domingo, 23 de abril de 2017

¿Cómo defender a las industrias culturales en el siglo XXI?

Víctor Ugalde
Si casi nadie entiende su papel e importancia.
La soberbia, ignorancia y ganas de no capacitarse ni consultar a la sociedad por parte de los funcionarios que nos gobiernan, junto con su mentalidad colonizada y dependiente de la cultura estadunidense, nos ponen a temblar de sólo pensar que ellos nos van a representar en las próximas renegociaciones del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) en los próximos meses.
El sentimiento anterior surge de las declaraciones del ignorante presidente de Estados Unidos, quien nos amenaza nuevamente con que en las negociaciones habrá grandes cambios o se acabara y nos acusa de ser los grandes beneficiarios del TLCAN en contra de la economía de su país. ¿Retórica, ignorancia o forma de entrar a negociar con un mazo en la mano?
A las constantes amenazas, provocaciones y actos en contra de los intereses de nuestro país, sólo han existido tibias respuestas de nuestras autoridades, desde Videgaray, con el estoy aprendiendo, estamos listos para negociar y el muro no es parte de la agenda con Estados Unidos, hasta la Secretaría de Economía (SE), que insiste en que no respondamos de forma beligerante con amenazas de cuotas ni aranceles extraordinarios, ya que nos perjudicaría, pasando por la inacción de la Secretaría de Cultura, que considera este tema fuera de su competencia.
A la fecha no ha habido respuesta enérgica del Ejecutivo en defensa de los intereses de nuestro país, de nuestra cultura y de sus industrias que la hacen posible.

Este sentimiento se acrecentó al ver lo sucedido en el pasado foro El sector cultural: propuestas para un nuevo tratado comercial con Estados Unidos, organizado por el Grupo de Economía Cultural, donde quedó más que claro lo siguiente:
1. La identidad cultural está en constante enriquecimiento y transformación por influencias de variadas fuentes, entre ellas el arte, que además es un importante medio para el conocimiento y descubrimiento de la sociedad misma. La identidad cultural cumple las funciones de comunicar, educar y formar valores, permitiendo adquirir concepciones y conocimiento relacionados con su arraigo cultural e identidad.
2. El Poder Ejecutivo que nos gobierna no termina de entender cuáles son las industrias culturales ni las formas cómo operan y cuáles sus necesidades, en este momento tan importante que se abre para la posible renegociación del TLCAN.
3. A la fecha, la SE considera que basta consultar con las cámaras industriales y de comercio para estar al tanto de lo que sucede en las industrias culturales, dejando muy claro que no entiende la verdadera naturaleza e importancia de las mismas. Quedó claro en el foro que tanto las inversiones en las cadenas productivas son importantes como también los derechos culturales y humanos de los ciudadanos para ser una nación creadora de lo nuestro y no sólo consumidora de lo ajeno. Para la existencia de obras lo más importante son sus creadores. Sin autores no hay libro, canción o película posibles de existir, por esto resulta ridículo que Economía no los consulte ni a sus organizaciones representativas, como la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas o las sociedades de autor o los sindicatos, para elaborar de forma conjunta un diagnóstico serio y una agenda de trabajo para la defensa de lo nuestro.
4. También resulta más que patético que las entidades que existen para impulsar políticas públicas en la materia no estén participando en las discusiones previas ni estén consideradas para asesorar a Economía. Hasta el día de hoy asombra negativamente el silencio de Imcine, Imer, Seculta, SEP, UNAM y un largo etcétera, repitiéndose así el camino erróneo de cuando se negoció el TLCAN, a principios de los años 90.
5. A 20 años de existencia del TLCAN, el gran ganador ha sido Estados Unidos, ya que se bajaron los impuestos a pagar en este país y se acrecentó su presencia mediática a niveles alarmantes, formando así a las nuevas generaciones de mexicanos básicamente con el american way of life, propiciándose además una balanza de pagos súper deficitaria, que nos devalúa todos los días en todos los aspectos.
Por fortuna, todavía hay tiempo para rectificar el rumbo, ya que Trump no ha recibido el visto bueno del Congreso de su país para renegociar, y así Economía puede consultar a todos los interesados en materia de cultura para no comprometer, aún más, la independencia económica, cultural y política de la nación, tal y como se pretendía hacer con el TPP, acuerdo que afortunadamente no prosperó por la salida de Estados Unidos. De no hacerse, se hipotecará y destruirá, nuevamente, el futuro de nuestra nación como entidad creadora, como sucedió con la firma del TLCAN, a espaldas de la sociedad, por parte del equipo salinista.