lunes, 7 de enero de 2013

Estalla mufa por día


Estalló otra "mufa" en calles del Centro
7 enero 2013 | Noel F. Al­va­ra­do | La Prensa
Una mu­fa vol­vió a es­ta­llar en ca­lles del Cen­tro de la ciu­dad, por el so­bre­ca­len­ta­mien­to en la lí­nea de ali­men­ta­ción. El fue­go aler­tó a los cuer­pos de so­co­rro y de la po­li­cía, quie­nes de­sa­lo­ja­ron a de­ce­nas de per­so­nas an­te el te­mor de ser víc­ti­mas del fue­go.
La opor­tu­na in­ter­ven­ción de per­so­nal de los cuer­pos de so­co­rro -prin­ci­pal­men­te del H. Cuer­po de Bom­be­ros y Pro­tec­ción Ci­vil-, las lla­mas de la ex­plo­sión del re­gis­tro fue con­tro­la­do y to­do vol­vió a su nor­ma­li­dad; sin em­bar­go, pro­vo­có te­mor en­tre co­mer­cian­tes y tran­seún­tes.
Los re­por­tes de los cuer­pos de emer­gen­cias y del Cen­tro de In­for­ma­ción Po­li­cial de la Se­cre­ta­ría de Se­gu­ri­dad Pú­bli­ca del Dis­tri­to Fe­de­ral, se­ña­lan que una so­bre­car­ga en la lí­nea de ali­men­ta­ción pro­vo­có la ex­plo­sión en una mu­fa ubi­ca­da en Ar­tí­cu­lo 123 y Bu­ca­re­li, Co­lo­nia Cen­tro.
En cues­tión de mi­nu­tos lle­ga­ron bom­be­ros, per­so­nal de Pro­tec­ción Ci­vil y de la Cruz Ro­ja, quie­nes de ma­ne­ra coor­di­na­da se die­ron a la ta­rea de so­fo­car las lla­mas tras la ex­plo­sión de la mu­fa.
Ade­más acu­dió per­so­nal de la Co­mi­sión Fe­de­ral de Elec­tri­ci­dad, el cual se dio a la ta­rea de re­pa­rar la fa­lla.
Fuente: La Prensa

