Tensiones han generado una crisis política nunca antes vista: Obama
▲ El programa de variedades de Jimmy Kimmel (derecha) saldrá “indefinidamente”, anunció la televisora ABC, luego de que el presentador dijo que parte de la derecha intenta explotar políticamente el asesinato del activista conservador Charlie Kirk. El anuncio fue celebrado de inmediato por el presidente Donald Trump, quien lo calificó de una "excelente noticia para Estados Unidos" como parte de su enfrentamiento con los medios y de voces críticas, entre ellas la de Kimmel, quien en una imagen de 2019 está con el conductor y comediante Stephen Colbert durante la entrega de los premios Emmy.Foto Afp
David Brooks Y Jim Cason Corresponsales
Periódico La Jornada Jueves 18 de septiembre de 2025, p. 27
Nueva York y Washington. La Casa Blanca y sus aliados, después de anunciar una guerra contra lo que llaman la “izquierda radical”, indican que procederán con investigaciones y la persecución de organizaciones e individuos opositores a los que acusan de fomentar la violencia política y hasta “terrorismo” dentro de Estados Unidos, y aparentemente están preparando una lista de esos “enemigos”.
Donald Trump y otros integrantes de su gobierno responsabilizaron a la “izquierda radical” por la violencia política que, dicen, llevó al asesinato del organizador ultraderechista Charlie Kirk la semana pasada (https://www.jornada.com.mx/2025/09/12/mundo/026n1mun), y desde entonces la administración y sus aliados en el Congreso y alrededor del país han impulsado una narrativa coordinada que amenaza con una persecución feroz contra una amplia pero aún no identificada gama de fuerzas de izquierda, en lo que algunos estrategas políticos derechistas bautizan como “una guerra”
El acusado del asesinato, Tyler Robinson, de 22 años, es un anglosajón estadunidense de familia republicana, y hasta ahora sólo se sabe que envió unos mensajes describiendo que su motivación era que “ya me harté de ese odio” de la víctima. Los fiscales no han ofrecido ninguna evidencia de que Robinson tenga vínculos con alguna red o actúe con otros. Cuando fue arrestado, el gobernador republicano de Utah, Spencer Cox, se lamentó: “es uno de nosotros” –o sea, aparentemente desilusionado de que no era migrante, activista de izquierda ni de una minoría racial.
El presidente comentó este martes que “la izquierda radical ha hecho tremendo daño al país, pero lo estamos arreglando”, y un día antes acusó: “tenemos a unos grupos bastante radicales y se han salido con la suya en el asesinato”, y advirtió que podrían formularse cargos contra quienes han donado “millones y millones de dólares para la agitación”.
Su equipo ha indicado que analizan perseguir a varios grupos y a los que los apoyan, entre ellos mencionan a la fundación Open Society, de George Soros, y hasta la Fundación Ford, como también consideran declarar a algunos grupos como “terroristas domésticos”.
Esta semana, Trump se refirió a los activistas no violentos que interrumpieron su cena en un restaurante la semana pasada en Washington como parte de esa “izquierda” y “agitadores profesionales” que debe ser investigada criminalmente y sus miembros “encarcelados”. Y no sólo estadunidenses, sino que su gobierno amenazó con revocar las visas de cualquier extranjero que exprese alguna opinión favorable a la muerte de Kirk.
“Es un vasto movimiento de terror doméstico”, acusó Stephen Miller, tal vez el asesor más influyente de Trump, el pasado lunes en referencia a la “izquierda radical”. Agregó que “vamos a usar todos los recursos que tenemos en el Departamento de Justicia, de Seguridad interna y a través de este gobierno para identificar, irrumpir, desmantelar y destruir estas redes y hacer segura otra vez a América… Lo haremos a nombre de Charlie”.
El vicepresidente JD Vance mencionó en particular a Ford y Open Society, como la revista The Nation, e invitó a los ciudadanos a reportar a sus patrones si veían a colegas que estuvieran “celebrando” la muerte de Kirk.
