asentado en Compranet, corresponde a un correo electrónico cuyo dominio no está registrado, es decir, se trata de un usuario fantasma.
Vaya, para efectos de comparación, el dato de que el presupuesto anual de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, que asciende a 4 mil 260 millones 237 mil 259 pesos, es inferior al monto erogado por la Sedena en los gadgets de espionaje.
La Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca (UABJO), por su parte, tiene un presupuesto anual de 666 millones de pesos. La llamada Torre de Luz, impuesta por Calderón en el Paseo de la Reforma y rebautizada por la voz popular como monumento a la corrupción, tuvo un costo total de mil 35 millones de pesos.
Estampas como las referidas pueden encontrarse en casi todos los ámbitos de las administraciones federal y estatales. Fox cerró la boca a los gobernadores priístas con parte de los 75 mil millones de dólares obtenidos por las arcas públicas durante su régimen por los sobreprecios petroleros. El territorio nacional está lleno de universidades que se reducen a papel membretado y de estudiantes sin universidad; de aulas sin maestro y de maestros sin trabajo; de caminos que no conducen a ninguna parte y que fueron construidos –con recursos públicos, claro– para cobrar una comisión o para dar gusto a la novia de un senador; de chatarra de Enciclomedia; de fortunas consolidadas al amparo del Fobaproa; de asignaciones presupuestales arbitrarias y corruptas; de calles robadas por particulares influyentes. Es la obra de los Salinas, los Zedillo, los Fox, los Calderón, los Montiel, los Peña Nieto y las Gordillo Morales. Lo fallido no es el país, sino su régimen. Urge ponerle fin y se puede.
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