Estándares de eficiencia no fueron los esperados

Revista Siempre! – Toque Crítico – CFE: el mito de sus tarifas y sus ahorros
by Juan Contreras January 5, 2013 Toque Crítico
Martín Esparza Flores
Si a los ministros de la Suprema Corte les queda alguna duda sobre los inexistentes argumentos esgrimidos por el gobierno de Felipe Calderón para justificar su Decreto de Extinción de Luz y Fuerza del Centro del 11 de octubre del 2009, entre los que se ponderaron el bien público y de la economía nacional, harían bien en revisar el Informe de Rendición de Cuentas 2006-2012 de la CFE.
El documento, cuyo contenido no obstante ser una matizada apología de los supuestos logros de la entidad, revela de manera clara los objetivos de la estrategia contemplada en el Plan Nacional de Desarrollo 2006-2012 (PND) del expresidente, en el área del sector eléctrico nacional y en la que se establecen, entre otros, dos factores que echan por tierra las supuestas “bondades” que conllevaría, para las finanzas del país y la economía familiar de la población, la autoritaria medida que, además de ilegal, se planeó de manera irresponsable y contraria a los intereses nacionales.
El primero, y que ahora explica el porqué millones de usuarios de escasos recursos en el territorio nacional pagan de sus bolsillos las consecuencias de una silenciosa política privatizadora del sector, reflejada en los altos cobros en sus recibos de electricidad, deja establecido en el informe: “La política tarifaria se enfocó al fortalecimiento financiero de la entidad a través de estructuras y mecanismos de precios tendientes a reconocer el costo real del suministro eléctrico”.
La premisa del “bien público” con la que se engañó al país en octubre del 2009, cuando Calderón Hinojosa anunció una reducción en las tarifas eléctricas, nunca estuvo contemplada, como lo demuestran los reportes del fin de sexenio de la CFE. La paraestatal establece además en sus documentos: “Las tarifas domésticas, agrícolas y de servicios municipales fueron actualizadas mensualmente con factores fijos”. Tales incrementos, además del costo social, han dejado en la insolvencia de pagos a muchos ayuntamientos que han tenido que suspender servicios básicos a la población como el bombeo de agua potable.
El segundo demuestra que mientras la CFE se ha jactado de atender a los seis millones de usuarios de la zona que atendía Luz y Fuerza del Centro, con un promedio de 10 mil trabajadores, con lo que según sus exfuncionarios logró importantes ahorros, la propia entidad acepta en su propio informe que los estándares de eficiencia no fueron los esperados, razón por la cual las fallas en el servicio han estado a la orden del día y a la vista de todos desde octubre del 2009 a la fecha, ocasionando cuantiosas pérdidas económicas a los usuarios. De igual forma, el documento de CFE revela que hasta diciembre del 2011 su plantilla de trabajadores sindicalizados era de 77 mil 329, que sumados a los 20 mil 034 de confianza, hacen la suma de 97 mil 363 empleados, sin contar los 35 mil 826 jubilados. Si se tomara como cierta la afirmación de eficiencia de CFE, los 24 millones de usuarios que atendía la paraestatal hasta antes de octubre del 2009 hubieran requerido únicamente de una plantilla de 40 mil trabajadores, que sumados a los 10 mil empleados luego del Decreto de Extinción llegarían a cincuenta mil; es decir, que CFE, según sus proyectos de eficiencia, está empleando el doble de trabajadores.
Además, en su informe de Egresos se puede verificar con claridad que el cierre de Luz y Fuerza, lejos de haber representado un beneficio a las finanzas públicas, terminó por disparar los gastos de la empresa, bajo el argumento de los costos extras generados por el “operativo de mantenimiento” en la zona centro del país. Al analizar los incrementos de operación a partir del 2009, quedan al descubierto las consecuencias financieras de tan brutal error político.
De tal forma que mientras en el 2009 el gasto autorizado era de 199 mil 040 millones, se elevó a 241 mil 481 millones 161 mil pesos; es decir, tuvo un incremento de 42 mil 441 millones 161 mil pesos; en 2010, de un gasto autorizado de 210 mil 459 millones 375 mil pesos, su ejercicio de disparó a 267 mil 175 millones 664 mil pesos; 56 mil 716 millones 269 mil pesos más de lo programado; y en 2011, de un presupuesto de 238 mil 543 millones 300 mil pesos, lo gastado se incrementó a 285 mil 753 millones 227 mil pesos; un sobreejercicio de 47 mil 209 millones 927 mil pesos. Si sumamos los excedentes, éstos rebasan los 140 mil millones de pesos.
Multimillonaria cifra que no puede sostener la endeble tesis de que la extinción de Luz y Fuerza fue en bien de la economía nacional. Los ministros tienen suficientes elementos para normar su criterio jurídico y avalar lo ya dictaminado por el Segundo Tribunal Colegiado en Materia de Trabajo del Primer Circuito a favor de los derechos laborales del SME, cuyos magistrados desecharon acertadamente las inexistentes causales del bien público y de la economía nacional. Esperemos que la contundencia de las cifras y el sentido común hablen por sí solas.
Revista Siempre!

"Izquierda hegemónica"