Una vocera de la Casa Blanca, Abigail Jackson, acusó que las organizaciones de izquierda han “nutrido disturbios violentos, organizado ataques contra oficiales de seguridad pública”, y hasta coordinar lugares para armas y otros instrumentos para uso en disturbios, afirmando que “el gobierno de Trump llegará al fondo de esta vasta red que incita violencia en comunidades estadunidenses”.
Este miércoles, el Departamento de Seguridad Interna (DHS) emitió un llamado a los medios, “grupos izquierdosos, y políticos de santuarios (de inmigrantes) a poner fin a su demonización” de los agentes federales de esa secretaría, la cual incluye a la agencia de control de inmigración (ICE). Pero el comunicado fue más lejos, acusando a los medios y la “izquierda extrema” de promover “la retórica odiosa dirigida al presidente Trump, aquellos que lo apoyan” y los agentes de DHS, lo cual “está inspirando violencia a través del país”, declaró la secretaria asistente de DHS Tricia McLauhglin.
Temen regreso del macartismo
Para algunos expertos, el uso de este asesinato para actuar contra la izquierda genera alarma de que es un retorno a otros momentos de la historia de este país, como el espionaje y acciones represivas de la FBI y otras agencias contra agrupaciones del movimiento de derechos civiles, como el que se erigió contra la guerra de Vietnam en los años 60, o el macartismo de los cincuenta.
Por cierto, ya hay algunos ejemplos de cómo funciona este tipo de intimidación en algunos circuitos académicos y en los medios. Por un lado, la Universidad de California en Berkeley –que era un bastión progresista– compartió 160 nombres de profesores (entre ellos la internacionalmente reconocida Judith Butler) y estudiantes con el gobierno de Trump como parte de una supuesta investigación de “incidentes antisemitas” relacionados con las protestas contra el genocidio de Israel en Gaza; cuatro profesores de Brooklyn College, parte de la Universidad de la Ciudad de Nueva York, fueron despedidos por participar en esas protestas. Por otro lado, una columnista del diario The Washington Post, Karen Attiah, fue corrida por escribir en la red social X una cita de Kirk, lo cual fue interpretado como una opinión favorable al asesinato.
El ex presidente Barack Obama, en sus primeros comentarios, condenó el asesinato y deploró las divisiones y actos violentos de intolerancia, y consideró que esas tensiones han llevado a lo que calificó de “crisis política de un tipo que jamás hemos visto anteriormente”.
Mas de 100 organizaciones filantrópicas –incluyendo la Fundación Ford, Open Society y MacArthur– emitieron una declaración este miércoles en oposición a las amenazas de una represión de Trump bajo el pretexto de frenar expresiones de odio. “Rechazamos intentos para explotar la violencia política para mal caracterizar nuestras buenas labores o para limitar nuestras libertades fundamentales”, y subrayaron que intentos para suprimir la libre expresión y criminalizar opiniones opuestas “minan nuestra democracia y dañan a todo estadunidense”.
Tan extremo es el peligro que hasta una figura nacional influyente –y simpatizante de Trump– de la derecha expresó alarma. Tucker Carlson advirtió contra leyes prohibiendo expresiones de odio, lo cual justificaría “desobediencia civil” ya que “si te pueden decir lo que debes decir, te están diciendo qué pensar, y ya no hay nada que no te puedan hacer”.
La agrupación dedicada a crímenes de odio y antisemitismo Anti-Defamation League ha documentado que más de 70 por ciento de los ataques extremistas y de “terrorismo” doméstico desde 2002 han provenido de la derecha extrema.
Hasta hace poco, en una investigación de 2024, el propio Departamento de Justicia concluyó que la gran mayoría de los ataques violentos domésticos son perpetrados por ultraderechistas; sin embargo, ese informe ha sido removido del sitio oficial en estos días, reportó NBC News.
Miles de británicos protestan por la visita de Trump a Reino Unido
▲ Los manifestantes se concentraron en la Plaza del Parlamento.Foto Afp
▲ El presidente estadunidense conversa con el rey Carlos III durante el banquete en su honor.Foto Ap
Afp, Ap y Reuters
Periódico La Jornada Jueves 18 de septiembre de 2025, p. 25
Londres. Miles de personas se manifestaron ayer en el centro de Londres contra la visita del presidente estadunidense, Donald Trump, que llegó antier a Reino Unido para una visita oficial de tres días.