 (Revista Proceso, 30 de diciembre de 2012)
 "Izquierda hegemónica" (Revista Proceso, 30 de diciembre de 2012)
Posted: 06 Jan 2013 10:05 AM PST
Peña se compromete a leer dos libros que le regaló una niña.
Foto: Miguel Dimayuga,/Proceso.com
Lo que más irrita a los poderes fácticos y a la mayor parte de la clase política nacional es que a pesar de décadas de represión, exclusión y cooptación, el discurso crítico de izquierda sigue imponiendo las coordenadas del debate político nacional. Los principales medios de comunicación electrónicos son muy eficaces cuando se trata de desviar la atención de los temas de fondo, de vender productos chatarra y de generar un ambiente de miedo y desánimo entre la población. Sin embargo, estos mismos medios han sido incapaces de llenar el vacío con un nuevo discurso afirmativo y articulado desde la derecha.
Hoy la verdadera crisis de identidad y de propuesta ideológica, tanto en México como en el mundo, no es de la izquierda, sino de la derecha. Durante la Guerra Fría, los neoliberales se enorgullecían de su supuesta defensa del capitalismo, la “libertad” y la democracia de la incursión de las dictaduras “totalitarias” y comunistas. Este discurso siempre fue una mascarada para esconder el imperialismo estadunidense, la concentración generalizada de la riqueza y la comisión de un sinnúmero de atrocidades y crímenes de guerra, pero todo se hacía supuestamente con el noble fin de defender los principios básicos del liberalismo.
Pues bien, desde la desarticulación del bloque soviético, marcada simbólicamente por la caída del Muro de Berlín en 1989, la derecha ha perdido la brújula. En Estados Unidos se ha buscado reemplazar la “amenaza comunista” con la “amenaza terrorista” y el peligro de los “fundamentalistas” musulmanes. Este esfuerzo ha funcionado para permitir tanto una enorme expansión del gasto militar como una escalofriante reducción de la privacidad y las libertades cívicas, pero no ha logrado articular una nueva propuesta de transformación social y humanitaria. Al contrario, cada día es más transparente el desnudo ejercicio del poder en función de los intereses imperiales y de una pequeña clase dominante mundial.
En México, tanto la rampante corrupción política durante el sexenio de Carlos Salinas de Gortari como la crisis económica de 1994 deslegitimaron de manera contundente el discurso neoliberal iniciado en 1982. Fue evidente para todos que la “modernidad” y el “desarrollo” ofrecidos por esta corriente de pensamiento en realidad implicaba mayor desigualdad, pobreza y saqueo por los potentados. El “error de diciembre”, la masiva devaluación del peso en 1993, desnudó la mentira del proyecto salinista y cumplió entonces la misma función en el contexto mexicano que la caída del Muro de Berlín a escala mundial: ambos eventos marcan el fin de la credibilidad del discurso neoliberal...
ARTÍCULO COMPLETO DISPONIBLE EN REVISTA PROCESO

domingo, 6 de enero de 2013

El EZLN, la autonomía y la lucha por una alternativa


Guillermo Almeyra
Hay que saludar la decisión y la organización de los indígenas chiapanecos de las comunidades zapatistas que, a poco menos de 20 años de su rebelión, y a pesar del fuerte impacto del aislamiento, la hostilidad permanente de los gobiernos, la creciente miseria y la emigración, mantienen y renuevan permanentemente su fuerza, desfilan orgullosamente por las ciudades chiapanecas y resisten activamente en su territorio, menguado por la guerra de pobres contra pobres fomentada por las clases dominantes mediante el PRI.
Hay que destacar también que esa resistencia extrae fuerza de su organización y su temple comunitario y de su intento por construir las bases para la autonomía, a pesar de las limitaciones, carencias y errores de una dirección muda e impasible durante largo tiempo ante los horrores provocados por el fraude que impuso en Los Pinos a Calderón y su banda panista, con apoyo del PRI y de los chuchos del PRD. La exigencia de esas decenas de miles de indígenas se apoya en la voluntad y la decisión de los casi 200 mil habitantes de las comunidades rebeldes y en la simpatía activa de los demás pueblos indígenas y de las otras comunidades que luchan también por sentar las bases de su autonomía.
Ahora, ante la debilidad de un gobierno nacido de un nuevo fraude y activamente repudiado por lo mejor de la sociedad mexicana, ese zapatismo chiapaneco siente que el momento es favorable para salir nuevamente a reclamar una exigencia constante y sacrosanta: el cumplimiento de los Acuerdos de San Andrés y el reconocimiento constitucional de los derechos y la cultura de los pueblos indígenas. Esa reivindicación, aunque no cambia radicalmente la situación de los pueblos indígenas, exige se les reconozcan derechos iguales a los demás ciudadanos y la ampliación de los derechos de los pueblos originarios y de todo el México que trabaja y produce riquezas para otros. Da así un impulso a la lucha por la defensa de la Constitución y por los derechos democráticos, que dependen ambos de los trabajadores, los pobres, los oprimidos y los explotados de todo tipo, y que sólo pueden ser impuestos y defendidos por éstos.
De este modo, el EZLN, aunque sin plantearlo explícitamente, al romper su silencio y retomar mediante una demostración de fuerza y una movilización una ofensiva política, se apoya en la lucha de los millones que protestan contra la imposición fraudulenta de Peña Nieto con la complicidad de Calderón, o sea, con los millones que votaron por López Obrador y tratan de dar vida a Morena, y en la de los cientos de miles de lucharon y luchan en el terreno político y en las calles por los derechos democráticos y las conquistas constitucionales y legales pisoteadas, como los integrantes de #YoSoy132, los electricistas del SME, otros sindicatos combativos y la izquierda anticapitalista.
También implícitamente, convoca a una acción conjunta a los que en estos años combatieron (desgraciadamente sin el apoyo del EZLN) contra las políticas del PAN que el PRI continuará y agravará, al exigir que se concrete el reconocimiento de los Acuerdos de San Andrés y de una modificación constitucional incorporando los derechos indígenas. Porque es obvio que los resultados en las calles y en el mismo parlamento no pueden depender sólo de una negociación entre el EZLN y el gobierno de Peña Nieto, sino que exige la modificación de la relación de fuerzas políticas en Chiapas y en todo el país.
El apoyo de millones o de cientos de miles de personas y la capacidad de movilización de fuerzas no bastan por sí mismos. El problema es para qué se moviliza y con cuáles objetivos. AMLO movió millones de personas en 2006 y hasta 2012, y organiza ahora también millones, pero no para la lucha capaz de imponer un cambio social. La movilización sostiene siempre la resistencia social, pero no es suficiente para imponer una alternativa al poder de la oligarquía y del capital financiero internacional si se carece de la capacidad de unir detrás de fines comunes a gente que coincide sólo en algunos puntos fundamentales y si quien tiene capacidad organizativa no tiene, en cambio, un objetivo claro y creíble de transformación de la realidad, no de una región, sino de todo el país, y no desde arriba, sino mediante la movilización y el salto en las conciencias que se plasme en poderes locales de los oprimidos.
Las bases para la contraofensiva de los oprimidos y explotados en México se están dando en los esfuerzos –en Cherán, en el Itsmo de Tehuantepec, en Oaxaca, en la Montaña de Guerrero– por la construcción de las bases para la autonomía y la autogestión. Pero éstas son sólo intentos efímeros en comunidades pobres y aisladas. Para afirmarse deben extenderse y empezar a construir conciencias y poder, al mismo tiempo que enseñan a los demás mexicanos a autorganizarse para resolver por sí mismos los problemas graves.
Las luchas contra la desocupación, la carestía, la violencia estatal, la delincuencia, como parte de la ofensiva capitalista y contra la destrucción de leyes y conquistas logradas por la movilización campesina en la Revolución Mexicana, deben formar parte de una alternativa anticapitalista que hay que construir entre todos, conjuntamente, contra el establishment formado por el PRI y sus paleros, el PAN y los cárteles de la droga y por los grandes narcocapitales ligados a esos partidos, así como por los dirigentes del PRD. ¡Bienvenido a la acción el EZLN y la otra campaña, que estuvieron ausentes en tantos momentos importantes! ¡Bienvenida también la capacidad potencial de acción y campaña no electoral de Morena y de los sectores sindicales y de izquierda que tratan de crear un partido obrero independiente! ¡Bienvenidas las múltiples formas de lucha de los #YoSoy132! Es la hora de unir esfuerzos al mismo tiempo que se abre una discusión fraterna sobre los errores pasados de la izquierda social para comprender sus raíces y superarlos.