La concentración, organizada por el grupo Stop Trump, fue vigilada por más de mil 600 elementos de las fuerzas de seguridad, indicó la policía.
Algunas de las pancartas de los manifestantes mostraron lemas como “los migrantes son bienvenidos, deporten a Trump”, “no al racismo, no a Trump” o “bombardear niños en Gaza y festejar en Reino Unido”.
Un portavoz de Stop Trump afirmó que la concentración era una oportunidad para mostrar al gobierno y al mundo que “Gran Bretaña rechaza el odio, la división y el autoritarismo”.
“Tuvimos una gran manifestación aquí este fin de semana, muy racista, y queríamos expresarnos”, comentó otra participante, en referencia a la concentración organizada el pasado sábado por la extrema derecha, en la que participaron más de 100 mil personas.
Cuatro personas fueron detenidas antier después de que proyectaron en el castillo de Windsdor imágenes de Trump junto al depredador sexual Jeffrey Epstein, un asunto que podría salir a la luz durante la visita después de que el primer ministro británico, Keir Starmer, destituyó la semana pasada a su embajador en Estados Unidos por sus vínculos con el financista que se suicidó en prisión, en agosto de 2019, según reporte oficial.
Al mismo tiempo, el mandatario estadunidense disfrutó del esplendor de un espectáculo de la realeza británica al ser recibido en Windsor, una residencia real de casi mil años de antigüedad, por los príncipes de Gales, Guillermo y Catalina, y los reyes Carlos III y Camila.
Los invitados viajaron al castillo en una procesión de carruajes tirados por caballos, ante filas de soldados, marineros y aviadores. El rey y el presidente conversaron en el Carruaje Estatal Irlandés durante el breve trayecto hacia el patio del castillo.
Ningún presidente estadunidense, ni ningún otro líder mundial, ha tenido el honor de una segunda visita de Estado a Reino Unido. La pompa y el boato son deliberados, destinados a fortalecer los lazos con Trump en un momento en que sus políticas de “Estados Unidos primero” están trastocando los acuerdos comerciales y de seguridad a nivel global. Para el presidente amante del lujo, la recepción involucró 120 caballos y mil 300 soldados.
Un día lleno de ceremonias dará paso al trabajo real, que comenzará hoy, cuando Trump y Starmer sostengan una reunión con mucho en juego para el país anfitrión.
En tanto, se informó que los controladores de tráfico aéreo emitieron un llamado urgente el martes a los pilotos de un vuelo de pasajeros de Spirit Airlines, por la zona de Nueva York, tras ordenar que se alejaran del Air Force One mientras transportaba a Trump y a su esposa Melania a Reino Unido.
La alberca y el trampolín
Abraham Nuncio
18 de septiembre de 2025 00:01
La anécdota –por didáctica me gusta repetirla– tiene absoluta vigencia. Lyndon B. Johnson, presidente de Estados Unidos, se entrevista con Gustavo Díaz Ordaz, que lo era entonces de México. La guerra de Vietnam ha disparado el consumo de la mariguana en territorio estadunidense, y los culpables somos los mexicanos por proporcionarla a su mercado.
Así lo asume Washington y por boca de Johnson se lo hace saber a Díaz Ordaz. Palabras más, palabras menos, el poblano le responde: “Señor presidente, México es el trampolín, pero ustedes son la alberca. Cierren su alberca y se acaba el trampolín”.
Hoy la alberca de la droga en Estados Unidos ha decuplicado su tamaño. Pero su gobierno no quiere verlo y prefiere combatir los efectos del narcotráfico (el trampolín) dejando a salvo las causas. Según el World Drug Report de 2023, “la cocaína es la cuarta droga más consumida del mundo”. Estados Unidos, con Australia, es la región de mayor consumo de esta droga. Y la localidad donde tal consumo puede calificarse de conspicuo es la avenida Pensilvania, que conecta al Capitolio con la Casa Blanca.
Ese último hecho no se registra en ninguno de los países latinoamericanos a cuyos gobernantes acusa ahora Trump de jefaturar el narcotráfico. Sólo aquellos ingenuos o perversos pueden coincidir con su gruesa manipulación en el sentido de que le interesa erradicar el consumo de la droga en su país.
Entre los principales protagonistas de esa perversidad se hallan las empresas noticiosas –estadunidenses y nacionales–, que hacen negocio justificando la postura de Washington de tener motivos legítimos para decretar como terroristas a las organizaciones criminales dedicadas al trasiego de la droga y, peor aún, el derecho de su gobierno a combatirlas en territorio ajeno.
En la figura de Trump se cumple, a la inversa, el síndrome de Estocolmo: el delincuente se declara víctima y a sus víctimas las acusa de victimarios. En los hechos no se trata de otra cosa sino de nutrir, administrar e instrumentar a los cárteles del narcotráfico para que le sirvan de condotieros cuyo cometido fundamental es atizar la violencia en países que no aceptan ser cómplices fáciles de su política filibustera. Y también, para servirles de pretexto a fin de concretar el capitalismo de guerra, que es el que mueve la economía de Estados Unidos y sus planes de control, apropiación territorial y despojo de las riquezas naturales de todo el planeta.
Usualmente, los líderes de los cárteles crean condiciones de complicidad con gobernantes y funcionarios corruptos de nuestros países. Las agencias estadunidenses, responsables de colaborar simuladamente con el gobierno de turno para combatir al narcotráfico, lo único que hacen es convertir bajo cuerda a tales líderes en informantes necesarios de su país para poder condicionar mejor, o bien para desestabilizar, a los gobiernos de las naciones donde el narcotráfico se halla enraizado –o dicen que así es, aunque no lo sea. Más aún si no cumplen cabalmente con las directrices del imperio.
Esa es la explicación de fondo de los arreos de guerra del Pentágono, en articulación con el Departamento de Estado, para lanzar un ataque contra Venezuela y México.
La propia CIA aprovecha la guerra de Vietnam para encubrir el narcotráfico en y desde algunos países asiáticos a través, incluso, de la empresa Air America, ya desaparecida. Pero de la causa del consumo estadunidense de mariguana y otras drogas se culpa a países como el nuestro. Falso. Misiles intercontinentales, invasión a Irak, captura y muerte de su gobernante por poseer armas de destrucción masiva. Falso. Bombardeo nuclear a Irán por estar a punto de concluir la fabricación de armamento atómico. Falso. Sindicación y persecución sin otra prueba que el dicho trumpiano del presidente de Venezuela por jefaturar un narcogrupo. Falso. Según el Reporte Mundial sobre Drogas 2025 de la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (Onudd), Venezuela es territorio libre de cultivos de hoja de coca, de mariguana y procesamiento de cocaína desde hace 15 años. (Una información más amplia y de primera mano se puede ver en “America’s Leaky Case Against Venezuela”, The American Conservative, 12.09.25).
El caso venezolano debe llamar la atención, pues el chantaje del imperio ha logrado que varios gobiernos de América Latina, incluso de divisa progresista, se distancien del suyo. Para no hablar de las grandes empresas noticiosas en todo el subcontinente (leer una es leer todas) o de la histeria de representantes de una derecha traidora como la protagonizada por la senadora panista Lilly Téllez y el senador priísta Alejandro Moreno (cuánto desfiguro e inverecundia). Y así ha resultado esa conducta pacata y lloricona de deslindarse con un no, no, nosotros somos virgencita que riega las flores democráticas y en nada nos queremos parecer a Venezuela. Como si Venezuela fuera nuestro enemigo y calzara botas imperiales.
En el caso de las amenazas de Estados Unidos contra la integridad de Venezuela y México, varios países y organismos han tomado una postura crítica frente a su belicismo agresor. De América Latina y el Caribe se han pronunciado Colombia, Cuba, Brasil, Nicaragua, México, así como la Celac, la Caricom, el ALBA-TCP, la Asamblea Internacional de los Pueblos, el Instituto Tricontinental de Investigación Social y otras organizaciones, y de fuera del continente, China y Rusia.