viernes, 4 de enero de 2013

Explota registro subterráneo de CFE en el Centro Histórico 4-ene-2013

2013: viejas y nuevas energías


Víctor M. Quintana S.
Diciembre, más que cierre, fue principio. Principio de sexenio, de la estrategia priísta por asentar en Los Pinos un reich de mil años. En pocos días, la blitzkrieg política de Peña Nieto y su partido, como ingeniosamente apunta Lorenzo Meyer, montó la escenografía básica para dar margen de maniobra suficiente al nuevo gobierno.
También en diciembre se manifestó con fuerza la revuelta de los jóvenes contra la imposición de Peña Nieto y luego la protesta más amplia contra la represión a los manifestantes. Se intensificaron las protestas de los indígenas ikojts y binnizá del Istmo de Tehuantepec contra la empresa de energía Mareña Renovables y de la comunidad de Huexca contra el gasoducto en Morelos. El día 21, 40 mil bases zapatistas irrumpieron con la elocuencia de su silencio en varias comunidades de Chiapas para manifestar una presencia que nunca se ha marchitado.
En estos albores del sexenio recorren el país dos formas de energía social opuestas. Una energía que parece nueva, la del priísmo restaurado, con una iniciativa y una dinámica que ha admirado a más de uno. El PRI-gobierno (expresión que cobra actualidad), con habilidad de la que carecieron los panistas, empieza a tejer su telaraña en las alturas de la clase política y de los grandes poderes económicos. Con la conformación del gabinete, con el Pacto por México, con la reforma laboral corregida y aumentada a Calderón, con el presupuesto de egresos y la reforma educativa, ha mostrado que es diestro en manejar las herramientas para ganarse a algunos adversarios, mostrar intenciones de cambio que lo legitimen en tanto no sean desmentidas por los hechos. Por lo pronto, para el oligopolio televisivo y el grueso de la clase política de todos los colores, ser reticente o, peor aún, crítico de las primeras acciones del peñanietismo es equivalente a apostar sólo a lo negativo, a no estar dispuestos a llegar a compromisos por la nación.
Pero pronto se descubre que esta energía es la de siempre con otro rostro. El pacto de Peña Nieto de inmediato muestra su verdadero valor: dos pesos con 43 centavos: el irrisorio incremento del salario mínimo a fin de año, luego de haberse deteriorado su poder adquisitivo 43 por ciento con Felipe Calderón. Para y con los trabajadores no hubo invitación al acuerdo; la exclusión de su mejora salarial es efecto colateral del pacto de los poderosos.
La energía del peñanietismo y sus aliados tácticos o estratégicos es la energía reciclada de las cúpulas, originada en los votos y en el trabajo del pueblo y absorbida por unos cuantos para su beneficio y en contra de las mayorías. Puede parecer fulgurante, pero por su carácter excluyente genera desgaste continuo, entropía galopante.
Frente a este fluir engañoso de la energía de arriba, bullen dispersas energías de muy diversa sustancia: las fuerzas alternativas, contestatarias, que cuestionan el sistema capitalista y el modelo civilizatorio que ha edificado; impugnan origen y propósito del priísmo en restauración, de la continuidad del neoliberalismo por cinco sexenios. Son las energías emergentes de la resistencia secular o reciente; las que generan nuevos modos de vivir y convivir.
Esas energías de abajo son tan diversas que pueden parecer opuestas entre sí, pero encierran gran potencialidad de confluencia estratégica. Está en primer lugar el EZLN con sus bases siempre presentes, gritando su palabra o su silencio, defendiéndose de los ataques externos continuos, desarrollando alternativas de vida comunitaria, de civilización, ante el derrumbe de las certidumbres de la globalización neoliberal.
Figuran también los jóvenes del #YoSoy132, movimiento que actualiza y da color local a la revuelta global de los indignados, luchando contra la imposición, contra el control oligopólico de las telecomunicaciones, contra la represión, por una sociedad de libertades y oportunidades.
A contracorriente de las cuentas alegres sobre la inflexión de la violencia en nuestro país, el Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad sigue poniendo el dedo en la llaga de la impunidad, haciendo memoria del dolor de miles de víctimas de una guerra que no se ve cómo Peña Nieto vaya a acabar. Resaltando, ahora tanto en México como en Estados Unidos, los grandes engaños, hipocresías y complicidades de la guerra contra el crimen organizado.
Energía que brota por todos los rumbos es la de las comunidades que defienden territorio, agua, recursos naturales, en contra de las mineras extranjeras, de los proyectos de centrales hidroeléctricas o eólicas. Son energías que van conformando un kaleidoscopio luminoso con las luchas de los indígenas de la costa oaxaqueña, de los wirárika, de los yaquis, de los campesinos norteños, de los ambientalistas potosinos, de los campesinos ecologistas guerrerenses, o de la confluencia ciudadana contra transgénicos, o en pro de la democracia del agua.
También forma parte de este magma de energías desde abajo, como diría Castoriadis, el proyecto de Morena. Hay en él abnegación, mística, voluntad de construir una práctica política diferente, alternativa, junto al pueblo. El gran desafío es que el esfuerzo partidario no eclipse la fuerza movimientista, que la energía emergente no se contamine de la vieja energía de la clase política, pletórica de efectos perversos.
La contundencia de estas energías desde abajo no reside en que sean subsumidas en un proyecto desde arriba, como si fueran algo prepolítico. Sí está en que a su poder de resistencia conjunten nuevos modos de relación entre personas, comunidades, naturaleza y técnica; que eleven su capacidad de comunicación y de conciencia de manera flexible y horizontal. Su éxito no tendrá como indicador principal un triunfo electoral, sino la tranformación cotidiana de la sociedad, del poder y de la cultura. Que estas energías desde abajo resistan, crezcan, creen y se multipliquen es nuestro mejor deseo para 2013.

jueves, 3 de enero de 2013

2013: futuro incierto


Adolfo Sánchez Rebolledo
Hay en la política nacional una suerte de provincianismo que se hace más notorio en tiempos de incertidumbre, cuando el presente se oscurece. Compárense la alarma mundial ante el llamado abismo fiscal, apenas superado en el último segundo, que mantuvo en vilo a la clase política planetaria, con los anodinos mensajes deseando felicidad (caída del cielo, supongo) de muchos de quienes nos gobiernan. Aquí, por desgracia, la mentalidad parroquial lleva a observar los grandes males del mundo como si les pasaran a otros pero no a nosotros. Véase el optimismo inocultable del nuevo gobierno tras los primeros escarceos legislativos. Ya se habla de nueva era y, como siempre, se construye un mundo de ficción en el que la realidad se confunde con las palabras y la justicia con la existencia de las formalidades de la ley (que no se acata). Sin embargo, el mundo se mueve aunque contradiga las buenas vibras del Presidente de turno o las ideologías que predican la modernización como una vía de escape a las transformaciones que hacen falta.
El temor a una nueva recesión implica que la crisis no ha terminado, que la sociedad global sigue viviendo en peligro y que, en definitiva, las fuerzas que dominan la economía planetaria no han aprendido la lección. Lo que está ocurriendo en Europa bajo la batuta alemana, o en Estados Unidos con el sabotaje republicano a todo lo que no sea fortalecer directa y abusivamente el polo de los privilegiados, da una idea aproximada de la naturaleza de los problemas actuales y hace pensar en el tipo de soluciones que se le plantean a la humanidad. No es casual que en todas partes se debata sobre las alternativas a las grandes políticas que nos trajeron hasta aquí,  pues, salvo los más acérrimos voluntaristas, nadie cree que el sistema se derrumbará debido a su intrínseca maldad. Por supuesto, están en juego visiones éticas y disyuntivas morales, pero aun los más optimistas saben que el cambio presupone la crítica puntual del presente; la constitución, por decirlo así, de los sujetos capaces de dar cuerpo y sentido a las necesidades más apremiantes, transformando la falsa conciencia que hoy encadena a los individuos y comunidades en visiones racionales, libres y no enajenadas. Se trata, en mi opinión, de ir sentando los fundamentos de un programa capaz de fijar, junto con los elementos de un nuevo horizonte civilizatorio, tan deseable como posible, la definición de los medios para alcanzarlo.
La reacción necesaria y puntual a los excesos del capitalismo realmente existente ha sido, ciertamente, una de las vías para abandonar el letargo al que fueron reducidas las izquierdas tras la bancarrota del socialismo soviético, pero la densidad de la crisis y el replanteamiento de la agenda mundial a partir de un examen a fondo de las condiciones para la sobrevivencia de la especie humana, nos obligan a clausurar los simplismos reduccionistas de otros tiempos, el afán de inventar sobre la marcha otras políticas que, en rigor, repiten bajo un léxico democrático antiguas y superadas consignas o se conforman con adaptarse a un orden de cosas que se resiste a permanecer en el mismo punto. (Tantos años que le costó a cierta izquierda asimilar las supuestas virtudes del mercado, para que éste hiciera implosión como regulador justiciero de la vida económica). Ese planteamiento estratégico tiene y tendrá más en el futuro un componente universal, como corresponde a las relaciones globales, pero sólo adquirirá significado en el contexto de los estados nacionales que son, aun hoy, los escenarios donde los grandes nudos del sistema se aprietan o se disuelven. Pensar en los cambios que México requiere sin un examen riguroso que le tome el pulso al Imperio es un esfuerzo inútil, aunque no sea más que por la magnitud de la integración desigual que se expresa en materias vitales como el comercio, la seguridad y la migración, término éste último que no da cuenta cabal del gran cambio demográfico ocurrido con la presencia de la comunidad mexicana en Estados Unidos.
En los meses que vienen, el gobierno y el Poder Legislativo tomarán decisiones de extraordinaria transcendencia en dos materias clave: la fiscalidad del Estado y la reforma energética. Ambas pueden por sí mismas configurar un cambio de fondo en la vida nacional, razón por la cual se cree que la presidencia podría utilizar el camino de la iniciativa preferente. Sin embargo, pese a la retórica que rodea a ambas cuestiones, los ciudadanos no hemos sido informados acerca de los planes que se cocinan en los gabinetes ad hoc. Los partidos, comenzando por los firmantes del Pacto, no han ido más allá de las generalidades, dando por hecho que basta con el acuerdo entre ellos para resolver asuntos que conciernen a la sociedad y a la nación, que en este caso no son una y la misma cosa, según la Carta Magna. Y eso es grave, no sólo porque el método del compromiso cupular no legitima la más amplia deliberación pública, sino porque renuncia a los verdaderos acuerdos del tipo que se requieren para salir de la crisis que ya ha minado el viejo proyecto nacional.

Fayad pide otorgar un mecanismo de pensiones para ex trabajadores de LyFC

CD. Y REGIÓN • 31 DICIEMBRE 2012 - 1:08AM — MISAEL ZAVALA
A la par, el también senador Manuel Bartlett manifestó su disposición de colaborar en la lucha jurídica que han emprendido.
 Foto: Cortesía
EL LEGISLADOR PUGNA POR DARLES UNA OPORTUNIDAD A LOS EX TRABAJADORES.
Pachuca • A poco más de tres años del cierre de Luz y Fuerza del Centro (LyFC) el senador de la República, el priista Omar Fayad Meneses, pidió al Gobierno Federal establecer un mecanismo que permita a los trabajadores del extinto organismo obtener su retiro laboral conforme a derecho, en especial énfasis a aquellos a quienes faltaban tres años o menos para jubilarse.
De acuerdo con el político hidalguense, el decreto de extinción de dominio aplicado por el gobierno calderonista contempla en su artículo 5 “garantizar el pago de las jubilaciones otorgadas a los trabajadores de la citada empresa y la obligación del Gobierno Federal para prever los recursos necesarios para hacer frente al pago de los trabajadores jubilados”, sostuvo el ex líder del Partido Revolucionario Institucional (PRI) en Hidalgo.
Fayad Meneses argumentó que la propuesta que subió al pleno del Senado de la República, incluye también un exhorto al Ejecutivo Federal para que en el Presupuesto de Egresos de la Federación para el Ejercicio Fiscal 2013 y subsecuentes, se contemplen los recursos para el pago de las jubilaciones de los ex trabajadores que caigan en el supuesto, sin embargo la propuesta se turnó a la Comisión del Trabajo y Previsión Social y continúa siendo analizada.
Otro senador, pero del Partido del Trabajo (PT), Manuel Bartlett manifestó su disposición de colaborar en la lucha jurídica que ha emprendido el Sindicato Mexicano de Electricistas (SME) para hacer valer la sentencia del Segundo Tribunal de Circuito en Materia del Trabajo que le da a la agrupación ser patrón sustituto.
Los senadores han tenido varias reuniones con abogados del SME, donde se ha analizado la resolución del Tribunal Colegiado sobre el amparo que presentó el gremio, el legislador dijo que “vamos a unirnos con los diputados que diseñan una estrategia para que sea respetada la sentencia del Tribunal”.
Puntualizó que con ello buscan evitar que quede impune la decisión que tomó el ex presidente Felipe Calderón Hinojosa de liquidar a la Compañía de Luz y Fuerza (LyFC) en octubre del 2009 y que afectó al único sindicato del sector energético que se oponía a las privatizaciones ordenadas por el Fondo Monetario Internacional.
Bartlett dijo que la batalla continúa, “por lo que estamos dispuestos a coadyuvar para acabar con la simulación del contrato de comodato entre CFE y el Servicio de Administración y Enajenación de Bienes”.
Por su parte, el abogado del SME, Carlos de Buen, explicó que “promovimos un amparo en contra del lado de la Junta de Conciliación y Arbitraje que aprobó la terminación de las relaciones de trabajo entre el SME y el gobierno”.
Al respecto, el dirigente del Sindicato Mexicano de Electricistas (SME), Martín Esparza, dijo: “Estamos luchando junto con ustedes por defender la legalidad y el estado de derecho, estamos luchando desde hace años por recuperar a Luz y Fuerza del Centro (LyFC)”.

miércoles, 2 de enero de 2013

No Olvidemos

Alimentos: suben precios


México SA
Estómago dependiente
Tenencia, una vez más
Carlos Fernández-Vega
Pues nada, que a punto está de concluir el tradicional Lupe-Reyes y la mexicanada deberá prepararse para retornar a la fatídica realidad, y como parte destacada de ella los precios de los alimentos, que no dejan de golpear –en mayor o menor medida– el bolsillo de la mayoría. Sólo para fomentar el optimismo vale recordar que cuando menos la mitad, y contando, de los alimentos que se consumen en el país proviene de los mercados foráneos.
Entonces, ya sin aguinaldos ni fondos de ahorro ni guardaditos a la mano que motiven la efímera ilusión de sentirse del primer mundo, las nutridas facturas comenzarán a llegar a los sufridos hogares (mientras los voraces acreedores se frotan las manos), y entre ellas –como ya es tradición– la de los alimentos, cuyos precios no aflojan salvo las carteras.
Así, la Cámara de Diputados informa que los precios de los alimentos continúan creciendo a mayor ritmo que los de la canasta básica y el Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC). De acuerdo con el Inegi, en noviembre pasado tal indicador se incrementó 4.18 por ciento anual, proporción menor a la registrada por la canasta básica, que aumentó 4.79 por ciento, y a la de los alimentos, que se expandió 9.36 por ciento anual, es decir, 2.23 veces más que la inflación general.
En los alimentos, los precios de algunos productosde origen agrícola como el maíz, el arroz, la tortilla de maíz, el bolillo, las galletas saladas y el pan blanco industrializado continúan en niveles elevados. Dentro de este grupo de alimentos destaca el maíz que creció 13.07 por ciento anual, seguido del pan blanco que aumentó 13.82 por ciento, las galletas saladas que se incrementaron en 10.66 por ciento y la tortilla de maíz, que subió 9.05 por ciento, todos respecto a noviembre de 2011. De igual forma, los altos precios que han registrado los productos agrícolas y sus derivados, siguen presionando al alza a los precios de los cárnicos y sus derivados. En el mes que se reporta, el índice de precios de la carne de res creció 12.74 por ciento, el del pollo 14.84 por ciento y el del huevo 36.52 por ciento, todos con respecto a noviembre de 2011.
Lo anterior se suma al nulo crecimiento del ingreso laboral, lo cual se traduce en que la proporción de mexicanos que no pueden adquirir la canasta básica de alimentos creció 17.4 por ciento en los últimos cuatro años. Si se considera que las personas también tienen que gastar en transporte público, utensilios de limpieza, educación, recreación, vestimenta, cuidados de salud, entre otros, el número de personas que están en riesgo de pobreza podría ser considerablemente mayor.
De acuerdo con la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE), en el tercer trimestre de 2012, 25 por ciento por ciento de los trabajadores ganaron entre cero y un salario mínimo, y 25.7 por ciento entre uno y dos salarios mínimos, es decir, más de la mitad de los trabajadores tienen ingresos laborales insuficientes o apenas por encima de las líneas de bienestar.
En suma, para contrarrestar el crecimiento en los precios de los alimentos, los ingresos laborales tendrían que crecer a un ritmo mucho mayor que la canasta básica. El problema es que la mayoría de los indicadores de empleo permanecen en niveles superiores a los observados antes de la crisis de 2008-2009, mientras que los relativos al ingreso van a la baja, de tal suerte que es previsible el aumento en el número de personas sin posibilidad de adquirir la canasta básica de alimentos.
Así, la ecuación es explosiva: precios al alza, ingreso a la baja y creciente dependencia del estómago nacional de los mercados foráneos. Por ello, la Cámara de Diputados apunta que al cierre de octubre pasado, el déficit comercial de la balanza agroalimentaria ascendió a 895.4 millones de dólares, el mayor saldo negativo desde igual mes de 2008. Esto fue resultado de las mayores importaciones agroalimentarias, cuyo monto alcanzó 2 mil 672.6 millones, frente a mil 777.2 millones obtenidos por exportaciones